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Posts Tagged ‘Mujeres’

Been there, read that (CCLXXIII)

La guerra no tiene rostro de mujer

Aut. Svetlana Alexiévich

Me he dado cuenta de que tenemos un sesgo muy grande en cuanto a temas bélicos se refiere: consumimos películas, libros y documentales sobre los grandes conflictos; nos interesamos en la táctica utilizada por el General para rodear a su enemigo y cortar sus suministros; alabamos a los grandes héroes y villanos de la historia, de cómo llegaron al lugar que grabó su nombre para siempre; si tenemos la suerte de conocer a un veterano, nos interesa que nos cuente con cuántos enemigos acabó, cuántos vehículos destruyó; y, en general, utilizamos la imaginación para colocarnos en medio de los momentos cruciales porque, precisamente, hemos construido este imaginario en el que la guerra es como una película de acción.

Nada podría estar más alejado de la realidad. Actualmente, gracias a las redes sociales y a cierta «democratización» de los canales y medios de información, podemos acercarnos desde un punto de vista distinta al conflicto. Pensemos en la situación de Gaza, en otros tiempos tenderíamos a consumir sólo aquello que un par de noticieros nos informara, esperaríamos a lo que los periódicos informaran hasta el inicio de cada día, nos quedaríamos con versiones oficiales de las noticias; hoy, por el contrario, tenemos información al instante y podemos enterarnos no sólo del movimiento militar, sino del sufrimiento de las personas inocentes que se encuentran en el medio. Pasamos de fotografías de soldados disparando a videos de niños cubiertos de escombro, con miembros amputados, llorando.

Publicado en 1983, La guerra no tiene rostro de mujer tuvo siempre esta premisa, la de mostrar aquello que en las narraciones bélicas no se mostraba: el punto de vista femenino. Y es que, seamos honestos, los hombres tendemos a ignorar los medios, lo que nos importa es el objetivo y su logro; las mujeres son distintas, ellas sí pueden detenerse y pensárselo dos veces antes de cruzar un camino en el que tengan que pasar por encima de alguien más (aclarando siempre que hay excepciones en ambos apartados).

La autora, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 2015, utiliza la entrevista como medio fundamental a través de cual recolecta los testimonios de más de 500 mujeres soviéticas que participaron en la Segunda Guerra Mundial, desde enfermeras hasta francotiradoras, desde mecánicas y mecanógrafas hasta conductoras de tanques de guerra. De este modo, se ofrece un punto de vista rara vez utilizado y, al mismo tiempo, se hace un homenaje a las mujeres que participaron en el conflicto y que rara vez se toman en cuenta.

En los testimonios no se habla de la victoria, ni de cuántos soldados alemanes se abatieron; por el contrario, se habla de los olores, del color de la sangre, de los quejidos de los heridos, de las lágrimas. Se encuentran testimonios de mujeres que daban un último beso al soldado moribundo, de mujeres que salvaron la vida de soldados enemigos, de mujeres que mintieron sobre su edad para poder ser enviadas al frente, de mujeres que aprendieron un oficio para ser reclutadas y servir a su país, de mujeres que se enlistaron para estar cerca de su padre o su hermano…

Ya sé que estamos hablando de otros tiempos y de otras naciones con ideologías totalmente diferentes, pero algo que no soporté fue la lectura de testimonios en las que muchas mujeres habrían preferido morir en el frente antes que volver a sus casas pues, en lugar de ser recibidas como a los hombres como heroínas, se les consideraba en desgracia porque «quién sabe con cuántos hombres se acostaron en las barracas». Sus propias familias las rechazaban porque no podían albergar a una persona caída en tal desgracia. Muchas ocultaron su participación y trataron de buscar una normalidad que nunca llegaría.

La guerra no tiene rostro de mujer es una lectura indispensable, los relatos son distintos a lo que acostumbramos y muestran perspectivas diferentes. Su separación por capítulos de temáticas que van desde el hallazgo del amor en medio de la violencia hasta la búsqueda de un ser querido entre los caídos, hace que su lectura sea amena y que se pueda realizar por fragmentos pequeños o una gran cantidad de páginas a la vez. En lo personal, es un libro que podría volver a leer muchas veces, hay anécdotas y testimonios realmente interesantes e incluso dolorosos.

Been there, read that (CXCVI)

Umbral de la eternidad

Aut. Jessica Piedras

Umbral de la EternidadNo me canso de decirlo, qué difícil es escribir sobre un libro de poesía. Me cuesta trabajo discernir entre lo que se pueda considerar buena y mala poesía. Sí, existe la métrica, los recursos literarios, el conteo silábico, el nivel de abstracción, qué se yo; sin embargo, lo que a una persona puede llegarle al alma, a otra le puede ser totalmente vano, mientras que una novela o cuento es más fácil de juzgar, aunque no me agrada la acción en sí.

Umbral de la eternidad es de esos libros a los que les das una oportunidad nada más porque sí. Sé que lo compré entre los descuentos de aniversario que hace mi librería física favorita en su aniversario, pero no recuerdo porqué lo elegí. Sólo sé que ha estado en mi librero por al menos tres años. En el último reacomodo de libros que hice, decidí ponerlo como el siguiente a leer pues 59 páginas se van en un ratito.

Seré honesto, detesté las primeras cuatro páginas porque visualicé una poesía que parecía un amontonadero de palabras en latín sin sentido con variaciones en el tamaño de fuente y la alineación de la escritura que me hicieron pensar en esos temas de escritura experimental que no tienen ni pies ni cabeza. Sin embargo, una vez que la verdadera prosa comenzó, me sumergí en una temática fácilmente discernible: un grito desesperado por las mujeres cuyas voces son silenciadas para siempre a diario.

Hablar de ellas que desaparecieron, de ellas a las que señalan, de ellas a las que se les niega la posibilidad y el derecho a decir que no. Sea Eva traicionada por Adán, sea un Hada, o la voz de la rabia y de la impotencia, la autora crea una poesía en la que exclama su deseo de vivir y de no ser asesinada. Pero también aparece la voz del hombre que le habla a la mujer que asesinó por no haber aceptado sus propuestas y la de la mujer que narra lo que pasará el día en que ella muera.

No puedo hallar la diferencia entre buena y mala poesía, pero como lo dice en alguno de los interludios una de las citas que acompañan a la obra, se distingue aquella poesía que nace de las más profundas emociones, y el libro de Jessica Piedras se siente así.

Been there, read that (CXCII)

No es para TANTO, Notas sobre la cultura de la VIOLACIÓN

Ed. Roxane Gay

9788494886126La pandemia llegó para frustrar muchos planes y para truncar los debates en torno a diversos temas como el caso del paro estudiantil en la BUAP por temas de inseguridad y las marchas en torno a los feminicidios y la violencia de género en general. No soy el tipo de persona que acostumbra debatir en sus redes sociales sobre puntos de vista, me limito a asentir o disentir en forma silenciosa; lo que sí no puedo evitar, es la necesidad de informarme antes de emitir juicios aunque sean éstos para mi propia persona. Bajo esta premisa, un par de días previos al #quédateencasa, adquirí esta obra compilada y editada por la feminista Roxane Gay, y vaya que me ha servido su lectura.

En palabras de la editora, este es un libro para educar a los potenciales agresores. Nótese que, como agresores, no hablamos sólo de un tema de violación cuando un hombre tiene relaciones con una mujer sin su expreso consentimiento (que, cabe destacar, el tema del consentimiento es uno de los grandes conceptos a torno a los cuales giran los textos presentados en el libro) sino también cuando una mujer lo hace con respecto a otra, cuando el padre del mejor amigo de un niño toca a ese infante, o cuando el compañero de cuarto lo hace con quien comparte habitación (los dos hombres).

No es para tanto, reúne 30 ensayos de diferentes autores que han sobrevivido a una violación. Algunos son testimonios; otros, abordajes desde puntos de vista legales o psicológicos. Uno cree estar preparado para leer lo que leerá, pero no tiene ni idea de lo que se encontrará. Situaciones que parecen sacadas de una imaginación retorcida que sólo se observa en la ficción, o que creíamos que sólo se observaban ahí. Y el dolor, ese profundo dolor y pena que sufren las víctimas de tales actos de barbarie.

Pero, ¿qué sentido tiene contar estas historias? ¿Por qué colaborar con un compendio de historias de niñas a quienes se utiliza?, se pregunta una de las autoras; cuesta admitirlo, pero parte de ello tiene que ver con la necesidad de contar con un público. No existimos sin los demás. El dolor no es real hasta que otra persona tiene conocimiento de él. Perderse en los recuerdos propios puede ser un veneno cuyo antídoto está en contar con un grupo de personas que conocen tu herida y que verifican su existencia.

Una violación puede provenir de la misma pareja, del esposo, el cónyuge. Nos estamos esforzando por enseñarles qué es el consentimiento afirmativo. Les explicamos que recae sobre ellos la responsabilidad de pedirles explícitamente el consentimiento a sus parejas. Y les aclaramos que un encogimiento de hombros, una sonrisa o un suspiro no son suficientes. Tienen que escuchar un «Sí».

Excelente y necesaria lectura. Para comprender, para tener empatía, para dejar de usar un término como ‘feminazi’.

 

Been there, read that (CLXXIV)

2 octubre 2019 3 comentarios

Destierros

Aut. Gabriela Riveros

9786073180047¿Elegimos los libros que leemos o son los libros los que nos eligen para ser leídos en el momento correcto? Por mucho tiempo creí en lo primero, que yo elegía qué leer en el momento que yo deseaba pero, después de leer Desgracia en 2013, después de Orquesta de lluvia en 2018, y después de Destierros en este momento, me doy cuenta que los libros llegan en el momento en que más los necesitamos. Llegan con el mensaje que esperábamos recibir, llegan con la historia en la que necesitábamos adentrarnos.

Destierros llamó mi atención porque, en algún punto de la contraportada, se hablaba de rarámuris y no tenía mucho tiempo de haber leído sobre ellos y sus canciones en alguna revista; una cosa llevó a la otra y 10 minutos más tarde caminaba con este libro y con Pobre gente rumbo a mi casa. Sólo puedo decir que leí las primeras cinco páginas y fui flechado. Simplemente no pude dejar de leer la novela de Gabriela Riveros, tuve que llevármela hasta al gimnasio. No se diga del tiempo de tesis que me robó.

Julia es una mujer que ha visto pasar sus mejores años, pudo ser una gran concertista, pudo cumplir muchos sueños y alcanzar grandes anhelos, pudo haber vivido enamorada el resto de su vida. Pero no. Mientras se dirige a visitar a su padre enfermo en el pueblo de Jiménez, sufre un accidente automovilístico del que la dan por muerta, es arrastrada del siniestro por una mujer que la confunde con su hija desaparecida en Cd. Juárez. A partir de ese momento, una moribunda Julia comienza a hacer memoria de su vida y nos lleva por un viaje a través de la historia de su familia y sus amores.

Los relatos de Julia van acompañados de las narraciones de Helena con hache, la mujer que la rescata y le cuenta a la convaleciente la historia de su abuela Tita: lo atada que estuvo al desarrollo de la política mexicana en tiempos de la Revolución. Historias sobre Madero, Villa y Zapata, endulzadas con anécdotas familiares y viejos rencores que rodearon a la anciana cuando apenas era una niña, hasta el día en que Maripaz, su hija, se extravió y dio inicio a una serie de eventos que la colocaron en el lugar justo y el momento correcto para salvar a Julia.

Julia se arrepiente de tantas cosas, de tantas decisiones que no debió tomar, de tantos trayectos que no debió recorrer, pero que, al final, la colocaron en situaciones que pudieron ser peores.  A Julia la atormenta el recuerdo de su hermana gemela y de la presencia de una «Julia mala» que parecía siempre dispuesta a emerger de su subconsciente en los momentos críticos de su vida. Una historia de una persona que se pierde a sí misma para luego reencontrarse, una y otra vez. «La última de los rarámuris», así la llamó una anciana con la que se encontró en algún punto de su infancia, justo antes de hacer una promesa silenciosa que dictaría el camino que su vida tomaría a partir de ese punto: jamás llevar una vida que le provocase dolor o disgusto a sus padres. ¿Fue justo y correcto haber hecho esa promesa y tomar sus decisiones siempre basadas en ella? Eso es algo que el lector deberá decidir.

De acuerdo a la autora, Destierros se comenzó a escribir en 1997, durante muchos años permaneció en el limbo de memorias usb, discos duros portátiles y nubes; con el paso del tiempo recibió esporádica atención y poco a poco fue sumando páginas hasta convertirse en el cisne literario que se publicó este año. Cuando entiendo esta historia, llegan a mi mente decenas de páginas que hace años que no he vuelto a retomar, inicios y fragmentos de novelas (según yo); me pregunto si algún día se convertirán aquellos textos olvidados en una novela tan espléndida como la obra de Gabriela Riveros.

Una mujer difícil

Me encontré este texto de autoría anónima, lo he modificado un poco pero créditos a quien escribió la primera versión. Me leyó el pensamiento y el corazón…

No todo el mundo puede tener la suerte de estar con una mujer difícil.
Sí, suerte, porque las mujeres difíciles son como el agua limpia de una cascada, son fuertes, brillantes, sinceras, empáticas.
Las mujeres difíciles no se conforman, pueden ser tan crueles como el diablo y adorables como el más bello de los querubines.
Huyen a menudo, se enfadan y a veces gritan sin control pero siempre te miran a los ojos siempre.
Son difíciles porque son inteligentes, muy inteligentes, incontrolables; rebasan todo canon al que se les quiera sujetar.
Tienen los ojos casi siempre tristes, casi siempre felices, casi siempre las dos cosas.
Saben amar, pero amar duro, amar fuerte, ¡sin límites! No se les puede detener cuando aman, del mismo modo en el que no se puede detener a una tormenta que se ha anunciado.
Estar al lado de este tipo de mujer es vender el alma al diablo, significa abrazar la locura, porque estar loco es lo que hacen sentir.
Se puede mirar en retrospectiva y pensar que tal vez sin ella se habría estado mejor, más tranquilo, más sereno, quizás sí, quizás no…
Pero con ella se siente que la vida es vivida y después de eso, sin ella, la muerte es lo único que se puede desear.
Hay quien abandona a este tipo de mujeres, quien se va…. pero es seguro que nadie las olvida, porque son terriblemente complicadas e irreemplazables.
Se diría que son de edición limitada, así se les nombra a ellas.

– Anónimo

…pues he tenido suerte, estoy terriblemente enamorado de una mujer difícil a la que no he de abandonar jamás, esa mujer difícil a la que he apodado inSecta.

Been there, read that (CL)

Una cerveza de nombre Derrota

Aut. Eusebio Ruvalcaba

9789709854039-uk-300De alguna manera, siento que un libro regalado es más valioso cuando antes fue leído por la persona que lo regala. Pienso que parte de la esencia de la persona que lo leyó queda impregnada entre las páginas. Que en cierto modo, esa persona te regala no sólo el libro, sino las circunstancias que rodearon su lectura durante las horas que duró. Una cerveza de nombre Derrota acompañó a una persona durante sus tratamientos contra el cáncer. Ésta persona me advirtió que probablemente tendría un poquito de radiación al dármelo; lo primero que hice fue abrazar el libro contra mí, pues un regalo tan valioso bajo ningún concepto podría ser peligroso.

Desde que leemos el título intuimos algo que se confirmará al leer las primeras líneas: la derrota es el tema principal de la obra. No una derrota en el sentido estricto de la palabra, hablamos de una derrota de la vida, una derrota que sufrimos sin darnos cuenta, la derrota que nos impone la cotidianeidad.

Podría describir el libro con cinco palabras: alcohol, mujeres, confesiones, música e ironía. Todas mezcladas en una colección de ensayos, monólogos y crónicas, que dan cuenta de todo aquellos que observamos en la tragedia de la existencia.

Cuando lees la obra de Ruvalcaba, no lees las páginas, lo lees a él. Es inevitable entender su amor por la música y, al terminar, sientes que de encontrártelo en la calle o en alguna feria del libro, no te encontrarías a un autor, te encontrarías a ese viejo amigo que conoces de tanto tiempo atrás, serías capaz de llamarlo compadre.

El libro es irónico, es sarcástico, es vulgar en su tratamiento del término mujer, pero no deja de ser bello, gracioso, interesante, reflexivo. Por momentos despierta melancolía, por momentos no estás seguro de la cordura de quien escribe unos consejos para conquistar a la mujer tan intransigentes que cuando miras la realidad, no podrían estar tan disparatados.

Es un libro que no exige demasiado tiempo pero sí bastante reflexión al interior de las sonrisas que provoca. Llegó a mí este libro que se ha convertido ya en uno de mis favoritos y que algún otro día, en definitiva, releeré.

Been there, read that (CIX)

Demasiado amor

Aut. Sara Sefchovich

Demasiado AmorLlevo rato trabajando en una pequeña novela que me gustaría publicar, en ella, a través de cartas, un hombre narra su amor hacia una mujer que lo ha hecho pedazos. Como primer obra, me encuentro titubeante en demasiados detalles y fue que, contando estos detalles a algunas amistades, me recomendaron la obra de Sara, Demasiado amor.

Es lo curioso del asunto, que justo como he imaginado la narración de mi obra, es la forma en que se narra la historia en Demasiado amor; por supuesto, aquí no se trata del punto de vista masculino y los contextos son totalmente diferentes. En la obra de Sefchovich, observamos dos historias del mismo personaje: una mujer de mediana edad que mantiene una relación epistolar con su hermana que se encuentra en Italia; en algún momento, ellas tienen el sueño de vivir en Italia y llevar juntas la administración de una casa huéspedes. La hermana se ha ido antes, para comenzar a labrar el sueño, mientras que la segunda, se queda para juntar dinero y ahorrar para su posterior viaje de reunión.

El problema surge, cuando la protagonista comienza a caer en el vicio de la prostitución como forma de ganar dinero. Poco a poco se va sumergiendo en el negocio y pronto olvida el sueño con su hermana a quien le narra sus aventuras en cartas que cada vez se hacen de fechas más distantes entre sí. Mientras esto pasa, también la protagonista narra su enamoramiento con el que ha sido el hombre de su vida, un hombre que parecía haber llegado como cualquier otro cliente y que termina siendo ese verdadero amor que es insoportable y desgarrador.

Con su verdadero amor es que recorremos lo largo y ancho de México, visitas a los pueblos, las ciudades, los campos y lugares atractivos del país. Su comida, sus personas, sus costumbres y artesanías; todo narrado con lujo de detalle, nos hará enamorarnos del país en el que nos encontramos. Es con este hombre, que nuestra hermana se aventura a conocer todo lo que hay por conocer del país y es cuando las cosas empiezan a repetirse, cuando se empiezan a encontrar los fallos en las historias y la falsedad del arte folclórico, que nuestra «heroína» se da cuenta de que la historia se acerca a su fin.

Con un desenlace agridulce pero bello, la protagonista se despide de su hermana con una última carta que nos deja bien claro el poder que tiene el amor y cómo sabremos distinguir entre algo pasajero y lo que es verdadero.

Tú eres el color del que me enamoré

Bluets (fragmentos)

Maggie Nelson

1. Supongamos que empiezo diciendo que me he enamorado de un color. Supongamos que digo esto como si se tratara de una confesión; supongamos que rasgo mi servilleta mientras hablamos. Empezó lentamente. Una apreciación, una afinidad. Un día se volvió más seria. Luego(miro la taza vacía, al fondo una mancha café enroscada en forma de caballito de mar) se volvió, de algún modo, personal.
6. El semicírculo de océano turquesa que ciega es el escenario primordial de este amor. Que ese azul exista, el simple hecho de haberlo visto, hace a mi vida extraordinaria. Haber visto cosas tan hermosas. Encontrarse en esa niebla. Sin elección. Ayer regresé y me paré otra vez frente a la montaña.
7. ¿Pero qué tipo de amor es realmente? No te engañes llamándolo sublime. Admite que te has detenido frente a una pequeña pila de pigmento ultramarino en polvo dentro de un vaso de vidrio en un museo y has sentido un deseo punzante. ¿Pero un deseo de hacer qué? ¿De liberarlo? ¿De comprarlo? ¿De ingerirlo? Hay tan poca comida azul en la naturaleza –de hecho el azul tiende a marcar la comida que debe evitarse (moho, bayas venenosas)– que los asesores culinarios recomiendan no usar luz azul, pintura azul o platos azules al servir comida. Pero mientras el color puede, en el sentido más literal, minar el apetito, en otro sentido lo alimenta. Querrías alcanzar el pigmento para desordenarlo, por ejemplo, manchando primero tus dedos y luego al mundo. Querrías diluirlo y luego nadar en él, tallarte con él los pezones, querrías usarlo para pintar el manto de una virgen. Pero ni así accederías al azul del pigmento. No realmente.
36. Goethe describe al azul como un color vivo, pero desprovisto de alegría. “Diría que trastorna más de lo que alegra.” ¿Estar enamorado del azul es entonces estar enamorada de un trastorno? ¿O es el amor mismo un trastorno? Y de cualquier modo, ¿qué clase de locura es esa de enamorarse de algo constitucionalmente incapaz de amarte de vuelta?
98. Vincent van Gogh, cuya depresión, dicen algunos, se relacionaba con un padecimiento de epilepsia, vio y pintó célebremente al mundo en colores insoportables de tan vívidos. Tras su intento casi exitoso de quitarse la vida disparándose los intestinos, ante la pregunta de por qué no debía salvarse, respondió: “porque la tristeza no terminará nunca”. Yo creo que tenía razón.
229. Escribo esto en tinta azul para recordar que todas las palabras, no solamente algunas, se escriben en agua.
239. Pero ahora hablas como si el amor fuera una consolación. Simone Weil nos advirtió lo contrario: “el amor no es consuelo”, escribió. “Es luz.”
240. Entonces bien, permíteme tratar de reformularlo. Mientras estuve vivo, aspiré a ser estudiante no de la nostalgia, sino de la luz.
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Been there, read that (LXXXVIII)

Mujeres

Aut. Charles Bukowski

Anagrama

MujeresUno más del buen Buko para la colección. Siguiendo la serie, pasamos por la patética y perdedora infancia y juventud de Hank en La Senda del Perdedor; después, vimos lo que sería el inicio de un mundo laboral nefasto en Factotum; la tercera parte, Cartero, nos mandaría a una etapa de varias décadas de rutina insoportable en la oficina postal; finalmente, en Mujeres, el inicio y final de la etapa misógina del personaje.

Hank se ha despedido del mundo laboral formal, es un escritor reconocido y aclamado en el mundo literario underground. De este modo, Chinaski vive de los viáticos y la paga que le dan por leer sus poemas en público. Las lecturas lo llevan desde paisajes universitarios, hasta bares de mala muerte donde se toca rock y dentro de esta existencia de viajes, lecturas, borracheras y pleitos con el público, el protagonista lleva un conteo del aparentemente interminable desfile de mujeres que entran y salen de su vida tal y como lo hacen las latas de cerveza.

Lo cierto, es que habrá un momento donde tendremos que regresar las páginas para recordar el nombre de alguna de las muchas féminas, o incluso para corroborar si de la que se habla actualmente ya formó parte de una lectura temprana. Las hay de todo tipo aunque, generalmente, no podremos bajarlas de locas o zafadas.

En efecto, cualquier hombre que haya sufrido de las vicisitudes de una relación tormentosa, se sentirá identificado con las correrías de Hank y sus damas. Y cualquier mujer que lea la novela, también tendrá mucho que entender de la forma en que unos con otras se relacionan.

A final de cuentas, veremos como un hombre que no ha encontrado un aprecio verdadero hacia el sexo opuesto fuera de la necesidad biológica de la reproducción, termina transformándose y, de cierta forma derrotándose, ante el amor de una sola mujer entre las decenas que llegan a pasar por su vida. Habrá por ahí quien diga que todo terminará en una historia de amor adornada por el drama de las extras. Habrá quien vea otras cosas totalmente diferentes.

Cartas

ella se sienta en el piso

hurgando en la caja de cartón

leyéndome las cartas de amor que le he escrito

mientras su hija de 4 años yace en el piso

envuelta en una cobija color rosa

dormida 3/4

 

nos hemos vuelto a juntar después de una separación.

me siento en su casa

una tarde de domingo

 

los carros suben y bajan por la colina,

allá afuera

cuando estemos dormidos esta noche, juntos

escucharemos a los grillos

 

¿dónde están los tontos que no viven

tan bien como yo?

 

amo sus paredes.

amo sus niños.

amo su perro.

 

escucharemos a los grillos.

mi brazo rodeando su cadera,

mis dedos contra su barriga

 

una noche como esta le gana a la vida

y este rebosar se las arregla con la muerte.

 

me gustan mis cartas de amor,

eran verdaderas.

 

¡Ah, ella tiene un hermoso culo!

¡Ah, tiene un bello espíritu!

 

– Charles Bukowski