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Archive for junio 2020

Been there, read that (CCI)

Te vendo un perro

Aut. Juan Pablo Villalobos

Maquetación 1Me cuesta trabajo hablar de este libro. No lo digo porque sea difícil en su lectura, al contrario, pocas veces encontré algo tan ameno y tan divertido como la obra de Villalobos. Lo que cuesta trabajo es hablar de la novela sin echar a perder gran parte de la historia. Pero bueno, lo intentaré.

Teo es un taquero veterano retirado que llega a vivir a un antiguo edificio de departamentos del centro de la Ciudad de México. Él busca una vida sumamente simple: tiene sus ahorros que le permitirán tomarse las cervezas exactas que suele necesitar al día y que le alcanzarán exactamente para los próximos 15 años de su vida, años que él calcula serán los restantes antes de abandonar su paso por este mundo. El problema es que, desde el primer día de su llegada, su relación con el resto de los inquilinos comienza con el pie izquierdo: el montón de retirados que forman un club de lectura que acapara la entrada del recinto, lo confunden con un pintor al que ofrecen todo un homenaje de bienvenida que se convierte en una avalancha de insultos y jitomatazos cuando el protagonista los desmiente tras beber su champaña barata y los bocadillos de atún con mayonesa.

La rivalidad con los tertulianos se materializa en la líder de estos y «jefa de manzana», Francesca, quien, de alguna manera, siempre está al tanto de los avances de escritura de una novela que Teo realmente no está escribiendo, o por lo menos es lo que él cree no estar haciendo. La historia se mueve entre los fragmentos del pasado del taquero con un padre que nunca logró ser el pintor que creía ser y una madre que acostumbraba adoptar perros callejeros que al morir proveían de un pequeño ingreso al protagonista que acostumbraba vender los cadáveres al taquero de la esquina.

Teo no suelta su amada Teoría de la Estética, del alemán Theodor Adorno, que esgrime como escudo ante los embates de los tertulianos y su líder, mientras entabla una relación de amistad/tutoría con un gringo testigo de Jehová llamado Güilen (Wilhelm) y con Juliette, la vendedora de verduras podridas que suministra a los movimientos sociales de los 80’s con material para lanzar a las autoridades.

Te vendo un perro es una novela que el autor no quiere escribir, una novela sobre lo que no se sabe que se ha vivido, una novela de lo que no se ha vivido y, sin embargo, se sabe, una novela que sería como un plato de tacos de perro. Al mismo tiempo, es un homenaje a tantos artistas que, en vida, no recibieron el reconocimiento que pudo haberles evitado la muerte en la indigencia. Hay tantas referencias que lo obligan a uno a buscar y comprobar, porque, como lo dice el autor en los agradecimientos, algunos de los hechos narrados son reales y muchos otros son ficticios. Lo amé.

Been there, read that (CC)

Orange is the new black / Crónica de mi año en una prisión federal

Aut. Piper Kerman

orange-is-the-new-black_9788434414983Hay de dos sopas cuando relacionas una obra escrita con una producción cinematográfica/televisiva basada en la misma: O lees antes de mirar, o miras para después leer. En cualquiera de los dos casos el resultado es también uno de dos, o hubo justicia o no la hubo con respecto a lo que quiso expresar el autor. Ahora bien, en este punto de mi vida aún no decido qué prefiero hacer antes, leer o mirar. Me ha pasado que, si leo primero, disfruto muchísimo hallar poco a poco los detalles que se trasladan directamente del libro hacia la pantalla aunque termino berreando cuando algo que consideraba importante no es tomado en cuenta; por el contrario, cuando miro primero, cierta parte de la imaginación se ve truncada pues la imagen mental de los personajes ya viene desarrollada y no puedes hacerte una nueva idea de ellos.

Orange is the new black lo he leído casi un año después del término de la última temporada de la serie televisiva. A la serie la amé y, curiosamente, al libro no tanto. Es de esas excepciones a la regla que enuncié al inicio de la presente entrada. Aclaro, disfruté muchísimo el libro, pero el enfoque de la historia es diametralmente opuesto al que se le dio en la pantalla chica.

Contrario a la serie, el libro sólo tiene una perspectiva, la de Piper, y este hecho evita el desarrollo de la infinidad de personajes que tiene la otra versión. Por supuesto, pecaría de ingenuo si hubiese imaginado que en un libro de 360 páginas cabría el desarrollo, las historias y los dramas de más de 30 personajes que se muestran a lo largo de 7 temporadas. Aún así, en la crónica de Piper, no hallé referencia a más de 10 de los personajes considerados principales dentro del desarrollo televisivo y tales referencias, en la mayoría de casos, no rebasaban uno o dos páginas en total de todo el libro.

Por otro lado, me quedó mucho más claro el objetivo de los productores de la serie: la concienciación en torno al sistema penintenciario de Estados Unidos y las complejidades que dan a las corrientes feministas su razón de ser. En un mundo donde cada vez más los seres humanos son vistos como cifras y menos como seres vivos, la crónica de Piper es un claro testimonio de las terribles fallas de un sistema de justicia punitivo y del gran nivel de segregación tanto racial como de género que existe no sólo en el país de las estrellas y las franjas.

La gran ventaja de Piper en ese año que pasó en la prisión federal de Danbury: su posición económica y social, y su color de piel. Ella misma lo admite en múltiples ocasiones y reflexiona constantemente en lo terrible que hubiera sido su estancia en la prisión de no tener todas esas características. Definitivamente, da mucho qué pensar.

En fin, cosas que me veo obligado a mencionar: Si bien el verdadero nombre de Alex es Nora, la relación que tuvieron no fue más que algo temporal;, de hecho, Nora no es mencionada más que en un par de páginas al inicio de la historia y en un par de páginas justo al final de la misma. No hubo final feliz entre la protagonista y la mujer que, en palabras de ella, la delató con los federales (Piper no se entregó de forma voluntaria como lo hacen ver al inicio de la serie).

Algo importante para el desarrollo del personaje en la serie y que no pasó en la realidad, fue el abandono por parte de su prometido, Larry. En la vida real él fue el puerto seguro que le dio la estabilidad emocional y mental a Piper para sobreponerse a su estadía en la cárcel; él la visitó casi cada fin de semana y, al día de hoy, siguen felizmente casados.

Los únicos dos personajes que se desarrollan un poco más y que son fácilmente identificados como principales en la serie son, curiosamente, mis dos presas favoritas: Pennsatucky y Pop, mejor conocida como «Roja». Spoiler bonito del libro, Pennsatucky sí recibió su certificado de estudios y no murió por una sobredosis; Roja, siendo precisamente la jefa de la cocina, no sufrió de Alzheimer ni fue condenada a cadena perpetua, en la vida real, fue liberada una semana antes que Piper tras cumplir una condena de 12 años.

No existe ningún Sr. Caputo y en la crónica de Piper no existió jamás alguno de los guardias que toman roles importantes en la serie. Ojos locos sí tuvo un interés romántico en la protagonista, pero no duró más de un par de días cuando se dio cuenta que la rubia no tenía interés en ella. Ninguna prisionera falleció durante la estadía de Piper en la cárcel, no hubo ningún motín.

Como lo mencioné, amé la versión televisiva mientras que el libro me resultó menos interesante. Sin duda lo recomendaría a cualquier fanático de la serie pero no lo recomendaría para quien no la ha visto porque, precisamente, preferiría que la vieran en la plataforma de su elección.