Ya nadie baila (fragmentos)
Estar enamorado y leer poesía son verbos que nacieron atados. Acciones que encuentran el motivo de su existencia la una con la otra. Y aquí estoy, ahogándome en sentimientos por ella, mi S, leyendo a Elvira, y acotando los versos predilectos, los que me hacen pensar en mi inSecta:
YO NO QUIERO SER RECUERDO
que no me elijas,
pero que siempre regreses a mí para encontrarte.
[…]
quiero que me pienses tanto
que no sepas lo que es
tenerme ausente.
LA ÚLTIMA PRIMERA VEZ
Nos dijimos tantas veces adiós
que despedirnos
significaba reinventar un reencuentro.
[…]
Sueño tanto con ella
que verla es seguir dormido.
[…]
Hay cosas que no pueden terminarse
porque nunca han comenzado.
LLOVIMOS TANTO QUE ME AHOGUÉ
Quise decirte que mi papel
siempre se redujo a contemplarte desde lejos
y volverte tinta,
que pudimos
y aunque no fuimos
siempre seremos
ANTES
antes
de todo lo que venga durante y después de mí
estás tú
porque empapas mis virtudes
y nunca has disimulado mis defectos,
porque la admiración y el amor se han hecho uno
cuando alguien me pregunta por ti,
MI VIDA HUELE A FLOR
He querido tanto
que me he olvidado.
[…]
He caído
pero he visto estrellas en mi descenso
y el desplome ha sido un sueño.
LUGAR. CASA. HOGAR
A ti podría decirte
que si algún día me abandonas
me colocaré delante,
justo en ese preciso lugar
que no te permita nunca
mirar hacia atrás con pena.
A ti podría decirte
que has de saber que ya ocupas mis ojos,
que llevo tu risa incrustada en mis arterias,
ERES LO MÁS BONITO QUE HE HECHO POR MÍ
Pero no te alejes demasiado,
sigo necesitándote por si enfermo.
[…]
es posible que si te marchas llore hasta inundar
medio continente,
y ya tenemos bastante con los desastres naturales
como para añadirle el mío,
¿no crees?
[…]
Eres
la sonrisa
que no cambia este puto mundo de mierda
pero hace que me dé igual vivir en él,
LA POESÍA JAMÁS TE OLVIDARÁ
¿pero quién sabe cómo deshacerse
del rastro de una estrella fugaz
cuando ya te ha mirado a los ojos?
Uno es preso de todo lo que ha amado
porque el amor es una condena de cadena perpetua
en una cárcel sin rejas.
[…]
Hubiera jurado que fuiste real
cuando te vi llorar por mí,
cuando temblaste de miedo por mí,
cuando te descubriste besándome a mí.
[…]
No hay nada más triste
que querer hacer un best-seller
de un libro sólo para dos
[…]
Hay sueños
que son la estela de un deseo constante
y otros que reflejan anhelos secretos
y son casi pesadillas.
Adivina en cuáles sales tú.
[…]
Pero no tengas miedo
a que nadie te recuerde:
la poesía jamás te olvidará.
BAMBALINAS
Conocen el color de tus ojos,
habrá quien se atreva a decir que te ha visto llorar
como quien cuenta que ha visto una nube
[…]
Saben con certeza de qué color es tu voz
y me consuela:
de ti sólo podrán tener tu aire que ya no existe, que
ya es eco,
un recuerdo
[…]
Yo te he visto caer en el suelo derrotada como una flor
marchita a punto de ver partirse el cielo en dos mitades
siempre distintas.
Yo te he escuchado preguntándote por qué la vida
es a veces todo lo contrario a su nombre,
[…]
Yo, en un abrazo infinito de suerte,
te he visto quedarte después de las pesadillas.
EL MISMO SITIO DE SIEMPRE
Hoy he vuelto
al mismo sitio
de siempre por primera vez.
Ha sido como tener un espejo delante
y dirigir la vista hacia tus ojos:
un atajo.
[…]
Después he vuelto a casa
mientras pensaba en cómo piensas,
en qué harás los domingos por las mañanas sin mí,
[…]
Cuando no estás sólo te quiero lo que dura una canción,
[…]
Te he mirado lo suficiente como para no tener sueño,
te he mirado tan poco que aún me quedan mil sueños
por cumplir.
No quiero llegar a conocerte nunca para que nunca te acabes.
[…]
alguien me ha dicho:
para ser feliz sólo hay que querer serlo.
Y yo te quiero como si no existiera otra opción,
así que imagínate
lo
feliz
que soy.
PERDONA LA PRIMAVERA
Aquel día supe
que jamás terminaría de
quererte,
que nunca se acabaría este impulso animal de
quererte,
que de ningún modo dejaría olvidada en ningún
sitio este ansia de
quererte.
No.
Si no estás,
este cuerpo me queda demasiado grande
y confundo los recuerdos con heridas.
PLEAMAR
Has de saber
que una persona está hecha de otras
y tú ocupas todo mi cuerpo.
REINA DE MI CASTILLO DE AIRE
Si pudiera llamarte amor
o si pudiera
tal vez
sólo llamarte.
Amor.
Me sobra olvido.
Me faltas tú.
– Elvira Sartre
Been there, read that (CLXIX)
Secuencias de una vida
Aut. Bryan Cranston
Uno de mis fines de semana más productivos, incluyó terminar de sacar todos los logros de un videojuego, Metro: Exodus; ver toda una temporada de una de mis series, la cuarta de Gotham; y darle fin a la lectura de un libro que arrastré desde hace casi dos meses, Secuencias de una vida. Sí, fue sarcasmo lo de un fin de semana «productivo», pero para alguien con indicios de trastorno obsesivo compulsivo como un servidor, es necesario finalizar pendientes insignificantes antes de dedicar tiempo completo al proyecto bueno: la tesis doctoral (que ya cuenta con fecha límite firmada del 30 de septiembre).
No soy admirador de las autobiografías, tengo muy pocas en mi haber como lector. Sin embargo, ¿Cómo habría de negarme a leer las memorias del Papá de Malcolm, el mismísimo Heisenberg/Walter White? Si hasta el día de hoy, consumo todo lo que tenga que ver con Breaking Bad, una de esas series que marcó mi vida y cuyos personajes he añorado a través del tie-in Better Call Saul y, ahora, a través de la película que recién se anunció la semana pasada.
Lo cierto, es que pensé que me encontraría con muchas anécdotas que girasen alrededor de las series mencionada; por el contrario, el actor en verdad se abre en el libro y narra cada una de las fases de su vida y todas esas anécdotas que moldearon su carácter y su estilo actoral. Comenzamos con un Bryan infante que se ganaba unas monedas matando gallinas para un carnicero, luego, el adolescente que emprende un viaje en motocicleta atravesando el país; encontraremos las historias de los amores que provocaron desde tristeza y decepción hasta deseos de asesinar (por increíble que parezca). Todo, encaminándose a la realización de toda una vida.
Por supuesto que las anécdotas más memorables las encontramos en el período de Malcolm y Breaking Bad; pero lejos de lo curioso, encontramos a un hombre que aprecia a todas y cada una de las relaciones laborales y que no deja de dar crédito a quienes lo merecen, desde sus coprotagonistas, hasta el hombre de iluminación y a la chica del vestuario. Nos daremos cuenta que hasta el más mínimo detalle cuenta, como el hecho de que en algún momento, Bryan se negaba a utilizar el tipo de calzones que todos recordamos del primer capítulo del papel de su vida.
Como todo en la vida, hay momentos obscuros y difíciles de desempleo y de profunda depresión; creo que, en lo personal, mucho de lo que Cranston narra, me ha ayudado en un momento sumamente difícil de la vida. Pero, hey, precisamente fueron esos momentos en los que la vida pareció golpearlo más duro, los que lo encaminaron a ser el héroe/villano que tanto amamos por allá del 2012.
Me encantó su narración y amé cada momento trágico y divertido descrito. Sin duda, Bryan es un actor de esos que se colocan como un perfecto modelo a seguir. Sólo espero a que pronto llegue el papel de mi vida. Su lectura me dio nuevos aires, justo el día en que más lo necesitaba, encontré las palabras justas en una de sus páginas que se combinaron con un mensaje de la mujer que amo y que me colocaron de nuevo en el ring, listo para luchar un round más contra la vida.
A beautiful kind of pain
So familiarize with what having to swallow this pill is like
It happens all the time, they take your heart and steal your life
And it’s as though you feel you’ve died because you’ve been killed inside
But yet you’re still alive which means you must survive
Although today you may weep because you’re weak and
Everything seems so bleak and hopeless
The light that you’re seeking, it begins to seep in
That’s the only thing keepin’ you from leapin’ off the motherfreaking deep in
And I’m pulling for you to push through this feeling
And with a little time that should do the healin’
And by tomorrow you may even feel so good that you’re willing
To forgive them even after all that shit you been put through
This feeling of resilience is building and the flames are burning
Quick as fire would through this building, you’re sealed in
But you’re fireproof and retardant you withstood it
And as you climb up to the roof you’re just chillin’ and you look down
Cause you’re so over them you could put the heel of your foot through the ceilin’
As time passes, things change everyday
But wounds, wounds heal
But scars still remaining the same
But tomorrow today’s goin’ down in flames
Throw the match at the passed up place
So feel the fire beneath your feet
As you barely even perspire from the heat
Exhale deep and breathe a sigh of relief
And as you say goodbye to the grief
It’s like watching the walls melt in your prison cell
But you’ve extinguished this living hell
Still a little piece of you dies, you scream
I’m standing in the flames
It’s a beautiful kind of pain
Setting fire to yesterday
Find the light, find the light, find the light
I’m standing in the flames
It’s a beautiful kind of pain
Setting fire to yesterday
Find the light, find the light, find the light
Feel the burn, watch the smoke as I turn
Rising, a phoenix from the flames
With wings I will fly…
Profesor Walter White
La construcción de un personaje es como la construcción de una casa. Sin un fundamento sólido estás jodido. Te derrumbas. Un actor necesita una cualidad central o esencia para desarrollar un personaje. Todo lo demás surge de ahí.
Al principio me resultó difícil saber cómo era Walt. No podía encontrar una vía de entrada en el personaje. Era frustrante. Me pasa a veces, cuando me acerco a un papel. El personaje está fuera de mí. Entonces recurro a mi paleta de autor —que contiene mis experiencias personales, el resultado de mis investigaciones, mi talento e imaginación— y empiezo la base.
[…]
Walt era difícil. Walt era lacónico. Me tomó mucho tiempo.
Empecé a hacer más preguntas a Vince.
—¿Por qué es profesor?
—No lo sé —respondió Vince—. Mi madre era profesora. Mi novia es profesora. Creí que sería lo adecuado para él.
Pensé sobre ello. Walt era brillante. Lo habían criado diciéndole todo el tiempo, todos, que el límite era el cielo. Sus profesores, sus padres, sus compañeros, todos decían que llegaría lejos. «Puedes hacer lo que quieras. Ganarás sumas de siete cifras. Incluso podrías descubrir la cura para el cáncer.»
¿Por qué no lo había hecho? ¿Por qué había renunciado a Gray Matter Technologies, la compañía que había fundado junto con su amigo Elliot Schwartz, una empresa que podría haberlo hecho rico? ¿Temía al fracaso? ¿Y si mientras creces todo el mundo que conoces te dice que estás destinado a hacer grandes cosas, que no puedes dejar de conseguirlo, y después no lo consigues? Eso no es solo un fracaso. Es un derrumbe, una catástrofe. Tal vez Walt temía eso. Tal vez se asustó. Tal vez sucumbió a la presión.
Y entonces pensé: «Qué listo, es profesor.» ¿Por qué? Es una profesión inexpugnable. Podía salirse con la suya diciendo: «No me interesaba el mundo empresarial. Quería ofrecer mi pasión a las nuevas generaciones. Tenía una vocación.» La docencia es una vocación para mucha gente pero no para Walt. Para él era un refugio, un escondite. Si se hubiera hecho camionero, la gente lo habría criticado, pero ¿profesor? Era intocable.
Cuando eres actor, lo que no te dan tienes que ponerlo tú. En consecuencia, comencé a rellenar los espacios vacíos eso me llevó al porqué de todo, el fundamento de Walt: estaba deprimido. Por eso yo tenía dificultades para encontrar su núcleo emocional. Se había ensimismado. No tenía miedo ni lo agobiaba la ansiedad. El fundamento de Walt era ser insensible. Su depresión había ahogado sus sentimientos.
Desde luego, hay una profusa literatura sobre la depresión, pero no quería convertirme en un experto. Soy actor, no psicólogo. No obstante, a partir de un poco de investigación, reflexión y observación —creo que mis padres probablemente tuvieran depresión—, me pareció que, en general, la depresión puede manifestarse de dos maneras.
Una es externa. Tus emociones lo tiñen todo. En forma de apatía: «Me importa una mierda.» O de enfado: «Mi exesposa me ha jodido la vida.» O ansiedad: «Mi jefe me despedirá.»
La segunda va hacia dentro. Te vuelves silencioso o antisocial, o te automedicas. O implosionas. Esto es lo que le pasó a Walt. Implosionó, y después se volvió insensible. Vivía una vida sin dejar rastro.
Una vez que el personaje ha aparecido ante mí, puede brotar todo lo demás, que así se clarifica. El personaje ya no está fuera, sino dentro.
– Bryan Cranston en Secuencias de una vida.
…
Me pregunto, ¿qué es para mí ser profesor?
Been there, read that (CLXVIII)
Los románticos pendejos
Aut. Roberto Iván González Vázquez
De alguna manera, hay libros que llegan a nosotros en el momento adecuado (o en el menos adecuado, según lo miremos). Tras una racha de malas semanas, nos encontramos en ese gran punto de inflexión en nuestras vidas; debemos decidir sobre lo que queremos conservar y lo que queremos dejar ir de un ciclo que comienza a cerrarse de forma estrepitosa. En mi caso, sé qué (o a quién) no estoy dispuesto a perder cuando todo lo demás parece irse sin remedio, llámese trabajo, amistades, becas, qué se yo. Observamos cómo todo se ha ido y cómo no hemos podido ni meter las manos, pero estamos dispuestos a ir al mismo infierno para no perder a quien amamos. En resumen, estamos pendejos.
Bajo dichas circunstancias me encuentro: sin trabajo, sin dinero, lejos de las personas que me hacían sonreír cada día con sus ocurrencias, incomunicado de la mujer de mi vida. Mientras araño todo lo que puedo para salvarme del agujero en el que mi cuerpo se hunde, tengo pláticas y reuniones por aquí y por allá con autoridades dispuestas a darme una segunda oportunidad. Que si deseo esa oportunidad es irrelevante, lo que necesito son pequeños escalones que me permitan recuperarme para así poder recuperar aquello que más importa en mi existencia. Una de esas autoridades me pregunta si me gustan los cómics y me regala un par de boletos para un festival del tema en la universidad.
Y ahí estoy, en el tipo de eventos que disfruto tanto. Apenas atravieso la entrada y en el primer stand me encuentro con una imagen del personaje que me recuerda a mi inSecta y, por supuesto, lo compro. Uno de mis mejores amigos me regala un Thanos con lucecitas y mientras espero a que otros amigos pasen a saludar a una de sus dibujantes favoritas, en una mesita me encuentro al autor de Los románticos pendejos ofreciendo su obra. ¿Cómo no identificarme con tan explícito título? De inmediato saco el poco dinero que tengo y lo cuento para saber si me alcanza, apenas y rebaso por 11 pesos el precio de venta al público por lo que le solicito a Roberto que me dedique uno de sus libros.
Grata fue mi sorpresa cuando no sólo dedicó el libro sino que incluyó una viñeta hecha al momento. Capturo sus trazos con la cámara de mi celular, le recuerdo que mi nombre no lleva acento y recibo de sus manos esa pequeña joya que tardé sólo una noche en leer. Después de todo, es difícil reseñar un libro de viñetas y por eso comparto mejor el contexto que me rodeó al adquirirlo.
Y sin embargo, la obra de Roberto resulta sumamente atractiva en su ejecución, las viñetas transmiten de una muy adecuada forma el mensaje principal: el amor es al mismo tiempo dulce y amargo; las apariencias iniciales, son sustituidas por hábitos y manías que pueden ser tanto agradables como exasperantes; quienes un día se juran amor eterno, terminarán buscando cualquier pretexto para separarse; y, por supuesto, hay quienes viven el recíproco de lo mencionado. Así es Los románticos pendejos, como el amor mismo, bello pero terrible a la vez.