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Archive for julio 2020

Been there, read that (CCII)

Thanos, un instante cuántico

Aut. Barry Lyga

portada_thanos-un-instante-cuantico_marvel_201902271937He disfrutado muchísimo el desarrollo del MCU (Universo Cinemático Marvel), en más de una de las películas he terminado con lágrimas en los ojos, he disfrutado los momentos trágicos y  he sonreído ante los finales felices (¿alguien dijo, el Capitán América bailando con Peggy?). Sin embargo, mi única gran crítica ha sido con respecto a los villanos y las modificaciones que han recibido para que puedan encajar en este mundo del live action.

Me refiero a que la mayoría de villanos han visto una reducción del trasfondo bajo el cuál surgen su motivaciones para ser precisamente «los malos». A Ultrón lo pusieron a cantar y a hacer malos chistes; al Barón Zemo lo convirtieron en un padre de familia que se quería vengar; Ego quería destruir la vida del universos nada más porque le parecía demasiado «simple», etcétera, etcétera, etcétera.

Thanos, mi personaje favorito de toda la vida, recibió el mismo trato: eliminaron su motivación principal, su deseo de enamorar a la Dama de la Muerte; con ello, establecieron a un ser sumamente poderoso cuyo motivo para eliminar a la mitad de los seres vivos del universo era el de «salvarlos»; si me preguntan, sonaba bastante ilógico o carente de argumentos.

Si lo vemos de esta forma, la motivación suena sumamente simplista y vemos a un Thanos con rostro de tristeza la mayor parte del tiempo sin entender del todo qué es aquello que lo alegra una vez que cumple su cometido al final de Infinity War. Quien sigue los cómics (la historia «real» o canon), sabrá que Thanos es un personaje cuya motivación principal, más allá de la grandeza, es el amor.

Y entonces, apareció esta novela escrita por Barry Lyga que parece ser la disculpa directa contra todos aquellos que no quedamos satisfechos con el desarrollo de nuestro Titán Loco. Les diré algo, disculpa aceptada.

En Un instante cuántico veremos la historia previa a Infinity War del cine: el nacimiento de Thanos, la relación distante con su padre, el único ser que lo tolera pues, por su deformidad y color, Thanos es rechazado por la sociedad de su planeta natal. Veremos cómo conoce a su único amigo, Sintaa, y cómo después recibirá su primer beso por parte de una chica que conoce en lo que nosotros consideraríamos como un antro.

A partir de ese beso, es que Thanos entenderá que debe salvar al resto de titanes de un inminente desastre producido por la sobrepoblación del planeta. Al comunicar sus hallazgos, será juzgado y exiliado del planeta. El titán comenzará un viaje que lo guiará a través del espacio para ser convertido en esclavo de un alien que se mira como un rey; será llevado al borde de la muerte tras un enfrentamiento con asgardianos; tendrá su primer encuentro con el que será su ejército chitauri y, finalmente, regresará a su hogar para darse cuenta de que tuvo razón y su pueblo se extinguió.

Al final entenderemos cuál es la motivación de Thanos y cuál será su primer acercamiento a las gemas del infinito y cómo es que el villano que vimos en las películas se hizo con la primera de estas gemas junto con esa cicatriz en el rostro sobre la que muchos fanáticos especulamos en algún momento previo al estreno de la película.

Me encantó entender que la motivación que pareció ausente en las películas, no dejó de ser la misma que el personaje tiene en los cómics. En definitiva, se disfruta este viaje que resolverá algunos misterios pequeños que dejaron abiertos las primeras películas. Este libro fue un regalo de cumpleaños el año pasado y creo que fue el momento perfecto para leerlo y darme cuenta de que elegí muy bien a mi villano favorito.

Un instante cuántico

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—Empezaste tu ciclo vital en desventaja. Eras una monstruosidad y un anormal en un mundo que se regía por la conformidad y el orden. Aprendiste una lección importante: los que son excelentes y destacan son abatidos por las excusas de los mediocres.

—Algunos no eran así —replicó Thanos y se acordó de Gwinth y lo que le había dicho: «No soy como mis padres. No tengo miedo ni siento odio sólo porque algo es diferente».

Y entonces, Thanos supo cuál sería su cuento. Sólo era suyo y no tenía que ver con guerra o muerte. Era, como bien sabía, el momento que lo definió; uno de luz y amor.

Besé a una mujer —comentó Thanos poco a poco—. Una muy especial.

El Lorespeaker alzó la mirada.

—El Señor de la Guerra tiene un corazón, después de todo. Continúa.

El beso había sucedido hacía mucho tiempo. Vidas completas. Al principio, no estaba seguro de acordarse del beso con precisión. Experimentó un momento de horror cuando se dio cuenta de que no se acordaba del rostro de Gwinth. La cara de la mujer de sus sueños había reemplazado a la del beso. Sólo recordaba a la mujer que atormentaba sus sueños desde que lo habían exiliado.

Pero el momento de horror pasó muy rápido. Luego, descubrió que cuando se forzó a recordar el beso, también brotaron otros recuerdos. Vio con claridad la caminata entre la multitud; las calles obstruidas de Ciudad Eterna rodeadas por los que ya estaban muertos; a Sintaa que lo empujaba para que dejara a un lado su obstinación y entrara al silencurium.

Y se acordó de la chica. La chica con el cabello al ras de color rojo brillante, la piel de un color amarillo claro con pecas verdes. Y la primera vez que le sonrió con timidez al moverse para que el entonces joven titán se pudiera sentar. Jamás volvería a olvidar su rostro. No lo permitiría.

También se acordó de la bebida verde, burbujeante y muy dulce que ingirió esa noche. Sabía a melón, bayas de sáuco y alcohol etílico. Pudo saborearla como si la estuviera bebiendo.

Y todas esas memorias por un único beso: su primero. El beso que detonó su necesidad por tener una conexión y por entenderse a sí mismo para poder crear vínculos con los demás. Ese beso fue la primera vez que sintió la ternura de dos seres que se acoplaban.

—Me sentía incompleto —confesó Thanos—. Pero con ese beso supe que si me esmeraba y si me convertía en la persona que necesitaba ser, entonces podría capturar el sentimiento que había necesitado todo este tiempo; que el beso tendría un significado. Lo supe en ese entonces y lo sigo buscando. Si puedo salvar al universo, entonces me convertiré en el Thanos que es merecedor de un beso.

Aunque llevaba su armadura, jamás se había sentido tan vulnerable en toda su vida. Ni siquiera cuando estuvo a punto de morir por el hacha de Yrsa.

Thanos podía contarle más, si era necesario. La manera en la que había encontrado el valor para ir con su madre y el desconsuelo de su encuentro. Todo estaba dentro de él y podía recordarlo sin importar cuán vulnerable se sentía. Si eso lo guiaba al poder capaz de salvar al universo, entonces valdría la pena.

El Lorespeaker sonrió con sinceridad, como si fuera un niño.

—Qué hermosa anécdota, Thanos. Gracias por compartirla.

—¿Es todo? —preguntó con voz ronca.

El titán sintió las extremidades dormidas y los músculos torcidos. No era un niño enamoradizo, herido de amor o con el corazón roto. Era un señor de la guerra. Un conquistador. Lo único que hizo fue desenterrar un recuerdo que entregó voluntariamente, pero no dejaría que el recuerdo se apoderara de él. Había cosas más importantes que le deparaba el futuro. El pasado se podía quedar atrás.

—Es todo. —Su interlocutor asintió lentamente.

—Entonces cuéntame sobre las gemas infinitas.

 

– Fragmento de Thanos, Un instante cuántico, de Barry Lyga.