Una cita sobre la «necesaria» revolución masculina…

Porque para provocar la revolución masculina que algunos reclamamos necesitamos, entre otras cosas, que así como crecen los referentes de mujeres con poder y protagonismo, haya también varones capaces de romper con los mandatos de género, a los que no les importen mostrar sus emociones, que sean capaces de renunciar, y lo hagan visible, a privilegios, que entiendan que la vida familiar es una parte esencial de sus trayectoria, que no se relacionen con sus compañeras desde posiciones de dominio y que hayan superado la competitividad propia de las fratrías viriles. Hombres que, por supuesto, hayan asumido como un valor (personal, pero también social) la dedicación al cuidado de los demás. Hombres que hayan sido capaces de quitarse las múltiples máscaras de la masculinidad tradicional y a los que no les importe renunciar al traje azul obscuro casi negro […].

Romper con la masculinidad hegemónica y patriarcal nos hará seres más completos, redimensionará nuestros proyectos vitales y hará al fin que todos y todas podamos habitar un mundo mucho más pacífico y rico. Un mundo en el que ojalá, finalmente, podamos vivir y sentir que las categorías de «hombre» y «mujer» han dejado de tener el sentido de diferenciación jerárquica, y por tanto de poder, que durante siglos ha condicionado nuestras vidas, y muy especialmente las de ellas.

– Octavio Salazar en El hombre que no deberíamos ser.

Y bueno, al parecer no estoy tan alejado del hombre que debería ser.