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Archive for febrero 2010

All you need is Rock!!! (I)

24 febrero 2010 4 comentarios

Así es, como el título lo indica, inauguraré esta pequeña sección para hacer mi parte en la campaña contra la mala música (léase reggaeton y rock pop que inunda Mtv hoy en día). En la presente sección recomendaré un par de canciones acordes a temas variados; ¡En el rock tenemos de todo y para todos caray!

Y sólo por aclarar, con rock no me refiero a porquerías como Tokio Hotel o Panda, aquí hablaremos de música de verdad. Calidad, sonido, notas estudiadas y acordes genuinos; de esa música que vale la pena escuchar y por la que, los que tenemos el gusto de ser parte de las legiones del rock, moriríamos.

En fin, comencemos. El tema de hoy: Rammstein.

En un par de salidas cantinescas recientes, comentaba con uno de mis mejores amigos de toda la vida, la importancia que Rammstein ha ejercido en nuestras vidas. Para los que nacimos entre el 83 y el 89 (por dar un intervalo arbitrario), pasar la etapa de la secundaria y el inicio de la prepa fue algo que llevamos de la mano con ver Mtv y sus famosos Top 10 de cada día.

En esos entonces Limp Bizkit, Korn y Blodhound Gang nos invadían video tras video. En lo personal, nunca dejé de adorar Rollin’ o Fallin’ Away From Me. Y sobre todo, cuando andas en las edades que rayan los 14 o 16 años, poco a poco defines un gusto musical exacto; y aunque crecí con Kiss y Guns, fue hasta ver por primera vez el video de Links 2,3,4 del grupo alemán, que descubrí que el poder destructivo del rock existía en verdad.

Hoy en día, no puedo sentarme en un bar con rockola, sin tener que levantarme y colocar la moneda de 5 pesos que, en un ambiente dominado por banda o duranguense, me brinda esa satisfacción de hacer que los asistentes muevan su cabeza de arriba hacia abajo, aún cuando no entiendan palabra alguna de lo que Till Lindemann canta.

Y es que esa es la esencia de un grupo como Rammstein, no necesitas saber alemán para disfrutar el sonido industrial que llena tu cabeza y te hace recurrir al headbangin’ de inmediato. La crítica especializada es dura y tachan a Rammstein de ser un grupo muy pop. Pues bien, yo digo que al carajo con eso. No hace falta ser genio para descubrir temas complejos y líricas elaboradas en la discografía rammsteniana.

Basta escuchar un tema como Waidmanns Heil o Frühling in Paris para encontrar lo que ya desde hace tiempo no se puede encontrar en los canales de música populares. Y qué decir de los temas de amor, de destrucción, de odio o sexuales que no rayan en lo vulgar a excepción, claro está, del tema Te Quiero Puta!.

Sobre los discos, qué decir, mencionaré los que más han marcado mi corta existencia: Mutter y Sehnsucht son los discos que todos deberían conocer gracias al grueso de videos provenientes de éstos, Ich Will, Du Hast, Engel y Zwitter nos dan el claro ejemplo del sonido con el que Rammstein nace y se identifica. El mejor disco, sin duda alguna, es Rosenrot, que implementa un sonido más limpio y acústico, Benzin en su versión original y con Apocalyptica es el claro ejemplo de poderío destroza madres (por así decirlo) y Stirb Nicht Vor Mir la canción de amor ideal. El más reciente, Liebe ist Für Alle Da, es lo que llamaríamos un disco consolidación: poder, acústica, ritmo y letras geniales lo adornan, Rammlied manifiesta el poder del nombre de la banda y Pussy es la canción sexual que nada le pide a temas como I touch myself de los Divinyls. Si hablamos de compilaciones, Kein Engel es una mezcla grandiosa de temas del pasado remasterizados y B-sides con colaboraciones externas y de figuras de la escena gótica y metalera.

Al final, lo que importa en una banda, es el nivel de identificación que tenemos con ella y, en mi caso, estoy orgulloso de formar parte del ejército de Rammstein. Dada por concluida mi contribución del día, espero agrade la combinación de rolas que les ofrezco y, por supuesto, espero comentarios y demás monerías en caso de que no les guste lo que escribí.

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«Cuiden a la madre naturaleza…»

17 febrero 2010 1 comentario

Esa fue la frase con que un capítulo de La Vida Moderna de Rocko llegaba a su conclusión.  Tendría unos 13 o 14 años de edad y disfrutaba de los placeres que el canal de televisión por cable, antes llamado Nickelodeon, me brindaba a diario con caricaturas como las de Aaayy Monstruos u Oye Arnold; en general, y como suele ser en muchas producciones para niños, la mayoría de estas caricaturas brindaba algún consejo o enseñanza implícita en las tonterías que solían presentar. Como siempre, cuidar la naturaleza era uno de aquellos mensajes.

"Nos perteneces"

En fin, el capítulo del que hablo, a grandes rasgos, se trataba de un episodio musical en el que los habitantes de O-town le exigían a Conglomo (el monopolio maligno estereotipado) la limpieza de todos los desperdicios y contaminación producida a diestra y siniestra por sus industrias. Al final, cuando todos han limpiado, Ed Cabezota (el antagonista, por así decirlo) decide tirar sus desperdicios en un parque y cantar su propia canción a favor de la contaminación. No recuerdo el motivo, el caso es que un rayo le cae (sic) a Ed y lo deja frito. Al final, un personaje incidental, el Capitán Composta (un montón de basura verde con ojos, boca y brazos) cita la frase que motiva el título del presente post.

Hasta ahí todo bien, no volví a ver ese episodio el resto de mi vida. Sin embargo, el día de hoy, mi subconciente lo sacó a colación en el momento en que presencie la siguiente noticia en la televisión vespertina:

Tras ver el video y observar una serie de noticias con titulares que incluían las palabras calentamiento global, deslave, ola de tres metros, fuertes vientos, etc., la frase de las que ya les he hablado vino a mi cabeza irremediablemente.

Y es que, realmente, no vengo a dar un sermón sobre el cuidado del medio ambiente ni nada por el estilo. Lo cierto, es que lo que vemos ultimamente y a diario en las noticias y medios de comunicación sobre desastres naturales, no es más que la madre naturaleza cobrándonos la cuenta por todo lo que le hacemos y, simplemente, se encuentra recuperando lo que era suyo en un principio.

Piénsenlo y dense cuenta de que, como dijo el Capitán Composta:

 «Cuidemos a la madre naturaleza o nos pateará el trasero».

 

 

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Been there, read that (II)

8 febrero 2010 1 comentario

The Cole Protocol

Aut. Tobias S. Buckell

Pocas veces uno puede esperar que la mercancía derivada de los grandes productos comerciales y de mayor éxito, no sea siempre la de mejor calidad o que posea el estándar deseado cuando el producto tiene una fama como pocas cosas. En este caso, el producto es uno de los videojuegos que ha alcanzado la categoría de mejor juego del año en sus tres entregas principales y que, los expertos, han nombrado como una de las más grandes franquicias de la historia del entretenimiento digital; damas y caballeros: Halo.

Pero, ¿a qué mercancía me refiero entonces? Pues bien, dentro de la casi interminable parafenalia entorno al universo del aro estelar, destacan las novelas escritas por autores que, si bien no son tan populares como quienes escriben historia de vampiros gays, han dedicado ya siete libros entre los que, en esta ocasión, destacaré The Cole Protocole.

La cuestión ahora es qué escribir; una reseña sería algo que se encuentra por montones en la red, un resumen sería quitarle sabor a la publicación. En estos casos es mejor dar una breve opinión de lo que nos puede dejar un libro, esa sensación de que aprendimos algo o que, si se da el caso, nada más sirvió para devorar un montón de hojas en los largos períodos de ocio que, debo decir, TODOS los seres humanos poseemos.

Nos encontramos nuevamente en medio de la guerra con el Covenant, seguimos perdiendo planetas ante una tecnología superior y debastante. La confederación extraterrestre, dentro de su fanatismo religioso, considera al ser humano como enemigo mortal; busca la extinción de su raza y de todos los planetas habitados por ella.

Las colonias exteriores humanas han caído, y el enemigo busca maneras de encontrar nuestro hogar principal: la Tierra; aunque esto implique trabajar secretamente con seres humanos renegados que puedan vender la localización del planeta a cambio de privilegios al término de la guerra.

Bajo estas premisas, las fuerzas humanas han creado el Protocolo de Cole: Toda estructura humana que se encuentre en contacto con fuerzas alienígenas, deberá eliminar toda información referente la ubicación de la Tierra o sus colonias. Lo anterior so pena de muerte bajo el cargo de traición. Al mismo tiempo, un grupo de Spartans se encarga de trabajar tras líneas enemigas borrando cualquier indicio de datos en zonas ya devastadas.

Debo decir que el libro es muy bueno, dudo que sea por el hecho de ser fan de la serie, y aún así, el manejo de una serie de personajes agradables y empáticos, la descripción de sucesos relevantes uno tras otro y la interrupción continua de la linealidad de las historias individuales, nos brinda una gran obra de la ciencia ficción.

Como toda guerra, sea librada con espadas, rifles o naves espaciales; aprendemos que un enemigo nunca es invencible, en todo gran ejército existe siempre un ligero desacuerdo de ideas y, que esto, puede dar esa pequeña ventaja que brinde esperanza en una lucha perdida.

¿Arriesgar un mundo y la propia vida para poder salvar un millón de vidas? Tal vez valga la pena.

Pensemos siempre fuera de la caja.

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De Vacaciones en Los Cabos…

2 febrero 2010 4 comentarios

…O de cómo los extranjeros disfrutan más de nuestro país.

En lugar de regresar de una semana de vacaciones, en uno de los lugares por excelencia para el spring break americano, y presumir las bonitas fotos y lo bien que me fue; optaré por un tema diferente pero perteneciente al contexto: Damas y caballeros, nuestro país (o lo poco bueno que hay en éste) no es de nuestra pertenencia.

Nunca fui fan de los grandes hoteles, del clima cálido o de la playa en general, sin embargo, nunca está de más ver un par de extranjeras en bikini y, tras el deseo de unas vacaciones nice de vez en cuando, me embarqué en una pequeña aventura a ese lugar en el que Mar de Cortés y Oceano Pacífico fusionan sus aguas. A continuación describiré un par de situaciones que llamaron mi atención y me dejan cierta reflexión.

Acontecimiento 1

Tras firmar el check-in en un hotel de esos caritos, gracias a los clubes vacacionales que ofrecen buenos precios, me dirijo a mi cuarto y fijo mi atención en el hecho de que todo aquel que labora en el hotel, es mexicano; todo aquel que esta de vacaciones, es gringo. Situación que confirmo en los días consecuentes, soy el único piel morena que se hospeda o que no trabaja en la locación. El evento se repite en cerca de nueve hoteles que ocupan la playa más concurrida de Cabo San Lucas.

Reflexión:

Servimos a los estadounidenses en nuestro país.

Acontecimiento 2

En una mesa de centro del cuarto en el que me encuentro, yace la lista de precios de servicio a cuartos; la reviso y me doy cuenta de que todos los precios están en dólares a pesar de que el listado viene tanto en inglés como en español. Dando la vuelta en algunos antros y tiendas de recuerdos (no, no usaré el término souvenir) los precios siguen estando en moneda del país vecino. La conversión se hace de acuerdo a la tienda, algunos lo dan a 12.50, otros a 13 y los taxistas te los toman por 10 pesos.

Reflexión:

Siendo territorio nacional, el valor de la moneda ídem importa un carajo. Si no tienes dólares, te arriesgas a que te los tomen a un valor inferior al tipo de cambio corriente, o lo que es lo mismo, que te trancen.

Acontecimiento 3

Me encuentro en Playa del Amor, justo a unos metros del Arco de B.C. Sur, un letrero contiene la leyenda «No tire basura, no alimente a las gaviotas y prohibida la venta o comercio de cualquier producto» en los dos idiomas nacionales. Tristemente, son un grupo de mexicanos quienes arrojan trozos de botana a las gaviotas y, cuando deciden irse, son quienes dejan las envolturas donde se encontraban; un güero observa la basura, la recoge y la deposita en el bote más cercano. El único que vende frituras y cervezas en la zona, es un gordo, bigotón, moreno y de sombrero mexicano que tiene una hielera escondida entre unas rocas.

Reflexión:

Somos los mexicanos quienes no cuidamos el patrimonio cultural y natural que se nos ha heredado (sic).

Acontecimiento 4

Un grupo de gringos abraza a su mesero cuando van saliendo de regreso a su país, conocen su nombre, le piden su correo y, acto seguido, le entregan una generosa propina. Un grupo de chicas nacionales adineradas, piden servicio en la playa, barren con la mirada a la persona que las atiende y no dejan una sola propina argumentando «trabaja en un hotel de lujo, ya debe ganar lo suficiente».

Reflexión

Despreciamos a nuestra propia gente cuando el destino (papi) nos ha favorecido más que a otros.

Acontecimiento 5 (final)

Es mi último día de estancia, subo al elevador y una pareja de norteamericanos comparte conmigo un par de segundos, amablemente, y con escazo español, preguntan como ha estado mi día, si he disfrutado mis vacaciones y elogian el hecho de que lleve en mis manos un libro en inglés que comienzo a leer. Momentos más tarde en el pasillo rumbo a mi habitación, encuentro (por fin) una pareja mexicana con todo e hijos; cuando están a unos pasos de mi y yendo en dirección contraria, los miro a los ojos, sonrío y les digo «Buenos días» , lo único que recibo es silencio y una mirada que denota el hecho de que, frente a ellos, no hay nadie.

La reflexión aquí, sobra.

Conclusión General

Tal vez los gringos se merezcan más lo poco que pagan y lo fácil que viajan para vacacionar en el país.