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Archive for abril 2012

Been there, read that (LI)

Pasiones Desde Ring Side, Literatura y Lucha Libre

Selección y Prologo, Daniel Téllez / Carlos Maldonado

Si hay algo que considero realmente mexicano, es la lucha libre. Si hay un deporte que no he dejado de mirar desde que tengo uso de razón, es la lucha libre. Si hay algo que por más teatro que sea no deja de emocionarme, señores, es la lucha libre. Es por las anteriores razones (y otras muchas más) que me es realmente difícil ignorar obra impresa alguna que tenga que ver con el deporte del pancracio nacional.

Fue así como me hice con esta ligera, agradable y bastante digerible compilación de textos basados en el deporte ídem. Pasiones es un conglomerado de textos de autores nacionales de las más diversas procedencias y que brindan un homenaje escrito e ilustrado con imágenes de ensoñación.

Los textos son adecuados y sumamente entretenidos para quien disfruta desde la primera fila o desde la tercera cuerda. Se adicionan anécdotas de rendiciones legendarias, nombres inolvidables y máscaras olvidadas. El archivo fotográfico es excelente y nos muestra el lado ese que sólo se puede observar con la más grande pasión. Narrativa, poesía, prosa y crónica se dan cita en el pequeño compilado.

Si acaso sentí que la magia se terminó demasiado pronto en sus escasas 100 páginas, considero que es una extensión recomendable a pesar de que el tamaño de fuente es bastante grande y la mayor parte del tiempo una página tiene más imagen que texto. Hay referencias que sólo entenderán aquellos que tengan estrecha relación con el deporte en cuestión. Fuera de eso, se disfruta y se siente como devorar una cemita de la Arena Puebla (teniendo hambre claro está), es decir, si no lo hiciste, no asististe.

Totalmente recomendado para fanáticos de la de a caballo, la tapatía o el tirabuzón.

Been there, read that (L)

Curso de Filosofía en Seis Horas y Cuarto

Aut. Witold Gombrowicz

Hay títulos que, de entrada, me dan esa pauta para leer el libro de inmediato; tal es el caso de la presente obra. Y es que suena bastante prometedor echarte un curso en tan poquito tiempo, aunque en realidad me duró aproximadamente la mitad de lo estipulado. Aún así, es de esas pequeñas obras que te dejan un muy buen sabor de boca.

En 1969 el autor se encuentra en una cierta etapa de desprecio hacia la vida, ha intentado suicidarse, se muestra renuente a seguir viviendo. Su esposa y un amigo deciden pedirle clases de filosofía para hacer que su mente se distraiga y se centre en una de las que fueron sus grandes pasiones. A través de las pláticas se hacen apuntes y es de estos apuntes que nace el libro que hoy reviso.

Curso es un libro ligero, precisamente se siente como los apuntes que cualquiera de nosotros pudo haber tomado en un curso universitario. Es hasta un cierto punto gracioso pues incluye comentarios muy personales que el autor tenía sobre ciertas ideas. Por ejemplo, cuando leemos sobre la teoría del Superhombre de Nietzche, en un paréntesis podemos leer «idea estúpida».

Del mismo modo, encontraremos frase incompletas y que son señaladas de esta forma, lo que provocará usar nuestra imaginación o simplemente evitar pensar en ello. El curso comprende material básico de Kant, Nietzche, Marx, Schopenhauer y Hegel entre otros menos mencionados. En efecto, este es un curso bastante completo con las ideas básicas y los conceptos fundamentales de la existencia humana.

Para los acostumbrados a la lectura, el curso no tomará ni la mitad del tiempo especificado aunque no recomiendo tampoco leerlo tan rápido. Sincero, estructurado y ameno, el curso de Gombrowicz es un muy buen motivo para comenzar nuestros propios cuestionamientos.

Been there, read that (XLIX)

Camino a Roma

Aut. Ben Kane

Un comentario previo a mi crítica de la obra: Al principio no entendía el motivo pero cuando comencé a leer en el pequeño parque donde lo hago todos los días a la hora de la comida, me dio pena que me vieran leyendo Camino a Roma. Es raro, en un país que «lee la mitad de un libro al año», me dio «cosa» que se me viera leyendo algo comercial después de haber tenido mi evolución hacia escritores y libros cada vez más complejos. La experiencia del lector le brinda la capacidad de entrar a un mundo de lectura que se va sofisticando con su aumento; sin embargo, ya no sentí esa falsa pena cuando me di cuenta de que, al igual que en el mundo del cine, no todo tiene que ser de la más alta alcurnia para poder disfrutarlo (las diferencias entre cine de arte y un blockbuster, que a veces coinciden).

Después de dos largos años desde que leí la primera y segunda parte, por fin llego al final de la trilogía compuesta por La Legión Olvidada, El Águila de Plata y, finalmente, Camino a Roma de Ben Kane. La historia de los mellizos Romulus y Fabiola llega a su término. Brennus ha muerto, o por lo menos así lo han creído los protagonistas, Tarquinius ha perdido su capacidad adivinatoria así como el amor fraternal de Romulus al enterarse de que el asesinato del noble que provocó toda la travesía hasta ahora es culpa de él mismo. Fabiola se encuentra en una buena posición y pronto será dueña del Lupanar, el prostíbulo dónde creció y fue usada; desde ahí, planeará una conspiración para asesinar al hombre que violó a su madre, Julio César.

El verdadero problema surge cuando Romulus, convertido en legionario, empieza a admirar a César como a ningún otro hombre en el mundo. El conflicto entre hermanos, entre odio y amor. Las intrigas de personajes como el fugitivarius Scaevola que no cesará en sus intentos de asesinar a Fabiola y la participación del mismo Marco Antonio en la vida de la melliza.

Al ser uno de mis temas favoritos, la antigua Roma, disfruté en demasía de la historia. Como en todo, te encariñas con los personajes y los haces tuyos. El autor maneja muy bien los cortes para mantenerte en suspenso sobre la parte de uno de los protagonistas mientras satisfaces la incertidumbre de alguna de los otros, así sucesivamente.

Por supuesto, nada recomendable es tratar de leer sin conocer las anteriores entregas de la saga; la historia es entretenida, fresca y da siempre lugar a muchas especulaciones gracias a la pauta que nos dejan los borrosos registros de la historia humana antigua. Lo disfruté y, por supuesto, buscaré otras obras de Ben Kane.

Gombrowicz: Un Hitler moralmente correcto y Cómo consolar nuestra (falta de) genialidad

Aunque ya tuve algunos acercamientos filosóficos gracias al El Mundo de Sofía, un curso de un semestre en la universidad y una que otra conversación etílica; me hice con un pequeño libro de apuntes del mismo estilo titulado Curso de Filosofía en Seis Horas y un Cuarto, de Witold Gombrowicz. Dentro de sus notas, he hallado dos que me han parecido, lejos de interesantes, bastante chuscas.

Primero, la correcta moralidad de Hitler:

Crítica de la moral práctica: se trata de lo que debo hacer, obrar (moral).

[…]

Para Kant el imperativo moral ha de ser desinteresado.

Ahora la moral depende enteramente de la voluntad. […] Ejemplo: si mi madre está enferma y yo, con la mejor voluntad de curarla, le doy por error un medicamento mortal, desde el punto de vista moral, he actuado correctamente.

Por esta razón, es preciso juzgar por sus intenciones a los mayores monstruos de la historia: Hitler y Stalin.

Si Hitler consideraba que los judíos eran la enfermedad del mundo, entonces actuó de forma correcta desde el punto de vista moral, aunque estuviera equivocado. Pero si hizo aquello por interés personal, entonces fue una inmoralidad. La moral para Kant, es la voluntad moral, la buena voluntad.

Segundo, podríamos consolar nuestra maravillosa e incomprendida genialidad (aunque carezcamos de ella) de la siguiente manera:

Schopenhauer buscaba la renuncia, pretendía matar la voluntad de vivir.

Para mí es un misterio que libros interesantes como los de Schopenhauer (¡y los míos!) no encuentren lectores.

Schopenhauer detestaba a Hegel. Decía siempre: ¡ese zopenco de Hegel! Y, para desafiarle, fijó la hora de sus cursos en la Universidad de Berlín a la misma que los de éste, con el resultado de que la sala de Hegel estaba siempre llena y, la suya, siempre vacía…

Pero Hegel y Schopenhauer tenían argumentos para mostrar que un genio no puede tener éxito, puesto que sobrepasa a su tiempo. Por esta razón el genia resulta incomprensible y no sirve para nadie.

Así que Schopenhauer y yo nos consolamos bastante bien.

Podemos no ser genios, o podríamos serlo sin tener éxito ni servir para nadie. ¿No creen?

Compendio de citas: Previas y durante la Primer Gran Guerra

Extraídas de la obra que actualmente leo, destaco este breve compendio de citas que demuestran las divergentes tonalidades del pensamiento en cuanto a la Alemania pre Guerra Mundial. Mucho tuvo que ver con las influencias decisivas de un Lutero que, lejos de mostrarse como el revolucionario, también mostró una faceta que me atrevo a llamar tiránica. Ese sentimiento de moralidad superior, de hombría superior, de necesidad de demostrar desde mucho antes de la aparición del hombre ario de Hitler, que el superhombre destinado a mantener la moral europea en su punto más alto, era y tenía que ser alemán:

Ninguno de nosotros tenía mucho aprecio por el tipo de valor necesario para hacerse matar por la idea de nación, que, en el mejor de los casos, es un cartel de comerciantes de pieles y estraperlistas de cuero, y en el peor una asociación cultural de psicópatas que, como los alemanes, marchan con un volumen de Goethe en la mochila a ensartar franceses o rusos con sus bayonetas.

– Huelsenbeck.

(En virtud de su conversión en espectáculo, la autoalienación de la humanidad) […] ha alcanzado un grado que le permite vivir su propia destrucción como un goce estético de primer orden. Éste es el esteticismo de la política que el fascismo propugna. El comunismo le contesta con la politización del arte.

– Walter Benjamin, evocando el problema del fascismo.

Si es cierta la universalidad alemana, los alemanes pueden salir de su gueto político para mostrar lo que tienen que decir. Pero no han de hacerlo con la inercia de las armas, sino con la energía de los pensamientos claros. No se trata de la sensación de responsabilidad frente a la humanidad […] sino de la responsabilidad con y en medio de la humanidad. El superhombre ha de encontrarse al lado de su semejante, no para crear dolores, sino para evitarlos, para suprimirlos en todo lo posible. Sólo así podemos mantener la esperanza de que el destino automatizado de un mundo igualmente automatizado se ablande ante el individuo , proporcionándole así la libertad.

– Hugo Ball en Crítica a la Inteligencia Alemana (1918).

Cierto que se ha escrito y hablado mucho sobre si la guerra es una gran plaga… El oficio de la guerra y de la espada debe ser visto con ojos viriles, a pesar de las cosas horribles que se pueden hacer. Y entonces se demostrará por sí mismo que se trata de un oficio divino, que es tan necesario y provechoso para el mundo como el comer y el beber, y cualquier otro oficio.

– Martín Lutero en ¿Pueden estar los guerreros en estado de gracia?

El hombre nace con hambre de inmortalidad; la nota a una edad muy temprana, pero cuando llega a los años en que su razón ya se ha desarrollado, la ahoga con demasiada facilidad y rapidez. ¡Hay en esta tierra tantas cosas agradables y nutritivas que tanto nos gusta llevarnos a la boca o al bolsillo!

– Wilhelm Raabe en su Hungerpastor.

Cuando se trata de la patria y de la libertad no puedo estar sentado, aburrido, ni dejar de crujir los dientes… ¡Que todos esos diplomáticos se vayan al diablo! ¿Por qué no se pone en marcha contra esos franceses, como si fuera una tormenta de fuego? Yo digo que debemos hacerlo y dar una buena tunda con nuestras espadas en el trasero del enemigo.

– Gebhard Leberecht von Blücher, en una carta a Scharnhorst (1807).