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Posts Tagged ‘Cuento’

Been there, read that (CCCXXII)

Las dos amigas (un recitativo)

Aut. Toni Morrison

Desde mi lectura de El ferrocarril subterráneo, que aderecé con la vista de una par de películas como la de Harriet, me quedé con ganas de más literatura que abordara el tema de la segregación racial. Si bien no empiezo de inmediato a buscar los temas de interés (generalmente dejo que los títulos lleguen solitos a mí), coincidió la fecha de tal deseo con la publicación de la edición traducida del relato Las dos amigas de Toni Morrison, que vino acompañada de muchos comentarios con respecto a esta obra que se decía innovadora y necesaria en el haber de los temas de igualdad e inclusión.

Toni Morrison, la primera autora estadounidense descendiente de esclavos en recibir el Premio Nobel (1993), es reconocida por su vasta obra que incluye once novelas y el cuento corto del que hablamos el día de hoy. Sus obras no solo son literatura, sino también herramientas de confrontación y resistencia: Exploran la historia de Estados Unidos desde la perspectiva de las comunidades afroamericanas, delineando fronteras trágicas y violentas que obligan al lector a enfrentarse a sus propios prejuicios y miedos. Aún recuerdo los fragmentos de Beloved que llegamos a leer en una clase de creación literaria que tuve por ahí del 2011 con Beatriz Meyer.

El relato es muy corto, pero dentro de su extensión aborda un tema muy importante que nace del lector: los prejuicios. Se narra la historia de dos amigas, Twyla y Roberta, ambas coinciden en un hogar de acogida para menores, una de ellas es blanca, la otra es negra, pero nunca se explica quién es quién. Ambas tienen madres ausentes y ambas hacen lo que hacen los niños en algún momento: ser crueles con quienes se presentan como diferentes. Tal es el caso de Maggie, una mujer muda que trabaja en la cocina del orfanato. Junto con las niñas, Maggie protagoniza un incidente que marcará las vidas de las dos amigas y que, aunque lo borrarán de su memoria, un día servirá de punto de inflexión para entender la crueldad que el ser humano es capaz de infligir.

Las amigas se separarán y volverán a encontrarse años después en diferentes circunstancias para volver a separarse y volver a reencontrarse, una y otra vez. Coincidirán en una tienda de ropa en la que una de ellas será la cliente atendida por la otra; lo harán también en una protesta en bandos separados que discuten en torno a la «integración» de niños blancos y negros en la escuela. Lo curioso, es que el lector se esforzará por darle identidad a cada una de ellas pensando en lo que haría un blanco a diferencia de un negro, pero en cada circunstancia quedará en evidencia el hecho que ambos podrían estar en cualquiera de los dos polos representados por las actitudes de las amigas.

La gran paradoja del texto es que aunque evita clasificar a sus personajes como «blancos» o «negros», la trama y el conflicto principal de la obra se relacionan claramente con esa división. Esto hace que el conflicto parezca absurdo y genere incomodidad al leer, ya que obliga a abandonar las ideas binarias sobre la humanidad. Las categorías dicotómicas como blanco contra negro, buenos contra malos, masculino contra femenino, se vuelven inútiles para comprender la historia. Aquí, las discriminaciones raciales, clasistas y sexistas funcionan simultáneamente, como sucede en la realidad, sin poder ser simplificadas en una dualidad.

La conclusión se cierne en que todas las divisiones que generan odio y violencia resultan absurdas cuando consideramos a la humanidad como un todo. El odio es útil para los intereses del capital al deshumanizar a las personas, como sucedió con Roberta y Twyla en el orfanato, y posiblemente también con Maggie. Esta narración circular que empieza en la infancia, se alarga a través de los años y que encuentra un cierre nuevamente en la infancia en un último encuentro y reflexión de las dos amigas, hace que el relato sea una lectura obligada para todos.

Been there, read that (CCCXXI)

Macario

Aut. B. Traven

Cada nuevo año, por estas fechas, comienza mi ansia de que ya estemos en octubre; ya saben, esos tres últimos meses que se van como el agua debido a los múltiples días de asueto, las fiestas de Día de Muertos, los concursos de disfraces, el clima fresco próximo al invierno, Navidad, las vacaciones, la comida de temporada y el cine: las películas especiales que, aunque se pueden ver en cualquier momento, le dan un toque especial a las fechas cuando te las encuentras en la programación normal de televisión abierta o cable.

Así como puedo relacionar Duro de Matar con la temporada decembrina (aunque la relación sea muy poca), si hay una película que me hace saber que los buenos tiempos están llegando o ya vinieron, es Macario, con el señorón actorazo Ignacio López Tarso. Es una de esas películas que puedo ver un millón de veces y nunca dejará de gustarme ni de llamar mi atención. No importa si sólo prendo la pantalla para tener algo que haga ruido mientras juego en el celular; estoy cambiando canales, me encuentro con Macario y de inmediato presto atención: su música, la interpretación, el mensaje implícito junto con la alegoría de Dios, el diablo y la Muerte. Es perfecta.

Sin embargo, durante muchos años no me di la oportunidad de leer la obra original, el libro escrito por B. Traven. Salvo alguna ocasión en que hojee un ejemplar que le regalé a uno de mis mejores amigos, el cuál tardó en leer cerca de un año a pesar de sus 60 páginas de extensión, fue hasta el octubre pasado que adquirí una edición recién colocada en el mueble de novedades y me dispuse a dedicarle una tarde lluviosa.

Doy por hecho que la gran mayoría de personas sabe de qué va la trama, pero por si acaso, aquí la sintetizo: La historia sigue a Macario, un pobre leñador que trabaja arduamente para mantener a su familia. En vísperas del Día de Muertos, Macario recibe la visita de la Muerte, quien le ofrece un trato: la posibilidad de curar a los enfermos con su toque, a cambio de compartir su comida con ella, un pavo para el que su esposa ahorró durante meses y así darle un gusto al padre de 11 niños que jamás ha tenido una satisfacción para sí mismo. Por supuesto que nada es tan simple y es la misma fama de curandero que Macario adquiere la que lo lleva a una encrucijada de la que dependerá su vida.

Si bien, la adaptación cinematográfica es una verdadera obra de arte, existen diferencias entre ésta y la historia escrita que hace que se puedan disfrutar en la misma cuantía: en el libro, Macario no tiene ningún encuentro con el diablo y la historia transcurre en un horizonte de tiempo mayor al que se presenta en la película; por otro lado, la esposa de Macario no roba el pavo que provoca la inflexión de la historia, ella ahorra durante meses para comprar el animal, cosa que no pasa en la película. De igual manera, en la película se muestra la envidia que los poderes de Macario provocan en los médicos del pueblo que lo terminan acusando con la santa inquisición, en el libro no se muestra tal conflicto y es otro forma en la que Macario termina tratando de curar al hijo del virrey. El desenlace de la historia es el mismo, pero las circunstancias de acto de cierre son diferentes.

Digamos que la película extiende un poco más la historia y, curiosamente, la escena que considero la parte cumbre de la película en la que Macario observa cómo la vela que representa su vida se está extinguiendo, no existe en el libro; no hay persecución alguna.

Creo que tanto la película como el libro son obras que merecen ser abordadas, cada una en individual se establece como parte fundamental de la mexicanidad que forma parte nuestra. Tienen mensajes muy bellos que valen la pena ser explorados, y son historias sin fecha de caducidad que generan amor por la tradición mexicana y su representación.

Been there, read that (CCXCIV)

Un alma de Dios

Aut. Gustave Flaubert

Mucho de lo que leí de los grandes clásicos, lo hice en mi infancia a través de lo que mi papá me llegaba a regalar o a leer cuando yo era muy niño; creo que las primeras veces que compré libros por mí mismo fueron hasta la etapa de la prepa y serían mayormente obras de H. P. Lovecraft o libros sobre la Segunda Guerra Mundial. De este modo, aunque leí o me leyeron a los grandes maestros de la antigüedad, gran parte de estas lecturas las he olvidado, y es por eso que de vez en cuando inserto dentro de mis compras a esos clásicos, sobre todo cuando vienen en ediciones de aniversario o especiales con forros bonitos.

Fue así como me hice con Un alma de Dios, título que se le dio recientemente a lo que originalmente se tradujo como Un corazón sencillo (un coeur simple), un cuento o narración corta publicado originalmente en 1877. Y vaya que el nuevo título es más que acertado pues seguiremos los pasos de una verdadera alma de Dios, en el más completo sentido que se le puede dar a esa expresión, propia de las abuelas que se referían a personas muy muy amables y nobles, aunque también sencillas, humildes e incluso iletradas.

Nuestra alma de Dios se llama Felicidad, es la criada de madame Aubain a quien todas las demás grandes señoras se la envidian. Felicidad es un corazón sencillo, un alma cándida que ante todo es leal a su señora. No exige más de lo que necesita, no consume más de lo que le es útil. Eficiente, abnegada y trabajadora (heroica cuando arriesga su vida por los hijos de su señora), sólo busca un poco de aprecio que el resto del mundo le niega.

Felicidad se enamora y le rompen el corazón, atiende a personas que la desprecian, pierde a su loro y nadie le ayuda a encontrarlo, y muere de tristeza por las tragedias que le ocurren a los demás aunque ella se vea totalmente sola en su enfermedad. Flaubert te hace sentir triste con este relato que retrata la hipocresía, el egoísmo y la mediocridad que la burguesía disfraza de opulencia. Cuando imaginas las «aventuras» de Felicidad, las imaginas en tonos sepia o en dibujos como los de Las aventuras de Remi.

Flaubert tuvo una producción literaria de altísima calidad aunque de baja cantidad, Un alma de Dios es uno de apenas tres cuentos que escribió junto con seis novelas y dos obras de teatro. Aunque Madame Bovary es sin duda el epítome de su producción, creo que la esencia del autor se puede dilucidar en estos pequeños destellos de genialidad que se transcurren veloces ante la lectura. Otra de esas obras obligadas, disfrutables y de pronta terminación.

Been there, read that (CCXCIII)

Todo queda en casa

Aut. Alice Munro

Ya no recuerdo de dónde saqué esta recomendación, pero llevaba algunos años en la fila de pendientes de mi librero. Lo que sí recuerdo es el insulso precio al que lo adquirí, algo por ahí de los 150 pesos, un poco más o un poco menos; y recuerdo que también dije «vaya, un recopilatorio de un premio Nobel en una cubierta bonita y con demasiadas páginas por tan bajo precio, me lo llevo», y así fue como lo acomodé en un lugar en el que se quedó por al menos 5 años.

Lo cierto es que lejos de por ser un tabique de más de mil páginas, el motivo por el que no me animaba a leerlo tuvo que ver con mi decepción con la literatura de autores premio Nobel. Uno se imagina que al leer a alguien con tal galardón, automáticamente hallarás algo que raya en lo excelso, pero no; de nuevo, el Nobel no garantiza la química entre autor y lector. De forma más específica, Peter Handke evitó que quisiera acercarme a Alice Munro; ahora que la he leído, puedo decir que sí estaban bastante separados en su estilo aunque aún no me quito de la cabeza estas ideas que acabo de expresar.

Munro fue premiada en el 2013 y un año después anunció su retiro de la escritura a sus 83 años de edad (quién no se retiraría bajo esas circunstancias). Su retiro vino acompañado del presente título, una compilación de 24 cuentos provenientes de sus distintos libros elegidos por la propia autora y que representan el núcleo de su obra.

Previo a la aparición de Todo queda en casa en mi vida, desconocía la existencia de Alice; ahora, después de introducirme en el mundo de sus narraciones, puedo entender su prestigio. Munro narra de una forma que sólo se podría describir como bonita, muy detallada, se toma su tiempo con sus personajes y los paisajes que, generalmente, representan pequeñas poblaciones alejadas de las grandes urbes, lugares aislados del paso del tiempo y de la visita de externos. Aunque estén definidos como cuentos, los textos se antojan más bien como novelas cortas tanto por su extensión como por la minuciosa construcción de eventos y personalidades.

Es importante decir que algunas de las narraciones pueden llegarse a sentir lentas, quisiéramos que los acontecimientos se aceleraran un poco. Aunque muchos de estos cuentos invitan a reflexiones sobre la vida, la existencia, el amor, los roles de género e incluso la violencia, de repente tenemos la satisfacción de encontrar finales inesperados y de situaciones que generan un temor genuino.

¿Recuerdan la película Stand by me basada en The body de Stephen King? ¿Esa película en la que un grupo de cuatro niños hacen una expedición para encontrar el cadáver de un chico arrollado por un tren? Pues bien, los textos de Alice Munro dan una idea muy sensación similar tanto en las locaciones como en el filtro de cámara con el que te imaginas lo que sus palabras describen.

A modo de prólogo, el libro incluye una de las pocas entrevistas realizadas a la autora (evitó tener una vida pública) en donde describe sus motivaciones y el nacimiento de su estilo cuando tras leer La sirenita, decidió que los finales no tenían por qué ser como los escritores los dictaban y, si bien en su momento quería dar finales felices, terminó adaptando su pluma a los finales abiertos y a los finales tristes o desesperanzadores. Por supuesto que recomendaría a Munro, aunque no estoy seguro de que este tabique grandote sea lo ideal para un iniciado en su lectura.

Been there, read that (CCLXXI)

Bavispe

Aut. Carlos René Padilla

Dar una vuelta por el estante de novedades de cualquier librería y hallar un libro de Carlos René es sinónimo de encontrarse una moneda de cinco pesos tirada en la calle: probablemente por sí sola no alcanza para mucho, pero sin duda te dibuja una sonrisa y te convence de que ese es un día de excelente suerte. Y es que en un par de obras previas, Carlos me ha convencido del buen rato que voy a pasar con su escritura.

Bavispe representa un giro en la madurez del autor y es, al mismo tiempo, un homenaje y un guiño a obras clásicas de la talla de Pedro Páramo de Juan Rulfo, sin caer en la imitación. Se compone de 9 cuentos que toman un lugar en común y un acontecimiento histórico a partir del cuál se entretejen las historias: el lugar, Bavispe, un pequeño municipio sonorense de apenas más de mil personas; el acontecimiento, un terremoto acaecido en 1887, el más grande conocido en Sonora.

A partir de aquí, seremos testigos de todas estas situaciones que tanto ha retratado el cine mexicano sobre «el pueblo»: el machismo, la familiaridad de la muerte, los fantasmas, las relaciones caóticas entre hermanos, la venganza, la nostalgia, las envidias, los tormentos de pecados ocultos… todo eso que nos hace sentir un huequito en la boca del estómago, todo aquello con lo que, aunque queramos, no podemos dejar de identificarnos.

Si bien Carlos René nos hizo pasar por la novela negra y el homenaje el periodismo de nota roja, ahora nos sumerge en la melancolía de la pobreza, en la sequedad del desierto, en la desesperación de la búsqueda de algo más que lo que nos tocó al nacer. Nueve cuentos para no dejar en el olvido aquello sobre lo que se construye el folclor de «lo mexicano».

Been there, read that (CCLXX)

El gato que amaba los libros

Aut. Sosuke Natsukawa

No sé si sea parte de una idea preconcebida alrededor de los territorios a los que pertenece un escritor, pero las literaturas provenientes de distintas partes del mundo me provocan sensaciones distintas. Cuando leo a escritores rusos, imagino sus paisajes siempre fríos, cubiertos de nieve y a sus personajes duros, de complexiones toscas; cuando leo a los sudamericanos, pienso en climas tropicales y personajes cálidos, bonachones; cuando leo a los japoneses, pienso en atardeceres, solemnidad e introversión… No sólo pienso, siento.

Ahora, mezcla esa solemnidad con una librería de barrio, pequeña y antigua; un protagonista introvertido que se ve forzado a despedirse de ese lugar en el que ha encontrado su zona segura; y un gato que encomienda una misión al chico tímido.

Tal es el argumento de El gato que amaba los libros. Rintaro, es un muchacho que acaba de perder a su abuelo, dueño de una pequeña librería que encuentra entre sus estantes obras clásicas y autores que necesitan una oportunidad. Se acerca el día en que el chico tendrá que despedirse de este lugar en donde su corazón busca refugio, para mudarse con la tía que se hará cargo de él. De repente, un pequeño gato llamado Tora aparece ante él y le comunica que le tiene una misión: salvar a los libros.

Es entonces que Tora guiará a Rintaro a conocer a cuatro enigmáticos personajes que han perdido el respeto por los libros: el asceta al que sólo le importa leer cantidades cada vez más grandes de libros sin tomarse el tiempo de realmente disfrutarlos, el empresario que sólo imprime libros que garanticen ganancias monetarias, y otros dos que valdría la pena descubrir por cuenta del lector. La misión de Rintaro es la de dialogar con estos personajes para convencerlos de cambiar su punto de vista en torno a los libros, para que así éstos mantengan su esencia y su magia.

Es una historia no muy larga, se asemeja a esos cuentos que papá o mamá solían leernos cuando niños. No creo que se deba considerar su lectura como para niños o adolescentes, creo que es un cuento para adultos que son niños de corazón que busca enaltecer a la literatura impresa. Como muchas otras cosas a las que la tecnología y la economía han invadido, los libros parecieran estar dejando de ser considerados como lo que son, verdadera puertas a otros mundos y aperturas al conocimiento, para ser tomados como objetos desvirtuados de consumo e incluso de vanidad. Esta obra de Natsukawa busca señalar este terrible actuar.

Been there, read that (CCLVII)

Lealtad al fantasma

Aut. Enrique Serna

¿Tenemos las riendas de nuestro propio destino o le confiamos el control de nuestra vida a fuerzas que rebasan nuestro entendimiento? ¿Cómo denotar a estas fuerzas cuya comprensión escapa a nuestro raciocinio y que son más fuertes que él? Este es el meollo del asunto en Lealtad al fantasma, el libro más reciente de Enrique Serna, compuesto de 7 cuentos que, en efecto, colocan a los más verosímiles personajes en puntos de quiebre en su existencia.

Un maestro que se ve ahogado ante la pasión que surge entre él y su alumna, la más destacada, cuya vida perfectamente ordenada se encuentra tambaleante luego de las trampas que la estudiante le pone y en las que él cae redondito; «sí deseo lo que deseas, pero déjate puesto tu anillo de bodas». Un hombre que ve literalmente cortada su hombría luego de que una operación de rutina se decante en la desesperación de la poca respuesta sexual después de que el cirujano le «meta cuchillo» aprovechando su inconciencia; pero, ¿es que realmente su impotencia se deba a los efectos secundarios de un procedimiento quirúrgico normal, o es que el cirujano lo hizo a propósito?, es la cuestión cuando el hombre comience a sospechar de una relación entre el médico y su mujer.

Qué tal la historia de la «abuela en brama», una mujer mayor que se enamora de un poeta mucho más joven que ella y al que llevarlo a las reuniones familiares resulta en la peor de las decisiones. Para quienes estén familiarizados con la pluma de Serna, no habrá sorpresas, sólo el goce que provoca la desgracia de los protagonistas de sus historias. Después de leer los primeros relatos, de inmediato acudirá el recuerdo de La ternura caníbal y esos epílogos tristes, vacíos y con un dejo de desesperanza.

En lo personal, Lealtad al fantasma resultó sumamente agradable y bastante adictivo. Si bien su lectura no rebasó el par de días, para alguien iniciado en los textos del otrora colaborador de Letras Libres, su lectura puede ser un poco más lenta. Creo que todo depende de qué tanto disfrutes de la poca fortuna que sufrirán los personajes: ¿prefieres que todo termine rápido o te gusta que el dolor se suscite lenta y pausadamente?

Been there, read that (CCLI)

Beren y Lúthien

Aut. J. R. R. Tolkien

Lo he dicho en más de una ocasión, «si está dentro de las capacidades del lector, los libros se leen en su idioma original»; irónicamente, esta fue la primera ocasión en la que me arrepentí de haberlo profesado. Lo más curioso del caso es que, después de haber elegido comprar la versión en inglés para mi primer libro de Tolkien, justo miré un Tiktok de un exalumno que hacía mofa de aquellos que precisamente deciden leer a Tolkien en inglés. Me dije, no puede estar tan perro, y me aventuré.

Seré honesto, tuve que dejar la lectura en más de una ocasión para regresar a leer más tarde (y después de leer otras cosas) porque me terminaba doliendo la cabeza entre la prosa tan elaborada y el tener que ir al glosario cada dos o tres líneas debido a las palabras creadas por el autor. Al final, tuve que comprar el libro por segunda ocasión, ahora en español, pues la experiencia de la lectura dejó de ser placentera. Lo sé, he fracasado en temas de congruencia, pero qué más da.

Si bien nunca me animé a leer lo que ya había visto en películas, siendo el romántico empedernido que soy, no pude contener la curiosidad que me provocaba el origen de esos dos nombres que se encuentran grabados en la lápida que adorna el lugar de reposo de John Ronald y su esposa, Edith. Beren y Lúthien Tinuviel, nombres de un hombre y una elfa, retratados como una historia de amor como pocas, inspirada precisamente en el amor que el autor sentía por su esposa. Si han visto la película biográfica Tolkien, tendrán todavía más motivación para entender.

Beren y Lúthien es una leyenda a la que se hace referencia en múltiples fragmentos de la obra de J. R. R. y que, de acuerdo a su hijo y editor del libro, Christopher Tolkien, se compone de miles de manuscritos entre los cuales destacan un sinfín de versiones de la misma historia. De ahí que el presente libro se componga de esas múltiples versiones que incluyen finales variantes y mecanismos de escritura distintos. Por supuesto, gran parte de la leyenda permanece mientras que la inclusión o ausencia de ciertos personajes y cambios en ciertas etapas de las vidas de los protagonistas, le da tonos de los más variados a cada una de las versiones que encontraremos entre las páginas.

Así, tendremos la versión en forma de cuento aislado; la historia contada a través de las palabras de los descendientes de la pareja; la versión que se cuenta como parte de la obra de La Caída de Gondolin; la versión en forma de poema; la versión épica que se enfoca más en la historia previa de Beren antes de conocerla a ella, entre otras. Entre cada historia, el editor dará cuenta de las dificultades de armar una sola narrativa que se reparte en fragmentos que se encuentran por aquí y por allá, y que supuso un esfuerzo titánico de edición.

Al final, quedaremos prendados de los sacrificios de un hombre al que se le encarga robar un Silmaril a cambio de ser digno de la mano de la hija del rey Thingol. Beren quedará atrapado en el castillo de Morgoth y será rescatado por su amada que se verá ayudada por Huan, el sabueso de Valinor. El desenlace es distinto de acuerdo a la versión que se lea, unos querremos quedarnos con la versión trágica y otros disfrutaremos de aquella en el que su amor conmueve al mismísimo Mandos, que decide volverlos a la vida para tener el amor más grande que mortales e inmortales hayan conocido jamás.

En definitiva, una belleza de historia que no sólo los romántico disfrutarán, sino también aquellos que en medio de una borrachera, gustan de poner en YouTube la cabalgata de los Rohirrim porque no pueden evitar que la piel se les ponga chinita. Eso sí, a menos que su nivel de inglés sea casi nativo, no recomiendo su abordaje en el idioma original (por única ocasión). Y, por cierto, las ilustraciones de Alan Lee que acompañan al texto, son una joya.

Been there, read that (CCXLIX)

Rey Mono,Versión de Arthur Waley

Aut. Wu Ch’êng-ên

Sólo un verdadero fanático de Dragon Ball, pero uno de hueso colorado, recordará que, en aquellos años mozos en los que no había de otra más que consumir lo que Canal 5 ofrecía, se podía leer en pantalla unas pequeñas letras justo cuando sonaba la canción de Bulma (¡romance te puedo dar!) que decían, «basado en la leyenda del rey mono, adaptación por Akira Toriyama». Por supuesto que soy ese tipo de fanático que no ha dejado de seguir a Gokú y compañía desde que andaba en la primaria, y por supuesto que me volví loco cuando encontré esta edición de libro que me dispuse a adquirir en cuanto la vi.

En esta versión del orientalista inglés, Arthur Waley, podremos encontrar la historia completa escrita a modo de prosa heroica: desde el origen del gran mono, que en un principio fue moldeado en piedra, pasando por sus fechorías al engañar a varios miembros de la corte del emperador, hasta su aprisionamiento, seguido por la redención al acompañar al monje Tripitraka en busca de unas sagradas escrituras.

Es alrededor de este viaje épico en busca de las escrituras de Buda que girará la mayor parte del libro. Es aquí también donde nos veremos envueltos en situaciones que, repito, para los fanáticos de aquel ánime que mencioné, se harán sumamente familiares: un cerdo cambiaformas que secuestra a la hija de un campesino; un mono que viaja sobre las nubes y que recibe un báculo que puede hacer crecer o encogerse a voluntad; peleas que duran horas en contra de dragones y taoístas violentos; hasta una tortuga que les ayuda a atravesar un río traicionero. Ya saben de lo que hablo.

Sin embargo, no hay que malinterpretar. Aquí no estamos viendo a Gokú y compañía; por el contrario, estaremos avanzando en la historia original de la cuál se originaron esos personajes y, por tanto, las referencias sólo serán eso. La narración por su lado, abordará un montón de eventos desconocidos entre los que habrá trifulcas, partes graciosas y mucha poesía. Es una obra entretenida, ligera, con muchos personajes simpáticos y momentos chuscos.

Es el tipo de libro que me gustaría leerle algún día a mis hijos, pero también es el libro que se disfruta siendo adulto. Lo de Dragon Ball es sólo un extra, no es para nada necesario ser fanático para disfrutar una de las grandes obras de la literatura oriental.

Been there, read that (CCXLI)

5 febrero 2022 1 comentario

Morfina

Aut. Mijaíl Bulgákov

Mi mejor amigo estudió medicina en la zona metropolitana a nuestra ciudad de origen, yo estudié en la capital de otro estado que, aunque no está realmente lejos, me obligaba a ver a mi familia y amigos cada dos o tres semanas. Era precisamente cada dos o tres semanas que él y yo nos reuníamos para hacer lo que hacíamos desde finales de la secundaria: nada; es decir, hacer nada juntos.

Conforme avanzaron nuestros estudios, las conversaciones giraban en torno a lo que íbamos aprendiendo hasta que, por motivos de sus propios estudios médicos, él tuvo que comenzar sus residencias. Cuando llegaba a verlo durante ese período, no había nada más entretenido que escuchar sus aventuras y la variedad de casos que le tocaba atender. Entre dedos mochados, amputaciones, infecciones y machetazos, pues le tocó trabajar en una clínica rural, me imaginaba lo difícil y tétrico que podía ser el estar en un lugar olvidado por Dios atendiendo a personas de escasos recursos o con casi nulos conocimientos básicos de higiene o salud. Observando todo desde afuera, parecía entretenido y gracioso; por otro lado, aunque mi amigo nunca me mostró algún tipo de inseguridad, estoy seguro que la sufrió cuando una vida pudo haber estado en sus manos.

De esto trata Morfina, una serie de cuentos que narran los temores y desventuras de un médico recién graduado que es enviado a una clínica rural en medio de la nada, en tiempos de la revolución. Moscú y la escuela de medicina han quedado lejos y, tras un viaje de más de 12 horas en trineo, el protagonista se asienta en una pequeña clínica en la que se enfrentará a la pobreza, al frío inclemente y a sus propios temores y demonios, eso sí, acompañado por un asistente y dos matronas que pondrán su fe en él.

¿Qué hacer si alguien llega con una hernia estrangulada? ¿Cómo hacerle entender al campesino con sífilis que no sólo se le pueden recetar unas gotas para la molestia de garganta y que puede contagiar a toda su familia? ¿Cómo viajar en la noche en medio de una tormenta de nieve para atender a la mujer que en su noche de bodas se golpeado la cabeza al caer de un trineo en movimiento? ¿Cómo salvar de la adicción a la morfina a un colega desamparado? ¿Intentar salva la pierna destrozada de una niña sabiendo que en caso de una complicación recaerá en ti la culpa?

Tantas cuestiones y tantos temores me hicieron preguntarme si hubiera tenido el valor de ser ese neurocirujano que me hubiese gustado ser de no haber encontrado la actuaría. No sé qué tiene la literatura rusa que me hace sentir frío, no sé qué tiene Bulgákov que desde Corazón de perro no deja de divertirme tanto aún en sus tragedias.

Actualmente, ya no hablo casi con mi mejor amigo, cayó presa de los rumores de terceros y siguió adelante con su vida. Solía regalarle en su cumpleaños libros de medicina antiguos o curiosidades que encontraba en botaderos. Si un día rescatamos esa amistad, éste será el primer libro que le regalaré.