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Archive for junio 2010

Been there, read that (XI)

Mengele: El Ángel de la Muerte en Sudamérica

Aut. Jorge Camarasa

Una vez concluída la Segunda Guerra Mundial, muchas de las grandes incógnitas después del conflicto se centrarían en el paradero de prolíficos, y recién fugados, miembros de Partido Obrero Aleman Nacional Socialista. Si bien los peces gordos, como Rudolph Hess o Göring, caerían presa de las primeras pesquizas aliadas y más tarde recibieran castigo, mientras otros terminaron muertos, como Martin Bormann; muchos otros lograron escapar a través de una red bien tejida de conexiones con Roma y autoridades simpatizantes en otros países «ajenos» al conflicto. Tal sería el caso de personalidades como Adolf Eichmann y, más en específico, Joseph Mengele, el Ángel de la Muerte.

Encargado de llevar a cabo los más horrendos experimentos en el famosísimo campo de concentración llamado Auschwitz, Mengele se encargó de escoger una por una a las personas que debían morir inmediatamente, aquellas que llevarían una vida de trabajos forzados y abstinencia de humanidad, y aquellas que sufrirían la peor parte de estar ahí: la experimentación, disección, tortura y demás acciones encaminadas a culminar la investigación que el médico nazi realizaba.

Sólo faltan 10 días para que el ejército soviético libere aquel horrible lugar de muerte y desolación. Joseph Mengele empaca sus objetos personales y se prepara para un viaje que lo llevará a través de Argentina, Paraguay y, finalmente, el lugar que ha de recibirlo hasta el día de su muerte lejos del alcance de la justicia aliada: Brasil. 20 años después de la derrota nazi, en un pequeño poblado brasileño que recibe el nombre de Cândido Godói, comenzará un fenómeno que hasta el día de hoy llama la atención: el porcentaje de nacimientos de mellizos en el mundo es del 1% , si no es que menor, mientras que en ese lugar es de hasta un 20%. ¿Causas? Ninguna se ha encontrado hasta nuestros días.

Si bien la clausura de Auschwitz dejó de proveer especímenes a nuestro objeto de estudio, eso no significó que Joseph dejase a un lado su sueño: encontrar la manera de ofrecer hijos mellizos al reich con el fin de tener una población activa y fuerte más pronto y con mayor eficiencia en el futuro.

Sobreviviendo como veterinario y ofreciéndole a granjeros la posibilidad de obtener terneros mellizos en su ganado. Mengele pasaría de una etapa de supuesta tranquilidad a otra de persecusión cíclicamente, que lo llevaría a asentarse en distintas viviendas y bajo la protección de amistades, gobiernos y contactos recurrentes. Siempre seguido de cerca por los servicios secretos israelís y uno que otro grupo de caza de nazis.

Lo cierto, es que, a través de documentación legal, diarios y testimonios, la obra nos narra de una manera supuesta (y digo supuesta pues hay muchos períodos de tiempo donde el médico pareciera haberse esfumado de la faz de la Tierra) el recorrido que hizo a través de aquellos tres países y que lo llevaría a morir de una manera, digamos, tranquila y sin arrepentimiento alguno a merced del mar.

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Una estrella fugaz

Debo confesar que estoy en una etapa de mi vida en la que me encuentro frustrado a más no poder: el desempleo. Es de esos momentos en los que uno se cuestiona interminablemente cosas como ¿para qué estudiar la carrera más difícil de la uni si no encuentro el trabajo que deseo? ¿De qué sirvió ser editor de un periódico o moderador de un colegio residencial? ¿Por qué «&#)#)!$» no ven los estúpidos reclutadores que soy la persona que más va a trabajar y hacer crecer a la maldita empresa de «%#/$ y escogen a otros pelagatos?, etc, etc, etc.

Lo cierto es que para alguien con una mentalidad como la que me he jactado de tener toda la vida, la desesperación ha hecho mella en mi y me ha llevado a estar triste, nostálgico y dudoso de el ya incierto futuro que me aguarda. No se han hecho esperar los comentarios de los amigos (reales y virtuales) que me aconsejan el positivismo y me animan de la mejor manera posible. Incluso yo en mi interior sé que las cosas se dan por sí solas y que voy a encontrar algo muy bueno tarde o temprano.

La cuestión no está realmente en la falta de trabajo, por el contrario, HAY trabajo y, sin embargo, no existe ese trabajo que deseo desarrollar, esa área en la que me quiero especializar. No es por ser exigente o mamón, pero dicen que de nada sirve estar en un lugar si no disfrutas de lo que haces, precisamente, es eso lo que quiero evitar.

Afortunadamente, como persona de Fé, aunque también tengo mi lado científico bastante grande, mi vida ha estado plagada de señales que me dan esa guía que necesito en momentos de desesperación. Sea en cuestiones del corazón, de exámenes, de tesis o qué sé yo; las señales siempre han estado presentes en los momentos que más débil me he encontrado.

Y es que anoche, caminaba por una de las calles aledañas a mi hogar paternal a eso de las 4 de la madrugada. ¿Que qué demonios hacía yo en la calle a esa hora un lunes por la noche? Debo decir que es harina de otro costal, pero sí puedo mencionar que, en efecto, buscaba dentro de mi y de algo que me diera la respuesta a esta sequía emocional.

Faltaba una cuadra para llegar al siempre fiel Oxxo de las 24 horas. Acostumbro siempre mirar hacia el frente y nunca hacia el piso; en esta ocasión, eso de no mirar para abajo me pago con una agradable sorpresa. Dirigía mi vista hacia el resplandor que provoca el anuncio rojo, blanco y amarillo de aquella tienda de conveniencia cuando la vi: justo arriba del letrero, una pequeña luz blanca de gran resplandor apareció en un nocturno cielo despejado para después precipitarse hacia abajo (desde mi perspectiva) y un poco hacia la izquierda. Mientras descendía, dejó una estela de un tono verduzco brillante.

En el momento en el que desapareció en algún punto de la nada, un resplandor verde iluminó la totalidad del cielo durante una mínima fracción de segundo; me recuerda aquel resplandor que dicen los marinos que se ve cuando el sol termina de ocultarse en el horizonte del mar.

Así es, fue la primer estrella fugaz que vi en mi vida y espero no sea la última. Una vez que el destello verduzco se llevó consigo toda posible oportunidad de ver aquel espectaculo nuevamente, uns sonrisa se dibujó en mis labios. Ahora sé que no debo desfallecer ni desesperar; aquel trabajo ideal me esta esperando, sólo hace falta buscarlo. ¿Que si pedí un deseo? Claro que lo hice, es la tradición, aunque debo decir que no recuerdo cuál de las dos cosas que se encontraban en mi cabeza fue la que realmente deseé.

Si salí en busca de una señal y la encontré (o me fue enviada tal vez), ¿por que no creer que lo que busco, que es más común, no lo encontraré?

Been there, read that (X)

LOST: La Filosofía, Las Claves de la Serie

Aut. Simone Regazzoni

¡Atención! No se dejen engañar por la cubierta de este libro, no es lo que parece en un principio. Hasta el día de hoy, he seguido la máxima de no juzgar a un libro por su cubierta, sin embargo, lo hice con el presente título y vaya que me equivoqué.

Es cierto que, al ser fan de la serie, no me interesé en saber más del libro hasta después de haber pagado la cuota correspondiente para llevarlo a mi casa. Sí, parte del título contiene la palabra filosofía y, al mismo tiempo, la frase las claves de la serie; aún así, supuse que me encontraría con algún tipo de novela o ensayo con teoría propia sobre el universo Lost. Pero como mencioné al principio, me equivoqué.

Lo que tenemos en las manos es nada más y nada menos que un gran ensayo filosófico que va más allá de ver Lost como una serie más de las muchas que vemos a diario en canales como Warner o AXN. Revisando diálogos, títulos de capítulos, contenidos y circuntancias, el autor, un Doctorado en Filosofía italiano, nos muestra aquello que se encuentra intrínseco en la presentación de cada uno de los capítulos de esta gran serie.

Mejor aún, es el hecho de que la lectura se lleva de una manera natural y comprensiva pues, aún con las comparativas de teoría reales de grandes figuras filosóficas de la historia universal, el material no deja espacios abiertos  ni crea lo que podríamos llamar un conjunto de referencias cruzadas. Creo que, de haber estudiado filosofía en la universidad, lo que el libro nos describe y analiza bien podría haberse tomado como una tesis muy muy buena.

A lo largo de poco más de 100 páginas (es una obra corta) abordaremos temas que van de la reflexión del nacimiento y la muerte, a la concepción del verdadero amor o el significado del verdadero «estar» en una isla. Con un gran contenido bibliográfico y citado basado en Heidegger, Kant, Locke, Hume, Aristóteles, Platón y toda una serie de figuras pensadoras, reconoceremos en Lost un gran nicho para la interpretación y análisis de temas importantes.

Aún no sé si los creadores de la serie hicieron o pensaron en muchas de las interpretaciones que se encuentran ahí y que nunca las llegué a pensar. Pero debo decir que crearon algo grande. En fin, un libro muy recomendado aunque si pueden pedirlo prestado, saldría mejor por el corto tiempo que lleva leerlo de cabo a rabo.

Nota: Curiosamente, el capítulo favorito del autor es el mismo que el de un servidor: La Constante.

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Momentos para crecer

Hace unos días, desfilé junto a otros 1,300 (aprox.) compañeros en la 66 Ceremonia Anual de Graduación de la Universidad de las Américas Puebla. Oficialmente me he graduado, oficialmente soy licenciado, oficialmente ha llegado la hora de crecer un poco más.

Es curioso, pero hasta ese mismo día, unas horas después, cuando el brindis estaba dado y las fotos se habían tomado, sólo hasta ese entonces me di cuenta que mi último vínculo a esa hermosa casa de estudios había sido cortado. He sentido ese vacío que se siente cuando te toca vivir solo por primera vez; cuando te despides de un amigo que se muda a miles de kilómetros de ti; cuando sabes que es muy difícil tener esa conexión otra vez.

En el pasado tenía motivos para volver, disfrutar el campus, ver a los amigos y salir de fiesta, cholulear le dicen. Que si era hora de entregar los empastados, que la carta de conclusión de carrera, que el ensayo de graduación, etc, etc, etc. En el presente ya no los hay, en unos meses recoger el título, fin.

De alguna manera me siento triste, aunque los amigos, hermanos, ya habían empezado a tomar caminos diversos, la separación no era tan latente como lo es hoy; nuevas vidas, parejas, trabajos, locaciones, círculos personales; inundan las visiones del sencillo mundo que vivíamos dentro de la burbuja de la univerciudad. Búsqueda de trabajo (lamentablemente, parezco ser el único de mi generación sin nada seguro), búsqueda de un nuevo hogar, vivir del bolsillo propio, crecer para ver hasta qué lugar nos llevan los sueños; son los próximos pasos.

Pasos que muchos ya empezaron a dar: las bodas se acercan y las borracheras intersemanales se terminaron. Perder el tiempo en internet nos deja de ser productivo y enfocamos la vista hacia ese aumento o trabajo mejor pagado. Sí, estamos tristes de integrarnos a la estadísticas poblacionales, aunque igual nunca hemos dejado de serlo desde el momento en que nuestra madre nos dio a luz.

Ahora que encaro todo esto, me siento melancólico, vacío (sólo un poco), asustadizo de un futuro que aún no he vislumbrado y del que nada sé. Sin embargo, me siento confiado de mis habilidades, alegre de haber conocido las personas que en mi camino me topé; seguro de que mirando hacia el horizonte, tarde o temprano encuentras tierra firme. Ilusionado con visiones que la vida da del amor y de lo que buscas en una persona ideal, esperanzado de que el mundo no es tan malo como lo pintan y, finalmente, agradecido de lo que Dios me ha dado hasta el día de hoy.

Gracias Universidad de las Américas Puebla, nos estamos viendo aún, trataré de ahcer que te sientas orgullosa de mi.

 

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Been there, read that (IX)

El que susurra en la oscuridad

Aut. Howard Philips Lovecraft

Pues sigo escribiendo reseñas, en lo que sale un buen tema para escribir. En esta ocasión, escribiré acerca de un libro del que su autor no necesita la más mínima presentación. En general, ni siquiera debiera escribir una reseña, el apellido es todo lo que se necesita para saber que la obra valdrá la pena; aún así, debido a las circunstancias que me acercaron al escrito hace tanto tiempo, me tome la libertad de escribir sobre éste.

Hace muchos años, tal vez me encontraría en secundaria, decidí que sería buena idea el leer todo lo que pudiese. Caminando frente a una librería local, llamaron mi atención la portada y título de un libro que se hallaba en el mostrador. Su título, El que acecha en la oscuridad. Junté algo de dinero y procedí a comprarlo. No sé qué haya sido, tal vez el lenguaje escrito tan elaborado, la falta de «acción» en las primeras páginas, la ausencia de dibujos que pensé encontraría del estilo de la portada de ese entonces, cortesía de H.R. Giger, o qué sé yo; simplemente leí un par de páginas y dejé que el libro se perdiera en el olvido. Creo recordar haberlo regalado a algún amigo.

Mucho tiempo después, vagando en la librería de mi universidad, me dirigí a la zona de descuentos del lugar. Cuál fue mi sorpresa encontrar aquel mismo libro que hacía años había olvidado. Ahora poseía un nuevo título: El que susurra en la oscuridad, y una nueva ilustración de portada, desde luego cortesía del mismo ilustrador del libro anterior. Con un 60% de descuento, no tuve moletia alguna en adquirirlo y darle la oportunidad que mi ignorancia prefirió no darle lustros atrás.

Lo cierto, es que volví a olvidar la obra un par de años más y fue hasta hace unas semanas que lo tomé en mis manos y procedí a disfrutar. El que susurra en la oscuridad, incluye una historia extra, En las montañas de la locura; y qué puedo decir, sólo hasta ahora que mi desarrollo como lector se encuentra lo suficientemente alto, me he dado cuenta de la joya escrita que me negué a leer tanto tiempo. H.P. es simplemente brillante en su modo escrito, hablando desde un futuro en el que las historias ya narradas no son más que recuerdos, describe minuciosamente cada una las «expediciones» que con un pseudónimo recorre a través de su mente.

Ambas historias nos narran los encuentros cercanos, terroríficos debo decir, con lo desconocido. NO hablo de un desconocido en el que hallemos demonios, seres impíos y satánicos; no, hablo de eso desconocido en cuanto a verdad universal se busca, extraterrestres, individuos y civilizaciones que anteceden los tiempos humanos, tecnologías y vidas desarrolladas muy por encima de lo que conocemos. De alguna manera, como aquellos episodios de los Expedientes Secretos X de los años noventas, donde lo que daba miedo no era el extraterrestre en sí, sino la ausencia de éste y las miles evidencias de que se encontraba en algún lugar.

No hablaré más del contenido, simplemente debo decir que Lovecraft es una apuesta segura cuando se busca un lenguaje más enriquecedor y bello del que se obtiene de muchos a los que les es permitido escribir hoy en día. Sin duda un par de historias que te tendrán, de alguna manera, con los pelos de punta y te harán sentir el deseo de saber más, a través de espóradicas referencias, de los mitos de Ctulhu y sus ramificaciones con el espacio exterior y seres infernales.