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Archive for agosto 2020

Cuando nos peleábamos

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Cuando nos peleábamos, combatíamos durante horas y nuestros padres no iban a salvarnos. Supongo que como fingíamos ser muy duros y nunca pedíamos clemencia, esperaban que alguna vez lo hiciéramos. Pero no podíamos hacerlo porque detestábamos a nuestros padres, y como los odiábamos ellos nos odiaban otro tanto, y salían a los porches y nos miraban con indiferencia mientras estábamos enredados en una terrible e interminable pelea. Bostezaban y recogían del suelo algún volante publicitario y se metían de nuevo en la casa.

Yo peleaba contra un tipo que después llegó a un puesto muy alto en la Marina de los Estados Unidos. Un día peleé con él desde las ocho y media de la mañana hasta la puesta de sol. Nadie nos detuvo a pesar de que estábamos bien a la vista, en su jardín delantero, bajo dos enormes pimenteros desde donde los gorriones nos cagaron todo el día.

Fue una lucha implacable, a muerte. Él era más grande, un poco mayor que yo y más pesado, pero yo estaba más loco. Paramos de común acuerdo: no sé cómo funciona eso, hay que experimentarlo para entenderlo, pero después de que dos personas se pegan durante ocho o nueve horas, surge una extraña especie de hermandad.

– Charles Bukowski en Bop, bop, contra aquel telón.

Been there, read that (CCV)

Tráeme tu amor y otros relatos

Aut. Charles Bukowski / Ilust. Robert Crumb

Traeme-tu-amor-y-otros-relatosConservo todos los libros que leo, es algo así como una colección que algún día pasará a ser herencia para quienes vengan detrás. No me gusta para nada la onda de hacer intercambio de libros, no hay nada como ir a las librerías o a las ferias del libro y tomarte el tiempo de dejarte sorprender en el estante de novedades o de descubrir a un nuevo amigo entre los botaderos.

Así como no me gusta intercambiar libros y prefiero conservar los que he leído a través de mi vida, me gusta a veces regalárselos a personas que sé que los apreciarán, eso sí que no me duele. De tal modo, el único motivo por el que compraría un libro que ya leí es porque lo regalé a alguien más, porque encontré una edición más antigua (o cercana a la primera) o porque a alguien se le ocurrió realizar una versión ilustrada que enriquece aún más a la obra original.

Precisamente, esta versión de Tráeme tu amor es una de esas excelentes combinaciones escritor/ilustrador, en este caso, entre Charles Bukowski y Robert Crumb. Ahora bien, hay que aclarar que no es algo realmente novedoso ya que tanto los relatos como las ilustraciones fueron realizadas hace más de 40 años. Más bien, se trata de estas bellas ediciones que la editorial Libros del Zorro Rojo se encarga de hacer (también tengo versiones ilustradas de esta misma editorial de Las montañas de la locura de Lovecraft, Frankenstein de Mary Shelley y un cuento para niños de un oso que vive en las tuberías de una casa).

Tráeme tu amor incluye tres relatos: el que brinda su título al nombre del libro (1983), «No funciona el negocio» (1984), y «Bop, bop, contra aquel telón» (1975). Las tres forman parte de una excelente representación de la escritura del buen Charles que, ahora que conozco un poco más de la obra de Robert Crumb, no podía estar mejor acompañada.

A la obra en general de Robert Crumb se le ha tachado de pornográfica, misógina y degradante, y es eso lo que precisamente se encuentra entre las líneas escritas por Hank. De alguna manera, lo crudo, lo desolador y lo sucio de las letras del escritor se acopla de forma natural a los dibujos del ilustrador.

Advierto que no es una literatura agradable. No es para todos el tipo de narraciones donde los personajes comunes y corrientes se enfrentan a la desolación de una recesión económica, de la falta de oportunidades y motivaciones, o del deseo de mejorar en la vida en general. Mucho menos será del agrado de muchos el trato que se le da a la figura femenina ni al detalle que se brinda a los detalles «cochinos».

Lectores de Bukowski, bienvenidos. Lectores en general, por supuesto que lo están pero avancen bajo su propio riesgo.

Been there, read that (CCIV)

Véndele a la mente, no a la gente

Aut. Jürgen Klaric

81kFMHn9PwLPor lo general, si alguien me recomienda alguno de esos libros que encuentras bajo las categorías combinadas de «autoayuda» y bestseller, sé que tendré que bajar mis expectativas con respecto al contenido de tal obra. De hecho, en la mayoría de las ocasiones, no importa cuánto baje esas expectativas, siempre termino decepcionado y hasta enojado de que alguien pueda estar ganando dinero vendiendo algo con tan poca calidad o innovación.

De esta manera, la última recomendación que recibí por parte de un buen amigo y socio laboral, fue la obra de Jürgen Klaric cuyo título es conocido de sobra dentro del gremio de las ventas y la publicidad. Sorpresivamente, escribo estas líneas con un muy buen sabor de boca después de haber disfrutado de una lectura simple pero cargada de utilidad.

Véndele a la mente, no a la gente, es una obra que gira en torno a la invención de su autor, las «neuroventas». En general, lo que se busca es guiar el proceso de venta a través de mensajes que lleguen directamente a la parte inconsciente del pensamiento humano de los posibles clientes. De este modo, el discurso está enfocado en cumplir ciertas «expectativas» que el ser humano tiene sin saberlo y todo mensaje encaminado al cierre de un negocio, debe atacar lo tres cerebros con los que el ser humano cuenta: el que se guía por la racionalidad, el que se guía por las emociones y el que se guía por el instinto. 

Fuera de esto, gran parte del libro se dedica a justificar la teoría de las neuroventas por medio de una descripción detallada de los procesos a través de los cuales se analizan las reacciones de los compradores a los discursos de los vendedores. La verdad, es que nada de lo que se explica e intuye resulta ilógico como para rechazarlo sin intentar su aplicación.

Lo cierto, es que la parte medular del libro posiblemente se encuentre en las últimas 30 páginas, en las que los hallazgos de la investigación del autor y su equipo de profesionales se resume en 20 consejos básicos y ejemplos generales de su aplicación. Curiosamente, la obra de Jürgen Klaric hace referencia a un sólo libro que considera necesario antes de lanzarse a aplicar los consejos dados. Dicho libro es Los secretos de la mente millonaria, de T. Harv Eker, cuya lectura hice hace casi un año.

Me atrevo a decir que Véndele a la mente es, en definitiva, una obra obligada para todo aquel que depende de las relaciones directas con clientes o con socios. Si bien, puede haber cosas que por lógica debieran seguirse, hay muchos otros detalles que se nos pueden escapar y que podrían brindar esa pequeña diferencia entre cerrar el trato o perderlo para siempre.

 

Been there, read that (CCIII)

Regreso a Birkenau

Aut. Ginette Kolinka

portada_regreso-a-birkenau_ginette-kolinka_201911261744Este año, el 27 de enero, se cumplió el 75 aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau. Los testimonios son muchos y los supervivientes muy pocos. Si bien la industria cinematográfica y la memoria histórica se han encargado de retratar los horrores de la manera más fiel posible, hay mucho que escapa y detalles que sólo unos pocos pueden conocer o recordar.

Regreso a Birkenau es el testimonio de Ginette Kolinka, una mujer francesa que, a sus 19 años fue deportada junto con su padre, su hermano menor y su sobrino, al campo de concentración de Birkenau, en 1944. Siendo la única superviviente de ese viaje, padeció los horrores de esos lugares durante poco más de un año para, finalmente, ser liberada y repatriada en mayo de 1945.

Años después, se le invitó como oradora durante los recorridos que se abrieron en estos campos de muerte. Fue realizando esta labor, que Ginette descubrió lo poco realista que resultaban estos «paseos». Donde hubo cadáveres, suciedad, tristeza y desesperanza, ahora se observaba a niños jugando y jardines floreciendo. Las barracas antes llenas de agonía ahora eran sólo cuartos vacíos y limpios.  ¿Cómo es posible que las personas entiendan que lo que ahí aconteció fue uno de los puntos más bajos de la humanidad?

Precisamente de esto se trata el testimonio de Ginette, de dar esos detalles que jamás se podrían imaginar las actuales generaciones. Y es este testimonio tan sencillo, con frases y párrafos cortos, con apenas 109 páginas que se leen en un santiamén, el que busca recordarnos que el odio es el culpable y que las bromas y los insultos racistas no pueden ser tomados a la ligera cuando se comprende lo mucho que se sufrió ahí.

Ser golpeada a diario, compartir transporte o cama con cadáveres sólo porque, al hacer el recuento diario, hasta los muertos tenían que estar presentes. Untarse orina para que el amoniaco aliviase las heridas de las labores forzadas. Cuidar con la vida un pedazo de pan o una taza en dónde recibir el café que con suerte se les daba algunos días. El olor a muerte que desprendían las cámaras de gas y los hornos que incineraban cuerpos las 24 horas del día.

«Al menos espero que no piensen que he exagerado» concluye la autora. Dudo que alguien realmente lo haga.