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Posts Tagged ‘Anagrama’

Been there, read that (CCCXXXI)

El siglo

Aut. Javier Marías

Javier Marías es un autor español muy laureado que falleció en septiembre de 2022, ya lo tenía en la mira (lectora) desde hace bastante tiempo, sobre todo después de leer algunos fragmentos aislados de cierto conflicto que tuvo con Anagrama, mi editorial favorita, y su representante, Jorge Herralde.

Básicamente, lo que pude dilucidar entre lo poquísimo que se menciona en Un día en la vida de un editor, es que hubo un conflicto de intereses entre la editorial y el autor debido a que la primera liquidaba ediciones no vendidas del escritor, cosa con la que éste no estuvo de acuerdo en lo más mínimo. Si se hace una búsqueda simple en internet acerca del asunto, se entenderá que Javier Marías se erigió como un personaje sumamente conflictivo en el mundo editorial, ya sea porque no aceptaba pagos que consideraba demasiado bajos para la calidad de su obra, ya sea porque no estaba de acuerdo con las adaptaciones que se pudieron hacer de sus textos y las demandas que hizo para ser eliminado de los créditos de tales películas.

Asumí entonces que al ser una personalidad sumamente compleja y conflictiva, su obra debía estar a la altura, pues quienes en el mundo editorial se colocaban del lado de Marías en el conflicto con Herralde pregonaban ‘el gran error de Anagrama’. Lamentablemente, si existe ese nivel de brillantez, no lo hallé en El siglo, y no es porque sea yo sumamente exigente o un crítico avezado, el mismo autor en el prólogo desdeña a este libro y se habla de éste no como lo peor de la obra del español pero definitivamente no como parte de lo más resaltable en su haber.

En esta novela, nos adentramos en la vida de Casaldáliga, un personaje cuyo destino parece estar marcado por la casualidad y las decisiones ajenas. Marías no sigue una línea cronológica estricta, sino que nos sumerge en la esencia del protagonista desde su infancia, donde recibe un consejo clave de su padre: forjar un destino único e irrepetible. Sin embargo, tras descubrir las verdades ocultas sobre su familia, Casaldáliga se ve atrapado en una serie de eventos que lo llevan a un matrimonio impuesto y un exilio durante la guerra, sin encontrar el destino que buscaba.

La novela plantea preguntas sobre la elección, el azar y la verdadera imagen de Casaldáliga, todo ello enmarcado en un lenguaje puro y un ritmo pausado que refleja la esencia del siglo en que vive el protagonista. Además, la música que atraviesa la historia subraya momentos cruciales en la vida del personaje, añadiendo capas de significado a esta profunda exploración de temas como la muerte, la guerra, el amor y la traición, todo ello unificado por la figura central de Casaldáliga.

Primero revolucionario y luego soplón del gobierno, la historia de Casaldáliga no se narra de forma lineal: los capítulos impares se narran en primera persona mientras que los pares en tercera. Hay temas de aristocracia, la presencia de un personaje que se revela como punto de inflexión entre los eventos que llevan al protagonista a exiliarse al lado de una esposa que, se suponía, debió morir prontamente tras la boda.

El siglo es una novela compleja, por supuesto que no cualquiera escribiría algo así. Siendo honesto, no disfruté mucho de la lectura pero comprendí la pluma del autor. A diferencia de lo que me pasó con, por ejemplo, Peter Handke, al que no me quedaron ganas de volver a leer, realmente tengo deseos de buscar alguna de las obras de Javier que estén consideradas como sus mejores. El siglo no es una lectura que le recomendaría a cualquier persona, la verdad es que sólo quien esté interesado en los nombres que surgen en el desarrollo editorial español podrá disfrutar de un texto como este.

Been there, read that (CCCXXVIII)

Nuestra parte de noche

Aut. Mariana Enríquez

Qué puedo decir que no se haya dicho ya sobre la obra de Mariana Enríquez y, principalmente, sobre la que hasta el momento es considerada su mejor historia, Nuestra parte de noche, ganadora del Premio Herralde 2019, un premio que les puedo asegurar garantiza una altísima calidad. Puedo decir que intenté leerla en el mismo año de su premiación y que no me enganchó, no pasé de la página 50, pero que después de madurarla un poco en el librero y leer Bajar es lo peor, entonces le encontré un verdadero gusto cuatro años después.

En un primer momento, dilucidé la historia de Juan y Gaspar, padre e hijo, que se encontraban huyendo de algún modo, que en los cuartos de auto hoteles el niño tenía encuentros con personajes que, al parecer, no cualquier ser humano podía ver, que el padre enseñaba al hijo cómo tratar con esos seres que miraban sin tener ojos. Se intuía que el lugar al que se dirigían les proveería de algún tipo de protección contra un cierto grupo de personas que no los dejarían ir tan fácilmente pues necesitaban de ellos.

Años después entendí, que Juan buscaba proteger a Gaspar de La Orden, un grupo de personas muy poderosas para las que Juan funcionaba como médium; es decir, Juan les daba acceso a La Obscuridad, un ente que destrozaba los cuerpos para luego alimentarse de quienes lo invocaban pero que, tras haberse saciado, otorgaba dones entre los que se buscaba el de la inmortalidad. Juan, de un físico imponente pero de una debilidad latente acentuada por una enfermedad cardiaca congénita, busca desesperadamente la forma de ocultar que su hijo ha heredado sus dones para evitar que La Orden lo utilice como la han utilizado a él.

La historia se divide en 6 momentos temporales que se mueven entre pasado, presente y futuro. Un pasado en el que se visualiza a la madre de Gaspar, posible heredera del liderazgo de La Orden, y su primer contacto con Juan, su enamoramiento y la concepción de un hijo por parte de ambos. Un presente desesperado de huida y luego de locura por parte del padre que para proteger a Gaspar realizará acciones sumamente cuestionables y que no entenderemos en un principio, pero que condenaremos de forma tajante. Un futuro en el que Gaspar entra en conflicto entre el amor hacia Juan y el desprecio que tiene hacia el trato que recibe por parte de él, toda vez que el padre va perdiendo la cordura. Y entre estos tres tiempos, interludios periodísticos en los que se narra el horror de una dictadura cernida sobre la Argentina de aquellos tiempos.

Terror folclórico, cargado de referencias a eventos que realmente ocurrieron, a espantajos que surgen del imaginario popular de aquella región latinoamericana, a historias comunes de la población: desapariciones de niños que se atribuyen al régimen opresor que realmente fueron ocasionadas por entes que no pertenecen a este plano existencial o, de forma inversa, atribuidas a lo desconocido para evitar la confrontación con el poder militar. Agreguémosle una interconexión con historias previamente narradas por la autora en otros de sus libros, generando así un universo narrativo que, esperemos, siga creciendo con obras posteriores.

Nuestra parte de noche es literatura de calidad, sumamente recomendable y que genuinamente puede ponerte los pelos de punta. Entiendo que no necesariamente es garantía para todo el que se acerque a la novela, por momentos puede ser pesada, pero una vez que se rebasa esta frontera, tienes una narración que te atrapa y que no te deja descansar hasta de deshilvanas los misterios y las motivaciones de varios de los personajes. Lectura obligada, por supuesto.

Been there, read that (CCCXXV)

Napalm en el corazón

Aut. Pol Guasch

En un mundo marcado por conflictos como el de Israel y Palestina, la literatura se vuelve una ventana crucial hacia las realidades que enfrentan las poblaciones en zonas de ocupación durante las guerras. Las páginas nos sumergen en las complejidades de las relaciones entre comunidades y los desafíos que enfrentan frente a los soldados del ejército de ocupación, ofreciendo reflexiones profundas sobre la naturaleza humana en contextos de adversidad. Esto es lo que nos ofrece Napalm en el corazón.

El conflicto, con sus tensiones y titulares recurrentes, añade una capa adicional de relevancia a la trama de la obra del español, Pol Guasch. A través de los personajes y sus interacciones con el medio inhóspito en el que se mueven, la obra nos invita a reflexionar sobre los dilemas éticos, las emociones y las transformaciones que marcan la vida de quienes viven bajo la sombra de la guerra y la ocupación.

La narración toma dos vertientes: la primera, sobre la relación que establece el protagonista y narrador con su madre, ambos en un etapa de transición posterior al reciente fallecimiento del abuelo y la pérdida del padre algunos años atrás. La madre ha comenzado una relación con alguien que se intuye como miembro de las fuerzas armadas de ocupación de la pequeña y miserable población donde se desarrolla la trama. Como es de esperarse, la relación entre el hijo y la incipiente pareja de su madre es tensa y desarrolla en el protagonista una cierta fijación equiparable a la que tiene con un lobo que esporádicamente se acerca a beber agua en un riachuelo a espaldas de su casa.

Por otro lado, la segunda vertiente de la narración se desarrolla a través de las cartas que el protagonista le escribe a Boris, de quien está enamorado y con quien establece una relación oculta principalmente de los soldados que deambulan de vez en vez por la pequeña población. Poco a poco nos daremos cuenta de que la relación no es simétrica y que se sostiene de hilos sumamente frágiles.

Un asesinato y una indiscreción provocan un viaje accidentado a través de estos paisajes derruidos en situaciones que si bien pueden resultar fantásticas, no dejan de ser verosímiles. En el fondo, sabemos que la realidad supera a la ficción y que los seres humanos somos capaces de cosas que van más allá del propio raciocinio y designios de la lógica.

Pol Guasch tiene un verdadero don para hacernos sentir lo que los personajes transmiten: angustia, miedo, celos, amor, hipocresía, temor, rabia, melancolía, cariño… Es un libro complejo, con una narración fragmentada que puede no ser tan agradable para algunos lectores aunque sumamente interesante para otros. El conteo de los días, la descomposición gradual de un cadáver en el asiento trasero, la indiferencia creciente entre dos amantes, entre otras despiadas situaciones que el autor hace pasar a sus personajes, es lo que mantiene el interés en una obra que parece apenas la punta del iceberg de lo que el joven escritor tiene que ofrecer.

Been there, read that (CCCXX)

El mito del hombre lobo

Aut. Roger Bartra

Entre los traumas que me provocaban ciertas películas en mi infancia, se encuentran el que me generaba que, en los «sábados de trilogía» de Canal Cinco (no había cable ni streaming en aquellos tiempos), colocaran las películas de Aullido, cine de terror de clasificación B sobre hombres lobo, que me torturaban y me hacían soñar muy feo.

Años después, del terror pasé a la admiración gracias a lo que películas como Underworld y Van Helsing presentaron: un hombre lobo que no pertenece a las huestes del infierno, sino uno que establece su transformación como una especie de superpoder. La licantropía dejó de ser una enfermedad y se vislumbró como algo a lo que uno aspirara para tener combates épicos contra vampiros y otros seres mitológicos. Así como pasamos de películas malditas a películas de acción, de maldición o enfermedad a superpoder, es como el mito del hombre lobo ha tenido una serie de transformaciones desde sus primeras apariciones muchos miles de años antes de los tiempos «modernos».

En El mito del hombre lobo, Roger Bartra nos adentra en un viaje apasionante a través de las diversas facetas de la licantropía. Bartra, reconocido por sus análisis sobre la melancolía y las dinámicas sociopolíticas, aborda en esta obra la evolución y el significado profundo de uno de los mitos más arraigados en la cultura humana.

Desde sus orígenes en la mitología sumeria hasta su representación en la literatura y el cine moderno, Bartra examina minuciosamente la figura del hombre lobo como símbolo de nuestros miedos más profundos y nuestras ansiedades más arraigadas. El autor nos sumerge en un universo de metáforas y simbolismos, mostrándonos cómo este mito ha sido utilizado para expresar conceptos universales como el bien y el mal, la dualidad humana y la transformación.

A lo largo del libro, Bartra nos guía a través de una fascinante exploración histórica, cultural, psicoanalítica y antropológica del mito del hombre lobo. Desde la Epopeya de Gilgamesh hasta las leyendas medievales y las representaciones modernas en la literatura y el cine, el autor analiza cómo este mito ha evolucionado y se ha adaptado a lo largo de los siglos.

Uno de los puntos destacados del libro es la conexión que Bartra establece entre el mito del hombre lobo y temas contemporáneos como el dolor del alma humana, el trauma emocional y las tensiones sociales. A través de ejemplos concretos y un análisis profundo, el autor nos muestra cómo este mito sigue siendo relevante en nuestra cultura actual y cómo ha sido reinterpretado a lo largo del tiempo.

Y por supuesto, también hallaremos una serie de referencias bibliográficas y cinematográficas imprescindibles para comprender la evolución del mito y figura del hombre lobo. Desde su representación como una figura de poder con la capacidad de hacer el bien o de representar a los rechazados, hasta el de la connotación mágica o la demonización del individuo. Mi lista de deseos de Amazon se engrosó debido a esta necesidad que me ha surgido de leer textos a los que Bartra se remite para explicar cada una de las impresiones mencionadas.

El mito del hombre lobo es una obra imprescindible para aquellos interesados en la mitología, la psicología y la historia de las ideas. Con una prosa clara y erudita, Bartra nos ofrece una visión completa y enriquecedora de este fascinante fenómeno cultural, dejándonos con una profunda comprensión de cómo los mitos moldean nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos.

Been there, read that (CCCXVII)

Todo es comparable

Aut. Oscar Tusquets Blanca

Mucha gente subestima el valor de los libros, recuerdo esa estrofa de una canción de Calle 13 que dice «No me regalen más libros porque no los leo, lo que he aprendido es por que lo veo». Están esos y los que utilizan el argumento de lo odioso que se ha vuelto el arte de leer cuando se utiliza como una marca de clase, «yo leo, yo soy culto, yo soy superior a ti». En fin, la verdad es que la lectura abre muchas puertas al ser una fuente gigantesca y constante de información que se traduce en temas de conversación para múltiples ocasiones y con distintos tipos de personas. Claro está que si sólo lees libros de autoayuda, esto último se invalida.

Todo es comparable lo encontré un día cualquiera en el mueble de novedades, leí la contraportada que hablaba de las comparaciones y metáforas escondidas en la vida cotidiana y de las cuáles no teníamos la más mínima idea; me convenció, lo compré y 4 días más tarde lo había terminado. Si bien, es un poco engañoso el modo en que te lo venden pues no existen tantas analogías o comparaciones como te hacen creer en la sinopsis, lo cierto es que este conjunto de ensayos sobre temas varios del otrora arquitecto y pintor, es muy enriquecedor y trae temas que generalmente pasan desapercibidos en nuestro quehacer diario.

El libro lo compré un domingo, el jueves lo terminé y el viernes por la noche tuve una cita a ciegas con una chica que conocí en un aplicación de esas. Pude hablar de cualquier cosa con ella pero me enteré de que era arquitecta y entonces me puse a platicar de dos mis textos favoritos del libro recién leído: el primero, sobre la hipótesis que el autor tenía sobre la arquitectura de los griegos y la ligera curvatura que los pisos tenían (spoiler: era para que el agua escurriera hacia afuera y no se encharcara) y que no se notaba por una ilusión óptica creada por el diseño de las columnas; el segundo, sobre el papel que tienen las escaleras primero como parte fundamental del diseño visual de un edificio, y luego como una obligación que se ha relegado a las esquinas posteriores de estos.

Para cuando terminé de hablar, mi cita estaba totalmente impresionada y me preguntó, con mucha coquetería, si siempre hablaba yo de ese modo. La cita fue un éxito y agradecí internamente el darme la oportunidad de leer sobre los temas más variados. El poder de un libro traducido, en esta ocasión, en los besos de una bella dama arquitecta y gótica.

Está de más reforzar en este punto el argumento que esgrimí en el primer párrafo de la presente. Todo es comparable es un gran libro de ensayos, pero ojo, no es exactamente lo que te venden en la contraportada. Al final es una lectura muy disfrutable, la imagino como obligatoria para quienes disfrutan o hacen de la arquitectura gran parte de su vida. El prestigio del apellido Tusquets ayuda, pero si el autor hubiese tenido cualquier otro apellido, igual sería un excelente escrito que abona a esos temas de conversación de los que hablé e incrementa el acervo cultural de cualquier lector.

Been there, read that (CCCXVI)

Bajar es lo peor

Aut. Mariana Enríquez

Tengo un crush intelectual gigantesco con Mariana Enríquez. La conocí a través de Las cosas que perdimos en el fuego, uno de los libros electrónicos que Anagrama liberó de forma gratuita durante la pandemia. Poco antes, tuve la oportunidad de comenzar la lectura del libro que la colocó como uno de los grandes exponentes del terror latinoamericano, Nuestra parte de noche, pero en ese momento no me hallé. Sin embargo, no olvidé las sensaciones que me provocó con sus cuentos y me mantuve pendiente de sus publicaciones hasta que me topé con su primera novela, Bajar es lo peor.

Publicada en 1995 (yo sólo tenía 9 años de edad, caray) y escrita durante la adolescencia de la autora, Bajar es lo peor es una novela gótica ubicada en el Buenos Aires noventero. A pesar de ser una reedición, no hay diferencia entre el original y esta versión del 2022 pues, como lo advierte la escritora en el prólogo, decidió no releer su obra y por consiguiente no hacerle ninguna modificación. Decisión por demás acertada para mantener la esencia original y establecer el puente entre la autora novata en ciernes y la consolidada casi 30 años después.

La trama se centra en dos personajes: Facundo, un muchacho hermoso, de belleza luciferina, que se prostituye y que a más de uno vuelve loco de amor; Narval, otro muchacho, enamorado de Facundo, que vive en la miseria y entorpecido por el consumo de drogas que le permiten escapar del acecho constante de espíritus que buscan arrastrarlo con ellos. La verdad es que nunca entendemos si realmente son espíritus, o si son alucinaciones, demonios o cenobitas como los de Clive Barker.

Así, tenemos esta relación homoerótica en un paisaje de vacío emocional y consumo de drogas entre un joven que se mantiene aislado en un egoísmo y egocentrismo provocado por el deseo que provoca en otros, y otro que se mantiene en un estado de persecución por parte de «ella» y el-Hombre-con-huecos-en-vez-de-ojos. Existe un tercer personaje, Carolina, que en la síntesis se establece a la par de Narval y Facundo, pero lo cierto es que su participación se queda varada en la nada de la narración.

Bajar es lo peor, es una novela en la que se nota la letra adolescente de la autora y algunos temas un poco flojos pero, vaya, considero que eso hace atractiva a la novela, la incipiente presencia del estrés y el nervio que genera a través de las situaciones y el lento andar autodestructivo de cada personaje rumbo a una conclusión que desde muy temprano podemos intuir y que, aunque no es sorprendente, no deja de brindar una conclusión estruendosa.

Creo que esta novela, aún siendo la primera, debe leerse de manera posterior. Me es difícil explicarlo puesto que no es porque te puedas dar una idea errónea de la obra de Mariana, sino porque conviene llegar con la idea preestablecida de ella y entonces encontrar los guiños al trabajo futuro; de esta manera, la experiencia se vuelve mucho más enriquecedora con su lectura. Pero bueno, no importa, leerla antes o después es irrelevante mientras se haga.

Been there, read that (CCCXIV)

Desde el jardín

Aut. Jerzy Kosinski

Una de mis caricaturas favoritas hace más años de los que me gustaría contar fue El laboratorio de Dexter, de la que recuerdo un capítulo en especial. Dexter anda muy ocupado y se olvida de estudiar para un examen de francés que tiene al día siguiente y esto lo recuerda justo antes de dormir. Como ya no le queda tiempo, decide estudiar a través de un dispositivo que, mientras el protagonista duerme, transmite el audio de la clase directamente a su cerebro a través de sus oídos. El problema es que el aparato se traba y entonces repite una sola frase durante toda la noche: omelette du fromage (omelette de queso).

Para cuando Dexter despierta, descubre que la inducción ha funcionado pero que sólo puede repetir la misma frase que estuvo escuchando toda la noche. Pese a lo que se podría esperar de esta caótica situación, Dexter tiene un día exitoso: en el examen de francés sólo hay una pregunta, ¿cómo se dice omelette de queso?; las chicas caen rendidas a sus pies cuando él habla en francés aunque sea sólo una frase; y así sigue lo absurdo del capítulo que, de forma no sorpresiva, termina en una tragedia.

Ahora bien, no sé si exista como tal un subgénero que precisamente aborde este tipo de situaciones específicas en las que el personaje con una sola frase o un solo tema que repite una y otra vez, alcance el éxito y el reconocimiento del resto de seres humanos, muy a pesar de lo inverosímil de la situación. Definitivamente, no es la primera vez que se aborda este tipo de trama. Porque es así como llego a Desde el jardín de Jerzy Kosinski, un libro que encontré en los remates de una librería vieja del centro, una joya.

Muy al estilo descrito en los párrafos anteriores, la trama gira alrededor de Chance Gardiner, un hombre que ha vivido toda su vida al servicio de un anciano haciendo solamente dos cosas, atender su jardín y mirar la televisión el resto del tiempo. De alguna manera, se intuye que Chance probablemente tenga alguna deficiencia mental y que tal vez sea un hijo o nieto abandonado del dueño de la casa donde vive y labora.

El anciano fallece y Chance es expulsado de la casa por los abogados que no encuentran rastro alguno del parentesco o de la relación laboral del muchacho. Arrojado al mundo real, las nulas habilidades sociales de Chance poco importan una vez que es atropellado en la calle por una persona de cierto estatus social que lo considera sumamente inteligente debido a las analogías que establece entre la vida y el mantenimiento de un jardín. Es evidente que Chance no es inteligente, sino todo lo contrario, y de lo único que puede hablar es del jardín; mientras que sus normas de convivencia con otros seres humanos son las que ha aprendido mirando la televisión.

Al igual que el caso de Dexter, el sólo hablar en términos del cuidado de un jardín le comienza a abrir puertas a Chance hasta que es invitado a participar como asesor del Presidente de los Estados Unidos. Mientras, los servicios secretos de ese país y de Rusia se quiebran la cabeza tratando de averiguar quién es ese hombre con ascenso meteórico y que no tiene absolutamente ningún antecedente o documento de identificación.

La novela es una sátira mordaz sobre la superficialidad de la sociedad contemporánea y la manipulación mediática. A través de Chance, Kosinski critica la tendencia de las personas a creer en lo que ven en la televisión sin cuestionar la veracidad de la información, así como la obsesión por la imagen y la superficialidad en las interacciones sociales. Es una novela corta que vale mucho la pena, es divertida y ligera a la vista; si me la vuelvo a encontrar, la adquiriré de nuevo porque sería un excelente regalo que no compromete a una lectura pesada y que al mismo tiempo da mucho de qué hablar.

Been there, read that (CCCXI)

Tristeza

Aut. Jack Kerouac

Gran parte de mis mejores anécdotas acontecen en lugares sucios, en cantinas, bares de malamuerte e intentos de antros de esos en donde los estratos sociales más, pero más, bajos se reúnen; en donde conviven lo mismo albañiles, sexoservidores, infieles que buscan ocultarse, practicantes del narco y uno que otro empleado de comercios aledaños. Ahí, rara vez existe la cultura de la apariencia y la aceptación de la propia realidad es norma. También son norma los olores, agrios, polvosos, a desinfectante barato, a agua reutilizada una y otra vez; y lo son también las estructuras de madera barata que desprende polilla, las paredes a medio revoco por las que recorre una que otra cucaracha valiente, la pintura corriente que poco oculta la capa anterior.

Son estas evocaciones las que nos encontramos en Tristeza de Jack Kerouac, publicada en 1960 y escrita en dos etapas en las que el autor visitó y permaneció en México. Durante su estadía, en la que él se mantenía lejos de un modo de vida tradicional que detestaba mientras que huía de sus propios asuntos en Estados Unidos, Kerouac conoce a «Tristessa», una prostituta adicta a la morfina cuyo nombre verdadero es Esperanza, y se enamora de ella.

La novela es la narración en primera persona que Jack hace de sus encuentros con tristeza y de su paso por la Ciudad de México en 1955. Es, definitivamente, una novela romántica, pero también es un retrato de todo eso que compone a la escritura del autor: el culto a los desplazados, a la ruptura, la adoración por el alcohol y las drogas; es una descripción de los bajos fondos, en una sociedad egoísta y podrida que permite que hombres y mujeres vivan y mueran en soledad, consumidos por las sustancias que les brinda un escape de esa realidad.

Tristessa es descrita como una mujer de gran belleza y sensibilidad, pero también está marcada por el sufrimiento y la adicción. A lo largo de la historia, se revelan detalles sobre su pasado y su situación actual, mostrando una compleja mezcla de vulnerabilidad y fortaleza.

La relación entre Tristessa y Jack se desarrolla de manera intensa y conmovedora. Aunque Jack siente compasión y un profundo amor por ella, también experimenta frustración y desesperación al verla atrapada en un mundo de adicción y sufrimiento. Tristessa, a su vez, encuentra consuelo en la presencia de Jack pero lucha con sus propios demonios internos y el dolor que la consume.

La visita de Jack Kerouac a nuestro país se convirtió en un momento crucial en su carrera literaria. Recorriendo las calles del Centro Histórico y la colonia Guerrero, entre la dura realidad de la pobreza, los suicidas y el uso de morfina, el escritor estadounidense se embarcó en su propia búsqueda única de la belleza.

Tristeza es una novela corta bellísima y melancólica que deja al lector con una sensación de incertidumbre y una profunda comprensión de la complejidad de la existencia humana, especialmente en contextos de dolor y lucha contra las adicciones.

Been there, read that (CCCVII)

El juego del escondite

Aut. Patricia Highstmith

Desde hacía tiempo que tenía ganas de entrarle a un libro de Patricia Highsmith, un nombre asociado automáticamente a la novela negra y al género policíaco. Como casi siempre, no soy yo el que elige sus lecturas y, por el contrario, dejo que sean los libros los que me eligen como su lector a través de su aparición inesperada ante mi vista y en mi vida. Junto con Desde el jardín (otro libro que no tardo en reseñar), El juego del escondite se me presentó, en un estado físico algo precario con dobleces en las esquinas y cubierta algo lastimada, en un botadero de libros en remate de los que habitualmente se colocan en alguna de las explanadas del centro histórico.

También de manera habitual, leo algunos de los comentarios que los lectores dejan en redes sociales sobre el libro específico del que hablaré, ya saben, para darme una idea de si mis alabanzas o detracciones son sólo mías o si están compartidas con el resto de personas. Curiosamente, en el caso del libro del que hablamos, me doy cuenta de que muchos lectores de la obra de Highsmith consideran a ésta en particular como una decepción. Yo he considerado lo contrario.

En El juego del escondite nos pondremos en los zapatos de Ray Garret, él acaba de perder a su esposa, Peggy, que se ha suicidado. La narración comienza poco después del funeral cuando el suegro de Ray, Coleman, intenta asesinarlo pues considera a nuestro protagonista como el responsable del fallecimiento de su hija. Y es que lo primero que saltará en nuestra mente, es que lo lógico sería la interposición de una denuncia por parte de Ray, que a duras penas ha sobrevivido con un balazo de por medio, pero en lugar de seguir lo que dicta la lógica tradicional, Ray se empecina en seguir a su suegro hasta las calles de Venecia para poder hablar con él y aclarar las cosas.

Bien, en este punto podríamos convencernos de que uno puede pasar por alto el haber recibido un tiro por parte de nuestro confundido suegro, así que viajemos hasta Italia, en donde nuestro asesino está vacacionando, para demostrarle que hizo mal pero que lo perdonamos porque entendemos su posición psicológica y queremos convencerlo de que el suicidio de su hija nada tuvo que ver con nosotros. El problema es que, en este intento de hablar las cosas, Coleman intenta asesinar nuevamente a Ray y lo da por muerto en las aguas de los canales venecianos.

Nuevamente, ¿qué sería lo lógico? Ir a la policía, o al menos largarnos de ahí para poner distancia con el hombre que por segunda ocasión casi logra despojarnos de nuestra vida. Pues no, Ray decide esconderse, se olvida de sus pertenencias en el hotel en el que se alojaba y se acomoda en un cuarto que un gondolero le ofrece, ¿cuál es el objetivo?. Tal vez busca hacerle creer a Coleman que tuvo éxito y observar cómo se desarrolla la búsqueda de él como hombre desaparecido; tal vez, simplemente, él está igual de loco que su suegro.

Aquí es donde el juego del escondite realmente comienza, los callejones de Venecia serán testigos de esta confusa dinámica entre los dos hombres, uno buscando asesinar al otro, el otro escondiéndose y mirando las acciones del primero. Supongo que eso es lo que critican los detractores de la novela, ésta extraña ausencia de sentido común tanto en el protagonista como en el antagonista, pero ojo, esto no hace que ambos dejen de ser verosímiles; es decir, no los coloca como personas que realmente no pudieses encontrarte en cualquier momento en cualquier lugar.

Después de muchas escondidas, se dará un tercer intento de homicidio que tendrá consecuencias no anticipadas por parte de los jugadores y entraremos en este interludio donde lo que realmente importa es, ¿por qué se suicidó Peggy? Al final, creo que los comentarios negativos vienen de personas que han disfrutado más extensamente de los textos de Patricia; en ese sentido, tendré que buscar algunas otras novelas de la autora para completar mi visión que, al menos hasta aquí, se mantiene expectante pues disfruté mucho de esta historia y la recomendaría para pasar un buen rato jugando a las escondidas con los personajes.

Been there, read that (CCCII)

Las campanas no doblan por nadie

Aut. Charles Bukowski

Apenas hace 5 días, el 9 de marzo, se cumplieron 30 años del fallecimiento del mismísimo Charles Bukowski; en contraparte, con motivo de su cumpleaños número 99, en 2019, se publicó Las campanas no doblan por nadie, así que no podemos quedarnos sin hablar de algo del autor maldito. Por cierto, no ha de tener mucho que tuve una de mis rabietas constantes cuando alguien publica en redes sociales alguna frase romanticona atribuida a él. Cómo no detestar a la gente que en su vida ha leído una página de la obra de Hank y se atreve a pensar que frases como «el amor todo lo puede» tendrían la más mínima presencia en sus relatos.

¿Qué puedo decir que no haya dicho ya en múltiples ocasiones en las que he hablado de sus libros? Tanto en novelas como en compilaciones de sus textos, Henry se mantiene provocador, crudo, violento, borracho, sexual y sucio. Así son sus narraciones, desde la clásica columna Escritos de un viejo indecente, hasta la inclusión de textos publicados en revistas para adultos, como lo son Hustler y Oui, en este volumen.

En la faja que rodea al libro, la editorial anota «el lado B del sueño americano», una frase que queda como anillo al dedo a una serie de relatos que destacan lo que no se menciona sobre la tierra de las oportunidades, y sobre las oportunidades mismas: los obreros que regresan derrotados después de jornadas extenuantes realizando labores repetitivas y tediosas, los jefes abusivos que otorgan trabajo a cambio de vida, las enfermedades venéreas y el destello de felicidad de los prostíbulos…

¿De qué más va este título que hace referencia a la más famosa novela de Hemingway? Del sujeto que comparte departamento con el mismísimo Adolf Hitler que realiza experimentos para crear una nueva especie que conquistará al mundo; de unos sujetos que secuestran un avión sólo por el deseo sexual que les provocan las azafatas; de un día en la vida de un dependiente de una tienda para adultos; de la mujer que va a una entrevista de trabajo para ser abusada sexualmente.

Justo cuando creemos que no habrá más del buen Chinaski, resulta que siempre hay más. Como en cada ocasión que he escrito de él, no dudo en recomendar su lectura pues a pesar de lo denso que se puede tornar, de alguna manera, logra siempre brindar una sonrisa de complicidad y, lejos de generar un asco, te provoca un asentimiento de lo mucho que tiene por decir. Cuando conoces a sus personajes, no te queda de otra más que decir, «podríamos estar peor».