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Archive for agosto 2013

Escritores magníficos

14 agosto 2013 2 comentarios

typewritter

Hay un problema con los escritores. Si lo que había escrito un escritor se publicaba y vendía mucho, muchos ejemplares, el escritor pensaba que era magnífico. Si lo que había escrito un escritor se publicaba y vendía un número aceptable de ejemplares, el escritor pensaba que era magnífico. Si lo que había escrito se publicaba y vendía poco, pensaba que era magnífico. Si lo que había escrito nunca se publicaba y no tenía dinero suficiente para publicárselo él mismo, entonces pensaba que era, más que magnífico, genial. La verdad, sin embargo, es que había muy poca magnificencia. Era prácticamente inexistente, invisible. Pero podías estar seguro de que los peores escritores eran los que más confiaban en sí mismos, los que menos dudas tenían. De cualquier manera, los escritores eran seres que había que evitar, y yo trataba de evitarlos, pero era casi imposible. Pretendían que existiera una especie de hermandad, de unidad. Ninguno de ellos tenía nada que hacer con la literatura, ninguno podía ayudar a la máquina de escribir.

– Charles Bukowski en Mujeres

Been there, read that (LXXXVI)

13 agosto 2013 1 comentario

Cartero

Aut. Charles Bukowski

Anagrama

CarteroUna situación común para el hombre de clase media para abajo (que realmente en ese «para abajo» nos encontramos la mayoría), es la de quejarse del trabajo. En un país como México (y yo creo que en todos los países por igual), es fácil toparnos con las murallas burocráticas, el tráfico de influencias, los compadrazgos, los favores etc., un montón de factores que permiten que el mediocre, el escasamente preparado, el junior, el gran imbécil (o la combinación de éstos) se encuentre en el escaño elevado mientras uno, con todos sus estudios, certificaciones, actividades extracurriculares y su inteligencia, es relegado a hacerle la chamba a cambio de una nimiedad de paga.

El buen Hank Chinaski no ha sido la excepción, sin embargo, lejos de su inteligencia y su funesta preparación y actitud ante la vida, se encuentra ahora ante un nuevo trabajo y un nuevo desfilar de mujeres de las más diversas variedades. La oficina postal es el lugar deprimente en el que Hank pasará 11 años de su vida, años en los que tendrá que enfrentarse a superintendentes, supervisores, soportar el tedio que le provocan los compañeros de trabajo y memorizar un sinfín de rutas de correo para después recorrerlas bajo sol y lluvia a cambio de lo necesario para apenas cubrir sus necesidades (cerveza y alcohol).

En una narración de condiciones laborales tan inhumanas y deprimentes, Bukowski logra hacer que el lector no se sienta tan mal del trabajo que tiene. Uno llega a pensar que por lo menos hay tiempo para comer o por lo menos de mirar la televisión un rato por la noche. Al mismo tiempo, comparte habitación con diferentes féminas que inaugurarán capítulos de la más diversa índole en la narración: el amor que se marchita y fallece, la madre soltera que consiente, el nacimiento de una hija que nunca volverá a ver.

Como en muchos casos, lo único que me aqueja en las lecturas de Charles, es la traducción al español europeo que resulta repetitiva o forzada. Lamentablemente no conozco traducciones latinas y es difícil encontrar un libro en idioma original que no tenga un precio estratosférico. Un deleite leer las andanzas de Buko, como siempre.

Been there, read that (LXXXV)

Puedo explicarlo todo

Aut. Xavier Velasco

Alfaguara

Puedo explicarlo todoEn alguna ocasión, publiqué en el blog una cita de Borges en la que nos invitaba a no leer por obligación ni a seguir leyendo los libros que no nos gustan o nos aburriesen. Sigo creyendo en esa frase, sin embargo me gustaría pensar que pudiera ser completada con algo que más o menos diga así: «Si un libro los aburre, déjenlo, pero retómenlo algún otro día en el que su gusto literario haya evolucionado con el pasar del tiempo y el leer de más libros.». Y es que, precisamente, hace un par de años intenté leer la obra de la que les hablo hoy y simplemente me aburrí por ahí de la página 100. Dejé el libro, casi 30 meses después lo desempolvé decidido a leerlo por compromiso pues fue un regalo de mi madre. Qué sorpresa me llevé pues me enganché como no lo hice en la primera ocasión y terminé amándolo.

Puedo explicarlo todo es, sencillamente, una genialidad del Sr. Velasco. No he tenido oportunidad de leer más de sus obras pero de alguna manera intuyo que su estilo es así: chusco, informal, negro. Y es que la premisa es algo sublime, un niño rico tirado a la mala vida que tiene que escribir un libro de autoayuda basado en las notas tomadas de los diálogos con su mentor, un viejo que asiste a funerales para tirarse a las viudas, mientras se encarga de poner en orden su vida; como falso psicólogo se infiltra en la vida de su vecina, una viuda que hace cenas para unir parejas, se hace amigo y juega con la hija de ella en secreto y también berrea por una ladrona que lo enamoró antes de dejar en la calle a la mamá del mismo protagonista. Sí así de enredado es, pero no deja de ser delicioso.

Así de enredada la trama, Velasco nos la pone todavía más difícil incluyendo un lenguaje en código a través del cuál el protagonista se comunica con la hija de su vecina y cuya clave viene impresa en un separador que acompaña al libro. Suena cansado, lo sé, pero la obra lo vale. Los diálogos con el viejo Isaías Balboa son de lo mejor, mientras que la tensión aumenta en las citas del falso psicólogo con la vecina.

Es cierto, la primer centena de páginas suelen sentirse algo flojas e incluso pueden dar ganas de no continuar leyendo a ese monstruo de 700 cuartillas, sin embargo una vez que la trama como tal comienza, el ritmo se hace adictivo y las risas y ganas de querer seguir leyendo se incrementan en demasía.

Realmente recomiendo este libro para quienes disfrutan las buenas e ingeniosas historias. Por supuesto, no lo recomiendo para aquellos lectores que no gustan de obras demasiado cargadas o demasiado largas pues a este libro sí hay que dedicarle un rato.