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Archive for marzo 2019

El temor de un hombre enamorado

En alguna ocasión, platicaba con insecta sobre nuestros peores temores. Independientemente de aquello que nos contamos, pasaron muchos meses, tal vez más de un año hasta que el tema volvió a salir. Yo había olvidado la conversación original y ella me lo recordó. Para ponerla a prueba, le pregunté, ¿a qué es a lo que más le temo?, y respondió, «a perderme». Precisamente, hubo algún otro momento en el que una de mis mejores amigas me lo advirtió, que ella sepa cuánto la amo y lo mucho que tengo miedo de perderla, es la peor arma que se le puede dar a una mujer. Curiosamente, hace dos días, le increpé a insecta haberle dado la peor de las armas que podría darle. Altanera y orgullosa (sin intención de hacer referencia alguna), aseguró que yo no le dí el arma, sino que ella solita la obtuvo (y me fascina esa soberbia en ella).

No he podido evitar el preguntarme nuevamente sobre mis peores temores. Temo lo que, imagino, temen todos los hombres: a morir sin haber cumplido las metas propias de la vida; a las alturas extremas; a las serpientes; o qué se yo, a lo desconocido y demás palabrería poética sobre lo efímero de nuestro paso por este mundo. Y sin embargo, entre esta montaña rusa de emociones en la que me subí con insecta, puedo dilucidar un temor muy real que por momentos parece cumplirse y por momentos parece tan distante.

Creo firmemente que un hombre enamorado, no cualquier hombre enamorado, sino uno que de verdad ama lo suficiente como para anteponer al ser amado frente a todo, siempre tiene el mismo temor. No hablo del temor a no ser correspondido, eso es algo que tarde o temprano todos enfrentamos. Hablo de ese temor nacido de la incertidumbre suprema que provoca ese ser amado.

Uno ama, pero no puede estar con el ser amado. Existen siempre circunstancias que escapan al control de quien ama: diferencias socioeconómicas, diferencias religiosas, la presencia de un ‘otro’, dificultades profesionales, distancias físicas o emocionales, etc. A pesar de esto, el hombre enamorado está dispuesto a sortear las circunstancias. Se sabe a sí mismo capaz de enfrentar y de vencer a la adversidad. Carajo, uno se sabe capaz de ir al infierno y regresar de él por ella, por el ser amado.

Sin embargo, el temor más grande está ahí, implícito en esa actitud de enfrentar absolutamente lo que se le pare enfrente. Porque así como el hombre se sabe capaz de todo y se siente seguro de ser vencedor ante ese todo; es así como piensa que tras sortear todo tipo de dificultades, la recompensa aguarda: el amor de la persona amada.

Pero, ¿y si no sólo se trata de vencer a las circunstancias?, ¿qué pasa cuando el otro deja de existir pero ella sigue alejada? ¿Qué pasa cuando las dificultades se superan y las amenazas son derrotadas y a pesar de esto, no accedemos a ese amor de la persona amada?

Ese es el peor temor de un hombre enamorado, que no sean las circunstancias las que no le permitieron desde un principio estar a su lado; que siempre haya sido ella la que decidió no elegirlo para compartir su amor. Se decía justificado, se decía que cuando las circunstancias cambiaran, entonces obtendría todo eso que por tanto tiempo añoró; y finalmente, cuando las circunstancias cambiaron, se dio cuenta de que no eran éstas las que le impedían ser feliz al lado de su amor, simplemente no lo iba a ser.

 

Los libros y nosotros

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La manera en que los libros llegan a nosotros determina muchas veces si van a gustarnos o no, e incluso si terminaremos de leerlos. Los libros regalados entre desconocidos son un pretexto que puede comenzar una amistad. Construimos relaciones a través de lecturas compartidas, de las fértiles sugerencias que intercambiamos como señas de una nacionalidad compartida de lectores, o prescribimos libros como si fueran tratamientos mágicos para enfermedades del alma.

Y una de mis conversaciones favoritas con insecta fue la del día en que ambos concluimos la lectura de Orquesta de lluvia; los dos tan agradecidos de que esa belleza fuese nuestro primer libro compartido.

Todos tenemos nuestro pequeño libro guardado, esperando su oportunidad. Todos tenemos una historia genuina que contar, como un boxeador entrenando día y noche, mugiendo, sudando, tirando golpes contra su propia sombra; pero un día el boxeador se cansa de esperar al famoso promotor que lo descubra y cuelga los guantes. Cuando eso le pasa a ciertos escritores —especialmente a los que tenemos la mala costumbre de comer tres veces al día, aunque sea frugalmente— ingresamos a las filas más ingratas del batallón literario, y escribimos lo que nos digan. Ahí es donde entro yo.

– Javier Raya en La rebelión de los negros.

O como un luchador de jiujitsu…

Been there, read that (CLXIV)

Fuego y sangre

Aut. George R. R. Martin

9788401022166Se acerca el mes de abril y con éste, una gran serie de sentimientos encontrados se avecina. No sólo disfrutaremos de nuevas temporadas de Attack on Titan y Cobra Kai, también recibiremos a Avengers: Endgame en el cine y, estoy seguro, derramaremos lágrimas al por mayor con la conclusión de Game of Thrones (también es el cumpleaños de insecta, pero eso no está en tela de discusión).

Precisamente, pensando en el término de una serie que desde 2011 ha sido el deleite de tantas personas, entre las que me incluyo, me preguntaba cuál sería la mejor manera de prepararme para recibirlo. Desde Danza de dragones y El caballero de los siete reinos, George R. R. Martin nos mantuvo en ascuas por casi dos años; nos la hemos pasado realizando hipótesis sobre qué tan bueno o malo sería que la historia llegara a su final en la pantalla mucho antes que en los tomos escritos. Cabe recordar que, a partir de la octava temporada de la serie, la historia se despegó de la descrita en los libros y desde entonces las especulaciones son demasiadas pues se sabía que aunque los rumbos entre ambas versiones tomaban caminos separados, sus conclusiones coincidirían en la mayor parte de los aspectos principales.

Afortunadamente, la sed de nuevas historias se vio saciada gracias a la publicación de Fuego y sangre a finales del año pasado. No tardé en realizar mi precompra del libro y una vez que terminé mis pendientes, me volví a sumergir en la mitología de Westeros y sus múltiples conflictos políticos y bélicos.

«Fuego y sangre», es el lema de la casa Targaryen; por tanto, no debe sorprendernos que el libro cuyo título emula tal lema, gire en torno a la dinastía de la casa con el escudo del dragón de tres cabezas. Precisamente, al interior de sus casi 900 páginas, haremos un recorrido a través de la historia de la dinastía que ascendió al control de los siete reinos tras la llegada de Aegon I, también llamado el Conquistador, aproximadamente 230 años antes de los sucesos que se describen en el primero de los tomos de Canción de Fuego y Hielo, mejor conocido como Juego de Tronos.

Conformada como una recopilación de relatos realizada por un maestre de la ciudadela, la obra posee los defectos propios de una narración histórica construida a través de los más diversos testimonios, desde las bitácoras de maestres y testigos de los sucesos más importantes, hasta chismes y habladurías de bufones y prostitutas. En efecto, lo que hace tan disfrutable al libro, es el hecho de que existen vacíos en ciertas etapas de la historia que dejan espacio para la suposición y la duda con respecto a las motivaciones y tramas que pudieron tener ciertos personajes relevantes en la construcción de los mitos alrededor del trono de hierro.

Lo que hasta el día de hoy me asombra, es el hecho de que no importando las tremendas extensiones de las obras de Martin, uno no se cansa de leer ni se exaspera al darse cuenta de la gran cantidad de páginas que restan cada que se decide postergar la lectura para otro momento. Si bien no se compara a, por ejemplo, Danza de Dragones cuya extensión es de alrededor de 1,100 páginas, Sangre y fuego definitivamente se lee de forma fluida y agradable.

Cierto es que siendo fanático no sólo de la serie y los libros, sino de la literatura fantástica y romántica de caballeros y dragones, no encuentro nada qué reprocharle a la obra salvo, tal vez, el hecho de que no contiene la totalidad de la historia. Si de acuerdo a la genealogía de los Targaryen, existieron 18 reyes pertenecientes a la  noble casa, el libro sólo narra hasta la coronación del octavo de estos. De modo que tendremos que esperar al siguiente o siguientes tomos para terminar de disfrutar de la totalidad de tan enriquecedora historia.

Fuera de la minúscula queja mencionada, poseo cierto temor sobre futuras publicaciones del autor pues dado que aún nos debe alrededor de tres tomos de Canción de fuego y hielo, el presente libro obliga a una continuación y no sabemos a cuál se vaya a dedicar el escritor. Es imposible saber cuánto tendremos que esperar todavía para conocer el resto de ambas historias.

En este punto de mi vida, conozco mucho mejor la historia de los Targaryen que lo que me hace falta saber sobre mi tema de tesis doctoral; eso sí que es alarmante.