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Posts Tagged ‘Argentina’

Been there, read that (CCCXXVIII)

Nuestra parte de noche

Aut. Mariana Enríquez

Qué puedo decir que no se haya dicho ya sobre la obra de Mariana Enríquez y, principalmente, sobre la que hasta el momento es considerada su mejor historia, Nuestra parte de noche, ganadora del Premio Herralde 2019, un premio que les puedo asegurar garantiza una altísima calidad. Puedo decir que intenté leerla en el mismo año de su premiación y que no me enganchó, no pasé de la página 50, pero que después de madurarla un poco en el librero y leer Bajar es lo peor, entonces le encontré un verdadero gusto cuatro años después.

En un primer momento, dilucidé la historia de Juan y Gaspar, padre e hijo, que se encontraban huyendo de algún modo, que en los cuartos de auto hoteles el niño tenía encuentros con personajes que, al parecer, no cualquier ser humano podía ver, que el padre enseñaba al hijo cómo tratar con esos seres que miraban sin tener ojos. Se intuía que el lugar al que se dirigían les proveería de algún tipo de protección contra un cierto grupo de personas que no los dejarían ir tan fácilmente pues necesitaban de ellos.

Años después entendí, que Juan buscaba proteger a Gaspar de La Orden, un grupo de personas muy poderosas para las que Juan funcionaba como médium; es decir, Juan les daba acceso a La Obscuridad, un ente que destrozaba los cuerpos para luego alimentarse de quienes lo invocaban pero que, tras haberse saciado, otorgaba dones entre los que se buscaba el de la inmortalidad. Juan, de un físico imponente pero de una debilidad latente acentuada por una enfermedad cardiaca congénita, busca desesperadamente la forma de ocultar que su hijo ha heredado sus dones para evitar que La Orden lo utilice como la han utilizado a él.

La historia se divide en 6 momentos temporales que se mueven entre pasado, presente y futuro. Un pasado en el que se visualiza a la madre de Gaspar, posible heredera del liderazgo de La Orden, y su primer contacto con Juan, su enamoramiento y la concepción de un hijo por parte de ambos. Un presente desesperado de huida y luego de locura por parte del padre que para proteger a Gaspar realizará acciones sumamente cuestionables y que no entenderemos en un principio, pero que condenaremos de forma tajante. Un futuro en el que Gaspar entra en conflicto entre el amor hacia Juan y el desprecio que tiene hacia el trato que recibe por parte de él, toda vez que el padre va perdiendo la cordura. Y entre estos tres tiempos, interludios periodísticos en los que se narra el horror de una dictadura cernida sobre la Argentina de aquellos tiempos.

Terror folclórico, cargado de referencias a eventos que realmente ocurrieron, a espantajos que surgen del imaginario popular de aquella región latinoamericana, a historias comunes de la población: desapariciones de niños que se atribuyen al régimen opresor que realmente fueron ocasionadas por entes que no pertenecen a este plano existencial o, de forma inversa, atribuidas a lo desconocido para evitar la confrontación con el poder militar. Agreguémosle una interconexión con historias previamente narradas por la autora en otros de sus libros, generando así un universo narrativo que, esperemos, siga creciendo con obras posteriores.

Nuestra parte de noche es literatura de calidad, sumamente recomendable y que genuinamente puede ponerte los pelos de punta. Entiendo que no necesariamente es garantía para todo el que se acerque a la novela, por momentos puede ser pesada, pero una vez que se rebasa esta frontera, tienes una narración que te atrapa y que no te deja descansar hasta de deshilvanas los misterios y las motivaciones de varios de los personajes. Lectura obligada, por supuesto.

Been there, read that (CCCXVI)

Bajar es lo peor

Aut. Mariana Enríquez

Tengo un crush intelectual gigantesco con Mariana Enríquez. La conocí a través de Las cosas que perdimos en el fuego, uno de los libros electrónicos que Anagrama liberó de forma gratuita durante la pandemia. Poco antes, tuve la oportunidad de comenzar la lectura del libro que la colocó como uno de los grandes exponentes del terror latinoamericano, Nuestra parte de noche, pero en ese momento no me hallé. Sin embargo, no olvidé las sensaciones que me provocó con sus cuentos y me mantuve pendiente de sus publicaciones hasta que me topé con su primera novela, Bajar es lo peor.

Publicada en 1995 (yo sólo tenía 9 años de edad, caray) y escrita durante la adolescencia de la autora, Bajar es lo peor es una novela gótica ubicada en el Buenos Aires noventero. A pesar de ser una reedición, no hay diferencia entre el original y esta versión del 2022 pues, como lo advierte la escritora en el prólogo, decidió no releer su obra y por consiguiente no hacerle ninguna modificación. Decisión por demás acertada para mantener la esencia original y establecer el puente entre la autora novata en ciernes y la consolidada casi 30 años después.

La trama se centra en dos personajes: Facundo, un muchacho hermoso, de belleza luciferina, que se prostituye y que a más de uno vuelve loco de amor; Narval, otro muchacho, enamorado de Facundo, que vive en la miseria y entorpecido por el consumo de drogas que le permiten escapar del acecho constante de espíritus que buscan arrastrarlo con ellos. La verdad es que nunca entendemos si realmente son espíritus, o si son alucinaciones, demonios o cenobitas como los de Clive Barker.

Así, tenemos esta relación homoerótica en un paisaje de vacío emocional y consumo de drogas entre un joven que se mantiene aislado en un egoísmo y egocentrismo provocado por el deseo que provoca en otros, y otro que se mantiene en un estado de persecución por parte de «ella» y el-Hombre-con-huecos-en-vez-de-ojos. Existe un tercer personaje, Carolina, que en la síntesis se establece a la par de Narval y Facundo, pero lo cierto es que su participación se queda varada en la nada de la narración.

Bajar es lo peor, es una novela en la que se nota la letra adolescente de la autora y algunos temas un poco flojos pero, vaya, considero que eso hace atractiva a la novela, la incipiente presencia del estrés y el nervio que genera a través de las situaciones y el lento andar autodestructivo de cada personaje rumbo a una conclusión que desde muy temprano podemos intuir y que, aunque no es sorprendente, no deja de brindar una conclusión estruendosa.

Creo que esta novela, aún siendo la primera, debe leerse de manera posterior. Me es difícil explicarlo puesto que no es porque te puedas dar una idea errónea de la obra de Mariana, sino porque conviene llegar con la idea preestablecida de ella y entonces encontrar los guiños al trabajo futuro; de esta manera, la experiencia se vuelve mucho más enriquecedora con su lectura. Pero bueno, no importa, leerla antes o después es irrelevante mientras se haga.

Been there, read that (CCXXI)

Las cosas que perdimos en el fuego

Aut. Mariana Enríquez

Por fin llegó el día en que leí mi primer libro en formato electrónico, o al menos el primero que leo por placer y no por deber en dicho formato. Hace ya más de un año que comenzó el tema del distanciamiento social y la cuarentena debido al brote del COVID-19 y a los peligros que éste representa. De inmediato, se hizo sentir el apoyo por parte de múltiples empresas que ofrecieron servicios y productos a aquellos que se mostrarían más vulnerables ante las condiciones económicas cambiantes debido a la inusual situación. Precisamente, en aquellos tiempos, muchas editoriales decidieron liberar material bibliográfico para su consumo gratuito como una forma de apoyar al encierro de las personas; una de estas editoriales fue mi favorita, Anagrama, que liberó 5 títulos a través de distintas plataformas y fue así como obtuve en formato electrónico el primero de estos libros, Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enríquez.

Ahora bien, ¿por qué ha pasado tanto tiempo desde el momento en que tuve acceso a estas obras y el punto en el que redacto esta reseña? Simplemente, porque me negué lo más que pude durante todo el tiempo posible a recurrir a una pantalla para realizar mi actividad predilecta. No me lo tomen a mal, no deseo que el libro físico sea sustituido y es por ello que nunca he pagado por material electrónico. Sin embargo, un momento de aburrimiento durante mis entrenamientos y las tediosas sesiones de caminadora o bicicleta elíptica en el gimnasio, provocaron que, por curiosidad, decidiese abrir la aplicación de Kobo, en la que tenía descargados los libros que Anagrama regaló. La verdad, es que aún en esa situación tan curiosa, me costó mucho trabajo elegir con cuál de estos títulos gratuitos comenzaría mi ingreso al mundo del ePub.

Si tomamos en cuenta que entre los autores gratuitos se encontraban Juan Pablo Villalobos, Alejandro Zambra y Mariana Enríquez, entenderán la dificultad de elegir a alguno de ellos; sí, de cualquier manera terminaré leyendo todos, pero qué puedo decir, aún con esa premisa lo obsesivo compulsivo sigue reinando. Al final, me decidí por Mariana Enríquez de quien tanto se habló en 2020 gracias a su novela, Nuestra parte de noche. Debo decir que tomé la decisión correcta.

Ya había comenzado la lectura de Nuestra parte de noche, sin embargo, el nombre de Mariana me era familiar toda vez que hay un libro que llevo bastante tiempo tratando de conseguir. No recuerdo el título pero bien sé que trata de historias y leyendas de cementerios célebres en América latina. No debería ser sorpresa darnos cuenta de que lo suyo de esta autora es provocar escalofríos. Las cosas que perdimos en el fuego es una recopilación de 11 historias que si algo saben hacer, es ponernos la piel chinita: supersticiones, desapariciones, asesinos siniestros, casas de se tragan a los curiosos que jamás vuelven a ser vistos, pesadillas y rituales desconocidos, son los elementos que las historias nos brindan.

Desde la indigente que le ha entregado a su hijo pequeño a una entidad demoniaca, hasta el hombre que se ve influenciado por las historias que cuenta sobre un asesino serial en un tour de leyendas; desde el engendro encadenado que un hombre mantiene en el patio de su casa, hasta la niña que es forzada a hacerse daño a sí misma por una voz que pronto será escuchada por quien hace la narración; Mariana Enríquez te hace querer rescatar todas esas historias de fantasmas que se cuentan en el barrio y que acaparan gran parte del imaginario de una población.

Debo admitirlo, de no ser que la lectura la realicé a mediodía a la mitad de un gimnasio, probablemente en más de una ocasión habría decidido cerrar las páginas (electrónicas) y buscar alguna actividad que me despejara la mente o arriesgarme a no dormir. Me queda más que claro el motivo por el cuál Mariana se encuentra en boca de todos en la comunidad literaria y, vaya, a pesar del miedo que provoca, uno no puede detenerse a media historia. Como una buena película de terror, aunque de esas haya pocas.

Been there, read that (CLXXXII)

El día que no fue

Aut. Sandra Lorenzano

81BsuBkMHHLEste definitivamente fue un libro complejo, sumamente complejo. En un principio, cuesta trabajo dilucidar la intención de la historia con que nos encontramos: definiciones del miedo, poemas a las desaparecidas y asesinadas, cartas a un amor peligroso que ya no es, temor a la venganza, incomprensibilidad a la falta de empatía de quienes nos rodean.

El día que no fue es la narración en primera persona de una mujer anónima que abandonó la zona de confort de una relación tradicional para encontrarse con el verdadero amor en una mujer que, muchos años después, terminará abandonándola por causas sumamente juveniles; a saber, un correo electrónico con un tono demasiado amigable que la protagonista ni siquiera contestó. A partir de ahí, todo se traduce en miedo. Ese miedo que teníamos de que la persona más cercana, aquella que conoce absolutamente toda nuestra vida, nuestras motivaciones y nuestras ilusiones, se convirtiera en el peor enemigo.

Pero el miedo de esa situación se exacerba. La protagonista piensa que X se aparecerá cualquier día para asesinarla, y eso la transporta a otras épocas, otros países, otras situaciones. El miedo a las dictaduras, el miedo a desaparecer de un día para otro sin que nadie pueda hacer nada para evitarlo. Piensa en el número de veces que una mujer puede gritar antes de ser asesinada, piensa en las mujeres exiliadas y piensa en las mujeres que lucharon y se rebelaron.

El miedo está siempre presente, el miedo nunca se irá. Pero de eso a que se materialice, hay un largo trecho. Nos encontramos con una novela que es, al mismo tiempo, un largo poema, es difícil encasillar todo en un género. Sin duda es una lectura sumamente actual, le leía mientras mis redes se llenaban de noticias sobre las marchas feministas y el grito desesperado en contra de la violencia de género. Jamás me sentí tan inmerso en un tema que por momentos se figura tan ajeno.

A pesar de su corta extensión, no es un libro que se digiera fácilmente, requiere sus momentos de reflexión. Es una historia que se debe pensar en interiorizar. Es una obra que ayuda a ponerse en los pies de toda mujer que se encuentra harta de sentir miedo, de no saber cuándo le puede tocar a ella, de no encontrar descanso de aquello que más teme.

Contar la historia

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¿Contar la historia ayudaría? El relato ordena. Alguien me sugiere: «Cambia los nombres. Muchos escritores lo hacen. Cuanta tu propia historia como si fuera de otra». ¿Contar en tercera persona? ¿Psicodrama? Tal vez. ¿Quién quiere hacer mi papel? ¿Y el otro? El pudor. El miedo al ridículo. La absurda sensación del absurdo. Nada más absurdo que las palabras de una puestas en boca de alguien más. «Yo quisiera ser tu amante.» ¡Por favor! ¿Quién me escribe los diálogos? ¿Corín Tellado?

Leo sin parar novelas de rupturas. No, no he llegado a Corín Tellado. Todavía. Pero sí a La mujer rota, a Solitario de amor,La intemperie. Para inspirarme, me digo. Me miento. Para regodearme en la tristeza ajena. En otro dolores. En otras incertidumbres. Para sentir que al final de cuentas eso no estuvo tan grave. Que sobrevivo. Sobrevivo rodeada de novelas de amores fracasados. Otros se rodearían de cervezas. O de chocolates. Yo tengo estos libros alrededor. Por lo menos no engordan.

Nadie se casa, se junta se arrejunta, se «amasiata» (?), pensando que la relación va a fracasar. Nadie se jura amor eterno, ni cuidarse en la enfermedad y en la salud, en la pobreza y en la bonanza, pensando que algún día todo aquello se terminará. Nadie acepta vivir una vida de a dos imaginando que ese otro ser —el único que conoce nuestro rostro al despertar, el que sabe qué nos duele de verdad, qué nos lastima, qué nos hace llorar, con qué anécdotas nos carcajeamos y cuál es nuestro gemido más profundo—, que ese otro ser, decía, que hasta ayer sentíamos parte de nosotros mismos hoy puede transformarse en nuestro enemigo. En el peor.

Pero pasa. Un día recibes un mensaje, incluso un whatsapp como si fueras una adolescente, y tu vida da un vuelco. Ya no tienes ahí tu hogar, ya no eres bienvenida. Serás en adelante Hester Prynne obligada a usar una letra escarlata.

– Sandra Lorenzano en El día que no fue

Been there, read that (CXLIII)

Historias de Cronopios y de Famas (Ilustrado/Alfaguara)

Aut. Julio Cortázar

Ilust. Elenio Pico

tapa - historia de cronopios 2014 OK.inddUn clásico entre los clásicos de la literatura latinoamericana. No hace falta decir demasiado sobre la obra, ya hace algunos ayeres tuve la oportunidad de escribir una breve reseña de mis impresiones cuando la leí por primera vez.

Lo nuevo radica en dos aspectos. Primero, las ilustraciones del Sr. Pico, que se figuran totalmente adecuadas, alegres y curiosas, tal y como las historias del autor argentino se desenvuelven. Uno se acostumbra a la idea que surgió en la mente del ilustrador y fácilmente traslada cada situación a su respectiva ilustración. Segundo, la inclusión de tres cuentos que no se incluyeron en la edición original: «Vialidad», «Almuerzos» y «Never stop the press», que, como se imaginarán, aportan una gran palada de arena al disparatado mundo de los cronopios, famas y esperanzas.

Para quien ya disfrutó las historias originales, siempre será un plus las historias nuevas junto con las imágenes, verificar si lo imaginado coincido con un punto de vista nuevo. Para quien nunca las leyó, es la mejor oportunidad de hacerlo.

Been there, read that (CXXIV)

La pareja en conflicto. Aportes psicoanalíticos

Aut. Miguel Alejo Spivacow

La pareja en conflictoRecientemente me he dado cuenta de la enorme escasez de experiencia que tengo en el ramo de las relaciones sentimentales. De alguna manera, entiendo que no sólo se trata de ser el novio perfecto o de ser el tipo de hombre que «cualquier mujer desearía», no, hay más situaciones que escapan el imaginario que nos brinda una sociedad basada, actualmente, en lo que dictan las redes sociales, el internet, la televisión, la literatura mainstream y la música popular.

Precisamente, un problema por el que muchos hemos de pasar en algún momento, es el de tener esa relación que parece perfecta pero que termina de un día para otro. Tal parece que la ilusión de perfección encierra ciertas cuestiones que algunas personas no podemos o no nos atrevemos a enfrentar. Cuando caemos en estas cuentas, uno de los golpes más duros proviene del deseo de alcanzar un entendimiento que jamás llega. Pero, ¿qué hacemos entonces cuando no logramos entender algo por más que recurramos al cien por ciento de nuestra sapiencia? Carajo, !para eso están los libros! No todo se trata de novela, cuento o ensayo, también existen análisis, literatura especializada, textos científicos que, precisamente, buscan compartir conocimientos que no todo el mundo posee y que son resultados de profundas investigaciones y trabajos de campo.

Bajo estas circunstancias me topé con el ejemplar de Spivacow que se encontraba en liquidación dentro de mi librería de siempre. Mientras que el título prácticamente nos transporta a pensar en temas de autoayuda, la verdad es que hablamos de un libro que transcribe gran parte de las sesiones de un psicoanalista que se ha centrado en tratar temas de parejas en conflicto. Por supuesto, no es una literatura accesible para todos, se recurre a muchos conceptos que sólo aquellas personas familiarizadas con los temas psicológicos entendería.

Aclaro, por si no se sobreentendió en el párrafo anterior,que no hablamos de un libro de autoayuda ni de algún tipo de manual que te dice «mira, la regaste en esto y ahora tienes que hacer esto otro», no. Ante todo, es un análisis de lo difícil que puede resultar el aplicar la teoría psicoanalítica (que tengo entendido se desarrolla principalmente para individuos y no para grupos) en temas de relaciones de pareja.

Sin embargo, sí aporta una gran cantidad de conocimiento que sirve para entender mecanismos básicos de pensamiento en la relación y de cómo podemos darnos cuenta de todo lo que ignoramos de nuestra pareja cuando pensamos que todo va bien, siendo que podría ser todo lo contrario.

Vale la pena darse la oportunidad de salir de la burbuja de la literatura favorita o de la que acostumbramos usar en nuestros campos de especialización, para meternos en temas nuevos de los cuales desconocemos. En mi caso, he podido descifrar bastantes situaciones que me mantenían en vela por las noches y que no me permitían tener un momento de descanso debido a la multitud de incógnitas que, dicho sea de paso, siguen ahí pero que ya no representan a una fiera indomable a la que no me podía enfrentar.

Been there, read that (CXII)

Rayuela

Aut. Julio Cortázar

RayuelaDespués de unas buenas clases de literatura, era inevitable ignorar esa edición de 50 aniversario que mi Señora Madre hizo el favor de obsequiarme con motivo de mi cumpleaños hace doce meses. Y qué mejor regalo pude recibir, apenas le doy vuelta a la última página y sonrío. Sonrío y me pregunto cómo es posible que le quepa tanta genialidad a alguien dentro de la cabeza, pero bueno, es Cortázar.

No voy a ponerme a criticar o a analizar o cualquier acción y efecto referido al estudio profundo de una obra como lo es Rayuela, para eso hay cientos y cientos de coloquios, mesas redondas, tesis y estudios, académicamente hablando. Sólo puedo recomendarlo y recomendar a más no poder.

Cortázar habla dentro de sus cartas y al interior de sus clases sobre el deseo que tenía de salirse de las normas estipuladas, de escribir algo que fuera en contra de lo considerado como sagrado dentro de la palabra escrita, y lo logra. Al mismo tiempo, habla también de la múltiple correspondencia que recibió por parte de tantos lectores; mientras unos alabababan, otros detestaban y había otros más que simplemente reían.

En efecto, Rayuela puede provocar las más variadas reacciones de acuerdo al lector. Mientras a mí me ha provocado risa una y otra vez, he sido testigo de cómo amistades mías han terminado odiando la actitud de los personajes y hasta sus conversaciones. Y de entre tantas sensaciones, lo genial de la obra se encuentra ahí, en lo que provoca.

Ya se había dicho, cómo podemos encontrar lo lúdico sin caer en la comicidad, cómo podemos encontrar la fatalidad sin caer en obviedades, cómo podemos jugar con el tiempo sin necesidad de forzar. Cómo poder echar abajo las estructuras tradicionales y aún así estar dentro de los círculos más altos.

Todo eso y más ha sido Rayuela, se disfruta, se ríe, se enoja, se angustia, se fallece y se revive una y otra vez más.

Been there, read that (CXI)

Clases de literatura. Berkeley, 1980

Aut. Julio Cortázar

Clases de Literatura. Cortázar.Hace algunas semanas, la encrucijada en la que me encontré fue la de elegir entre leer un libro de 1162 páginas de George R. R. Martin y éste, del que les vengo a contar. Como es debido, recurrí a la siempre poderosa opinión concisa y erudita de las redes sociales (le pregunté a mis amigos en facebook cuál leer primero); el argumento con más peso fue el de «no leas Cortázar a menos que te quieras sentir hipster» y con esos abrumadores comentarios fue que terminé leyendo Tormenta de Espadas. Después, no podía dejar abandonado a mi segunda opción y, sin arrepentirme, he disfrutado cada página de ambas obras.

En fin, como iba diciendo, le vengo a hablar de esta belleza de libro que, como tal, no está escrito por Cortázar, más bien, es el registro de un par de clases que formaron parte de un curso de literatura que el susodicho dio en la Universidad de Berkeley por ahí de 1980. Dato curioso que él haya fallecido cuatro años después, si yo fuera alumno de esa clase, cómo la atesoraría.

Por supuesto, incluye la transcripción completa de las clases con todo y comentarios de los alumnos que estuvieron presentes. De alguna manera, la informalidad se hace presente y  nos encontramos en medio de una charla entre profesor y estudiante que te hace sentir parte de la atmósfera del salón universitario.

Cortázar es sutil, sencillo en sus explicaciones (caso muy contrario a cuando escribe) y crea una atmósfera excelente y propicia para el entendimiento de los temas que maneja: el tiempo, la fatalidad, lo lúdico, la música, cronopios, famas, el libro de Manuel y, finalmente, Rayuela. Todo nos es explicado con peras y manzanas o, en su caso, con fragmentos, anécdotas, y lecturas directas de pasajes que el autor en algún momento ha escrito.

Conforme nos acercamos al final de la lectura, como cuando estamos tomando clase con un profesor al que no quisiéramos dejar de ver, nos sentiremos tristes y exigiremos más clases, un día más por lo menos, que no habrá. Julio se despide de manera veloz puesto que un avión podría dejarlo y se le hace tarde. Damos gracias por el curso y procedemos a cerrar el ciclo escolar, eso sí con más hambre que nunca de Rayuela y demás obras, ahora que hemos entendido al escritor.

Best Sellers

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En definitiva, ¿qué son los best sellers —uso la palabra best seller en el mal sentido—, esos inmensos ladrillos que cierta gente compra en los aeropuertos para empezar las vacaciones y autohipnotizarse durante una semana con un libro que carece en absoluto de calidad literaria pero contiene todos los elementos que ese tipo de lector está esperando y naturalmente encuentra? Hay un verdadero contrato entre un señor que escribe para ese público y el público que le da mucho dinero comprando los libros a ese señor, pero eso no tiene nada que ver con literatura. Ni Kafka, ni Maupassant ni yo hemos escrito así, y perdón por ponerme en el trío.

– Julio Cortázar, Berkeley, 1980

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