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Posts Tagged ‘Poesía’

Juego de niños

—Ambos te trajeron a casa. Sus manos se tocaron. Estuvieron sentados junto a tu cama casi hasta el albor, pero no se dijeron ni una palabra. Sólo ahora han decidido salir a conversar. Allí, al dique, junto al estanque. Y tú te has decidido a escuchar lo que dicen… y a mirarles a través de un agujero en el muro. ¿Tanto te interesa saber lo que hacen allí?
—No hacen nada allí. —Ciri enrojeció ligeramente—. Hablan un poquito y eso es todo.
—Y a ti —Jaskier se sentó en la hierba, junto a un manzano y apoyó la espalda en el tronco, no sin antes haberlo examinado por si hubiera hormigas u orugas—, ¿te gustaría saber de qué están hablando?
—Sí… ¡No! Y al fin y al cabo… al fin y al cabo no les oigo. Están demasiado lejos.
—Si quieres —sonrió el bardo—, te lo digo.
—¿Y cómo vas a saberlo tú?
—Ja, ja. Yo, noble Ciri, soy poeta. Los poetas lo saben todo de estos asuntos. Te diré algo más: de estos asuntos los poetas saben incluso más que las propias personas a las que les conciernen.
—¡Seguro!
—Te doy mi palabra. Palabra de poeta.
—¿Sí? Entonces… Entonces dime de qué hablan. ¡Aclárame qué significa todo esto!
—Mira otra vez por el agujero y fíjate en lo que hacen.
—Hum… —Ciri se mordió el labio inferior, luego se agachó y acercó el ojo a la fisura—. Doña Yennefer está junto a un aliso… Arranca hojitas y juguetea con su estrella… No dice nada y ni siquiera mira a Geralt… Y Geralt está a su lado. Ha bajado la cabeza. Y dice algo. No, guarda silencio. Oh, vaya una cara… Vaya una cara rara que tiene…
Juego de niños. —Jaskier encontró una manzana entre la hierba, la restregó contra los pantalones y la miró con aire crítico—. Él precisamente le está pidiendo que le perdone sus variados actos tontos y palabras estúpidas. Le pide perdón por su impaciencia, por su falta de fe y esperanza, por su terquedad, por su saña, por sus enojos y actitudes indignas de un hombre. Le pide perdón por lo que en algún momento no entendió, por lo que no quiso entender…
—¡Eso es una mentira imposible! —Ciri se enderezó y se echó el flequillo hacia atrás con un violento movimiento—. ¡Te lo estás inventando todo!
—Le pide perdón porque sólo ahora ha comprendido. —Jaskier se quedó mirando fijamente al cielo y su voz comenzó a tomar el ritmo de un verdadero romance—. Por lo que querría comprender pero se teme que no va a poder… Y por todo lo que nunca jamás comprenderá… Pide perdón y se disculpa… Hum, hum… Sentido… Conciencia… ¿Destino? Joder, todo banalidades y no riman…
—¡No es verdad! —Ciri pataleó—. ¡Geralt no dice eso! Él… no dice nada. Si lo he visto. Está allí de pie con ella, callado…
En esto consiste la tarea de la poesía, Ciri. En hablar de lo que otros callan.
—Vaya una tarea más tonta. ¡Y tú te inventas todo!
—También en esto consiste la tarea de la poesía. Eh, escucho unas voces que llegan desde el estanque. Echa un vistazo, deprisa, mira qué es lo que pasa.
—Geralt —Ciri puso de nuevo el ojo en el agujero del muro— está de pie con la cabeza baja. Y Yennefer le está gritando terriblemente. Le grita y agita las manos. Ay, ay… ¿Qué puede significar esto?
Juego de niños. —Jaskier de nuevo fijó la vista en las nubes que flotaban en el cielo—. Ahora es ella la que le pide perdón a él.

– Andrzej Sapkowski en Tiempo de odio.

Introducción

[…] «Introducción»

Releo estos poemas y lo diré de manera sencilla y en tono melodramático: los escribí a sangre y fuego. Fueron fruto del miedo y la fanfarronería y la locura y de no saber hacer otra cosa. Los escribí mientras las paredes resistían los embates del enemigo. Los escribí mientras las paredes se desmoronaban y entraron y me apresaron y me hicieron ver la sagrada atrocidad de mi respiración. No hay escapatoria; es imposible ganar esta guerra. Cada paso que doy es infernal. Los días me parecen terribles, pero entonces se hace de noche. Se hace de noche y las mujeres guapas se acuestan con otros…, hombres con rostro de rata, rostros de sapo. Contemplo el techo y escucho la lluvia o el sonido del silencio y espero mi muerte. Estos poemas son el fruto de todo eso. O algo así. No me sentiré tan solo si al menos una persona los entiende. Estas páginas son tuyas.

– Charles Bukowski en una carta dirigida a Gerard Belart (11 de enero de 1970)

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Been there, read that (CCXX)

Cartas a un joven poeta

Aut. Rainer Maria Rilke

Hace aproximadamente un año y unos cuantos meses más, en diciembre de 2019, fui invitado por mis alumnos para ser su padrino y dirigirles unas palabras durante el brindis de su fiesta de graduación. Qué puedo decir, se me da eso de los discursos motivacionales a personas que aprecio, y mis alumnos de esa generación (2014) no son la excepción. En cada una de las ocasiones en que me ha tocado dirigir palabras, he tratado de elegir una buena cita literaria que resumiera aquello que, de otro modo, tardaría horas en explicar, cosa que no sería nada agradable en plena fiesta. Un año antes recurrí a Bukowski, y antes de eso recurrí a algunas frases de películas como la de Rocky. En esta ocasión, aprovechando la frase que salía justo antes de los créditos finales de la película Jojo Rabbit, recurrí a una de esas obras que lees en primaria o secundaria y que terminas olvidando con el paso de los años, Cartas a un joven poeta del alemán Rainer Maria Rilke.

Fue así como un rápido repaso de las páginas del autor con el objetivo de encontrar la cita perfecta para el discurso para mis alumnos, se convirtió pronto en un irremediable deseo de repetir aquella lectura que en mi infancia por supuesto que no aproveché como lo haría con la mente más «madura» del adulto que ahora soy. Lo pongo entre comillas porque es más que triste darnos cuenta que los niños entienden y ven cosas más allá de las que los ojos maleados por el paso de los años pueden ver.

Qué agradable es leer estas cartas. Sí, mi género favorito nunca ha dejado de ser el epistolar, pero no es sólo eso, es la sencillez para transmitir ese mensaje tan cargado de amor y comprensión que Rilke trata de darle a Franz Kappus, el joven que deseaba dedicarse a la poesía mientras se formaba como cadete militar. Y es que, ¿cuántos no hemos estado en ese punto? Ese punto en el que nos estamos embarcando en el viaje que nos llevará a forjarnos como especialistas en alguna disciplina que moldeará el resto de nuestro desarrollo profesional y laboral, pero que lo hacemos cargados de dudas e imaginando qué pasaría si le hiciéramos más caso al impulso del corazón y de la pasión por encima del tema racional que nos dicta que debemos escoger una carrera para poder hacer dinero y seguir ese camino sumamente lineal que se nos planta en la sociedad. Rilke lo comprende, y le ruega a Kappus que jamás deje de creer en la vida y en aquello que el corazón anhela.

Pero si todo lo que acabo de reflexionar es cierto, ¿no sería muy mala idea transmitir este tipo de mensaje en una fiesta de graduación cuando ya todas las decisiones se han tomado? La respuesta es no, porque aún habiendo elegido el camino de una carrera profesional, faltan todavía miles de decisiones que influirán en el desarrollo de esa misma especialidad y en el futuro mismo del ser humano que no se ha terminado de decidir sobre el siguiente paso. Es algo bien sabido, jamás es demasiado tarde para actuar y nunca se será tan joven como hoy para empezar a hacer eso que nos llama desde lo más profundo del ser.

No hablamos ni de 80 páginas, y sin embargo la enseñanza es demasiada. Vale la pena leer esta correspondencia entre el que duda y el que ya ha dado el paso. Al final, de eso se trata de ser profesor, de ayudarles a los que vienen para que en menos tiempo logren más y así ellos pavimenten el camino de los que vendrán todavía después.

Been there, read that (CXCVI)

Umbral de la eternidad

Aut. Jessica Piedras

Umbral de la EternidadNo me canso de decirlo, qué difícil es escribir sobre un libro de poesía. Me cuesta trabajo discernir entre lo que se pueda considerar buena y mala poesía. Sí, existe la métrica, los recursos literarios, el conteo silábico, el nivel de abstracción, qué se yo; sin embargo, lo que a una persona puede llegarle al alma, a otra le puede ser totalmente vano, mientras que una novela o cuento es más fácil de juzgar, aunque no me agrada la acción en sí.

Umbral de la eternidad es de esos libros a los que les das una oportunidad nada más porque sí. Sé que lo compré entre los descuentos de aniversario que hace mi librería física favorita en su aniversario, pero no recuerdo porqué lo elegí. Sólo sé que ha estado en mi librero por al menos tres años. En el último reacomodo de libros que hice, decidí ponerlo como el siguiente a leer pues 59 páginas se van en un ratito.

Seré honesto, detesté las primeras cuatro páginas porque visualicé una poesía que parecía un amontonadero de palabras en latín sin sentido con variaciones en el tamaño de fuente y la alineación de la escritura que me hicieron pensar en esos temas de escritura experimental que no tienen ni pies ni cabeza. Sin embargo, una vez que la verdadera prosa comenzó, me sumergí en una temática fácilmente discernible: un grito desesperado por las mujeres cuyas voces son silenciadas para siempre a diario.

Hablar de ellas que desaparecieron, de ellas a las que señalan, de ellas a las que se les niega la posibilidad y el derecho a decir que no. Sea Eva traicionada por Adán, sea un Hada, o la voz de la rabia y de la impotencia, la autora crea una poesía en la que exclama su deseo de vivir y de no ser asesinada. Pero también aparece la voz del hombre que le habla a la mujer que asesinó por no haber aceptado sus propuestas y la de la mujer que narra lo que pasará el día en que ella muera.

No puedo hallar la diferencia entre buena y mala poesía, pero como lo dice en alguno de los interludios una de las citas que acompañan a la obra, se distingue aquella poesía que nace de las más profundas emociones, y el libro de Jessica Piedras se siente así.

Been there, read that (CLXXXII)

El día que no fue

Aut. Sandra Lorenzano

81BsuBkMHHLEste definitivamente fue un libro complejo, sumamente complejo. En un principio, cuesta trabajo dilucidar la intención de la historia con que nos encontramos: definiciones del miedo, poemas a las desaparecidas y asesinadas, cartas a un amor peligroso que ya no es, temor a la venganza, incomprensibilidad a la falta de empatía de quienes nos rodean.

El día que no fue es la narración en primera persona de una mujer anónima que abandonó la zona de confort de una relación tradicional para encontrarse con el verdadero amor en una mujer que, muchos años después, terminará abandonándola por causas sumamente juveniles; a saber, un correo electrónico con un tono demasiado amigable que la protagonista ni siquiera contestó. A partir de ahí, todo se traduce en miedo. Ese miedo que teníamos de que la persona más cercana, aquella que conoce absolutamente toda nuestra vida, nuestras motivaciones y nuestras ilusiones, se convirtiera en el peor enemigo.

Pero el miedo de esa situación se exacerba. La protagonista piensa que X se aparecerá cualquier día para asesinarla, y eso la transporta a otras épocas, otros países, otras situaciones. El miedo a las dictaduras, el miedo a desaparecer de un día para otro sin que nadie pueda hacer nada para evitarlo. Piensa en el número de veces que una mujer puede gritar antes de ser asesinada, piensa en las mujeres exiliadas y piensa en las mujeres que lucharon y se rebelaron.

El miedo está siempre presente, el miedo nunca se irá. Pero de eso a que se materialice, hay un largo trecho. Nos encontramos con una novela que es, al mismo tiempo, un largo poema, es difícil encasillar todo en un género. Sin duda es una lectura sumamente actual, le leía mientras mis redes se llenaban de noticias sobre las marchas feministas y el grito desesperado en contra de la violencia de género. Jamás me sentí tan inmerso en un tema que por momentos se figura tan ajeno.

A pesar de su corta extensión, no es un libro que se digiera fácilmente, requiere sus momentos de reflexión. Es una historia que se debe pensar en interiorizar. Es una obra que ayuda a ponerse en los pies de toda mujer que se encuentra harta de sentir miedo, de no saber cuándo le puede tocar a ella, de no encontrar descanso de aquello que más teme.

A un joven poeta

22 octubre 2019 2 comentarios

rilke

Conozco bien este librito: diez cartas dirigidas a un estudiante que le escribió a Rilke para pedirle consejo cuando el propio Rilke no tenía más que veintisiete años. La octava carta contiene su famosa visión del mito de la bella y la bestia: Quizá todos los dragones de nuestra vida sean princesas que solamente esperan vernos alguna vez actuar con belleza y valor. Quizá todo lo que nos asusta sea —en su más profunda esencia— algo indefenso que solo ansía nuestro amor. Palabras a menudo citadas, o parafraseadas, también recientemente en un epígrafe de la película Dios blanco: Todo lo terrible es algo que necesita nuestro amor.

Cuídate de la ironía, ignora la crítica, ve a lo simple, estudia las cosas pequeñas y humildes del mundo, haz lo que te sea difícil precisamente por ser difícil, no busques respuestas sino más bien ama las preguntas, no huyas de la tristeza ni de la depresión porque pueden ser justo las condiciones necesarias para tu trabajo. Persigue la soledad, ante todo persigue la soledad.

– Sigrid Nunez en El amigo

Been there, read that (CLXXIII)

1 octubre 2019 1 comentario

El viaje de Laika

Aut. Tania Balderas

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Cómo olvidar a una de mis primeras mascotas, una perrita mestiza que, según yo, era cruza de la raza «salchicha», creo que la veía con ojos de amor porque de salchicha no tenía absolutamente nada, tal vez la estatura, pero nada más. Duró con nosotros cerca de un año, hasta que mi mamá hizo que mi papá la regalara (así pasó con otros dos canes), terminó en algún punto de Tuxtepec, Oaxaca; cuando, muchos años después, coincidí en ese lugar y me presentaron al señor que se la quedó, supe que había sido feliz en un terreno del tamaño del mundo. Esa fue Laika.

Por supuesto que la nostalgia vende, pero vende aún más el sentimiento. Cuando vi la portada de El viaje de Laika, de inmediato me inundó el sentimiento, la imagen me resultó sumamente enternecedora. Imaginar a la perrita realizando un viaje en el espacio, conociendo a los planetas, codeándose con los astros, saludándolos, fue demasiado. Es demasiado cuando se conoce la verdadera historia.

La obra de Tania Balderas narra, a través de poemas, las aventuras de Laika y sus pensamientos al conocer al sol, a la luna, a Venus, a Mercurio… También ahonda en las reflexiones de Oleg Gazenko, el científico que seleccionó y entrenó a la canina por allá de 1957: el primer encuentro en las calles, el entrenamiento, el arrepentimiento de haberla enviado en un viaje que no tendría regreso. Los planetas se entristecen cuando nadie sabe el paradero de la heroica perrita, las estrellas deciden regalarle una constelación.

En la vida real, Laika falleció poco después del despegue del Sputnik II debido a un sobrecalentamiento al interior del cohete. Tras orbitar 163 días alrededor de la Tierra, el cohete ingresó a la atmósfera para finalmente desintegrarse. Oleg afirmó que el viaje no brindo la suficiente información como para justificar el sacrificio de la heroína. Debo admitir que todas estas circunstancias provocaron una profunda tristeza al imaginar un viaje que nunca sucedió. Es un poemario bellísimo.

 

Been there, read that (CLXX)

3 septiembre 2019 1 comentario

Ya nadie baila. Antología poética

Aut. Elvira Sastre

_portadaelvirasastre_2ee2dd1dEs algo poco común, pero me ha pasado en ocasiones que camino por alguna librería observando los estantes y revisando aquellos libros que parecen interesantes cuando, de repente, encuentro una portada o un título que resalta de entre los demás, no por el diseño, no por el autor, sino porque de inmediato hay algo que asocia a ese libro con una persona específica. Me pasó con el sol y sus flores de Rupi Kaur el año pasado, supe que inSecta tenía que leerlo, así, sin revisar la contraportada, sin ahondar más en él, simplemente sabía que era para ella. Lo incluí en su regalo de navidad y, un par de meses después, esa intuición fue recompensada cuando ella me agradeció habérselo regalado, le había encantado.

Hace no más de dos semanas, vagaba por la librería universitaria cuando en el estante de poesía me encontré con Ya nadie baila, y aquella vieja intuición se disparó. Si bien, es común encontrar fragmentos de lo escrito por la autora en páginas de instagram e imágenes en facebook, nunca tuve la oportunidad de tener uno de sus títulos entre mis manos. Abrí una página al azar y el verso era perfecto, algo que me hubiera gustado decirle a inSecta, supe que ese libro era para ella.

Ahora bien, es sumamente difícil reseñar un libro de poesía, (¿sobre qué te basas para decir que algo es adecuado, correcto, concreto, etcétera?) así que no me queda más que decir que, en este momento de mi vida, cuando más lejos estoy de ella, cuando mis sentimientos están latentes y las lágrimas son fáciles, la lectura de Elvira resultó una necesaria válvula de escape.

Sus versos son tan directos y tan perfectos en su mensaje, no hay mucho espacio para interpretaciones vagas. Hay métrica, rima, romance, qué sé yo, muchas veces me lamenté de no haber sido quien escribiese esas líneas en las incontables cartas y notas que le escribí a la mujer difícil de mi vida.  Y los remates en cada poema, ¡no me hagan empezar con eso!, soberbios, como un resumen de todo lo escrito en frases tan cortas y tan cargadas de significado.

Debo encontrar una manera de hacerle llegar este libro a inSecta, no acostumbro leer los libros que le regalo o lo hago después de que ella los ha terminado. En esta ocasión, me adelanté, espero esto no rompa la magia de compartir una lectura más con ella.

Ya nadie baila (fragmentos)

Estar enamorado y leer poesía son verbos que nacieron atados. Acciones que encuentran el motivo de su existencia la una con la otra. Y aquí estoy, ahogándome en sentimientos por ella, mi S, leyendo a Elvira, y acotando los versos predilectos, los que me hacen pensar en mi inSecta:

YO NO QUIERO SER RECUERDO

que no me elijas,

pero que siempre regreses a mí para encontrarte.

[…]

quiero que me pienses tanto

que no sepas lo que es

tenerme ausente.

 

LA ÚLTIMA PRIMERA VEZ

Nos dijimos tantas veces adiós

que despedirnos

significaba reinventar un reencuentro.

[…]

Sueño tanto con ella

que verla es seguir dormido.

[…]

Hay cosas que no pueden terminarse

porque nunca han comenzado.

 

LLOVIMOS TANTO QUE ME AHOGUÉ

Quise decirte que mi papel

siempre se redujo a contemplarte desde lejos

y volverte tinta,

que pudimos

y aunque no fuimos

siempre seremos

 

ANTES

antes

de todo lo que venga durante y después de mí

estás tú

porque empapas mis virtudes

y nunca has disimulado mis defectos,

porque la admiración y el amor se han hecho uno

cuando alguien me pregunta por ti,

 

MI VIDA HUELE A FLOR

He querido tanto

que me he olvidado.

[…]

He caído

pero he visto estrellas en mi descenso

y el desplome ha sido un sueño.

 

LUGAR. CASA. HOGAR

A ti podría decirte

que si algún día me abandonas

me colocaré delante,

justo en ese preciso lugar

que no te permita nunca

mirar hacia atrás con pena.

A ti podría decirte

que has de saber que ya ocupas mis ojos,

que llevo tu risa incrustada en mis arterias,

 

ERES LO MÁS BONITO QUE HE HECHO POR MÍ

Pero no te alejes demasiado,

sigo necesitándote por si enfermo.

[…]

es posible que si te marchas llore hasta inundar

medio continente,

y ya tenemos bastante con los desastres naturales

como para añadirle el mío,

¿no crees?

[…]

Eres

la sonrisa

que no cambia este puto mundo de mierda

pero hace que me dé igual vivir en él,

 

LA POESÍA JAMÁS TE OLVIDARÁ

¿pero quién sabe cómo deshacerse

del rastro de una estrella fugaz

cuando ya te ha mirado a los ojos?

Uno es preso de todo lo que ha amado

porque el amor es una condena de cadena perpetua

en una cárcel sin rejas.

[…]

Hubiera jurado que fuiste real

cuando te vi llorar por mí,

cuando temblaste de miedo por mí,

cuando te descubriste besándome a mí.

[…]

No hay nada más triste

que querer hacer un best-seller

de un libro sólo para dos

[…]

Hay sueños

que son la estela de un deseo constante

y otros que reflejan anhelos secretos

y son casi pesadillas.

Adivina en cuáles sales tú.

[…]

Pero no tengas miedo

a que nadie te recuerde:

la poesía jamás te olvidará.

 

BAMBALINAS

Conocen el color de tus ojos,

habrá quien se atreva a decir que te ha visto llorar

como quien cuenta que ha visto una nube

[…]

Saben con certeza de qué color es tu voz

y me consuela:

de ti sólo podrán tener tu aire que ya no existe, que

ya es eco,

un recuerdo

[…]

Yo te he visto caer en el suelo derrotada como una flor

marchita a punto de ver partirse el cielo en dos mitades

siempre distintas.

Yo te he escuchado preguntándote por qué la vida

es a veces todo lo contrario a su nombre,

[…]

Yo, en un abrazo infinito de suerte,

te he visto quedarte después de las pesadillas.

 

EL MISMO SITIO DE SIEMPRE

Hoy he vuelto

al mismo sitio

de siempre por primera vez.

Ha sido como tener un espejo delante

y dirigir la vista hacia tus ojos:

un atajo.

[…]

Después he vuelto a casa

mientras pensaba en cómo piensas,

en qué harás los domingos por las mañanas sin mí,

[…]

Cuando no estás sólo te quiero lo que dura una canción,

[…]

Te he mirado lo suficiente como para no tener sueño,

te he mirado tan poco que aún me quedan mil sueños

por cumplir.

No quiero llegar a conocerte nunca para que nunca te acabes.

[…]

alguien me ha dicho:

para ser feliz sólo hay que querer serlo.

Y yo te quiero como si no existiera otra opción,

así que imagínate

lo

feliz

que soy.

 

PERDONA LA PRIMAVERA

Aquel día supe

que jamás terminaría de 

quererte,

que nunca se acabaría este impulso animal de

quererte,

que de ningún modo dejaría olvidada en ningún

sitio este ansia de

quererte.

No.

Si no estás,

este cuerpo me queda demasiado grande

y confundo los recuerdos con heridas.

 

PLEAMAR

Has de saber

que una persona está hecha de otras

y tú ocupas todo mi cuerpo.

 

REINA DE MI CASTILLO DE AIRE

Si pudiera llamarte amor

o si pudiera

tal vez

sólo llamarte.

Amor.

Me sobra olvido.

Me faltas tú.

 

– Elvira Sartre

Una mujer difícil

Me encontré este texto de autoría anónima, lo he modificado un poco pero créditos a quien escribió la primera versión. Me leyó el pensamiento y el corazón…

No todo el mundo puede tener la suerte de estar con una mujer difícil.
Sí, suerte, porque las mujeres difíciles son como el agua limpia de una cascada, son fuertes, brillantes, sinceras, empáticas.
Las mujeres difíciles no se conforman, pueden ser tan crueles como el diablo y adorables como el más bello de los querubines.
Huyen a menudo, se enfadan y a veces gritan sin control pero siempre te miran a los ojos siempre.
Son difíciles porque son inteligentes, muy inteligentes, incontrolables; rebasan todo canon al que se les quiera sujetar.
Tienen los ojos casi siempre tristes, casi siempre felices, casi siempre las dos cosas.
Saben amar, pero amar duro, amar fuerte, ¡sin límites! No se les puede detener cuando aman, del mismo modo en el que no se puede detener a una tormenta que se ha anunciado.
Estar al lado de este tipo de mujer es vender el alma al diablo, significa abrazar la locura, porque estar loco es lo que hacen sentir.
Se puede mirar en retrospectiva y pensar que tal vez sin ella se habría estado mejor, más tranquilo, más sereno, quizás sí, quizás no…
Pero con ella se siente que la vida es vivida y después de eso, sin ella, la muerte es lo único que se puede desear.
Hay quien abandona a este tipo de mujeres, quien se va…. pero es seguro que nadie las olvida, porque son terriblemente complicadas e irreemplazables.
Se diría que son de edición limitada, así se les nombra a ellas.

– Anónimo

…pues he tenido suerte, estoy terriblemente enamorado de una mujer difícil a la que no he de abandonar jamás, esa mujer difícil a la que he apodado inSecta.