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Posts Tagged ‘Religión’

Been there, read that (CCLXII)

La diversidad de la ciencia

Aut. Carl Sagan

2023 fue un año de lecturas, lo puedo afirmar al haber establecido un récord personal de 62 libros durante el período. Era natural pensar que descuidaría otros temas como lo ha sido el de reseñar dichas lecturas. A partir de hoy, retomo esta parte de escribir que tanto disfruto, espero poder hacerlo a un ritmo que permita alcanzar a lo que ya estoy empezando a leer este año.

Qué mejor manera de retomar esta cultura reseñística que con el libro «que me destruyó la vida», así como se lo dije a mi bella amiga que me lo regaló en mi cumpleaños número 36, con una de las dedicatorias más bellas que me han escrito en mi fugaz y humana existencia. Digo que me destruyó la vida porque, desde el día en que completé su lectura, al menos una noche de cada tantas, termino en el más triste insomnio causado por los cuestionamientos que Carl Sagan me hizo padecer con sus reflexiones.

Vamos por partes: primero, el título original de este libro es «The Varieties of Scientific Experience», que se desapega un poco del significado al ser traducido al español (como pasa con los títulos de algunas películas cuando llegan a Latinoamérica); segundo, es una recopilación de conferencias que el autor brindó en 1985 y que formaban parte de las Gifford Lectures, una serie de conferencias que buscan explorar las intersecciones entre la religión y la ciencia, a través del diálogo y la reflexión crítica sobre cuestiones fundamentales de la existencia humana; tercero, precisamente este análisis de intersección entre religión y ciencia es lo que lo hizo tan bello y detestable a la vez para un servidor que se considera al mismo tiempo hombre de fe y hombre de ciencia.

Contrario a lo que se pueda pensar, el abordaje de Sagan no busca «derrumbar» las creencias de quienes lo escuchen o lean; por el contrario, busca ponernos en un punto de observación crítica en el que no queda más que sentirse apabullado por la inmensidad de aquello que desconocemos y la nimiedad de lo que podemos demostrar. ¿Qué representamos cuando nos comparamos con el tamaño de un universo siempre en expansión? ¿Algo tan complejo como un ser humano con sentimientos y creaciones propias es obra de un milagro o es cosa un azar provocado por la más microscópica probabilidad de conjunción de átomos y moléculas? ¿Realmente hay alguien allá afuera? ¿Otras civilizaciones? ¿Cuál es la verdadera probabilidad de que nos encontremos con otros seres pensantes?

Es verdaderamente imposible irse a dormir tranquilo cuando te confronta la realidad: lo que realmente atormenta es imaginar que un día nuestra conciencia simplemente se puede apagar y se acabó. «Puff!» como diría el profesor Slughorn de Harry Potter, «puff!» y ya no hay más. ¿Podemos aceptarlo o no nos queda más que aferrarnos a que de verdad hay un designio divino que apoyará la paradoja del diseño inteligente? Cuesta trabajo observar un amanecer hermoso y no imaginar que hay algo o alguien detrás de tanta belleza.

Al final de una de las conferencias, Sagan remata con un triste cuestionamiento, mismo que utilizo para concluir: ¿Y si en verdad no somos más que una coincidencia de partículas que estuvieron en un punto determinado en el momento adecuado (sin la posibilidad de una intervención más divina que la del azar), tiene eso algo de malo en realidad?

Ciencia

27 septiembre 2022 Deja un comentario

[…]Mi impresión personal es que, desde luego, la ciencia tiene limitaciones, y acabo de mencionar la pequeña parte del mundo que creo que entendemos. Pero es el único método que ha demostrado funcionar. Si pensamos en lo fácil que es engañarnos, autoengañarnos —este era el meollo de algunas de las discusiones de ovnis que hemos tenido—, entonces está claro que lo que necesitamos es una aproximación firme y escéptica a las opiniones vertidas en esta área. Y esa aproximación firme y escéptica ha sido probada y pulida, y se llama ciencia.

«Ciencia» es solo una palabra latina que significa «conocimiento», y me cuesta creer que alguien se oponga al conocimiento. Creo que la ciencia funciona mediante un cuidadoso equilibrio de dos impulsos aparentemente contradictorios. Uno es una capacidad sintética, holística, generadora de hipótesis, que alguna gente cree que está localizada en el hemisferio derecho de la corteza cerebral, y el otro, una capacidad analítica, escéptica, escrutadora, que alguna gente cree que está localizada en el hemisferio izquierdo de la corteza cerebral. Creo que solo la mezcla de los dos, la generación de hipótesis creativas y el rechazo escrupuloso de las que no se corresponden con los hechos, permite progresar a la ciencia o a cualquier otra actividad humana.

En cuanto a que yo enfoque científicamente los asuntos de la religión, creo que está implícito en la invitación a un científico para dar las Conferencias Gifford. Difícilmente podía dejar la ciencia en la calle antes de entrar en la sala. Me habría presentado ante ustedes desnudo.

Carl Sagan en La diversidad de la ciencia
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Matar al diablo para acabar con el pecado

Kingpin_03

Algo que me provoca demasiado conflicto, es el hecho de que existan tantas personas en posiciones de poder e influencia que hacen todo lo posible por importunar a sus semejantes teniendo la capacidad de hacer su trabajo y, con esto, crear una verdadera diferencia para los demás. Miraba esta miniserie en Netflix, Así nos ven, en la que ni los policías ni los fiscales de distrito se preocuparon un poco por resolver un crimen y prefirieron inculpar a un montón de menores de edad por un acto delictivo que no cometieron, tan sólo por su color de piel; realmente les destruyeron las vidas en su afán de tener rápidamente a un culpable.

A diario convivo con personas que perjudican a los demás sin ningún motivo. Incluso he tenido que lidiar con autoridades a quienes en mi vida he volteado a ver pero tal parece que les molesta visualizar a alguien haciendo bien su trabajo y ocupándose de lo suyo y de sus seres queridos. Bajo esta presión, muchas veces desearíamos hacer que todas esas personas pagaran lo que hacen, muchas veces deseamos hacer que exista esa ausente justicia aún si tenemos que utilizar nuestras propias manos.

Justo esto platicaba con mi inSecta hace apenas un par de horas. Pero, siendo como somos, entendimos que no podemos comportarnos como aquellos seres pues eso nos haría iguales o peores que ellos. En ese justo momento, saltó a mí  el recuerdo de una escena de la primera temporada de la serie de Daredevil que me dejó muy marcado.

Una vez que el protagonista descubre la verdadera identidad del Kingpin, Wilson Fisk, y que se da cuenta de que no importa el ponerlo en la cárcel pues con el poder económico e influencias que tiene, será fácil para el villano escapar de la justicia, Murdock piensa en la posibilidad de acabar con la vida de quien él considera es el verdadero diablo (después de todo, es Fisk el autor intelectual de la distribución de drogas, de la trata de personas, del contrabando y de todos los crímenes que asolan el barrio de Hell’s Kitchen en Nueva York); de este modo, si sabes quién es el diablo, puedes asesinarlo y, de esta manera, acabar con el pecado. Previo a realizar el acto, el héroe decide confesarse con el Padre Lantom. Lo que el religioso le contesta a Matt, creo es una belleza de reflexión:

Matt-Murdock-Lantom-Funeral-1024x576

–Padre, sé que mi alma se condenará si acabo con su vida. Pero si me quedo sin hacer nada, si dejo que él consuma la ciudad, mucha gente sufrirá y morirá.

Hay un margen muy amplio entre no hacer nada y asesinar, Matthew. El mal de otro hombre no te hace a ti bueno. Los hombres han utilizado las atrocidades de sus enemigos para justificar las propias a lo largo de la historia. Así que la pregunta que debes hacerte es: ¿estás luchando con el hecho de que no deseas matar a este hombre pero tienes que hacerlo o más bien no tienes que matarlo pero quieres hacerlo? “Si el justo se doblega ante el perverso es como contaminar una fuente o enturbiar un manantial” Proverbios 25 o algo así, nunca me acuerdo. Significando con ello que el hombre recto tiene el deber de levantarse ante el mal. Esa es una interpretación. La otra es que, cuando el hombre recto sucumbe al pecado, es tan dañino como si se echase veneno a una fuente pública. Porque la oscuridad contenida en el acto de quitar una vida se expandirá a los amigos, los vecinos y la comunidad entera.

Creo que todos, tarde o temprano, recibimos lo justo por nuestras acciones. Al final, de una u otra manera, seremos juzgados. Es difícil convivir con esta idea cuando somos testigos de tanta injusticia; pero, precisamente, es esto lo que nos divide entre personas de bien y personas de mal.

Been there, read that (CXXV)

26 noviembre 2014 1 comentario

Las flores del mal

Aut. Charles Baudelaire

Las Flores del MalSi vas a leer clásicos, que sea de la mejor manera. En mi caso, la mejor manera es encontrar una de las obras cumbres de la poesía moderna en una edición antigua abandonada en un botadero de libros hallado en un bazar de antigüedades. Las hojas amarillentas, la alergia que me provoca el polvo acumulado, la cubierta maltratada, son características que permiten un gozo mayor de la obra.

No se puede decir mucho, Las flores del mal, la máxima obra del autor que incluso le provocó prohibiciones por faltas a la moral, es una delicia poética. Temas religiosos, de muerte, de amor y erotismo. Poemas dedicados a alguna amante que ya no está o que ha decidido perder el interés.

Todo crudo, atado a una realidad que se encuentra frente a nosotros y que no miramos. Prefiero no manchar la memoria de tan hermosas letras con las mías. Para entender este libro, basta reproducir el epígrafe que el mismo autor escribe:

Lector apasible y bucólico,
hombre de bien, ingenuo y sano,
tira este libro saturniano,
orgiástico y melancólico.

Si no hiciste tu retórica
con Satán, astuto decano,
¡tíralo! No comprenderás nada,
o me tomarás por un loco.

Mas si su hechizo no te inmuta,
y el abismo tu mente escruta,
léeme y aprenderás a amar, amigo;

alma curiosa que penando
buscas tu paraíso,
¡compadéceme o te maldigo!

Higiene. Conducta. Método

Baudelarie, retrato por Courbet

Me juro a mí mismo seguir desde hoy las siguientes reglas como reglas eternas de mi vida:

     Hacer todas las mañanas mi oración a Dios, provisión de toda fuerza y de toda bondad justicia, a mi padre, a Mariette, y a Poe, como intercesores; rogarles que me transmitan la fuerza necesaria para acometer todos mis deberes, y que otorguen a mi madre una vida suficientemente larga para que disfrute de mi transformación; trabajar todo el día o, al menos, tanto como mis fuerzas me lo permitan; confiar en Dios, es decir, en la Justicia, para lograr el éxito de mis proyectos; hacer todas las noches una nueva oración para pedir a Dios vida y fuerza para mi madre y para mí; todo lo que gane, dividirlo en cuatro partes, una para la vida diaria, una para mis acreedores, una para mis amigos, y una para mi madre; obedecer a los principios de la más estricta sobriedad, y el primero es la supresión de todos los excitantes, cualesquiera que sean.

– Charles Baudelaire en sus Dibujos y fragmentos póstumos.

“¡Abajo el comunismo!”

Ya bastante se habla de las elecciones: que del títere de las televisoras, que los ex priístas, que la que tiene cara de Gollum, que si somos más de 132, que no sé qué. Precisamente prefiero enfocar una de mis entradas a un hecho poco difundido y que, aunque tiene un buen rato que sucedió, merece un reconocimiento por la valentía que mostró su creador.

En la imagen, un hombre, Andrés Carrión Álvarez, es detenido por policías disfrazados de civil tras interrumpir una misa oficiada por el Papa Benedicto XVI el día 26 de marzo pasado en Santiago de Cuba. La interrupción la llevo a cabo gritando “¡Abajo el comunismo! ¡Abajo la dictadura! ¡Libertad para el pueblo de Cuba!”; siendo el comunismo la  forma de gobierno bajo la que el país se encuentra oprimido desde hace décadas.

Mientras era transportado fuera de la plaza, otro hombre, enfundado en uniforme de la Cruz Roja, agredió a Carrión y lo golpeó en la cabeza con una camilla, un instrumento utilizado para el salvamento de vidas.

Ahora bien, Carrión abandona la cárcel 20 días después y comenta sobre su creencia en que ese sería el último día de su vida. Su libertad ha sido limitada pero aún puede contarla. Y gracias a él, se hace un eco de lo que el pueblo cubano exige a gritos ahogados desde hace varios años.

Been there, read that (LIII)

Crítica de la Inteligencia Alemana

Aut. Hugo Ball

Prólogo de Herman Hesse

Hegel, Lutero y Bismarck; héroes alemanes, respetados, admirados y aclamados por una nación que se ha visto a sí misma como el génesis del necesario cambio moral y religioso que a la desgastada Europa le hace falta. Héroes que no son más que detractores de la causa universal de todos los pueblos pertenecientes al viejo continente: La emancipación de la clase obrera y una verdadera libertad de creencias.

Son las ideas anteriores, la columna vertebral del panfleto escrito por Hugo Ball previo a y durante la Primera Guerra Mundial. Y es que dentro de Crítica, encontraremos, al mismo tiempo, un profundo análisis y un gran compendio de citas, ideas y reflexiones en torno a la formación del pensamiento de la Nueva Alemania, la Alemania de la Primer Gran Guerra y, posterioremente, de la Segunda. Afortunadamente (a lo mejor desgraciadamente), Ball no llegó a ser testigo del pensamiento alemán unos años después de su muerte en 1927; definitivamente hubiese tenido que replantear sus teorías de una conspiración judío-alemana en contra de la moral universal.

Precisamente, el magnífico ensayo que el autor pone en nuestras manos dirige sus embates en contra de tres puntos básicos: religión, clases sociales y moralidad. La primera amenazada por la aparición de un protestantismo que lejos de liberar al ser humano, lo esclaviza a un pensamiento egoísta de abandono de las mejores cualidades del cristianismo y apoyo de aquellas que, en cierto modo, no son para nada correctas; el segundo punto básico lo aborda desde una dialéctica que busca la liberación de las ataduras monárquicas que han sido sustituidas por ataduras hacia una nobleza basada en los antiguos regímenes prusianos; por último, la moralidad que se abandona cuando uno de los fundadores del pensamiento comunista (Ferdinand Lassalle) brinda su apoyo a un Otto von Bismarck que se encarga de despreciar todo principio moral para instaurar una mentalidad bélica alimentada por la filosofía Hegeliana.

Por supuesto, haber leído tales conclusiones en los años de publicación y haberlos leído 80 años más tarde supone la aplicación de utilizar los cristales adecuados y, de este modo, entender la urgencia y necesidad de su publicación antes y ahora. En efecto, muchas predicciones fueron cumplidas y muchas otras resultan absurdas cuando observamos los hechos acaecidos y que para nosotros no dejan de ser pretérito.

La influencia de una Revolución Francesa parece no haber sido suficiente cuando en lugar de provocar un cambio de pensamiento conservador en uno liberal, provocó que, por el contrario, se obtuviera una polarización entre la población alemana y la del resto de países europeos. Encontramos también argumentos básicos para entender el repudio «natural» que Alemania profesa hacia Francia y para entender también esa necesidad del país teutón por imponer creencias y estatutos que consideraba necesarios para los demás incluso por la fuerza.

Sin duda, Crítica de la Inteligencia Alemana es una lectura obligada para todo aquel amante de la filosofía o del conocimiento de ideologías y prácticas previas a los acontecimientos que cambiaron más tarde el futuro del planeta en un período de 40 años. Es una lectura para nada ligera, cargada de referencias y citas de obras clásicas de la época. Muchas veces existe la necesidad de releer algunas páginas para encontrar los significados y sentidos que el autor trata de darnos a entender.

Finalmente, es una obra fascinante.

Been there, read that (XL)

Campo de Batalla

Aut. Francisco Prieto

Pocas novelas he leído que enfrenten un dilema moral tan real como el de la eutanasia o, como yo me refiero a ella, muerte piadosa; más si el tema ronda en torno a la decisión que desean tomar un grupo de hijos para su padre que, al parecer, no les brindó lo que muchos otras figuras paternas sí, cariño.

Francisco Prieto nos brinda, en Campo de Batalla, una historia autobiográfica o autoreferencial (hay fuentes que dicen lo uno y fuentes que dicen lo otro) sobre la relación que un grupo de hermanos establecen con un padre tirano cuando éste se encuentra en la etapa final de su vida. Es un padre tirano pues el narrador a través de anécdotas y reflexiones nos brinda la idea de un ausentismo presencial por parte de su progenitor que terminó por obligarlo a abandonar el hogar de la infancia.

El padre ahora se encuentra listo para morir pero no lo hace debido a un temor a la muerte que evita su partida y acarrea grandes dificultades a la madre del narrador. Es, precisamente, la salud de madre el tema que provoca las controversias sobre la necesidad de desconectar al anciano que yace en la cama de un hospital.

Una historia fuerte y concreta, posee muchas reflexiones que, más allá del tema de la eutanasia mismo, se centra en puntos de vista religiosos que se enfrentan a la moral, al deber y a la lógica. El desenlace no es sorpresivo, es el que muchos lectores pueden imaginarse desde el principio por la forma en que es llevada la narración; sin embargo, no deja de ser adecuado e interesante.

Un libro que encierra un gran significado sobre la vida, la muerte y la aceptación de una figura paterna dictadora y dura que finalmente resulta arrepentida y ávida de amor. No es una obra que uno se arrepienta de leer, por el contrario, se agradecen las posturas religiosas y amorosas que otorga pues, finalmente, muchas personas establecen relaciones con sus padres que resultan bélicas y que tarde o temprano se deben resolver.

Espinas

Tengo un buen de películas pendientes, y cada que tengo la oportunidad de verlas, termino viendo capítulos repetidos de Two and a Half Men o las mismas películas de siempre, tal vez me ahorran la fatiga de encender el Xbox, poner el disco y reproducir los Dvd.

Anoche fue una de esas noches, sólo que en esta ocasión al pasar los canales sin sentido, me encontré una película en el canal de cine mexicano y, aunque mi opinión es variada sobre tal, la chica que salía en escena cargando un pequeño cactus llamó mi atención; cuando me di cuenta, terminé de ver el resto de la película sin siquiera apagar la luz.

La obra recibe el nombre de Espinas, y ante todo, es una película de realidades. Grosso modo, es la historia de una chica callada de clase media baja del DF, su papá es un alcohólico que sacia su sed tomándose los restos de cerveza que encuentra en botellas sin dueño en el bar cercano a su casa; por lo avanzado de la cinta, no supe qué fue de la mamá aunque un par de vistazos retrospectivos me llevo a concluir que huyó de la casa a causa de las golpizas que el borracho le acomodaba. Magdalena tiene también un hermano cuya homosexualidad no es aceptada por los demás.

Para acabarla de fregar, la protagonista es despedida de su trabajo y es forzada a tener relaciones sexuales por un maleante del que se termina enamorando. Es el mismo maleante que más tarde asesinará al hermano por el simple hecho de ser «maricón».

Es una de esas películas que te dejan pensando y te hacen reflexionar sobre la verdad que encierra cada puerta que vemos al recorrer las obscuras calles de un Distrito Federal que, aunque todavía no resiente los embates de una guerra contra el narcotráfico, sí contiene miles de guerras privadas en cada hogar.

Es una película sin final feliz, como suele ocurrir en la realidad. No verás partes alegres, sólo crudeza y sufrimiento como el que sólo en una sociedad humana puede existir. Si la encuentran y no tienen corazón de pollo, la disfrutarán.

Como dato curioso, al terminar el filme, apunté en mi block de notas mental el nombre de la actriz. No les voy a negar que me gustó. La busqué en twitter y la encontré, de inmediato le comenté que la acababa de conocer en la película y que se había ganado un fan.

Inesperadamente para mí, Mariannela Catañ0 (aunque en los créditos sale con una sola n), marcó mi tweet como uno de sus favoritos y me mandó el DM que les presento a continuación:

Y creo que son esos pequeños detalles los que hacen que un artista en verdad tenga fans.

What is a Man?

17 febrero 2011 3 comentarios

Leí el estado de facebook de un buen amigo que hablaba sobre las deidades y la forma en que podán ser sustituidas por un culto que, simplemente, tuviese un mayor número de adeptos. Por algún motivo, a mi mente acudió el recuerdo de uno de mis títulos favoritos de Playstation de antaño, Castlevania: Symphony of the Night.

En la escena introductoria, se lleva a cabo un diálogo entre el portador del legado caza vampiros, Richter Belmont, y el Conde de Condes, Drácula. Curioso es el hecho del trasfondo que deja ver dicha conversación pues, cuando tu edad no es tan desarrollada, no observas a detalle lo que un simple par de palabras puede encerrar. Transcribo aquella conversación memorable y que muchos videojugadores de hueso colorado recordarán de uno de los más grandes títulos que, para nuestro beneplácito, han sido desarrollados jamás.

—– o —–

Richter Belmont: Die, monster! You don’t belong in this world!

Dracula: It is not by my hand that I am once again given flesh. I was brought here by humans who wish to pay me tribute.

Richter Belmont: Tribute? You steal mens’ souls and make them your slaves!

Dracula: Perhaps the same could be said of all religions…

Richter Belmont: Your words are as empty as your soul. Mankind ill needs a savior such as you.

Dracula: What is a man?

Dracula: A miserable little pile of secrets. But enough talk, HAVE AT YOU!

—– o —–

Y me pregunto, ¿Qué somos los hombres?