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Archive for the ‘Críticas’ Category

Been there, read that (CCCXXIV)

La física del Coyote y el Correcaminos

Aut. Luis Javier Plata Rosas

Me gustan los libros que toman un fragmento de la vida cotidiana que, aparentemente, no tiene mayor relevancia como los cómics, series sobre zombies o islas misteriosas, caricaturas, qué se yo, y lo analizan a través de alguna especialidad científica como la física, las matemáticas, la psicología, las ciencias políticas, etcétera. De alguna manera, brindan puntos de vista no tomados en cuenta de forma previa y te hacen revisitar lo visto con un nuevo enfoque.

Con esa curiosidad intelectual, en algún momento, leí un análisis psicológico de la serie Lost y de la referencia a la que hacían los nombres de varios de sus personajes, un estudio filosófico sobre los superhéroes, y finalmente a esta obra reciente de La física del Coyote y el Correcaminos. Ahora bien, aquí el tema es que terminé decepcionado. Al releer el título y entender lo divertido que era ver esa caricatura llena de productos Acme defectuosos, imaginé una obra que me explicaría cómo calcular el arco que describiría la trayectoria del coyote cuando se utiliza a sí mismo como una flecha, o a qué velocidad máxima llegaría el monigote en sus patines propulsado por un ventilador industrial, entre muchas otras cosas. Pero nada de eso encontré.

Siento que el título debió cambiarse para hacer referencia al tema que realmente aborda la obra de Javier Plata: un ensayo sobre la violencia en los dibujos animados. Así, sabríamos que el libro abordará una serie de estudios psicológicos basados en encuestas y análisis de caso que buscan evidenciar la influencia o no influencia de caricaturas en el comportamiento de los niños. Nada de física, pura psicología y sociología. Simple.

Y es que, aunque sumamente interesante lo abordado en el libro, se queda corto respecto al título que a alguien de ciencia como un servidor le termina entregando la obra. Sí hay física, pero muy poca. Sí se habla de caricaturas, pero estaremos centrados principalmente en El Coyote y el Correcaminos, los Ositos Cariñositos y los Pitufos. Tal vez un poco de Dragon Ball, y poco más de algún otro título que no puedo recordar.

En fin, siendo honesto, me costó trabajo avanzar con este libro una vez que me desencanté de su contenido. Creo que es valioso para las personas correctas, pero estoy seguro de que allá afuera hay mejores opciones con respecto a física y su análisis en series, películas, videojuegos o revistas. Perdón, pero en esta ocasión no recomendaré esta lectura.

Been there, read that (CCCVI)

La casa gris

Aut. Raúl Olmos

Primer acto: El recién nombrado director general de cierto organismo autónomo estatal me contacta para invitarme a formar parte de su equipo como director de la oficina encargada de presupuesto y estadística; me la vende muy bonito, él es profesor universitario de formación (al igual que yo) y quiere demostrar que los académicos tenemos todo lo necesario para darle una buena dirección a la labor de las instituciones públicas. Acepto, pues me convence esta idea y el sujeto parece alguien de sobrado nivel de inteligencia y comulga con las ideas que tengo sobre la administración pública.

Segundo acto: Lo primero que tengo que hacer, es verificar las áreas de oportunidad en las que podemos ahorrar presupuesto porque, como pasa en todos lados, se acerca un buen recorte del mismo. Yendo celda por celda de las salidas de dinero del instituto, me doy cuenta de lo siguiente; primero, desde hace año y medio, el edificio se mantiene sin servicio de agua potable y paga pipas de agua cada mes, con un costo de alrededor de $2,500 por viaje; segundo, para el servicio de agua para beber para los trabajadores, se tiene contratado a un privado que nos vende garrafones de agua de relleno (nada de marcas fancy) ¡a $80 pesos cada uno!; tercero, también se paga una bodega, que no es más que un patio o cuarto techado, por la módica cantidad de $150,000 al mes.

Tercer acto: Al hacer las averiguaciones, se encuentra lo siguiente. No tenemos servicio de agua potable simplemente porque se dejó de pagar, la oficina encargada nos ofrece reactivar el servicio anual por tan solo un pago $6,000 que con descuentos queda en $4,500; es decir, que a cambio de esta última cantidad dejaremos de pedir 12 o más pipas mensuales de $2,500. Los garrafones no podemos dejar de pagarlos a 4 veces su precio porque el servicio se contrató a través de una licitación en la que sólo participó un proveedor. ¡Oh, sorpresa! El proveedor de dicha licitación es el mismo que nos vende las pipas y el mismo que nos renta la bodega y que resulta ser primo de un antiguo director.

¿Verdad que es muy fácil entender lo que sucedió aquí? Básicamente esto es lo que Raúl Olmos hace con su libro de la famosa casa gris. En resumen, el hijo de un presidente que proclama un gobierno de «austeridad republicana» renta un casa en el extranjero por algo así de $130,000 al mes; se menciona que esto se realiza a través de una inmobiliaria, pero de ser así, deberían existir registros oficiales de estos pagos en el Multiple Listings Service, un sistema utilizado por la Asociación de Agentes de Bienes Raíces de Houston. Como no hay registros significa que no hubo transacción oficial fue entre particulares, o sea entre el dueño de la propiedad y quien renta la casa, el hijo del presidente.

Por otro lado, el propietario de la mansión que cuenta con una alberca de 23 metros de longitud (y de la que se incluyen muchas fotografías en el libro) es un alto ejecutivo de una empresa gringa que se erige como uno de los mayores contratistas de PEMEX (contratos por alrededor de 151 millones de dólares). ¿Verdad que es muy fácil entender lo que sucedió aquí?

A través de los cinco capítulos de la obra, el autor relata el inicio del proceso de investigación, la obtención de pistas y la colaboración de otros profesionales en la pesquisa. También se detalla la contribución de otras figuras del periodismo en las labores de campo y en la divulgación de la información. Y es que aún con las pruebas en la cara, los registros oficiales gringos que se reproducen junto al texto, y un buen rigor periodístico, ciertas personas se atreven a defender lo indefendible: que el gobierno de cuarta es igual a todos los demás, si no es que peor.

En fin, independientemente del lado del espectro de opiniones en el que te encuentres, creo que vale la pena pensar que este tipo de publicaciones deberían de ser lecturas obligatorias previo a una temporada de elecciones en las que la manipulación del electorado a través del discurso demagógico estará «de a peso». Lectura más que recomendada el día de hoy y siempre.

Been there, read that (CCCV)

Descubrí que estaba muerto

Aut. J. P. Cuenca

Me encuentro indeciso sobre el libro del que vengo a escribir el día de hoy. No estoy seguro si lo disfruté, si me provocó un cierto nivel de estrés relacionado con la desesperación que el protagonista me hizo sentir con su actitud, si estoy de acuerdo con las premisas de lo que ahora se denomina gentrificación, si la línea difuminada entre realidad y ficción me confundió de más, si las angustias que provoca son genuinas en países latinoamericanos, no, no estoy seguro de si es alguna de estas opiniones, si no es ninguna de ellas o si son todas a la vez.

Vamos por partes, la historia, verídica o ficticia, comienza así. Un día como cualquier otro, el protagonista, que también es el autor, por un motivo nimio se tiene que presentar en lo que sería el ministerio público u oficinas de la policía. Ahí se entera que, de acuerdo a los registros del lugar, él ha fallecido hace aproximadamente tres años; sí, hay un acta de defunción en la que su nombre y datos personales coinciden totalmente en un fecha en las que él se encontraba fuera del país presentando parte de su obra literaria.

En este punto, te das cuenta de que esta premisa promete mucho para el desarrollo de la novela. Si eres latino, no te sorprenderá el hecho de que a los policías no les provoca mucha ilusión el investigar cómo es que un hombre fue declarado muerto de forma oficial y ahora se encuentra frente a ellos pidiendo una aclaración. Le aplican el «nosotros lo llamamos» para posteriormente mandarlo a su casa. Por supuesto que el escritor no se queda quieto y, tras difundir la noticia en una fiesta llena de snobs y figuras políticas corrientes buscando disfrazar su estrato social bajo una máscara cultosa, decide contratar a un investigador que le ayude a esclarecer quién es el hombre que tomó su identidad y porqué.

Como es de esperarse en el contexto político y cultural de un país como Brasil (nos encontramos en Río de Janeiro previo a los juegos olímpicos), pronto el autor recibirá amenazas por parte de fuentes desconocidas que le piden «no menearle» más al asunto. Incluso el mismo investigador le advierte de la participación de fuerzas poderosas de muy arriba.

El tema de la confusión está en que, en cierto momento, el protagonista tiene algo así como un corto circuito emocional que lo orilla a sacar los ahorros de toda su vida para irse a recluir a un edificio de renta de departamentos lujosos que nadie ocupa (o que nadie tiene dinero para poder ocupar). Ahí, el hombre decide olvidarse de todas sus responsabilidades y vive de un modo deprimente sólo alimentándose y emborrachándose, ignorando a su esposa, amistades y autoridades que le buscan; haciendo, al mismo tiempo, una reflexión y crítica de todo lo malo que se cierne sobre una ciudad que busca ocultar o disfrazar la decadencia para complacer a los turistas que la abarrotarán en los cercanos juegos olímpicos.

Convertir a la ciudad en una ciudad de turistas, expulsar al pueblo llano para embellecer y vender al mejor postor extranjero. Que no se note la pobreza, que se vea el progreso. Dentro de todo, este malabar entre imaginar en qué va a terminar esta historia y asentir a las críticas desarrolladas, provoca una arritmia en la lectura que, en lo personal, no disfruté. Se me hacía muy difícil retomar la lectura cada que sostenía el libro.

Si bien la obra trae varios premios a su espalda y el autor es reconocido como uno de los más sobresalientes en su país natal, no me terminé de convencer de su planteamiento. Pensé que me había topado con una novela negra de genial premisa, pero a la mitad de la historia ya no sabía que esperar e imaginaba un final abierto y abstracto que no resolvió dudas y que no terminó de aclarar en dónde está la división entre lo real y lo novelado. No es para nada un mal libro, pero difícilmente lo recomendaría por lo pesado que se torna en su etapa final.

Been there, read that (CCLXXVIII)

Eichmann y el Holocausto

Aut. Hannah Arendt

Con la fuerza de inercia generada por los testimonios de Svetlana, las memorias de Vasili y las curiosidades del conflicto en general, decidí meterme en un apartado más serio de la Segunda Guerra Mundial y retomé una lectura que había pellizcado desde hace tiempo pero que nunca me senté a dedicarle la atención que se merecía; su título original, Eichmann en Jerusalén.

Para entrar en contexto, Adolf Eichmann fue un funcionario nazi alemán, conocido por ser el organizador de la logística de deportación y exterminio de millones de judíos y personas consideradas indeseables para el régimen nacional socialista, convirtiéndose así en participante activo de la planificación y ejecución del Holocausto. Tras el derrumbe del Tercer Reich, se mantuvo en fuga hasta ser capturado en Argentina en 1960. Fue trasladado a Israel para ser juzgado por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en 1961. Posteriormente, declarado culpable y sentenciado a muerte, falleció ahorcado en 1962.

En el libro, Hannah Arendt, una judía alemana que huyó del régimen nazi, aborda el juicio de Eichmann desde una perspectiva única y polémica, e introduce el concepto de la «banalidad del mal», argumentando que Eichmann no era un monstruo malévolo, sino un burócrata obediente que ejecutaba órdenes sin cuestionarlas. La autora critica tanto la actitud burocrática y despersonalizada del sistema nazi como la participación activa de individuos en crímenes de gran envergadura. Y es que precisamente, el punto de partida de defensa del alemán era que él solo seguía órdenes y no tenía responsabilidad directa en las decisiones políticas.

La autora también analiza el juicio en sí mismo, cuestionando la capacidad del sistema legal para abordar la responsabilidad de individuos en crímenes de lesa humanidad. Arendt insta a la reflexión sobre la naturaleza de la obediencia, la responsabilidad personal y la moralidad en contextos extremos.

En su momento, el libro fue objeto de controversia y crítica debido a su enfoque y el rechazo que realiza de la narrativa simplificada de «mal absoluto», cuestiones con las que coincido. Por otro lado, la reproducción del discurso de cierre del acusado es soberbia y aporta mucho a los distintos matices que nos provee el libro. Lectura obligada en cuestiones relativas a ciencia política, leyes, historia y humanismo.

Been there, read that (CCLIV)

Las vidas que no contaron / ¿Cuántos mexicanos murieron realmente en la pandemia?

Aut. Laurie Ann Ximénez-Fyvie

Soy persona de números, si algo no está sustentado sobre una buena base matemática (cuando es posible), no puedo considerarlo como cierto o verdadero. Entre los dimes y diretes, entre las acusaciones que carecen de pruebas materiales y entre los múltiples niveles de cinismo que manejan tanto autoridades como informadores, es difícil encontrar textos que cuenten con todo el rigor científico al momento de juzgar una administración. Afortunadamente, el talento científico en el país sobra; y las ganas de evaluar de forma objetiva son muchas. Creo que es ese el motivo por el que adquirí la segunda parte de la obra de la Doctora Laurie Ann que, desde el primer tomo, utiliza datos concretos y reales para hacer señalamientos sobre el bien sabido mal manejo de la pandemia por parte de las autoridades mexicanas.

Vuelvo a repetir una crítica básica que hice con el primer libro: los títulos son sumamente tendenciosos y, de alguna manera, siento que no eran necesarios para llamar la atención del público objetivo. Todavía recuerdo un pequeño libro que me solicitaron leer como parte de una mis clases del doctorado cuyo título era «Los Parásitos del Poder»; en verdad, es difícil que me atraiga esa combinación de palabras pues denotan, desde antes, el tipo de contenido con el que te encontrarás. Por supuesto, así como no hay que juzgar a un libro por su portada, tal vez, y sólo tal vez, podría aplicarse el lema al título de la obra.

Como es de esperarse, Las vidas que no contaron es una continuación directa de Un daño irreparable. Mientras que el primer libro se centró en la deficiente gestión de la salud pública, las escasas fuentes de información y el irresponsable manejo de la semaforización, el nuevo libro se centra en dos temas principales: la sospechosa administración de las vacunas y el subreporte de las cifras oficiales de infectados y fallecidos por causa del coronavirus.

Lo primero se basa en este esquema que pocos cuestionaron con respecto a quiénes tuvieron prioridad al momento de recibir las primeras dosis de vacunas, la opacidad con respecto a la compra de vacunas a x o y empresa farmacéutica, y al inexistente mapeo a través del cuál se decidía en qué ciudades y en qué fechas se repartirían las campañas de vacunación. Preguntas como ¿qué hay detrás del hecho de que no se vacunase a personal médico del sector privado? ¿Cómo se escogían las ciudades que se vacunarían primero? ¿Por qué las delegaciones donde gobernaba la oposición fueron las últimas en recibir el medicamento?, entre otros cuestionamientos, surgen del raciocinio de la autora que nuevamente se apoya en colegas epidemiólogos que, por cuenta propia, analizan la falta de lógica en la repartición y aplicación.

Lo segundo, las cifras reales de fallecimientos, se evidencia a través de un indicador específico: el exceso de mortalidad, que se define como el aumento temporal de la tasa de mortalidad de una población. De este modo, si tú sabes que en el mes de enero los fallecimientos totales en una población son de, digamos, 150,000, y este comportamiento es similar en todos los meses de enero de años anteriores, y, al revisar el actual mes de enero el total de fallecimientos es 250,000, básicamente tendrás un exceso de 100,000 fallecimientos que se pueden atribuir a circunstancias extraordinarias como lo es la pandemia asociada al Covid. Es así que este comportamiento anormal en la mortalidad no se vuelve congruente cuando se observan las cifras oficiales emitidas por la Secretaría de Salud.

Como en todo, el libro tiene cuestiones debatibles; pero es ese el objetivo, provocar que el lector despierte un poco y cuestione tanto lo que dice la autora como lo que dicen las fuentes oficiales. Al final, es una cuestión de acercarse con un rigor científico y apartarse un poco el velo que generalmente nos cubre cuando de política y decisiones hablamos. Con respecto al libro anterior, éste es uno mucho más centrado en cifras y menos centrado en juicios de valor, lo que me hizo apreciarlo más que el primero. Nunca está de más revisar las fuentes y entender las dos caras de una misma moneda.

Been there, read that (CCXXXIX)

Tiempo de odio (Saga de Geralt de Rivia, Libro IV)

Aut. Andrzej Sapkowski

Les diría, «no me hagan empezar con todo lo malo que hay en la segunda temporada de The Witcher, porque no me van a parar la boca» (o las manos en este caso). Y es que, entre más leo la obra de Sapkowski, más detesto lo que los productores están haciendo en la serie. No soy un ser irrascible, entiendo que la serie es una adaptación, es decir que está basada en los libros pero el detalle está justo ahí, en que está «basada»; sin embargo, veamos el caso de Game of Thrones, nacida de la saga de Canción de hielo y fuego, en la que, sin contar las últimas dos temporadas, la historia en la pantalla no perdió la trama ni el detalle de los libros en lo más mínimo. Si bien los libros de George R. R. Martin son monstruos de más de 800 páginas y en la serie no se podrían haber incluido todas y cada una de las líneas argumentales originales, la producción de HBO honró cada página y arco argumental de los personajes principales sin sacrificar su calidad. Sí, hubo personajes que fallecieron cuando no debían (como Barristan Selmy que en el libro que sigue y que aún no se publica es un personaje protagonista) y otros que no aparecieron más (como Lady Stoneheart, también conocida como Catelyn Tully que sí sobrevive a la Boda Roja), pero nada de lo omitido afecta el desarrollo de la historia entrañable que vimos en pantalla y, lo principal, no se modificaron ni las motivaciones ni las esencias de los personajes.

Sólo por mencionar algunas quejas, diré lo siguiente (advertencia de SPOILERS): Ciri jamás le pide a ningún brujo que la conviertan a través del uso del suero; Ciri emprende un viaje con Yennefer, pero es por petición de Geralt dado que el brujo desea que ellas se mantengan en movimiento mientras él da caza a quienes las persiguen; Yennefer JAMÁS pierde su capacidad mágica y es ella quien con su magia derrota y deja con cicatrices en el rostro a Rience; Rience (el mago de fuego) nunca ataca directamente el cuartel de los brujos, Kaer Morhen, y por supuesto que Vezemir y el resto de los brujos jamás resultan heridos o muertos; Ciri no convoca monstruos de ningún tipo en ningún momento, más bien su don es el de funcionar como un oráculo; Geralt y los enanos de Yarpen Zigrin no enfrentaron soldados nilfgaardianos, por el contrario, son atacados por elfos bandoleros; finalmente, la más grande estupidez, eso de que el emperador Emhyr resulta ser el padre de Ciri, es algo que realmente se lo sacaron de lo más profundo del intestino grueso. Una verdadera pena lo que destruyeron en la serie.

Bueno, ya que lo saqué de mi sistema, procedo a seguir con mis comentarios sobre el libro. En esta ocasión, Ciri ha abandonado su entrenamiento brujeril ya que, por petición de Geralt, emprenderá un viaje al lado de Yennefer rumbo a la escuela de magia donde esta última aprendió todo lo que sabe. Es de este modo que Geralt se encargará de buscar y matar a todos aquellos que buscan a Ciri, pues ven en la chica las llaves al trono legítimo de Cintra. Mientras esto acontece alrededor de los protagonistas, nos daremos cuenta de que el tiempo de odio ha llegado: los reyes traman una guerra en contra de Nilfgaard pero lo hacen sin tener confianza en los hechiceros que combatieron en Sodden, éstos últimos a su vez, comienzan sus propias maquinaciones y terminan teniendo divisiones internas tan profundas que el caos se desata cuando el consejo se reúne y la sangre es derramada en más de una ocasión. Traiciones y alianzas se dan a diestra y siniestra. La muerte acecha por todos lados y nuestros héroes parecen estar solos y atrapados en el medio de la lucha de facciones.

Vaya que se ha puesto interesante, cada que creemos que tendremos un respiro tanto nosotros lectores como personajes, surge una nueva complicación y pareciera que nunca vamos a tener un momento feliz o romántico (aunque es obvio que sí los hay). A estas alturas ya no puedo decir que recomiendo o no el libro, si ya leíste el anterior es obvio que estarás más que clavado en la historia. Como yo, que no puedo esperar a leer la siguiente parte.

Been there, read that (CCXXVII)

La ternura del matarife

Aut. Fernando Tamariz

En esta ocasión, seré muy breve: han sido muy pocas las veces en las que al juzgar un libro por su cubierta (o por su título, para efectos prácticos) me haya llevado una mala experiencia. Lo cierto, es que, en estos tiempos, un buen diseño y una elección de título adecuada, rara vez conllevan a una mala obra. Pero ahora sí, me fallé. No es que me atreva a decir que La ternura del matarife sea un libro malo, pero definitivamente esperaba algo distinto, un poco más digerible en realidad.

Creo que una mala asociación con un excelente título como lo fue La ternura caníbal de Enrique Serna, fue el principal detonante para al adquisición del compilado de cuentos cortos de Fernando Tamariz. Si bien, en el primero, se habla de relaciones crudas y mortales, los cuentos del matarife tienen más una idea de lo psicodélico y fumado: observar cómo un avión está a punto de estrellarse con una mosca posada en la ventana a través de la cuál miramos, se vuelve el tema central de una narración que no me provoca deseos de seguir avanzando de página. Cuentos que, en general, no rebasan una extensión de más de 4 paginas, se vuelven bastante olvidables una vez que leemos el siguiente título.

Es raro que no le encuentre la belleza a todos y cada uno de los libros que leo, pero en esta ocasión no he encontrado nada qué recomendar salvo, quizás, el precio bajo por el que lo adquirí.

Been there, read that (CCXXIV)

Un daño irreparable / La criminal gestión de la pandemia en México

Aut. Laurie Ann Ximénez-Fyvie

Es muy rara la ocasión en la que leo un libro de esos que están relacionados directamente con temas políticos en términos sensacionalistas o amarillistas; sin importar si van en contra o a favor de mis posturas, considero a este tipo de obras como algo vulgar o corriente que no vale la pena revisar. Esta era la idea que tenía con respecto al libro de la Dra. Laurie Ann; sin embargo, después de toparme con un par de reseñas bastante buenas en medios que considero confiables y neutrales, decidí adquirirlo cuando lo encontré en un puestito que se coloca cada domingo en la zona de antigüedades de la ciudad.

Con todo el rigor científico que pude reunir durante estas vacaciones de Semana Santa y con el ojo crítico bien atento sumado a una actitud de neutralidad total, me sumí en esta lectura que resultó sencilla, rápida y bien documentada. Lo cierto, es que gran parte de lo que la autora describe como incongruencias y desaciertos en el manejo de la pandemia por parte del Dr. Hugo López-Gatell, son cosas que cualquier persona con tres dedos de frente ya debería saber: que la pésima actitud y desinformación con respecto al uso del cubrebocas; que el uso politizado de las vacunas (además de la cantidad insuficiente y la paupérrima logística para aplicarlas); que los miles de fallecimientos que se pudieron haber evitado; que la estrategia inexistente y la mala aplicación de un modelo Centinela que estadísticamente resultó inservible; que si es verdad que es preferible que 100 niños se contagien antes de tener que cerrar una escuela; que si, al final, todo consistía en mantener contento a Andrés Manuel… Y pues sí, todo ello está más que documentado en miles de videos y memes que circulan en las redes desde hace más de un año que la pandemia fue declarada, aunque en México nos tardamos en reaccionar y, cuando lo hicimos, lo hicimos mal.

Mencioné el rigor científico al leer, porque me aseguré de consultar más de la mitad de las 111 fuentes a las que se hace referencia a lo largo del libro y descubrí que todas eran reales. En el desarrollo del libro, se hace hincapié en una fuente personal principal y dos documentos importantes: los datos del Dr. Arturo Ederly (actuario, por cierto) que a través de cálculos y fuentes disponibles ha comprobado continuamente que la estrategia de combate al Coronavirus en México es poco menos que una farsa; la Guía Bioética para Asignación de Recursos Limitados de Medicina Crítica en Situación de Emergencia la cual, en efecto, propone que, en caso de que dos pacientes en estado crítico estén empatados en la evaluación de a quién salvar y crindarle un recurso médico limitado como el respirador mecánico, se recurra a un método aleatorio de elección, es decir, un volado para ver quién se salva (o se trata de salvar); finalmente, La Gestión de la Pandemia en México: Análisis Preliminar y Recomendaciones Urgentes, donde un equipo de profesionales, epidemiólogos, exrectores y rectores de universidades, hacen un llamado urgente a la rectificación de las poco eficiente medidas que el gobierno de AMLO ha tomado (o más bien, ha dejado de tomar) con respecto al manejo de la pandemia.

Como lo mencioné, no fue una sorpresa el encontrar tanta incogruencia y tanto sospechosismo con respecto a los motivos reales bajo los que López-Gatell ha laborado el último año; en otros países y por mucha menor cantidad e intensidad de errores, se han dado renuncias por parte de autoridades sanitarias, cosa que en este país, jamás. Defender lo indefendible en un mandatario que no da el ejemplo de las medidas que se tienen que tomar (¡usa el cubrebocas, carajo!) y poniendo el mal ejemplo yéndose a vacacionar a Oaxaca sin el acatamiento de las medidas que tanto pregona, son sólo unos cuantos ejemplos de la terrible serie de decisiones que, en efecto, le han costado la vida a más de 130,000 personas en México.

Saber que se ha promovido un Modelo Centinela con una capacidad reducida de 26,000 unidades de vigilancia a sólo 364; una regla de «quédate en casa si estás enfermo y sólo acude al hospital cuando estés grave»; una desestimación del uso del cubrebocas cuando el talón de aquiles del control está en los asintomáticos que no saben que portan el virus y realizan sus actividades cotidianas de forma normal; y el establecimiento de un semáforo cuyos colores cambian a conveniencia económica y no de los contagios, son sólo algunas medidas incorrectas e incompletas que resulta terrible descubrir.

Al final de la historia, la propia autora cuenta su historia de cómo sobrevivió al contagio de la enfermedad a pesar de ser parte de la población de más alto riesgo debido a su edad avanzada y a la esclerosis múltiple que desde hace años combate. El único día que bajó la guardia y se permitió no utilizar el cubrebocas al momento de salir en un programa de entrevistas, fue el mismo día en el que la conductora del programa la contagió. Deja en claro lo importante que es la atención temprana y el uso masivo de pruebas de detección. Si eliminamos los títulos rimbombantes y las expresiones informales que el libro contiene, nos encontramos con una excelente bitácora de todo aquello malo que su pudo haber evitado y de todo lo que pudiéndose corregir, jamás se corrigió ni se corregirá.

Been there, read that (CCXXIII)

El mito de Sísifo // Cartas a un amigo alemán

Aut. Albert Camus

De vuelta al formato físico, quedé picado la última vez que leí a Camus y, cuando encontré una versión doble de dos de sus obras más inclinadas al plano filosófico, puse ojos a la obra. Si bien la obra cumbre de Camus es El extranjero seguido de La peste, ambas de corte novelesco, El mito de Sísifo destaca como el resumen de la labor filosófica del autor argeliano. De igual manera, Cartas a un amigo alemán hace lo propio con el género epistolar y la prosa reflexiva de un escritor que se consideraba sumamente francés y que miraba con desdén la ideología nacional socialista de la Alemania de los 40’s.

Primero, entendamos el mito que da su nombre al primer libro, el de Sísifo. De acuerdo a la historia, Sísifo fue un hombre sumamente astuto que engañó a los dioses y, como castigo, éstos le quitan la vista y lo obligan a empujar una roca gigante cuesta arriba de una montaña, sólo para que una vez llegada a la cima, la roca se precipitase hace abajo para que el hombre tuviese que empujarla nuevamente, una y otra vez, eternamente. Camus utiliza este mito como una metáfora de la inutilidad de todo cuanto hacemos en nuestras vidas pues éstas son insignificantes. De esta manera, el verdadero problema filosófico que se plantea es el suicidio como única alternativa a la futilidad de la existencia, ¿existe otra?

En segundo lugar, Cartas a un amigo alemán se compone de una serie de cuatro misivas escritas entre julio de 1943 y julio de 1944, en ellas, Camus entabla correspondencia con un amigo alemán al que hace reflexionar sobre las motivaciones y los fines supremos que cada uno persigue: Camus como parte de la resistencia de una Francia ocupada y el alemán como representante de los ideales nazis y el nacionalismo extremo. A través de una comparación entre lo que ambas contrapartes entienden por amor a la patria, el autor busca demostrar que la justica está del lado de los que han sufrido y que no han claudicado en resistir el embate de la tiranía y el absolutismo.

Es sumamente útil entender que cuando Camus habla de «nosotros» se refiere a todos los países europeos libres que se enfrentan a Alemania, y cuando habla de «ustedes» se refiere específicamente a lo nazis. Seré sincero, mucho de lo que se puede entender entre líneas en las cartas, tiene que ver con el hecho de que la participación de Estados Unidos en la guerra ya es un hecho, así como la retirada nazi en el este; de este modo, se siente sumamente forzado el tema de la esperanza que no ha muerto y la afirmación reiterada del «ustedes van a perder». Me atrevo a decir que parecen los reproches del niño pequeño al que han golpeado y que ahora que vienen con sus hermanos mayores, se burla del que lo golpeó cuando ya lo superan de 30 a 1. Lo que es.

Aún con todas estas quejas de mi parte, es muy bonito el discurso esperanzador y el enaltecimiento del amor al país que no se atreve a pisotear la libertad de los demás. Sí, muy muy bonito, pero nada más. Disfruté más la reflexión del mito de Sísifo que la prosa epistolar del argelino. En fin, valen la pena ambas obras pero las cartas preferiría descargarlas en PDF.

Las bellas acciones

[…] el cronista está más bien tentado a creer que dando demasiada importancia a las bellas acciones, se tributa un homenaje indirecto y poderoso al mal. Pues se da a entender de ese modo que las bellas acciones sólo tienen tanto valor porque son escasas y que la maldad y la indiferencia son motores mucho más frecuentes en los actos de los hombres. Esta es una idea que el cronista no comparte. El mal que existe en el mundo proviene casi siempre de la ignorancia, y la buena voluntad sin clarividencia puede ocasionar tantos desastres como la maldad. Los hombres son más bien buenos que malos y, a decir verdad, no es esta la cuestión. Sólo que ignoran, más o menos, y a esto se le llama virtud o vicio, ya que el vicio más desesperado es el vicio de la ignorancia que cree saberlo todo y se autoriza entonces a matar. El alma del que mata es ciega y no hay verdadera bondad ni verdadero amor sin toda la clarividencia posible.

– Albert Camus en La peste.
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