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Archive for julio 2011

El carácter de un líder

He, who the sword of heaven will bear,

Should be as holy as severe;

Pattern in himself to know,

Grace to stand, and virtue to go;

More nor less to others paying,

Than by self-offences weighing.

Shame to him, whose cruel striking

Kills for faults on his own liking.

– W. Shakespeare a través del personaje Angelo en su obra Measure for Measure.

Conocer la necesidades de los demás, saber lo que se necesita hacer y hacerlo, ser el ejemplo, ser bondadoso en tiempos de paz  e implacable en la adversidad; todo esto debe ser un líder y, ante todo, tiene que conocerse a sí mismo.

Un hombre mejor

Conocí a una persona que me hizo reflexionar mucho este fin de semana. Me hizo darme cuenta de lo fregado que está el mundo y de lo mucho que sufren personas que no se lo merecen. Y uno que todo lo tiene, que se queja por haberse bañado con agua fría una noche o porque cortaron el cable y no hay nada que ver mientras estamos tirando la flojera sin la más mínima preocupación. Cuánta injusticia en este mundo donde los que no lo merecen se hinchan de dinero y donde el más hermoso espíritu tiene que sufrir de tantas cosas.

¿Tienen idea de cuántas personas buenas hay en este mundo que sobreviven sin el apoyo de un padre o una madre?

¿Saben cuántas personas no tienen alguien que les diga «te quiero» o que les coloquen la mano en su hombro y les digan «no estás solo/a»?

¿Saben cuántas personas darían todo por que alguien las abrazase y le dijera que todo va a estar bien o que guardasen silencio y las apretaran fuertemente para darles a entender que alguien las cuida o las protege?

¿Ha pasado por su cabeza la idea de las muchas personas que han abandonado sus sueños y anhelos, y que se dedican a trabajos que atentan contra su integridad física o moral (a veces ambas) para poder comer o darle de comer a sus hijos?

Nada de eso me ha dejado en paz el día de hoy. Y más me tortura el hecho de no tener el poder, el dinero suficiente, los medios, las influencias, algo, lo que sea que pudiese tener para ayudar por lo menos a la persona que me hizo abrir los ojos y no nada más quedase en buenos deseos.

Le dije «quisiera ser alguien para poder ayudarte», me dijo «ya eres alguien»; le dije entonces «sí, pero quiero entonces ser mejor», y me respondió «desde este momento ya lo eres». ¿Y por qué carajo sigue sin ser suficiente?

Quiero ser un hombre mejor…

http://www.youtube.com/watch?v=8e5WdsTd3sQ

Been there, read that (XXXIII)

Diario

Aut. Ana Frank

Terminé de leer la presente obra por segunda ocasión (en la primera tendría yo unos 10 años de edad) y uno de los primeros pensamientos que atravesaron mi mente fue decir en voz alta «lo siento«. En verdad que es así, me invade una cierta tristeza el pensar en el hubiera de esta niña que, a sus 13 años de edad, escribía y concretaba ideas mejor que muchos adultos en plenitud; tal vez, de no haber sucedido nada de lo que pasó, hubiera terminado brillando por sus obras una vez convertida en periodista, como soñó serlo en alguna ocasión.

«El ejemplo perfecto del hubiera», es el título que le pondría a sus narraciones. Lejos del contexto en que se desarrolla la escritura de las cartas a Kitty, el diario nos muestra los anhelos, disgustos, planes e inspiraciones de una pequeña niña que vivió demasiado en muy poco tiempo.

Muchas veces me detuve y traté de recordar el tipo de pensamientos que un servidor tenía a esa misma edad, me di cuenta de que eran similares. Y es que, en la secundaria, el estudio siempre preocupa aún cuando no se asiste a la escuela; nunca falta el creer que se ama a alguien que tal vez sólo nos gusta, falta experiencia aquí, falta experiencia allá.

Me entristece también darme cuenta de qué tan parecida a mí era esta jovencita, yo también amaba la mitología y gustaba de los árboles genealógicos a su edad. Lo siento mucho Ana, el destino decidió darte un corto tiempo de vida, después te dio la inmortalidad.

El Diario es una lectura obligatoria no importando si el tema de la Segunda Gran Guerra es de tu agrado o no. Es trascendente, honesta y pura. Escrita por un ser humano que se vio en el medio del más grande conflicto de la historia de la humanidad y, por tanto, es un ejemplo perfecto de la esperanza, que puede ser muchas veces nuestra única fuente de inspiración.

Ya ella lo intuía en sus últimas páginas, sentía que podría terminar en cualquier momento, y no creía que su diario pudiese servir como testimonio del sufrimiento que acontecía en las personas afectadas por el gran conflicto armado.

Ojalá hubieses podido aguantar un par de meses más Ana, ojalá lo hubieras hecho.

¿Relaciones sanas?

Hace algunos días, ocho para ser precisos, tuve la gratitud de celebrar mi cumpleaños número 25. Dos días antes celebré con amigos de la universidad y con mi novia; cinco días después, con amigos de la prepa, secundaria, primaria, y con los de parranda de cada fin de semana.

A estas alturas del partido de la vida, es muy común encontrarte con amistades que tienen relaciones sentimentales de la más variable índole: los casados, los juntados, los desobligados, los apartados, los separados, etc.

De entre tales temas, no llama mi atención ninguno como aquel que se centra en esas relaci0nes que en lugar de hacer avanzar a las personas, las hacen retroceder.

En la celebración más reciente me divertí como debió ser; tristemente, no todos los hicieron o, por lo menos, no lo suficiente. Resulta que muchos amigos se quedaron con las ganas de fiestear, el motivo: la pareja que no los deja salir, que se enoja si salen con sus amigos, que provoca todo tipo de disgustos cuando la diversión en su máximo esplendor se encuentra.

Es este punto el que no entiendo, ¿Acaso una persona no busca una relación para tener alguien con quién compartir las alegrías, momentos cariñosos e íntimos? ¿Acaso no tenemos pareja buscando ser mejores, tener alguien por quién luchar o a quién dedicarle nuestros logros?

Entonces, ¿Por qué existe esa manía de estar con alguien que no nos conviene? Dejen eso, tal vez no nos conviene pero nos hace feliz. La pregunta entonces sería, ¿por qué estar con alguien que nos hace infelices, que nos limita, que incluso nos agrede o que condiciona nuestra existencia y amistades?

El sábado pasado un amigo (al que aprecio y adoro) pasaba un gran rato a mi lado, brindábamos, reíamos, compartíamos momentos entrañables. Como su novia no aprecia mucho el que él comparta conmigo, mi amigo pidió mi permiso de llamarle y que asistiese a la celebración, obviamente accedí.

El problema fue que, lejos de incrementar su alegría, la novia llegó con el sólo objetivo de pelear; la sonrisa dio paso a las lágrimas, la agresión física, y, finalmente, el retiro del camarada de la fiesta. Ahora lo peor del caso: no existe entre ellos una verdadera relación novio-novia pues ya tienen tiempo de haber cortado «por las buenas».

Es triste no sólo un caso así, también aquellos en los que una persona no puede siquiera salir de su casa  o tomarse una cerveza pues su relación se define por la renuencia de alguno de los miembros a que el otro se haga acompañar de otras personas que no sean la misma pareja.

¡Por favor! Como quisiera que muchos abriesen los ojos. ¿Es tanta la inseguridad de una persona como para llegar a pensar que la mala relación que tiene es la única que puede conseguir? ¿Es la costumbre o el miedo al cambio tan grande como para evitar el darnos cuenta de la libertad a la que hemos renunciado?

No soy la excepción, por supuesto, he tenido relaciones que más que hacerme sentir bien (en su momento) me han destruido. Doy gracias a que he encontrado el valor de continuar.

Traté de hacerle entender a mi amigo que su relación era idéntica a aquellas que vemos en los realitys falsos de Vh1 o Mtv y, aunque sus ojos parecían convencidos, decidió retirarse para, seguramente, seguir sus discusiones en algún otro lugar. Discusiones que a diario se presentan y parecen nunca terminar.

Ojalá las personas se dieran cuenta de lo que implica continuar así: hijos no deseados, divorcios prematuros, matrimonios que más que futuro significan tortura, hogares rotos, personas que no llegan a conocer un amor de verdad.

No es difícil, les puedo decir, pero muy poco importa lo que un amigo diga cuando desde un inicio no queremos cambiar o mejorar.

Been there, read that (XXXII)

La Metamorfosis

Aut. Franz Kafka

Aut. Franz KafkaRegreso a lo clásico y básico, me topo ahora con otra gran obra narrativa: La Metamorfosis. Antes de pasar a mis pseudo análisis de rigor, me pregunto ¿Acaso no les ha tocado conversar con algún intento de pensador moderno que defiende su intelectualidad mencionando que ha leído todo lo de Kafka?

Admito que no tuve antes la oportunidad de leer al autor, pero ahora que lo he hecho, no encuentro más que a uno de los grandes que merecen ser leídos y que manejan temas bastante complejos. Sin embargo, no me hallo como un hombre más sabio o con una diferencia de pensamiento por el sólo hecho de haber leído a Franz. Supongo que todo tenía que ver realmente con el bluff «He leído a Kafka y eso me hace ser muy chingón», ¡pamplinas!

La Metamorfosis comprende una serie de narraciones de temática y desarrollo diferente: Un hombre que se ha transfomardo en insecto de la noche a la mañana; el muchacho que teme importunar a su amigo con la noticia de su boda; el oficial que desea la manutención de una compleja pena de muerte en una colonia militar; el profesional que busca apoyar a un viejo maestro de pueblo a difundir un antiguo hallazgo.

En verdad que no tengo muchas palabras para describir la obra, al principio pareciera que hemos encontrado un autor más con buenas historias, no es así; de alguna manera, las narraciones tienen elementos que nos hacen sentir ese pequeño escalofrío por las noches y un sentimiento de empatía por los personajes que se desarrollan en un trasfondo de tragedia inminente. Tres de las cuatro historias terminan con el factor muerte, suicidio, ya sea voluntario o forzoso.

Al mismo tiempo, a pesar de su final, nos quedaremos siempre preguntándonos si en verdad es ese el término de la historia, teniendo una esperanza de recibir más información en páginas posteriores.

Sí, creo que esa es una buena descripción de lo que he terminado de leer. Más de uno exclamará «¡Pobre Gregorio!»; todavía más lectores se asombrarán de la ingratitud de esa familia, esperando no sufrir algo igual o pensando no conocer lo que la propia familia podría hacer si tales eventos les acontecieran.

El valor de un libro

 

[…] Cada sábado, fielmente, (Miep) llega con cinco libros de la biblioteca; los esperamos toda la semana con impaciencia. Exactamente como niñitos a quienes se ha prometido un juguete.

Jamás las personas libres podrían concebir lo que los libros significan para las personas escondidas. Libros, más libros, y la radio… Eso es toda nuestra distracción.

– Ana Frank en su Diario (Entrada del Domingo, 11 de julio de 1943)

A diario escucho, leo, veo, y, lamentablemente, conozco a muchas personas libres que no saben – o no quieren saber – del verdadero valor de un libro; a veces, hasta los desprecian.

Been there, read that (XXXI)

Temporada de caza para el león negro

Aut. Tryno Maldonado

Aut. Tryno MaldonadoSoy un sujeto chapado a la antigua: confío en lo comprobado y austero, creo en la caballerosidad, detesto los blackberrys, smartphones y demás poquerías que esclavizan al ser humano, y prefiero la literatura clásica por encima de la contemporánea.

A pesar de lo anterior, y centrándonos en el tema de la presente entrada, trato de equilibrar mi ingesta literaria alternando entre algo nuevo y algo viejo cada vez. Tras la recomendación de un par de amigos, me agencié una copia de la obra del Sr. Maldonado: Temporada de caza para el león negro.

En palabras del dependiente de la librería, que por cierto cumplía con todo el estereotipo del intelectual del siglo XXI, Temporada se puede definir como «la narración de la vida de un pintor junkie bisexual»; en efecto, la trama no podría definirse de mejor manera, tal vez agregaría una par de palabras más como «en episodios que van de la retrospectiva al presente aleatoriamente», o «con muy buenos y curiosos elementos que sacarán desde una sonrisa hasta muecas de asco».

Hablamos de una lectura dinámica y rápida, no le debería llevar a un lector común más de un par de horas el llegar hasta la última página; una narrativa concreta y con episodios inesperados. Tal vez, mi única queja, volviendo a mi forma de ser, es esa recurrencia de la literatura actual al sexo explícito entre miembros del mismo género, y a las drogas. Mucho de lo que he leído de creación reciente se basa en estos elementos para llamar la atención y es un recurso que, en lo personal, no me agrada en demasía.

Fuera de eso, Temporada es una gran obra que brindará un buen momento y nos brinda la oportunidad de conocer el trabajo de un autor considerado como lo más nuevo y sobresaliente del talento literario mexicano.