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Archive for abril 2010

Been there, read that (IV & V)

La Legión Olvidada

El Águila de Plata

Aut. Ben Kane

No sé ustedes, pero mi segundo tema favorito en el placer de la lectura, se desarrolla en aquella época donde las legiones dominaban, el vino brotaba y la conquista era la maquinaria que al mundo movía; estoy hablando del gran imperio romano. En esta ocasión, les traigo una pequeña revisión de dos títulos que he tenido la oportunidad de disfrutar recientemente: La Legión Olvidada y El Águila de Plata, ambos autoría del mismo escritor, Ben Kane.

¿Por dónde empezar? Nos encontramos con dos de las  tres partes que nos narrarán la historia de cuatro personajes tan diferentes y tan parecidos al mismo tiempo. Romulus, el héroe principal, un niño/muchacho que a su corta edad es vendido a una escuela de gladiadores, para después convertirse en legionario, para después ser fugitivio, para después ser pirata y para después ser legionario una vez más; se encargará de realizar una travesía hasta los confines del mundo, en ese entonces conocido, con una sola esperanza: Reunirse con su hermana melliza, Fabiola, quien fuese vendida al prostíbulo más prominente de la capital del imperio, el Lupanar.

Mientras los dos hermanos luchan, rezan a las deidades pretinentes y sufren de fuertes reveses en su existencia, dos personajes más entran en juego: Brennus, un enorme y poderoso galo que ha caído prisionero de los ejércitos de César y que pronto se vuelve el más famoso gladiador de Roma y mentor de Romulus; y Tarquinius un diestro guerrero etrusco, que posee el don de la adivinación.

Pronto, el destino une a los tres personaes masculinos en una travesía para conquistar Partia por parte del cónsul Craso, que pronto se convertirá en un viaje que los llevará a lugares nunca imaginados. Las envidias, los prejuicios y las traiciones pronto se convertirán en el pan de cada día en una lucha diaria por sobrevivir a los mil y un peligros que se enfrentarán a ellos y su legión olvidada; aquellos que sobrevivieron la masacre parta y desaparecieron sin dejar rastro.

Durante este tiempo, Fabiola pronto se convertirá en amante del famoso Marco Junio Bruto y, en ausencia de éste, se encontrará perseguida por aquellos que apoyan a Pompeyo en detrimento del propio César. En algún momento tendrá que viajar a la misma Galia en busca de su amado y tratando de averiguar la identidad del hombre que alguna vez violó a su madre. Y finalmente, terminaremos atrapados en medio del conflicto armado entre Cleopatra y su hermano Ptolomeo.

En general, un par de títulos muy entretenidos, con detalles interesantes sobre la Roma que conocemos o que puede interesarnos conocer. Grandes batallas muy bien descritas, e incluso una buena reflexión sobre la esclavitud y el amor fraternal en tiempos de guerra. Con un pequeño glosario al final, no sólo se nos brindará un buen momento de le también aprenderemos datos curiosos e interesantes de uno de los imperios más grandes de la humanidad.

Finalmente les dejo una imagen de la que será la conclusión de la trilogía. Tristemente, es probable que el libro se publique inglés hasta octubre del año presente y en español hasta fines de marzo del 2011.

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Es tan fácil romper un corazón…

Soy un ávido seguidor de la serie Lost (empezando por el nombre del blog de su servidor) y los capítulos con ese toque de amor entre las parejas que encontramos en el reparto de personajes generalmente son mis favoritos. Llamaba mi atención el último capítulo de la penúltima temporada, en éste se ve una escena donde dos padres les comunican a sus hijas la decisión de llevar a cabo un divorcio; les explican que, aunque dos personas se separen, no necesariamente dejan de amarse.

Y bien, es por cuestiones de destino, de decisión, qué sé yo, que tarde o temprano nos tocará hacer algo de lo que, si bien no nos arrepentimos, al sentirlo desearíamos no hacérselo ni a nuestro peor enemigo. Hablo de romper un corazón y, aún peor, hacérselo a alguien a quien queremos en demasía.

En mi caso, debo decir que recientemente lo hice y no me siento nada bien. Lo cierto, es que a veces nos vemos obligados a entrar en situaciones que desearíamos nunca sucediecen. Sí, cuando estamos enamorados decimos muchas cosas, que daríamos la vida, que nos casaremos pronto, que nunca podríamos sentir algo igual en la vida, etc. Y sí, las decimos porque son ciertas, pero todos debemos entender que muchas de esas situaciones son presas del momento, ese momento donde somos felices, donde nada podría salir mal.

Después, llegan los reveses de la vida: distancia, celos, peleas sin sentido y situaciones de frustración. Nos damos cuenta de que el amor puede ser más grande que el obstáculo que se interponga y, sin embargo, el cuerpo, la mente y la razón se cansan. Entonces se termina una relación; un término que ambas partes aceptan, una más fácil que la otra, pero al final es así. ¿Qué pasa cuando la parte que decidió aceptarlo más fácilmente, decide no aceptarlo al final?

La vida continúa y, lamentablemente, nos hemos dado a una idea, una decisión, del plan futuro que tenemos que seguir a continuación. Una parte vive bien, la otra se da cuenta de no sentirse igual. Se crea una esperanza que se alimenta de buenos tratos y cariño en general.

Y entonces llega el momento: Terminar lo que en algún momento fue genial y que ahora ya no deseamos; o continuar alimentando falsas esperanzas y sacrificar el propio deseo a cambio de no ser los malos de la historia. Como dice la canción «Amigos para qué, maldita sea»; no apoyo el terminar mal ni desaparecer de las vidas el uno de los otros, aún así tenemos que apartarnos por el bien de alguien a quien no quisieramos lastimar.

Lo que los seres humanos debemos comprender, al final; es que, como lo mencioné al inicio, el no estar con alguien no implica el dejar de querer o amar, tal vez se debe comprender que deseamos lo mejor y quisieramos hacer a esa persona feliz, pero no a costa de la propia felicidad. Tomar lo bueno, quedarse con ello y borrar lo malo y acontecido.

No sólo de amor se puede vivir, pero ayuda a superar lo que se enfrente. Hay momentos en los que damos todo y, simplemente, no se puede tener una reserva ilimitada; todo llega a un límite y nada es para siempre. Mientras tanto, no nos queda más que vivir y esperar.

Cierro esta entrada aleatoria con la misma frase que le dije a mis amigos unas horas después: Tarde o temprano nos rompen el corazón, tarde o temprano tendremos que romperle el corazón a alguien.

 

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