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Posts Tagged ‘Animales’

Been there, read that (CCXCVII)

La balada de Max y Amelie

Aut. David Safier

Después de la bella historia de Enzo en una de mis lecturas previas, me quedé con ganas de más historias de animales. Creo que a todos nos pasa (o al menos a una gran mayoría), las historias narradas desde el punto de vista inocente y noble de un animal, nos ablandan el corazón y nos hacen sentir calorcito, nos permite cuestionar todo lo que como seres humanos hacemos y que muchas veces no tiene una lógica real: comer cuando no hay hambre, tomar cuando no hay sed, etc.

La balada de Max y Amelie comienza como una historia genérica del tipo película de sábado por la mañana: una perrita llamada Cicatriz vive con sus hermanos en un basurero, su nombre hace alusión a lo que tiene en el lugar donde antes tuvo un ojo, y fue su propio hermano mayor el que la lastimó para afianzar su estatus de alfa en la manada. Cicatriz ha crecido en este mundo de desolación, supervivencia del más fuerte y sumisión ante el líder. Un día, la perrita se encuentra con una escena triste: unos niños apedrean a un perro grande que no parece tener la intención de defenderse aún cuando uno de los infantes amenaza con terminar con su vida; Cicatriz, sin saber por qué, defiende al perro cuyo nombre es Max y tras saber que es un perro casero que no sabe valerse por sí mismo y que ha sido abandonado por su familia, emprende a su lado un viaje por el mundo para encontrar a su dueña.

Hasta ahí, tal como lo dije, imaginaremos que la historia se centra en las aventuras y peripecias del par de canes y, en efecto, nos enterneceremos con el descubrimiento del mundo fuera del basurero por parte de Cicatriz y del crecimiento interno por parte de Max cuando tenga la necesidad de valerse por sí mismo por primera vez. Sin embargo, a partir de la mitad del libro, se introducirá un nuevo personaje y un giro a la trama: una mujer que hará hasta lo imposible para asesinar al par de chuchos.

Es aquí donde la trama empezará a tocar temas de vidas pasadas y mundos en los que Max y Cicatriz se conocieron previamente y en los que compartieron una historia en común con la mujer que en otras ocasiones ha terminado con la vida de alguno de ellos. Básicamente, pasamos de una historia de ternura a una de tragedia y dolor. ¿Lograrán los caninos romper este ciclo de muerte y dolor en el que se han visto envueltos durante sus vidas pasadas o no les quedará de otra más que aceptar que su historia es cíclica y que sólo queda soportar el sufrimiento una y otra vez?

La historia contada por David Safier es ligera pero intensa al mismo tiempo. Tiene un cambio de ritmo que se acelera mucho a partir de la mitad de la historia y eso se agradece pues de unos paisajes lindos y tranquilos pasamos a escenarios de incendios, tormentas de nieve y persecución. Entre las líneas de esta historia de animalitos, se esconden temas profundos que se reflexionarán mucho. Una gran recomendación novelesca.

Been there, read that (CCLXXXIX)

22 febrero 2024 1 comentario

El arte de conducir bajo la lluvia

Aut. Garth Stein

Motivos por los que amo haber nacido en la era del internet y las redes sociales: los videos de perritos haciendo cosas. Doy gracias de tener un papá con «angel» para los caninos, que desde pequeño me enseñó a amarlos y respetarlos (aunque a veces me ganen las ganas de molestar a algunos como el pug de una ex); adoro jugar con ellos, cachetearlos y hasta devolverles las mordidas que te dan. Por lo mismo, desde muy pequeño disfruté con las películas que pasaban por las mañanas en temporada de vacaciones. Recuerdo la de un padre de familia que fallecía en un accidente de auto y reencarnaba en un perro que adoptaba su hijo; la de dos perros y un gato que atravesaban un país para volver con su dueño; las clásicas de Mira quién ladra o la tristísima Hachi: Siempre a tu lado. No es sorpresa que si veo un libro con un perro en la portada, el impulso a comprarlo sea casi inmediato.

Fue así como llegué a El arte de conducir bajo la lluvia, publicado por primera vez en 2008 y también conocido a través de la película que inspiró en 2019, Mi amigo Enzo. Como su nombre lo indica, no sólo se trata de perros, se trata también de conducir, de autos, de carreras.

Las historia comienza con evento que se anticipa muy triste: Denny está sumamente preocupado y trata de confortar a su mascota, un labrador de nombre Enzo, que ya no puede moverse y que, aunque se aferra a la vida, se encuentra curioso ante lo que debe pasar una vez que dé su último respiro. Enzo está convencido de que en una vida pasada fue humano y que esa es la razón por la que comprende mucho de lo que pasa en su mundo, también cree que existen ciclos: morimos como seres humanos para reencarnar en perros en una siguiente vida que, al terminar, nos hace nuevamente vivir como humano, y así sucesivamente.

Al darse cuenta de que el ciclo actual ha llegado a su fin, el can hace un recuento de su vida que es el núcleo de la historia. Enzo es adoptado en una granja por Denny, un joven y prometedor piloto de carreras que le enseña al cachorro a amar todo con respecto al mundo de la conducción; pronto, el perro sabrá todo sobre los pilotos más famosos, cuáles son los trucos para dar la vuelta perfecta en un circuito y que no todo se trata de ser el más veloz.

Denny tiene una hija, Zoe, a la que Enzo adora, y una esposa, Eve, que, según el protagonista, tiene un olor diferente a los demás, un olor que pronto denotará muerte. Mientras el cáncer extingue poco a poco la vida de Zoe, Enzo la acompañará a pesar de que previamente no hubiesen sido los más unidos. Cuando Eve se va, la tragedia se cierne sobre Denny que ahora tendrá que pelear la custodia de su hija contra los abuelos paternos, lo que provocará problemas económicos y el abandono de oportunidades únicas en la vida en su futuro como piloto.

Por momentos, Enzo se muestra más humano que los mismos que lo rodean. El final se tornará triste pero hermoso, podremos averiguar si Enzo tenía razón en sus expectativas sobre la vida y sus ciclos. Es una historia bonita, disfrutable, tierna, divertida. Los que amamos a los lomitos, soltaremos más de una lágrima pero también esbozaremos muchísimas sonrisas.

Been there, read that (CLXXIII)

1 octubre 2019 1 comentario

El viaje de Laika

Aut. Tania Balderas

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Cómo olvidar a una de mis primeras mascotas, una perrita mestiza que, según yo, era cruza de la raza «salchicha», creo que la veía con ojos de amor porque de salchicha no tenía absolutamente nada, tal vez la estatura, pero nada más. Duró con nosotros cerca de un año, hasta que mi mamá hizo que mi papá la regalara (así pasó con otros dos canes), terminó en algún punto de Tuxtepec, Oaxaca; cuando, muchos años después, coincidí en ese lugar y me presentaron al señor que se la quedó, supe que había sido feliz en un terreno del tamaño del mundo. Esa fue Laika.

Por supuesto que la nostalgia vende, pero vende aún más el sentimiento. Cuando vi la portada de El viaje de Laika, de inmediato me inundó el sentimiento, la imagen me resultó sumamente enternecedora. Imaginar a la perrita realizando un viaje en el espacio, conociendo a los planetas, codeándose con los astros, saludándolos, fue demasiado. Es demasiado cuando se conoce la verdadera historia.

La obra de Tania Balderas narra, a través de poemas, las aventuras de Laika y sus pensamientos al conocer al sol, a la luna, a Venus, a Mercurio… También ahonda en las reflexiones de Oleg Gazenko, el científico que seleccionó y entrenó a la canina por allá de 1957: el primer encuentro en las calles, el entrenamiento, el arrepentimiento de haberla enviado en un viaje que no tendría regreso. Los planetas se entristecen cuando nadie sabe el paradero de la heroica perrita, las estrellas deciden regalarle una constelación.

En la vida real, Laika falleció poco después del despegue del Sputnik II debido a un sobrecalentamiento al interior del cohete. Tras orbitar 163 días alrededor de la Tierra, el cohete ingresó a la atmósfera para finalmente desintegrarse. Oleg afirmó que el viaje no brindo la suficiente información como para justificar el sacrificio de la heroína. Debo admitir que todas estas circunstancias provocaron una profunda tristeza al imaginar un viaje que nunca sucedió. Es un poemario bellísimo.

 

Been there, read that (CLV)

Los perros duros no bailan

Aut. Arturo Pérez-Reverte

EAL33134Esta es la historia de Negro, que en algún momento tuvo alguno de esos nombres cursis que se le ponen a los cachorros y que hace tiempo que quedó en el olvido. Negro es un sobreviviente, es uno de esos pocos gladiadores romanos que tuvieron la habilidad y una pizca de fortuna para retirarse del deporte; eso sí, forjándose una leyenda y cargando un sinfín de cicatrices que no porta con tanto orgullo como quisiera. Símbolos de la crueldad de un grupo de humanos que entrena máquinas de matar sedientas de la sangre de sus semejantes.

Negro se reúne a diario con su amigo Teo en el lugar habitual: el Abrevadero, donde una destilería vierte sus desechos anisados para deleite de los canes que buscan emborracharse. Así transcurre la vida, al lado de otros: Agilulfo, el perro cuyo culto dueño le ha transmitido dones filosóficos; Boris el Guapo, perro de concurso; Margot, la cantinera francesa feminista… También está Helmut, el Doberman neonazi que extorsiona perros judíos, entre otros.

Pero un día, Teo y Boris desaparecen sin dejar rastro. La lealtad de Negro lo llevará a indagar sobre la desaparición de su buen amigo y lo conducirán a un terreno familiar al que desearía no volver. Esta es la historia del gladiador romano retirado que tendrá que regresar a la arena para salvar a su mejor amigo de un destino que pocos pueden enfrentar sin perder la razón.

La obra de Pérez-Reverte se siente como una historia alterna a La Isla de los Perros que se estrenó en el cine hace poco. Vemos a los canes dialogar y reflexionar sobre su condición de perros. Entendemos que ellos se rigen por estándares de lealtad y rectitud muy diferentes a los de los humanos. En ellos no hay malicia, sólo instinto y reacción.

Es divertida, muchas veces me descubrí riendo mientras leía. Es trágica también, el retrato de los humanos es preciso y la sombra del abandono y la crueldad se cierne sobre nosotros cuando escuchamos el testimonio de los animales que se encuentran en un lecho de muerte, tan sólo recordando el olor de la niña que los quiso mientras eran cachorros y que después los abandonó en el momento en que se convirtieron en una dificultad para las vacaciones de verano.

Los perros duros no bailan es una novela corta, de esas que se leen de una sola sentada. Y sin embargo no deja de ser profunda. Es un atisbo de una historia con un bagaje psicólogico profundo. Se disfruta, provoca alegría pero también tristeza y reflexión. Sería un excelente regalo para cualquier amante de los animales.

Traicionar a un can

Perro

—¿Qué será del perro? —pregunté de pronto.

Mi madre se paró en seco como si acabara de golpearla.

El perro debió darse cuenta de que se hablaba de él, pues salió del rincón donde estaba acostado meneando la cola. No pertenecía a una raza definida. Era un chucho, pero muy gracioso e inteligente. Cada uno de sus movimientos reflejaba una cierta humildad, como si quisiera hacerse perdonar por ser tan feo. Nos observaba atentamente y parecía sonreír. Debía estar convencido de que decíamos de él cosas muy agradables.

Traicionar a un perro es aún más cruel que traicionar a un hombre, pues él no sabe de qué se trata y no puede juzgar sino por la voz y los rostros. Si, sonriendo y con voz suave, se le dicen las cosas más horribles, él viene agradecido a lamernos la mano. No quería traicionar a nuestro pobre perro.

—¿Qué va a ser del perro? —pregunté de nuevo, con tono irritado y terminante, para que él se diera cuenta de lo que le esperaba. Pero no cesaba de menear la cola.

Fragmento de Tengo quince años y no quiero morir, de Cristine Arnothy

Been there, read that (LXXXVII)

Desgracia

Aut. J. M. Coetzee

DesgraciaMi ausencia reciente en el blog, obedece a la aparición de un nuevo trabajo y, con este, una nueva etapa de mi vida laboral y profesional. Es curioso, cómo uno toma un libro al azar del librero y se da cuenta que la historia que lee, es aquella que no podía ser superada por ninguna otra que pudo haber sido elegida. Ya sea porque el tema es concerniente a la etapa de la vida o porque las coincidencias son simplemente demasiadas.

Me gustaría afirmar, aunque carezca de las pruebas y estadísticas para respaldar tal afirmación, que todos caeremos en desgracia en algún momento de nuestra vida. Una vez que hayamos caído en ella, no puedo afirmar que todos la enfrentaremos de la misma forma (en caso de enfrentarla porque habrá quienes simplemente la acepten), ni tampoco afirmar que todos la venceremos o que, por lo menos, podremos terminar de caer tratando de vencerla. Precisamente, son este tipo de reflexiones las que despierta el Sr. Coetzee en Desgracia.

Un catedrático universitario en Ciudad del Cabo, lleno de erudición poética, se encuentra cada vez más cerca del invierno de la edad. El que alguna vez fue asediado por sus alumnas, cada vez más jóvenes en comparación a él, ahora pasa desapercibido y en su vida sólo encuentra satisfacción aquel día en que tiene agendado su compromiso con la prostituta de  cada semana. Un día como cualquier otro, se atraviesa con una de sus estudiantes, Melanie, camino a casa. La convence de tomar una copa, la mete en su cama, este es el inicio de su desgracia.

Pronto la vida del profesor cambia, se niega a pedir disculpa de sus actos, abandona su vida en la universidad y busca refugio en la granja que posee su hija. Todo parece llevar un paso lento, relajado hasta el día en que su desgracia adquiere un nuevo ímpetu y lo golpea no sólo a él sino también a su hija. Lamentablemente la edad ha demostrado tener más efecto del esperado y mientras la desgracia permanece, veremos al protagonista no saber cómo enfrentarla hasta que finalmente tenga que aceptarla y con esto, hacer algo cercano a derrotarla.

Coetzee, nos brinda una historia contundente, interesante y llena de reflexión sobre cómo enfrentar los problemas que parecen infranqueables. Pasamos de un simple morbo por saber qué pasa entre el profesor y la alumna, a la angustia que provoca el tener que convivir con el violador de una mujer que es parte de nuestra familia. De la forma en que las cosas no pasan o son como debieran ser. Esta es la desgracia y veremos una de las múltiples formas que puede tomar en nuestras vidas.

De cómo muchas veces tendremos que renunciar a alguien que merezca nuestro amor más sincero.

La conducta gallinácea

Cucco

[…] ¡Qué diferentes son los canarios de las gallinas!, llegó a decirse tras observar con minucia a los ambos géneros. Era verdad. Las últimas son animales soberbios, distinguen su jerarquía con picotazos ligeros que parecen casuales, de comunicación; una de éstas pica a la totalidad de sus compañeras en la cresta, otra pica a todas excepto a la primera (no puede, no debe hacerlo), la siguiente a todos excepto a las dos primeras, y así en sucesión hasta llegar a la más desdichada del conjunto, sin el pricilefio de picar a ninguna. Si por descuido o rebeldía lo hace, ¡cuidado!: puede estar firmando su sentencia de muerte, porque todas se le abalanzarán con picotazos salvajes, hasta que ceda o muera. Podría explicarse la historia del mundo haciendo un tratado científico sobre la conducta gallinácea.

– Isaí Moreno, El Suicio de una Mariposa

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El can anarquista

Entre el recorte de personal de mi empresa, los trabajos colaborativos a distancia de la maestría, y el poco tiempo que tales situaciones dejan para hacer cualquier otra cosa, me he quedado con pocos temas sobre los cuales escribir.

Ahora que lo pienso, por si no lo han notado, el mundo está hecho un carajo: Que los mototaxis invadiendo el Centro Histórico de Puebla, que el paro de transportistas a nivel nacional, que la protesta pacífica española en el Parlamento, que si cuelgan a una mujer y la prenden en Monterrey (junto a la cuota diaria de muertos), que a Chuchita la bolsearon, que los pájaros atacan seres humanos en China, que las protestas en Grecia por el déficit, etc., etc., etc..

En fin, para qué arruinarle el día a los optimistas (a los que no lo son también); dentro de las múltiples noticias que suenan hoy, me llama la atención una que se me hizo lo bastante «agradable» a pesar del contexto en el que encuentra su existencia: La reaparición del (ahora) legendario Kanellos, el perro anti-sistema, the riot dog, el can anarquista.

Resulta que este fino ejemplar del mundo canino se ha aparecido en todas y cada una de las manifestaciones populares que han tomado lugar en Atenas, Grecia. Hoy lo ha hecho nuevamente durante las sesiones de huelga general en Grecia. Es curioso cómo dentro del mar de violencia, ocurren situaciones como la del mejor amigo del hombre al que suscribe esta entrada.

No hay mucho qué decir, Kanellos, como fue nombrado por el color de su pelo, es ya un animal legendario por su aparición y agresión en contra de las fuerzas de granaderos que se hacen presentes en toda manifestación, desde 2007. Se dice que el perro original murió en 2008 pero, por algún motivo, el día de hoy un nuevo can con la misma apariencia ha hecho acto de aparición para continuar el legado.

Los dejo con un pequeño video homenaje al chucho que con un fondo musical muy acorde a ésta, su casa, dará bastante para hablar.