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Posts Tagged ‘Alemania’

Been there, read that (CCCXXI)

Macario

Aut. B. Traven

Cada nuevo año, por estas fechas, comienza mi ansia de que ya estemos en octubre; ya saben, esos tres últimos meses que se van como el agua debido a los múltiples días de asueto, las fiestas de Día de Muertos, los concursos de disfraces, el clima fresco próximo al invierno, Navidad, las vacaciones, la comida de temporada y el cine: las películas especiales que, aunque se pueden ver en cualquier momento, le dan un toque especial a las fechas cuando te las encuentras en la programación normal de televisión abierta o cable.

Así como puedo relacionar Duro de Matar con la temporada decembrina (aunque la relación sea muy poca), si hay una película que me hace saber que los buenos tiempos están llegando o ya vinieron, es Macario, con el señorón actorazo Ignacio López Tarso. Es una de esas películas que puedo ver un millón de veces y nunca dejará de gustarme ni de llamar mi atención. No importa si sólo prendo la pantalla para tener algo que haga ruido mientras juego en el celular; estoy cambiando canales, me encuentro con Macario y de inmediato presto atención: su música, la interpretación, el mensaje implícito junto con la alegoría de Dios, el diablo y la Muerte. Es perfecta.

Sin embargo, durante muchos años no me di la oportunidad de leer la obra original, el libro escrito por B. Traven. Salvo alguna ocasión en que hojee un ejemplar que le regalé a uno de mis mejores amigos, el cuál tardó en leer cerca de un año a pesar de sus 60 páginas de extensión, fue hasta el octubre pasado que adquirí una edición recién colocada en el mueble de novedades y me dispuse a dedicarle una tarde lluviosa.

Doy por hecho que la gran mayoría de personas sabe de qué va la trama, pero por si acaso, aquí la sintetizo: La historia sigue a Macario, un pobre leñador que trabaja arduamente para mantener a su familia. En vísperas del Día de Muertos, Macario recibe la visita de la Muerte, quien le ofrece un trato: la posibilidad de curar a los enfermos con su toque, a cambio de compartir su comida con ella, un pavo para el que su esposa ahorró durante meses y así darle un gusto al padre de 11 niños que jamás ha tenido una satisfacción para sí mismo. Por supuesto que nada es tan simple y es la misma fama de curandero que Macario adquiere la que lo lleva a una encrucijada de la que dependerá su vida.

Si bien, la adaptación cinematográfica es una verdadera obra de arte, existen diferencias entre ésta y la historia escrita que hace que se puedan disfrutar en la misma cuantía: en el libro, Macario no tiene ningún encuentro con el diablo y la historia transcurre en un horizonte de tiempo mayor al que se presenta en la película; por otro lado, la esposa de Macario no roba el pavo que provoca la inflexión de la historia, ella ahorra durante meses para comprar el animal, cosa que no pasa en la película. De igual manera, en la película se muestra la envidia que los poderes de Macario provocan en los médicos del pueblo que lo terminan acusando con la santa inquisición, en el libro no se muestra tal conflicto y es otro forma en la que Macario termina tratando de curar al hijo del virrey. El desenlace de la historia es el mismo, pero las circunstancias de acto de cierre son diferentes.

Digamos que la película extiende un poco más la historia y, curiosamente, la escena que considero la parte cumbre de la película en la que Macario observa cómo la vela que representa su vida se está extinguiendo, no existe en el libro; no hay persecución alguna.

Creo que tanto la película como el libro son obras que merecen ser abordadas, cada una en individual se establece como parte fundamental de la mexicanidad que forma parte nuestra. Tienen mensajes muy bellos que valen la pena ser explorados, y son historias sin fecha de caducidad que generan amor por la tradición mexicana y su representación.

Been there, read that (CCCI)

El Tercer Reich

Aut. Roberto Bolaño

Si bien no he leído las obras más emblemáticas de Roberto Bolaño, me dejé atrapar hace algún tiempo por La literatura nazi en América; confieso que la perspectiva de una bibliografía ficticia de extrema derecha me provocaba una inmensa curiosidad, de modo que un título como El Tercer Reich, se antojaba como una continuación o una obra establecida en ese mismo universo (de hecho, sí lo está). Contrario al libro anteriormente aludido, en esta ocasión, tendremos una novela narrada en forma de diario personal del protagonista, Udo Berger. Adoro los libros escritos de esta forma pues hacen su lectura sumamente dinámica y satisfacen, al mismo tiempo, mi compulsión de saber en qué momento del tiempo estoy en cada página y cuántas horas han pasado entre un evento y otro.

Udo realiza unas vacaciones en Cataluña junto a su novia, Ingeborg. El lugar que han elegido es un hotel que antaño vio a Udo y a su familia vacacionar en múltiples ocasiones. La dueña y administradora del hotel es Frau Else, una mujer que cuida a su marido recluido por una enfermedad terminal en una habitación que se mantiene siempre en la penumbra, acaso es él quien mueve los hilos ocultos de la trama. De sobra está decir que existe una fuerte tensión sexual entre Berger y Else. El protagonista es el campeón nacional alemán de El Tercer Reich, lo que le da una cierta condición de celebridad, o lo es al menos en el mundo de estos juegos de tablero de estrategia que emulan la Segunda Guerra Mundial con todas sus disposiciones de unidades militares alrededor del mundo. Precisamente, es la intención del narrador escribir un artículo sobre el juego mientras disfruta de su descanso.

Todo transcurre en la total monotonía hasta la aparición de un conjunto de personajes que darán un vuelco a la psique del narrador. En primer lugar, una joven pareja de alemanes, Charly y Hanna, que no se despegarán de Udo e Ingeborg, y les contagiarán la locura de las vacaciones entre bares, arena y sexo; por otro lado, estarán el lobo y el cordero, personajes locales sombríos que frecuentan un bar venido a menos y que compartirán más que una borrachera con ambas parejas; por último, y más importante, el quemado, un misterioso hombre conocido por las cicatrices que le cubren cuerpo y rostro, que se dedica a rentar patines de playa y que, aparentemente, vive en la misma playa rodeado de los objetos que renta.

Charly desaparece en el mar mientras practica windsurf, Hanna se desespera con el pasar de los días sin tener noticias de él; Ingeborg decide regresar a casa mientras Udo permanece más días en el hotel con el pretexto de esperar a que haya noticias sobre el muchacho desaparecido. Aún cuando la temporada vacacional ha terminado y el protagonista se convierte en el único huésped del lugar, él se mantiene enajenado en una partida del juego que ha entablado con el quemado que, al parecer, empieza a dejar de distinguir la línea entre una guerra real y la del juego de mesa.

Y así, lo que comienza como una historia monótona y simple, se introduce poco a poco en el terreno de lo simbólico y abstracto. El mismo protagonista comienza a perder la noción del tiempo y se ve invadido por la idea de que el quemado lo asesinará si es que llega a alzarse con la victoria en el juego.

El Tercer Reich se publicó en 2010 a pesar de haber sido escrito en 1989, su publicación se llevó a cabo de manera póstuma pues Roberto falleció 7 años antes. Al parecer, la historia permaneció incompleta y fue terminada por su esposa. No sé hasta qué punto de la obra termina lo escrito por Bolaño y comienza lo remendado por su mujer, ese es un detalle que me provoca mucha curiosidad y me hace preguntarme si tal situación no es más que un mito. En fin, una novela enigmática y que al principio podría parecer banal, se convertirá en una historia de final abierto que a más de uno dejará fascinado.

Been there, read that (CCXCVII)

La balada de Max y Amelie

Aut. David Safier

Después de la bella historia de Enzo en una de mis lecturas previas, me quedé con ganas de más historias de animales. Creo que a todos nos pasa (o al menos a una gran mayoría), las historias narradas desde el punto de vista inocente y noble de un animal, nos ablandan el corazón y nos hacen sentir calorcito, nos permite cuestionar todo lo que como seres humanos hacemos y que muchas veces no tiene una lógica real: comer cuando no hay hambre, tomar cuando no hay sed, etc.

La balada de Max y Amelie comienza como una historia genérica del tipo película de sábado por la mañana: una perrita llamada Cicatriz vive con sus hermanos en un basurero, su nombre hace alusión a lo que tiene en el lugar donde antes tuvo un ojo, y fue su propio hermano mayor el que la lastimó para afianzar su estatus de alfa en la manada. Cicatriz ha crecido en este mundo de desolación, supervivencia del más fuerte y sumisión ante el líder. Un día, la perrita se encuentra con una escena triste: unos niños apedrean a un perro grande que no parece tener la intención de defenderse aún cuando uno de los infantes amenaza con terminar con su vida; Cicatriz, sin saber por qué, defiende al perro cuyo nombre es Max y tras saber que es un perro casero que no sabe valerse por sí mismo y que ha sido abandonado por su familia, emprende a su lado un viaje por el mundo para encontrar a su dueña.

Hasta ahí, tal como lo dije, imaginaremos que la historia se centra en las aventuras y peripecias del par de canes y, en efecto, nos enterneceremos con el descubrimiento del mundo fuera del basurero por parte de Cicatriz y del crecimiento interno por parte de Max cuando tenga la necesidad de valerse por sí mismo por primera vez. Sin embargo, a partir de la mitad del libro, se introducirá un nuevo personaje y un giro a la trama: una mujer que hará hasta lo imposible para asesinar al par de chuchos.

Es aquí donde la trama empezará a tocar temas de vidas pasadas y mundos en los que Max y Cicatriz se conocieron previamente y en los que compartieron una historia en común con la mujer que en otras ocasiones ha terminado con la vida de alguno de ellos. Básicamente, pasamos de una historia de ternura a una de tragedia y dolor. ¿Lograrán los caninos romper este ciclo de muerte y dolor en el que se han visto envueltos durante sus vidas pasadas o no les quedará de otra más que aceptar que su historia es cíclica y que sólo queda soportar el sufrimiento una y otra vez?

La historia contada por David Safier es ligera pero intensa al mismo tiempo. Tiene un cambio de ritmo que se acelera mucho a partir de la mitad de la historia y eso se agradece pues de unos paisajes lindos y tranquilos pasamos a escenarios de incendios, tormentas de nieve y persecución. Entre las líneas de esta historia de animalitos, se esconden temas profundos que se reflexionarán mucho. Una gran recomendación novelesca.

Been there, read that (CCLXXXI)

El nazi y el psiquiatra

Aut. Jack El-Hai

Ya sé, cinco de las últimas ocho reseñas tuvieron que ver con la Segunda Guerra Mundial y ahora les caigo con la sexta pero, ¿qué puedo decir?, en esta temporada aproveché la combinación de cardio con lectura de libros electrónicos para ponerme al corriente con todos estos títulos que ya llevaban rato en el librero como pendientes; nada más hay que darse cuenta que la mayoría de los libros revisados fueron publicados o editados alrededor de 2014, ya 10 años en el ostracismo, algo tenía que hacerse.

El nazi y el psiquiatra de Jack El-Hai ofrece una cautivadora inmersión en una faceta poco conocida de los Juicios de Núremberg. El autor enfoca su atención en la singular conexión entre Hermann Goering, mariscal del Reich y exjefe de la Luftwaffe, y el psiquiatra militar estadounidense Douglas Kelley, asignado para evaluar a los líderes nazis previo a y durante su comparecencia ante el tribunal internacional.

La trama se desarrolla durante el juicio, que tuvo lugar entre noviembre de 1945 y octubre de 1946, pero va más allá, explorando las ideas que estos nazis prisioneros expresaban o escondían, así como sus dinámicas internas con médicos y psicólogos. Curioso más no sorprendente, por ejemplo, era el desprecio que mostraban la mayoría de enjuiciados en contra de Rudolph Hess en el comedor de la prisión.

El elenco en el banquillo es impresionante, desde Goering, destinado a ser el heredero de Hitler, hasta Wilhelm Keitel, Karl Donitz y otros líderes nazis prominentes. La ausencia de figuras clave como Bormann y Goebbels, y las revelaciones sobre su destino post-juicio, añaden una capa adicional de intriga.

El autor destaca la oportunidad única que Kelley tuvo para explorar la mentalidad nazi, una experiencia que más tarde plasmó en un libro. Esta obra trasciende el mero diagnóstico clínico, sumergiéndose en las complejidades individuales más allá de las categorías tradicionales de sociopatía o psicopatía.

Resulta impactante descubrir que, durante las entrevistas, muchos nazis no se declaraban antisemitas, atribuyendo esta retórica a la propaganda destinada a unificar a la sociedad alemana. Sin embargo, el libro no evade las horribles realidades de los asesinatos masivos perpetrados a escala industrial. Los resultados de los tests de personalidad ofrecen un giro intrigante, revelando una cierta locura compartida entre los acusados: la incapacidad de comprender la pérdida de sus antiguos cargos y símbolos de poder.

La relación entre Kelley y Goering, especialmente la identificación del psiquiatra con el líder nazi, agrega una dimensión humana y desconcertante a la historia. Las conversaciones entre ambos, incluyendo la desintoxicación de Goering de la morfina, entre otros medicamentos como analgésicos y ansiolíticos (se dice que tomaba hasta 80 pastillas diarias), pintan un retrato fascinante de las complejidades de estos personajes históricos.

A medida que reflexiona sobre la teoría de Freud sobre la masa y el líder, el autor destaca la importancia de comprender la conexión entre quienes se identifican con un ideal y la posibilidad de emergencia de peligros.

Al final, a pesar de las extremas precauciones y de la vigilancia total del prisionero, Goering se salió con la suya y se suicidó en su celda antes de ser condenado. Destaca también que a pesar del enfoque en los juicios, una parte del libro se centra en el psiquiatra y la etapa posterior de su vida, así como sus relaciones familiares y el destino de cierta documentación obtenida durante su estadía en Alemania.

En resumen, «El nazi y el psiquiatra» ofrece una perspectiva única y reveladora sobre un capítulo crucial de la historia reciente y, al mismo tiempo, aborda, aunque ligeramente, esta paradoja en la que el mismo terapeuta del mal, se ve seducido por éste.

Been there, read that (CCLXXIX)

La Europa Neonazi / El renacimiento de las botas en el Viejo Continente

Aut. Doménico Mantuano

Con respecto a esta inercia provocada por lecturas concernientes a la Segunda Guerra Mundial, pasamos de testimonios y narraciones directas del conflicto a una revisión de las consecuencias para los que formaron parte del mismo. Prosigo con la lectura de la obra de Doménico Mantuano, publicada en 2014. Y hago énfasis en la fecha de publicación pues, tomando en cuenta que han pasado 10 años, es importante darnos cuenta de lo mucho que han cambiado algunos de los panoramas descritos en ese entonces.

Mantuano aborda el resurgimiento de la ultraderecha y el neonazismo en Europa, destacando la presencia de estos movimientos en varios países de la Unión Europea (desde Francia, España y Alemania hasta Hungría, Rumania, Polonia y Finlandia) y dedicando un capítulo de su libro a cada uno de ellos. Se mencionan casos específicos, como el del partido griego Amanecer Dorado y líderes que expresan ideas neonazis. La obra también destaca la relación entre la ultraderecha, el conservadurismo religioso y el rechazo a la integración europea.

Por otro lado, se analiza la doble moral de algunos líderes ultraderechistas que moderan su discurso en presencia de periodistas, con el caso del español José Luis Roberto cuyo discurso xenófobo antiinmigración choca con los servicios legales que provee a dueños de prostíbulos que contratan principalmente a extranjeras. Además, se explora la conexión entre el neonazismo y la oposición a la inmigración, señalando la ironía de culpar a los inmigrantes por problemas generados, según el autor, por políticas neoliberales.

El texto destaca que, en algunos casos, el neonazismo se asocia con el conservadurismo religioso, rechazando el laicismo y oponiéndose al aborto y al matrimonio homosexual. Se mencionan ejemplos de partidos y organizaciones en diferentes países europeos que combinan el neonazismo con posturas religiosas y sociales conservadoras. Finalmente, se enfatiza la relación entre la crisis económica y el resurgimiento del neonazismo, comparándolo con el ascenso de Hitler en Alemania después de la Primera Guerra Mundial.

Este tipo de lecturas son importantes aún cuando no formamos parte de la órbita inmediata de los movimientos políticos abordados. Si bien existe presencia marginal de grupos abiertamente nazis en México y, a pesar de que las características históricas y étnicas de América podrían hacer menos probable el surgimiento de movimientos neonazis en la región, no podemos dejar de prestar atención a todo aquello que se puede imitar y que, de hacerse, puede provocar enfrentamientos como los que ya se dan en momentos políticos importantes.

Been there, read that (CCLXXVI)

Memorias de un francotirador en Stalingrado

Aut. Vasili Záitsev

Después del libro de Svetlana, me quedé picado con las historias de guerra, así que no tuve más remedio que elegir la narración del afamado francotirador ruso, Vasili, para satisfacer el antojo. Si el nombre Vasili se te llega a hacer mínimamente familiar, el motivo es Hollywood que, en 2001, lanzó una película protagonizada por Jude Law titulada Enemy at the Gates. En dicha película, se narra la historia del duelo entre un francotirador ruso, Vasili Záitsev interpretado por Law, y un francotirador alemán, Erwin Konig interpretado por Ed Harris, que ha sido enviado al frente en Stalingrado específicamente para eliminarlo.

Ahora bien, como todo en el mundo del cine de origen gringo, por supuesto que tenían que meterle un poco de «democracia» al asunto y en la película se esfuerzan en señalar al ruso como una persona nulamente instruida y perteneciente a un batallón penal (conformado por convictos) que por obra divina se convierte en un gran francotirador que llama la atención del alto mando alemán debido a las bajas que les inflige; no sólo eso, sino que lo pintan como un producto del condicionamiento soviético. Y no es que sea una mentira, pero ciertamente los gringos no van a ensalzar en demasía a un héroe de una nación «rival».

Por otro lado, hay algo que parecería inventado por los productores pero que realmente sí sucedió: Vasili estaba aterrado de enfrentarse al Mayor Konig. ¿Cómo lo sé? Precisamente porque es el mismo Vasili quien, en su testimonio, detalla el estrés y el temor que le provocaba saberse acosado por el jefe de la escuela de francotiradores del ejército alemán, toda vez que se cargó a un par de sus camaradas justo frente a sus ojos y sin dar un mínimo atisbo de su posición en el campo de batalla.

A pesar de que el duelo viene relatado en un número de páginas significativo con respecto al total del libro, la narración va más allá del duelo con el alemán y comienza desde la infancia del soldado ruso en los montes urales y cómo fue su abuelo quien le enseñó a disparar a los animales que cazaban juntos, hasta su paso por la marina rusa y la recepción de los más grandes méritos del ejército rojo una vez terminado el conflicto.

Temas que hay que destacar: el texto por supuesto que está inflado como parte de la propaganda soviética para engrandecer al héroe; Vasili no fue ni el más mortífero ni el que más hazañas tuvo entre los francotiradores del ejército, sin embargo, cumplía con requisitos que otros soldados no para ser erigido como héroe que inspirase a sus compañeros (Vasili era miembro del Komsomol y pertenecía a la clase campesina que se unió voluntariamente a la batalla); por último, muchos historiadores han concluido que no existe evidencia de que el mayor alemán, cuyo verdadero nombre fue Heinz Thorvald, en efecto haya sido abatido por Záitsev. Ni su presencia ni su muerte han sido constatados.

A pesar de todo, es una narración interesante e instructiva pues el autor no escatima en detalles descriptivos tanto del campo de batalla como de los movimientos de ambos bandos que él apreciaba, como de los detalles técnicos de cómo abatía a cada una de sus víctimas. Es el tipo de texto del que se puede aprender mucho y vaya que es una lectura obligada para amantes de la historia de los conflictos mundiales.

Been there, read that (CCLV)

El matarife

Aut. Sándor Márai

Pasa con el cine y pasa con la literatura: no hay nada como revisar las primeras obras de un director que se considere como consagrado; qué diferente es conocer al ganador de un Óscar mucho antes de que su nombre fuese garantía de una gran actuación. Recuerdo en Romper Stomper, a un Russell Crowe muy muy chavo haciéndola de vago sádico abusador; recuerdo las obras previas, como El orden del caos, de Darren Aronofski mucho antes de Cisne Negro. Creo que esa misma sensación es la que nos invade cuando revisamos la primer obra escrita de algún gran autor.

Si bien las obras de un autor consolidado tienen bien explotados los recursos que lo hacen ser quien es, las primeras publicaciones, carentes del estilo totalmente definido, muestran esa «hambre» del peleador que aún no es campeón pero que no tiene vida sobrante para algo que no sea ganar el cinturón. Así es El matarife, ópera prima del húngaro Sándor Márai.

En esta novela corta, observaremos la evolución (o involución acaso) de Otto, un hombre que desde muy temprana edad encuentra en la muerte de un ser vivo (en este caso, de un toro) un placer inexplicable que lo lleva a abandonar la casa paterna, y con ello el legado del progenitor, para dirigirse a Austria a aprender el oficio de matarife y tener una existencia afable, hasta el día en que es forzado a enrolarse para la guerra. En medio del conflicto descubrirá que lo aprendido en el matadero será más que apreciado en el campo de batalla, donde soldados enemigos proveerán de ese sentimiento de satisfacción que sólo el correr de la sangre provoca en el protagonista.

Una vez concluida la guerra, el matarife se dará cuenta de que no hay un lugar para él en el mundo, que sus habilidades no sirven en una ciudad abatida por la depresión y la derrota. Que fuera del rastro, no existe sentimiento de paz ni una vida alegre; y es así como los viejos impulsos animales podrían encontrar una válvula de escape en el asesinato de aquellos que tiene una preocupación genuina por él.

Es una novela corta, que se disfruta página tras página. Definitivamente no es apta para quienes desprecian las narraciones crudas de una época sucia y violenta; por momento,s puedes sentir el olor de la sangre echada a perder y el de las heces fecales acumuladas en las calles de una ciudad sobrepoblada, carente de servicios sanitarios adecuados. La abulia del protagonista es contagiosa y cerca del final surge un sentimiento de urgencia de que acabe pronto la historia porque, de alguna manera, es insoportable la espera. Ya sabemos que el final será todo menos agradable y mucho menos feliz.

Been there, read that (CCLIII)

Mi nombre es Broni

Aut. Bronislaw Zajbert

Los testimonios del terror ejercido por el régimen nazi forman parte de mis lecturas predilectas, no porque disfrute de alguna manera la narración de los hechos en sí, sino porque estructuran un fenómeno que desde muy joven me ha provocado curiosidad académica, cultural e histórica. De alguna manera, soy enemigo de esa simplificación histórica en la que los buenos son puramente buenos, los malos son totalmente malos y las víctimas son sólo víctimas. Es difícil entrar en este tipo de dinámicas cuando el rigor científico e informativo obliga siempre a buscar las distintas versiones de un mismo hecho. Precisamente, Mi nombre es Broni, es una de esas obras que brindan un punto de vista inesperado entre las mismas víctimas de la tiranía.

Bronislaw Zajbert es un hombre de 90 años (actualmente residente mexicano) que narra su historia en el gueto de Lodz, Polonia, donde cientos de miles de judíos perdieron la vida debido a la inanición, la nula salubridad y el clima extremo; realiza la narración haciendo un esfuerzo por retomar el punto de vista del niño de ocho años que fue durante estos acontecimientos. El resultado es un relato inocente pero visceral en el que destaca la división que incluso entre las mismas víctimas podía existir. De este modo, el ser judío no se reduce simplemente al destino cruel e inhumano que se ha señalado infinitamente, sino que dentro de ellos mismos existe una pequeña élite que tiene acceso a mejores medios de subsistencia que los del resto de la población del gueto.

Es así que veremos dos caras de una misma moneda: por un lado, los padres de Broni, que harán sacrificios por mantener alimentados y protegidos a nuestro testigo y a su pequeño hermano (e incluso a otras personas) que en ocasiones se tendrán que esconder en cisternas de agua para evitar ser elegidos como los próximos deportados a lugares más terribles, los campos de concentración; por otro lado, veremos a los tíos de Broni, que formando parte de la policía judía al interior del gueto, contaban con la posibilidad de ayudar a los propios padres del niño, pero que decidieron utilizar su privilegio para hacer fiestas mientras dejaban a su propio padre a la intemperie para que no diera la mala nota en sus celebraciones, de más está decir que el seor no sobrevivió. Sí, así como hubo miembros del ejército alemán que destacaron por utilizar sus posiciones para en secreto salvar a todas las personas posibles, también hubo judíos que hubieran encontrado un buen lugar en las filas de aquellos que los esclavizaban.

Precisamente, creo que este es el punto más importante del testimonio de Broni, que en situaciones extremas se muestran los verdaderos rostros del ser humano sin importar en qué lado de la historia se encuentra. Nuestro protagonista en ningún momento juzga las acciones del resto de su familia, el lector será capaz de hacerlo. Tampoco se trata de imaginar lo que hubiésemos hecho en los zapatos de cada personaje, creo que sería un mal ejercicio. Nuestro papel, como siempre, debe ser el de entender los contextos y aprender con el testimonio de uno de los pocos que lograron sobrevivir y asegurarnos de que la historia no se vuelva a repetir.

Been there, read that (CCXX)

Cartas a un joven poeta

Aut. Rainer Maria Rilke

Hace aproximadamente un año y unos cuantos meses más, en diciembre de 2019, fui invitado por mis alumnos para ser su padrino y dirigirles unas palabras durante el brindis de su fiesta de graduación. Qué puedo decir, se me da eso de los discursos motivacionales a personas que aprecio, y mis alumnos de esa generación (2014) no son la excepción. En cada una de las ocasiones en que me ha tocado dirigir palabras, he tratado de elegir una buena cita literaria que resumiera aquello que, de otro modo, tardaría horas en explicar, cosa que no sería nada agradable en plena fiesta. Un año antes recurrí a Bukowski, y antes de eso recurrí a algunas frases de películas como la de Rocky. En esta ocasión, aprovechando la frase que salía justo antes de los créditos finales de la película Jojo Rabbit, recurrí a una de esas obras que lees en primaria o secundaria y que terminas olvidando con el paso de los años, Cartas a un joven poeta del alemán Rainer Maria Rilke.

Fue así como un rápido repaso de las páginas del autor con el objetivo de encontrar la cita perfecta para el discurso para mis alumnos, se convirtió pronto en un irremediable deseo de repetir aquella lectura que en mi infancia por supuesto que no aproveché como lo haría con la mente más «madura» del adulto que ahora soy. Lo pongo entre comillas porque es más que triste darnos cuenta que los niños entienden y ven cosas más allá de las que los ojos maleados por el paso de los años pueden ver.

Qué agradable es leer estas cartas. Sí, mi género favorito nunca ha dejado de ser el epistolar, pero no es sólo eso, es la sencillez para transmitir ese mensaje tan cargado de amor y comprensión que Rilke trata de darle a Franz Kappus, el joven que deseaba dedicarse a la poesía mientras se formaba como cadete militar. Y es que, ¿cuántos no hemos estado en ese punto? Ese punto en el que nos estamos embarcando en el viaje que nos llevará a forjarnos como especialistas en alguna disciplina que moldeará el resto de nuestro desarrollo profesional y laboral, pero que lo hacemos cargados de dudas e imaginando qué pasaría si le hiciéramos más caso al impulso del corazón y de la pasión por encima del tema racional que nos dicta que debemos escoger una carrera para poder hacer dinero y seguir ese camino sumamente lineal que se nos planta en la sociedad. Rilke lo comprende, y le ruega a Kappus que jamás deje de creer en la vida y en aquello que el corazón anhela.

Pero si todo lo que acabo de reflexionar es cierto, ¿no sería muy mala idea transmitir este tipo de mensaje en una fiesta de graduación cuando ya todas las decisiones se han tomado? La respuesta es no, porque aún habiendo elegido el camino de una carrera profesional, faltan todavía miles de decisiones que influirán en el desarrollo de esa misma especialidad y en el futuro mismo del ser humano que no se ha terminado de decidir sobre el siguiente paso. Es algo bien sabido, jamás es demasiado tarde para actuar y nunca se será tan joven como hoy para empezar a hacer eso que nos llama desde lo más profundo del ser.

No hablamos ni de 80 páginas, y sin embargo la enseñanza es demasiada. Vale la pena leer esta correspondencia entre el que duda y el que ya ha dado el paso. Al final, de eso se trata de ser profesor, de ayudarles a los que vienen para que en menos tiempo logren más y así ellos pavimenten el camino de los que vendrán todavía después.

Dragones y princesas

[…] Pero nosotros no somos cautivos. A nuestro alrededor no hay preparadas trampas ni lazos, y nada hay que nos atemorice o nos atormente. Se nos ha puesto en la vida por ser el elemento más conveniente para nosotros, y además, por adaptación milenaria, hemos llegado a parecernos tanto a ella, que si permanecemos inmóviles apenas nos diferenciamos, por un feliz mimetismo, de cuanto nos rodea. No tenemos ningún motivo para temer al mundo, pues él no está en contra nuestra. Si hay espantos, son nuestros espantos, si hay abismos, son nuestros abismos. Si hay peligros, debemos esforzarnos en amarlos. Y si organizamos nuestra vida de acuerdo al principio que nos aconseja atenernos siempre a lo más difícil, entonces aquello que ahora nos parece lo más extraño, se convertirá en lo más familiar y lo más fiel. ¿Cómo olvidar los viejos mitos existentes en el principio de la historia de todos los pueblos, mitos que nos hablan de dragones y de seres monstruosos que en el momento culminante se vuelven princesas? Tal vez todos los dragones de nuestra vida sean sólo princesas que únicamente esperan vernos un día hermosos y atrevidos.Tal vez todo lo terrible no sea a fin de cuentas sino lo inerme, lo que está esperando nuestra ayuda.

– Rainer Maria Rilke en Cartas a un joven poeta
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