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Posts Tagged ‘Libros’

Been there, read that (CCCIII)

Salmo y otros cuentos inéditos

Aut. Mijaíl Bulgákov

El pasado fin de semana, tuve la oportunidad de asistir a una función del musical de Broadway, Anastasia. Basado en la leyenda de la más pequeña de las hijas de los Romanov, el musical fue una verdadera belleza, adaptada para todo público, con actores que dan una interpretación de altísimo nivel y una puesta en escena que hace reír y soltar lágrimas por igual. Mientras Mariana Dávila me tenía totalmente embelesado con su voz y actuación, no pude evitar sonreír para mis adentros al pensar en lo bonito que son las coincidencias entre lo que vas eligiendo y lo que la vida te va poniendo.

Me explico: mi lectura actual es un libro titulado Proletkult, un novela de ciencia ficción ubicada en los primeros años posteriores al triunfo de la Revolución Rusa, por ahí de 1926; uno de los protagonistas es el director de un centro médico que tuvo un importante papel ideológico en la consumación de la revolución y que ahora se muestra arrepentido del resultado del movimiento. De esta manera, se enlaza el evento del que parte el musical, el asesinato de la familia del Zar, con las secuelas del mismo y, todavía más coincidente, es el hecho de que reviso mi carpeta de reseñas pendientes y me encuentro con la de los cuentos de Bulgákov, un escritor que se opuso abiertamente a la revolución y sus resultados, motivo por el cuál vivió en el ostracismo y por el que el grueso de su obra se tuvo que publicar de manera póstuma.

Es así que ahora toca hablar de uno de esos escritores que me han hecho tomarle un gusto inmenso a la literatura rusa, esa que te provoca una sensación invernal y que evoca en la mente grandes extensiones de paisajes áridos. Salmo y otros cuentos inéditos es una recopilación de 9 cuentos escritos entre 1923 y 1926, otra coincidencia en la fechas, que se establecen como una crítica muy «teatral» de la sociedad rusa de esos momentos.

En estos cuentos encontraremos dos bloques de personajes: el primero, compuesto por personas simples, con existencias monótonas y que «ahí la llevan» con sus vidas tristes; el segundo, compuesto por pillos, y gente pícara que busca darle la vuelta a las autoridades y a la vida misma. En ambos casos, a pesar del terreno común de lo infértil y la escasa oportunidad, encontraremos esperanza y deseos de algo más.

Desde Corazón de perro y Morfina, Bulgákov se ha convertido en un autor que representa la unión de la ficción con la medicina, del desasosiego con la esperanza, de la pobreza económica con la riqueza espiritual. Si bien no me queda mucho por leer de él pues solamente su obra más importante, El maestro y Margarita, se me escapa, es un escritor cuyas líneas siempre recomendaré para quienes buscan algo ligero, que se pueda leer fácilmente y que no por eso deje de ser profundamente crítico y que señale de manera muy marcada todo un territorio y época.

Been there, read that (CCXCVIII)

La sombra de los planetas

Aut. Gabriel Rodríguez Liceaga

Si hay alguien a quien puedo considerar una influencia directa en la elección de los libros que se amontonan en mi lista de deseos de Amazon, así como de algunos lugares qué visitar en CDMX o películas a las cuáles debería prestar atención, es Gabriel Rodríguez Liceaga, alias el Neb. A Gabriel lo sigo desde hace unos 15 años, si no es que más, desde la época en que según yo tenía el ideal de escribir una novela que me lanzara a la fama; cosa que no digo que no pudiera pasar pero, entre más leo, más me doy cuenta de mi mediocridad. En ese entonces, él llevaba un blog que me hacía pasar muy buenos ratos, supongo que es uno de los motivos por los que me decidí a tener el propio.

Cuando Gabriel sacó su primera novela, Balas en los ojos, la disfruté en demasía, recuerdo también cuánto disfruté en mis tiempos universitarios de un cuento titulado El arte de la amistad. El Neb se constituía como un escritor chusco, mordaz, puntual y sucio, una combinación sumamente atractiva para los ojos de cualquier lector. Ya con el auge de las redes sociales, me fue grato mirar sus publicaciones y sus historias de Instagram en las que hasta el día de hoy comparte sus lecturas y películas, junto con sus vivencias; de ahí saco mucha inspiración para leer y para seguir con ese deseo no consumado de escribir, pero ¿cómo podría imaginar yo escribir algo tan divertido y tan profundo a la vez?

En fin, fue así que, cuando el año pasado La sombra de los planetas vio la luz, no dudé en adelantar la nueva adquisición en la fila de pendientes, acción que, como era de esperar, resultó ser la mejor decisión por lo chingona que resultó ser la obra.

A Damiana la corrieron de su trabajo en una escuela fru fru porque le encargó a sus alumnos investigar por qué no fueron abortados. Esas son las poderosas líneas con las que el libro comienza, recuerdo haber posteado una foto de este primer párrafo en mis historias de Insta y, de inmediato, un puñado de personas me preguntó qué libro era. Recordé mis clases de cómo escribir una novela con Beatriz Meyer en las que nos señalaba que el valor de una novela, y los consecuentes deseos del lector de leerla, se define en las primeras cinco líneas. Magistral.

A partir de ese momento, Damiana decidirá tomarse el día para hacer algo que había estado postergando: caminar a lo largo y ancho de la Ciudad de México para repartir entre sus conocidos cuadros que le han dado cierta fama en redes sociales, retratos «nalgones» de personajes de la cultura pop. A través de este andar, visualizaremos esta mítica ciudad con sus aciertos y terribles defectos, así como los deseos de un feminismo concreto, que una mujer pueda caminar sola de noche por la ciudad.

Aunque me mantengo al margen de la capital del país (un miedo inherente a la ciudad y sus aglomeraciones de gente que heredé de mi papá), coincidió la lectura del libro con un viaje que hice a ella con motivos laborales; las oficinas que visité están justo a unos metros del árbol de la noche triste, una de las locaciones que se mencionan en el libro; al dirigirme ahí, constaté lo que se mencionan en las líneas de Gabriel, amé esta situación.

Mientras Damiana hace lo suyo, Santiago, el otro protagonista de esta historia de amor poco ortodoxa, hace un recuento de sus amoríos y de todas las parejas que tuvo y que lo moldearon como el hombre que es el día de hoy. Mientras ambos personajes se mensajean y establecen sus propias reflexiones sobre la vida y el amor, nos identificamos con tanto de lo que les oprime, que es imposible no preguntarnos cómo es que nos cabe tanto en el pecho.

Y es que en la sombra de los planetas, se encuentra todo eso que escapa a simple vista. ¿Es una crueldad mentirle a nuestra pareja y evitarla aún cuando tenemos tiempo de sobra para verla? ¿cómo podemos definir al amor cuando estamos tan llenos de todo lo negativo que cubre a las heridas que nos construyen como personas? Esta es una novela que no sé si nos haga llegar a las respuestas que buscamos, pero que definitivamente provocará una genuina reflexión con unas líneas muy personales y sensibles por parte del autor. Una recomendación de cinco estrellas.

Nota: hace un par de días, justo Gabriel anunció la publicación de un nuevo libro, El límite incierto, que saldrá a la venta dentro de ocho días, qué tiempos para estar vivo y con ganas de leer más de mi chavo, el Neb.

Been there, read that (CCXCI)

Cuentos de Eva Luna

Aut. Isabel Allende

Siempre me cuesta hablar sobre libros que compilan cuentos. Mientras la novela, el ensayo o la divulgación científica giran en torno a un núcleo que se puede criticar, describir, juzgar o alabar, los cuentos se establecen como narraciones independientes que no necesariamente tratan los mismos temas ni tienen la misma calidad entre sí; aunque, debo decirlo, mantienen la esencia del escritor y esa firma poco distinguible que los hace muy suyos. Algo así como la huella dactilar que nos diferencia a absolutamente todos los seres humanos, pero que a simple vista no se nota.

A Isabel la conocía de oídas y porque curiosamente es una escritora bastante vilipendiada en el gremio de la literatura, es muy famosa la forma en que Roberto Bolaño señaló que a ella no se le podía considerar como escritora sino como «escribidora», haciendo referencia a lo sumamente comercial de su obra; sin olvidar las críticas hacia los estereotipos caducos en los que inserta a sus personajes femeninos. Siendo honesto al respecto, cuando veo su nombre en algún libro y luego pongo atención a las cubiertas, no queda de otra más que compararla con cosas del tipo Carlos Cuauhtémoc Sánchez o Ángeles Mastretta (lo siento, pero así es), pero bueno, por algo es que venden tanto.

A pesar de todo, nunca niego dar la oportunidad como lector a todos los autores (ya quisiera yo escribir algo que se vendiera mucho) y me encontré con estos cuentos en un botadero que, como lo he reiterado en múltiples ocasiones, siempre oculta verdaderas joyas. Puedo decir ahora que disfruté bastante de gran parte de las historias.

Es verdad que estos cuentos se podrían encasillar dentro de una femineidad clásica: la niña de 9 años que se enamora del futuro marido de su madre, que es rechazada y años después se encarga de cuidarlo en su vejez; la mujer que permanece encerrada 47 años en una vieja fábrica por un caudillo celoso; la hija de un alcalde asesinado por el mismo hombre que la viola y del que ella se termina enamorando… La viajera que vende palabras a quienes las requieren, el doctor que renuncia a la ciencia para curar a la mujer de su vida a través del chamanismo, las esposa y la amante que se ponen de acuerdo para asesinar al viejo violento.

Las lecturas son amables, me atrevo a decir que son de lágrima fácil y que no todas las historias resultan ser agradables, algunos finales dejan mucho que desear y algunas de las situaciones resultan inverosímiles. Con todo, es una literatura recomendable para quienes buscan algo ligero sin complicaciones. No puedo decir que buscaré o adquiriré más obras de la autora, pero al menos no fue una pérdida de tiempo.

Been there, read that (CCLXXXIV)

Estación de tormentas (Saga de Geralt de Rivia, Precuela)

Aut. Andrzej Sapkowski

Una vez que concluí la saga del lobo albino (léase el brujo, Geralt de Rivia), quedé con ese vacío que te provoca el abandonar un mundo de fantasía al que te has llegado a habituar, terminas conociendo la disposición de los diversos reinos, el nombre de los ríos que separan un territorio de otro, el tipo de fauna y de monstruos que te puedes encontrar en ciertas zonas, hasta la personalidad de los habitantes de uno u otro poblado. Si a esto le añades un final abierto que te deja esperanzado en lo que ha pasado con el héroe y su incierto futuro, entonces el vacío se expande.

Por fortuna, existen escritores como Sapkowski que no permiten que esto suceda (no como tú, George R. R. Martin, ya vamos para 13 años esperando Winds of Winter). Es así que me hice a la brevedad de tiempo con Estación de Tormentas, una precuela de la historia que conocimos a lo largo de 7 libros, ubicada temporalmente en algún punto entre las historias de El último deseo y La espada del destino.

Este libro es una verdadera joya para los seguidores de Geralt. Dado que salió al mismo tiempo que los videojuegos, se llegó a pensar que sería sólo un producto mercadológico para aprovechar el impulso del entretenimiento digital, suposición que resultó falsa pues se encuentra a la par de la saga original en cuanto a contenido, calidad y extensión. Aquí habrá más de lo que siempre disfrutamos: peleas con monstruos, intrigas políticas, planes ocultos, romances con hechiceras… ¿Qué les puedo decir? Andrzej sabe lo que nos gusta.

En esta ocasión, Geralt se dirige al pueblo portuario de Kerack. Nada más al llegar, será acusado de un crimen que no cometió, se agarrará a golpes con un grupo de guardias obesos de olor flatulento del género femenino, le robarán sus espadas y terminará cayendo (como siempre) bajo los encantos de la hechicera en turno, Lytta Neid; eso sí, siempre acompañado por el solapador Jaskier.

Pronto, lo que parecían situaciones ordinarias, revelarán una conspiración en torno al rey Belohun que tiene muchos hijos en edad de gobernar y todos con las ganas suficientes de ser el siguiente en la línea sucesoria como para atentar contra la seguridad de su progenitor; al mismo tiempo, el brujo tendrá que lidiar con experimentos escapados de un laboratorio perteneciente a los hechiceros de Rissberg, lugar en el que un legendario mago llamado Hortulano experimenta con invocaciones demoniacas que coinciden con masacres acaecidas en pequeñas poblaciones aledañas.

A pesar de que la aventura principal gira alrededor de los eventos mencionados, para un servidor, lo mejor de Estación de Tormentas es el epílogo que se ubica en un tiempo diferente al de la historia principal, incluso al de la saga en general; reconoceremos en su versión joven a un personaje que hace su aparición en La dama del lago y cuyo contexto responderá grandes interrogantes con respecto al final de la saga, el desarrollo del último libro y el destino de Geralt al término del mismo.

No hace sentido recomendar o no este libro, si has llegado hasta aquí es porque eres seguidor de la saga y del autor. Para ser sincero, las últimas cinco páginas las leí con las vista borrosa y una sonrisa de oreja a oreja, y creo que te pasará también a ti.

2023: El año récord

Pospuse la publicación de cierre de año por motivos laborales. Curiosamente, la nueva chamba me ha servido de catalizador para poder ponerme al corriente con las reseñas de todo lo que leí; justo la última, marcó el punto en que me olvidé totalmente de escribir y me dediqué únicamente a leer. Aún falta mucho por retomar y, sin embargo, ya puedo presumir lo que fue una pequeña gran satisfacción: cerrar el año con un récord que jamás pensé presumir, 62 libros leídos en un año; el secreto, combinar la lectura con otras actividades y, básicamente, cargar siempre un libro, ya sea físico o electrónico (al final se trataba de perderle el miedo a lo electrónico y verlo no como una competencia sino como un complemento a la lectura tradicional).

Si bien la motivación no era la más adecuada, léase la envidia que me provocó una influencer que presumió leer 58 títulos en 2022 (aunque al escucharla hablar es evidente que su vocabulario y elocuencia no pertenecen a alguien que lea tanto), me demostré que puedo llevar una vida completa que incluya proyectos académicos y laborales de gran tamaño, entrenamientos, videojuegos, relaciones personales y lecturas.

Cerré un 2023 con el récord de lectura de mi vida, con la culminación de un proyecto gubernamental a nivel federal que provocaría ahorros del orden de los cientos de millones de pesos, con una oferta laboral que ahora estoy disfrutando, sin partes rotas o lesionadas de mi cuerpo, con grandes expectativas en lo que se refiere a relaciones personales, y, básicamente, sin una sola queja mientras mis padres se encuentren bien.

Siendo honesto, no me clavaré ya tanto con la cantidad de lo leído este nuevo año, probaré suerte en otras actividades. Gracias por tanto, Dios y vida.

Been there, read that (CCLXX)

El gato que amaba los libros

Aut. Sosuke Natsukawa

No sé si sea parte de una idea preconcebida alrededor de los territorios a los que pertenece un escritor, pero las literaturas provenientes de distintas partes del mundo me provocan sensaciones distintas. Cuando leo a escritores rusos, imagino sus paisajes siempre fríos, cubiertos de nieve y a sus personajes duros, de complexiones toscas; cuando leo a los sudamericanos, pienso en climas tropicales y personajes cálidos, bonachones; cuando leo a los japoneses, pienso en atardeceres, solemnidad e introversión… No sólo pienso, siento.

Ahora, mezcla esa solemnidad con una librería de barrio, pequeña y antigua; un protagonista introvertido que se ve forzado a despedirse de ese lugar en el que ha encontrado su zona segura; y un gato que encomienda una misión al chico tímido.

Tal es el argumento de El gato que amaba los libros. Rintaro, es un muchacho que acaba de perder a su abuelo, dueño de una pequeña librería que encuentra entre sus estantes obras clásicas y autores que necesitan una oportunidad. Se acerca el día en que el chico tendrá que despedirse de este lugar en donde su corazón busca refugio, para mudarse con la tía que se hará cargo de él. De repente, un pequeño gato llamado Tora aparece ante él y le comunica que le tiene una misión: salvar a los libros.

Es entonces que Tora guiará a Rintaro a conocer a cuatro enigmáticos personajes que han perdido el respeto por los libros: el asceta al que sólo le importa leer cantidades cada vez más grandes de libros sin tomarse el tiempo de realmente disfrutarlos, el empresario que sólo imprime libros que garanticen ganancias monetarias, y otros dos que valdría la pena descubrir por cuenta del lector. La misión de Rintaro es la de dialogar con estos personajes para convencerlos de cambiar su punto de vista en torno a los libros, para que así éstos mantengan su esencia y su magia.

Es una historia no muy larga, se asemeja a esos cuentos que papá o mamá solían leernos cuando niños. No creo que se deba considerar su lectura como para niños o adolescentes, creo que es un cuento para adultos que son niños de corazón que busca enaltecer a la literatura impresa. Como muchas otras cosas a las que la tecnología y la economía han invadido, los libros parecieran estar dejando de ser considerados como lo que son, verdadera puertas a otros mundos y aperturas al conocimiento, para ser tomados como objetos desvirtuados de consumo e incluso de vanidad. Esta obra de Natsukawa busca señalar este terrible actuar.

Been there, read that (CCLXVII)

El Método Wim Hof

Aut. Wim Hof

Soy enemigo acérrimo de la astrología, de los productos milagro y de todo lo que se les parezca. Si algo no está demostrado con un poco de estadística básica que permita al menos una sospecha, por mínima que sea, de una relación de causalidad, simplemente no es para mí. Sin embargo, estoy dispuesto a escuchar y a tratar de entender la lógica detrás de todo lo novedoso que se me pueda presentar. Fue así que me interesé por el Método Wim Hof, pensando que sería alguna variante del yoga o algo por el estilo, cuando en el libro Zen Jiu Jitsu: Human Chess, el autor (cinta negra de jiu jitsu brasileño) lo recomendó como parte integral de su entrenamiento.

El Método Wim Hof no es una filosofía de vida, no es una forma de manifestar salud, ni se basa en unos imanes que te pones en el cuerpo para que se altere tu pH. El método consiste en dos sencillas acciones: ejercicios de respiración y concentración, y en el sometimiento del cuerpo a temperaturas bajas con el objetivo de mejorar su salud. Sé que suena sumamente simple, y lo es: realiza sesiones de respiración «inteligente» y aguanta bajo el agua fría de la regadera en lapsos de tiempo cada vez más largos.

Lo más interesante es que existe toda una serie de experimentación científica detrás de los métodos del autor holandés. El sujeto es capaz de permanecer por horas en contacto directo con el hielo y ha subido al Kilimanjaro y parte del Everest vistiendo únicamente un short, ni siquiera usando zapatos, así que algo debe haber por ahí.

Wim no sólo entra de lleno a venderte el método o clases personalizadas, el libro es una narración autobiográfica en la que, de manera muy honesta, te cuenta desde su infancia y una temprana experiencia cercana a la muerte, hasta la búsqueda de un propósito mientras vivía de okupa, su primer enamoramiento, el fallecimiento de seres amados y sus primeras experiencias con el frío. Una vez explicado todo esto, comienza la explicación de la lógica y la ciencia detrás del método y su experimentación con las bajas temperaturas.

Lo que le da mucho mayor credibilidad, es que el autor demuestra lo que predica e incluye una buena cantidad de fuentes bibliográficas científicas que apoyan su filosofía y sustentan los métodos. Y sí, existe una clínica en la que se enseña la terapia del frío, pero el mismo libro te da un esquema básico para iniciarte en el método en tu propia casa, algo tan simple como permitir que el agua fría de la regadera te moje al final de tu baño diario y ejercicios de respiración que se pueden hacer en tu cama justo al despertar o en momentos de estrés.

Experimenté durante algún tiempo con la aplicación para el celular y las duchas frías, sí me sentí mejor gradualmente pero no tuve la disciplina para seguir al pie de la letra las indicaciones, tampoco realicé los ejercicios de respiración, de modo que no soy una fuente fiable para recomendar o no el método. A pesar de todo, creo que vale la pena darle una oportunidad ya que no implica gastos adicionales ni prácticas peligrosas; eso sí, te advierten que de sentir algún tipo de mareo, se suspenda de inmediato su práctica. Trataré de llevarlo acabo en algún momento en el corto plazo y ya actualizaré esta entrada.

Been there, read that (CCLXV)

Zen Jiu jitsu: Human Chess

Aut. Oliver Staark

Dicen que practicar jiu jitsu brasileño es una cuestión 90% mental y 10% física: para cada ataque existe un contrataque, cada posición tiene una infinidad de posibilidades de entre las cuales elegir el siguiente movimiento y cada uno de estos movimientos, a su vez, conlleva a múltiples reacciones por parte del oponente. Un auténtico ajedrez humano. Ahora bien, no me atrevo a pensar que esa sea la verdadera proporción entre cerebro y cuerpo, pienso que es más un tema de 50 y 50, pero en fin, aceptando que la mente tiene al menos la mitad de importancia en un arte marcial/deporte de combate tan exigente, nunca he entendido por qué el practicante promedio no dedica parte de su entrenamiento al desarrollo del pensamiento a través de la lectura (de temas asociados, evidentemente).

Así que heme aquí haciendo búsquedas de libros que valieran la pena sobre jiu jitsu que, para ser honesto, arrojan muy pocos resultados y, de entre lo poco que aparece, mucho no pareciera valer la pena. En una de esas, me encuentro Zen Jiu Jitsu de Oliver Staark y digo, bueno, parece que vale la pena, todavía más al percatarme de que no es un solo libro, sino una serie de títulos que vienen graduados por cinta, lo que, imagino, hace referencia al nivel del lector al que está dirigido: blanco, azul, morado, café y negro.

Como uno suele tenerse en muy alta estima, elegí inmediatamente el libro de color morado (porque soy azul), cuyo subtítulo es ‘Human Chess’ o ajedrez humano y, precisamente, es el enfoque que el autor le da a este volumen.

En general, el autor busca proporcionar a los practicantes de jiu-jitsu no solo técnicas aplicables en el tatami, sino también un enfoque mental que pueda mejorar su comprensión y desempeño en el arte marcial. Ofrece perspectivas sobre cómo abordar el entrenamiento, aprender de los errores, desarrollar la paciencia y comprender la naturaleza estratégica del jiu-jitsu.

En lo particular, me gusta que la escritura funciona a modo de diario o bitácora en la que Oliver te cuenta desde su experiencia como estudiante hasta el establecimiento de su propia academia. Soy una persona de 37 años y acabo de entrar a una etapa en la que mi cuerpo resiente los entrenamientos, por lo que me encantó que hablara de las formas a través de las cuales se ha enfrentado a los mismos achaques que yo empiezo a sentir. Desde el uso de terapia de sustitución de testosterona a la que él puede acceder a través de su seguro social, hasta algunos ejercicios y estiramientos específicos como, simplemente, colgarse de la barra para así estirar los hombros y espalda.

Debo mencionar también, que el autor dedica un par de páginas a hablar del Método Wim Hof, una serie de técnicas de respiración y de uso de las bajas temperaturas para fortalecer el sistema inmune y mejorar el rendimiento físico. Describe tan bien sus beneficios que terminé adquiriendo el libro que habla sobre estas técnicas y que reseñaré casi a continuación. Y es esto lo que me encanta de interesarse por algo, que entre más investigas, nuevas ramificaciones del conocimiento se van generando y te pierdes entre las múltiples conexiones existentes entre una disciplina y otra.

Staark también incluye algunos diagramas simples a través de los cuáles puedes comprender la lógica para estructurar tus entrenamientos y tu dinámica al luchar: no puedes pensar en la sumisión si aun no has aislado la zona que atacarás, no puedes aislar si no has establecido control, no hay control sin postura, etc… No importa el grado que tengas, lo cierto es que el sistema de colores de los libros sólo indican el orden en que fueron escritos y estoy seguro que vale la pena leer cada uno de ellos, seas cinta negra o seas alguien que apenas se está convenciendo de entrenar.

Been there, read that (CCLXII)

La diversidad de la ciencia

Aut. Carl Sagan

2023 fue un año de lecturas, lo puedo afirmar al haber establecido un récord personal de 62 libros durante el período. Era natural pensar que descuidaría otros temas como lo ha sido el de reseñar dichas lecturas. A partir de hoy, retomo esta parte de escribir que tanto disfruto, espero poder hacerlo a un ritmo que permita alcanzar a lo que ya estoy empezando a leer este año.

Qué mejor manera de retomar esta cultura reseñística que con el libro «que me destruyó la vida», así como se lo dije a mi bella amiga que me lo regaló en mi cumpleaños número 36, con una de las dedicatorias más bellas que me han escrito en mi fugaz y humana existencia. Digo que me destruyó la vida porque, desde el día en que completé su lectura, al menos una noche de cada tantas, termino en el más triste insomnio causado por los cuestionamientos que Carl Sagan me hizo padecer con sus reflexiones.

Vamos por partes: primero, el título original de este libro es «The Varieties of Scientific Experience», que se desapega un poco del significado al ser traducido al español (como pasa con los títulos de algunas películas cuando llegan a Latinoamérica); segundo, es una recopilación de conferencias que el autor brindó en 1985 y que formaban parte de las Gifford Lectures, una serie de conferencias que buscan explorar las intersecciones entre la religión y la ciencia, a través del diálogo y la reflexión crítica sobre cuestiones fundamentales de la existencia humana; tercero, precisamente este análisis de intersección entre religión y ciencia es lo que lo hizo tan bello y detestable a la vez para un servidor que se considera al mismo tiempo hombre de fe y hombre de ciencia.

Contrario a lo que se pueda pensar, el abordaje de Sagan no busca «derrumbar» las creencias de quienes lo escuchen o lean; por el contrario, busca ponernos en un punto de observación crítica en el que no queda más que sentirse apabullado por la inmensidad de aquello que desconocemos y la nimiedad de lo que podemos demostrar. ¿Qué representamos cuando nos comparamos con el tamaño de un universo siempre en expansión? ¿Algo tan complejo como un ser humano con sentimientos y creaciones propias es obra de un milagro o es cosa un azar provocado por la más microscópica probabilidad de conjunción de átomos y moléculas? ¿Realmente hay alguien allá afuera? ¿Otras civilizaciones? ¿Cuál es la verdadera probabilidad de que nos encontremos con otros seres pensantes?

Es verdaderamente imposible irse a dormir tranquilo cuando te confronta la realidad: lo que realmente atormenta es imaginar que un día nuestra conciencia simplemente se puede apagar y se acabó. «Puff!» como diría el profesor Slughorn de Harry Potter, «puff!» y ya no hay más. ¿Podemos aceptarlo o no nos queda más que aferrarnos a que de verdad hay un designio divino que apoyará la paradoja del diseño inteligente? Cuesta trabajo observar un amanecer hermoso y no imaginar que hay algo o alguien detrás de tanta belleza.

Al final de una de las conferencias, Sagan remata con un triste cuestionamiento, mismo que utilizo para concluir: ¿Y si en verdad no somos más que una coincidencia de partículas que estuvieron en un punto determinado en el momento adecuado (sin la posibilidad de una intervención más divina que la del azar), tiene eso algo de malo en realidad?

Desayuno en Tiffany’s

17 septiembre 2023 Deja un comentario

 […] ¿Por qué no? Tendríamos que poder casarnos con hombres o mujeres o… Mira, si me dijeras que pensabas liarte con un buque de guerra, yo respetaría tus sentimientos. No, hablo en serio. Habría que permitir toda clase de amor. Soy absolutamente partidaria de eso. Sobre todo ahora que me he hecho una idea bastante aproximada de lo que es. Porque sí, quiero a José; dejaría de fumar si me lo pidiese. Se porta como un amigo, es capaz de provocarme la risa incluso cuando tengo la malea, aunque ahora ya no me viene casi nunca, sólo a veces, e incluso esas veces no es tan espantosa como para que me dé por tragarme frascos de Seconal o por ir a Tiffany’s: llevo un traje a la tintorería, o preparo unas setas rellenas, y ya me siento bien, en forma. Otra cosa, he tirado todos los horóscopos. Debo haberme gastado un dólar por cada una de las malditas estrellas que hay en el maldito planetario. Es un fastidio, pero la solución consiste en saber que sólo nos ocurren cosas buenas si somos buenos. ¿Buenos? Más bien quería decir honestos. No me refiero a la honestidad en cuanto a leyes (podría robar una tumba, hasta le arrancaría los ojos a un muerto si creyese que así me alegraría un día), sino a ser honesto con uno mismo. Me da igual ser cualquier cosa, menos cobarde, falsa, tramposa en cuestión de sentimientos, o puta: prefiero tener el cáncer que un corazón deshonesto. Y esto no significa que sea una beata. Soy simplemente una persona práctica. De cáncer se muere a veces; de lo otro, siempre. Oh, a la mierda con este asunto. Anda, pásame la guitarra, voy a cantarte un fado en un portugués perfecto.

– Truman Capote en Desayuno en Tiffany’s