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Posts Tagged ‘Cómics’

Ojo de halcón

No soy perfecto.

Soy sólo un hombre. No puedo salvarlos a todos, apenas y me puedo salvar a mí mismo.

Pero, ¿eso significa que debería rendirme? Por supuesto que no.

– Clint Barton (Hawkeye, 2015)

Been there, read that (CCIX)

9 octubre 2020 2 comentarios

Yo soy el Araña

Aut. Carlos René Padilla

Después de Lady Masacre, me quedé con muchas ganas de seguir en el mundo de la novela negra, sobre todo, porque me quedé con la idea de que la historia de Frank Molina transcurría en alguna capital mexicana cuando en realidad acontecía en Bogotá. Nuevamente, una recomendación en Instagram hizo que me enfocara en conseguir un libro cuya portada y sinopsis me provocaron una gran curiosidad.

Lo que es todavía más curioso es el hecho de que, a través de casi 3 meses, visité varias librerías en las que Yo soy el Araña estaba agotado y en aquella en que sí había existencias, extrañamente no lo pudieron encontrar en las estanterías donde debía estar. Fue hasta la tercera visita a la misma librería, que uno de los encargados dio con la obra de Carlos René. Eso fue apenas hace tres días, para lo que me duró.

Nos olvidaremos ya de Frank Molina y ahora seguiremos los pasos de Pedro Pérez, agente de la policía estatal en algún estado del norte de México. Pedro es un agente honesto, por increíble que parezca, y lleva una vida sencilla al lado de su María Juana, mujer pelirroja que tuvo que escapar de Estados Unidos luego de que su padre alcoholizado golpeara e involuntariamente asesinara a un policía gringo. Pedro no ha pasado de ser el mandadero de la agencia y aunque se frustra por no tener un mejor sueldo, encuentra siempre consuelo y reflexión en su veterano amigo de la agencia a quien apodan «el Tío Ben». ¿Podrás darte cuenta de qué va la historia?

Pedro también es fanático de los cómics, los colecciona desde que tiene uso de razón y entre sus pertenencias, se halla un disfraz completo del Hombre Araña. Todo transcurre de forma normal hasta que, un día, el protagonista tiene un accidente que lo deja en estado de inconsciencia; al despertar, Pedro encuentra entre sus pertenencias el disfraz y, en su mente, todo está claro, ¡él es el Hombre Araña! Ahora debe rescatar a su María Juana que ha sido secuestrada por el Rey, un diputado chueco, y sus compinches, Buitre, Camaleón, Duende y Lagarto.

Sin duda, esta historia fue escrita por un fanático de los cómics pues, aunque no existen los superpoderes, las características de cada personaje se ajustan muy bien a sus apodos. Es fácil imaginar a un sicario calvo lleno de arrugas como el Buitre o al comandante de la policía estatal, Rino, como un sujeto corpulento de piel gruesa. Del mismo modo, las referencias a la cultura pop y a lo que sería la banda sonora de esta «película», son muy de quienes nacimos a finales de los setenta y durante los 80.

Yo soy el Araña es un magnífico ejemplar de la novela negra mexicana: es entretenida, tiene mucho humor negro, retrata una realidad sociopolítica que, lejos de entretener, debería preocupar. Las situaciones son sumamente mexicanas. Este es otro libro para una sola sentada.

Valor

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Si evitamos la batalla porque hay poca esperanza de victoria, ¿dónde estaría entonces el valor?

Que sea la meta lo que nos motive, no las probabilidades.

– Norrin Radd (Silver Surfer Black, 2019)

14 de febrero (2020)

Hola, ¿Dios?

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Hola, ¿Dios? Soy Peter Parker, ¿puedo pedirte un favor? Sé que he sido tu juguete personal los últimos años, pero, ¿podemos no volverme a hacer eso por un tiempo? No por mucho, sé que las probabilidades de eso son prácticamente nulas… pero sólo por un rato. Digamos… ¿cincuenta o sesenta años? Es decir, eso no es mucho en términos tuyos, ¿correcto? Sólo bromeo, Dios… sólo bromeo. Pero apuesto a que eso ya lo sabías, ¿o no?

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Los últimos 4 meses de mi vida…

3 noviembre 2019 2 comentarios

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…y ya estoy de pie una vez más, listo para la siguiente ronda de madrazos que la vida me quiera mandar.

Inevitable

29 septiembre 2019 Deja un comentario

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Vivimos en tiempos problemáticos. El mundo se agita con inquietud, obstruido con la expansión de la vida. Pedimos por un salvador.

¿Hemos dicho «salvador»?

Mejor dicho un Titán. Nos referimos a ese conquistador del cosmos, asesino de trillones, salvador de trillones más, padre, amante no correspondido, el tipo de la barbilla, el acosador de la Muerte, nuestro viejo amigo Thanos. Cada vez que el universo se acerca demasiado a su propia destrucción, ahí está él, sea que lo queramos o no. Él ve lo que nosotros nos rehusamos a ver, y, aunque no nos guste, él no tiene miedo de actuar.

Todos podríamos tener dentro un poquito de Thanos en este momento.

Pero Thanos es un tipo malo, ¿no es así? Un sociópata extraterrestre sin remordimiento en lo que respecta a cosas de poca importancia como sería, según él, ¿asesinar planetas enteros? Claro que es así. Pero a diferencia de otros déspotas, tanto ficticios, como los que son muy reales, Thanos siempre está dispuesto a admitir sus propios errores. Él aprende. Él recalcula. Él cambia. Él es ese tipo raro para quien, el poder absoluto, de hecho, no se vuelve absolutamente corrupto, sino que se convierte, en todo caso, en algo mejor.

El universo es un enigma, y Thanos, por más que lo intente, no descansará hasta desenmascararlo. ¿Obsesivo? Sí. ¿Demente? Muy posiblemente. Pero ¿Maligno? Por favor. Thanos está más allá de sus etiquetas. Él es amoral, no inmoral, y eso es lo que lo hace interesante. Cuando los aspectos éticos se ven claramente reducidos a que los héroes son justos y los villanos corruptos, lo único que queda por ver es como se golpearán los unos a otros. Aburrido. Pero cuando esa línea se vuelve borrosa, cuando los héroes se quiebran, y cuando los villanos poseen la cierta e incuestionable verdad, allí es cuando la fascinación surge. Allí yace el encanto tentador e ilícito de Thanos. Por mucho que te duela, debes admitirlo… Él podría estar en lo cierto.

Así que, en esta era de inquietud, cuando la realidad se pone patas para arriba, cuando la absoluta verdad se ha vuelto una mera opinión, cuando los devaríos de los dementes ahogan los gritos de los cuerdos, podrías darte la oportunidad de dejarte guiar por esta inteligencia cósmica hasta lo profundo de un viaje espacial psicodélico, lejos de esta bomba de tiempo de planeta al que llamamos hogar. Sí, quizás nuestro destino ya esté decidido y no por un albedrío al azar. Nosotros lo llamaríamos un paso más hacia la cordura. Ahora, más que nunca, necesitamos enfocarnos, abrir bien los ojos para poder ver a través de la niebla. Necesitamos una mano firme sobre el timón. Aunque esta mano sea púrpura.

Been there, read that (CLXVIII)

Los románticos pendejos

Aut. Roberto Iván González Vázquez

9786073182225De alguna manera, hay libros que llegan a nosotros en el momento adecuado (o en el menos adecuado, según lo miremos). Tras una racha de malas semanas, nos encontramos en ese gran punto de inflexión en nuestras vidas; debemos decidir sobre lo que queremos conservar y lo que queremos dejar ir de un ciclo que comienza a cerrarse de forma estrepitosa. En mi caso, sé qué (o a quién) no estoy dispuesto a perder cuando todo lo demás parece irse sin remedio, llámese trabajo, amistades, becas, qué se yo. Observamos cómo todo se ha ido y cómo no hemos podido ni meter las manos, pero estamos dispuestos a ir al mismo infierno para no perder a quien amamos. En resumen, estamos pendejos.

Bajo dichas circunstancias me encuentro: sin trabajo, sin dinero, lejos de las personas que me hacían sonreír cada día con sus ocurrencias, incomunicado de la mujer de mi vida. Mientras araño todo lo que puedo para salvarme del agujero en el que mi cuerpo se hunde, tengo pláticas y reuniones por aquí y por allá con autoridades dispuestas a darme una segunda oportunidad. Que si deseo esa oportunidad es irrelevante, lo que necesito son pequeños escalones que me permitan recuperarme para así poder recuperar aquello que más importa en mi existencia. Una de esas autoridades me pregunta si me gustan los cómics y me regala un par de boletos para un festival del tema en la universidad.

Y ahí estoy,  en el tipo de eventos que disfruto tanto. Apenas atravieso la entrada y en el primer stand me encuentro con una imagen del personaje que me recuerda a mi inSecta y, por supuesto, lo compro. Uno de mis mejores amigos me regala un Thanos con lucecitas y mientras espero a que otros amigos pasen a saludar a una de sus dibujantes favoritas, en una mesita me encuentro al autor de Los románticos pendejos ofreciendo su obra. ¿Cómo no identificarme con tan explícito título? De inmediato saco el poco dinero que tengo y lo cuento para saber si me alcanza, apenas y rebaso por 11 pesos el precio de venta al público por lo que le solicito a Roberto que me dedique uno de sus libros.

Grata fue mi sorpresa cuando no sólo dedicó el libro sino que incluyó una viñeta hecha al momento. Capturo sus trazos con la cámara de mi celular, le recuerdo que mi nombre no lleva acento y recibo de sus manos esa pequeña joya que tardé sólo una noche en leer. Después de todo, es difícil reseñar un libro de viñetas y por eso comparto mejor el contexto que me rodeó al adquirirlo.

Y sin embargo, la obra de Roberto resulta sumamente atractiva en su ejecución, las viñetas transmiten de una muy adecuada forma el mensaje principal: el amor es al mismo tiempo dulce y amargo; las apariencias iniciales, son sustituidas por hábitos y manías que pueden ser tanto agradables como exasperantes; quienes un día se juran amor eterno, terminarán buscando cualquier pretexto para separarse; y, por supuesto, hay quienes viven el recíproco de lo mencionado. Así es Los románticos pendejos, como el amor mismo, bello pero terrible a la vez.

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Endgame: Recordar quién eres

Ya tiene poco más de un mes desde que se estrenó la bomba mediática de Disney/Marvel, Avengers: Endgame. El efecto fue inmenso: personas abarrotando las salas de cine, boletos para el estreno agotados, un terror generalizado por spoilers y la eterna batalla entre fanboys, niños rata y fanáticos ocasionales. En su momento, era demasiado «mainstream» hacer cualquier comentario en torno a la película; la competencia estaba en demostrar quién era verdadero fanático y quién se sabía todas las líneas argumentales pues los cómics las habían detallado desde hacía un par de años.

Mirar esa película resultó una verdadera culminación de todo un ciclo. Pero no hablo de un ciclo de películas, sino de un ciclo de mi vida. Toda mi vida crecí al lado de estos personajes: el Hombre Araña, el Capitán América, Thor, Wolverine, Punisher, Thanos, etc., con cada uno he identificado una parte de mi crecimiento y desarrollo personal. Sé que suena demasiado básico, pero es la verdad y me arriesgo a ser etiquetado junto con ella.

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La película me hizo reír, me hizo angustiarme, me arrancó demasiadas lágrimas e hizo que mi corazón se detuviera y acelerara en más de una ocasión. Mirar al Capitán levantar a Mjolnir, presenciar el encuentro de Tony con su padre del que nunca se pudo despedir, el sacrificio de Natasha, entre otros momentos, son de esas cosas simples que me dejaron sin aliento. Son esas cosas simples de las que no todos aprender a disfrutar.

Hace un par de horas fui al cine a ver la película una segunda ocasión, justo antes de que desaparezca de cartelera. Lo cierto, es que aunque no deseaba perder la oportunidad de verla en pantalla grande una vez más, me costó trabajo asistir a mirarla pues tenía la ferviente ilusión de hacerlo al lado de inSecta. Teníamos ese plan justo antes de que las circunstancias nos golpearan nuevamente y tuviésemos que guardar distancia el uno del otro una vez más. Me ganó el deseo aunque no pasó un sólo segundo en el que no deseé que la persona a mi lado fuera ella, a la que me refiero como la mujer de mi vida.

En fin, quería compartir un par de reflexiones sobre lo mucho que esta película significa en mi vida y cómo ciertas situaciones aleatorias parecen más representativas en mi existencia de lo que cualquiera podría creer.

Thor, aún digno

La primera vez que vi al Thor de Endgame (5 años después), mi reacción fue de risa total, no paraba de decirle a mi bro, «no chingues con el Thor totalmente tirado al carajo!», repetí la frase un par de veces, seguí riendo y la broma de mi círculo cercano era que el asgardiano era mi retrato en un futuro si mi lucha por estar al lado de inSecta fracasaba. En algún punto, ella misma hizo el comentario. En algún punto, me he estado transformando en él.

Hoy que lo vi de nuevo, me di cuenta de lo profundamente triste que es la situación de Odinson: perdió poco a poco a cada miembro de su familia, perdió a la mitad de su pueblo que ya de por sí se encontraba al borde de la extinción. Y no importó ser digno, no importó descubrir su fuerza interna, no importó soportar el poder de una estrella directamente en su cuerpo, al final, no logró salvar a quienes más amaba. Descuidó su cuerpo e ignoró toda responsabilidad.  Hasta que viajó al pasado y recibió la lección más valiosa de parte de su madre, Frigga. Tenemos que dejar de fracasar en lo más fundamental, ser nosotros mismos. Entonces extiende su mano y Mjolnir se acerca, aún es digno. Ser digno no evita estar en un agujero de depresión ni evita que nos consideremos un fracaso cuando no lo somos.

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Después de tanta lucha, por momentos siento que me convierto en ese Thor, me siento indigno aunque no lo sea, siento que no puedo dejar de fracasar en mis intentos por obtener la oportunidad que tanto añoro con mi chica. Y sí, he aumentado de peso y me encuentro fuera de forma. Es sumamente triste ver a un héroe roto y por eso, sabiendo que para algunas personas soy una motivación y hasta un «héroe», evito mostrar que mi corazón flaquea y que por momentos se siente totalmente derrotado por circunstancias sobre las que no tengo control.

La película se estrenó a las 00:00 hrs. del día viernes, 26 de abril, aunque siendo justos, prácticamente era la noche de jueves para todos nosotros. Fue la noche del mismo jueves en que inSecta conoció a mi madre; recuerdo estar sentado en una mesa de un Italian Coffee observando una escena en la que mi mamá y la chica de mis sueños intercambiaban algunos comentarios y otras cuantas sonrisas más. Era precisamente esa imagen de Thor observando el momento en que su chica, Jane Foster, y su madre platicaban y reían juntas tras haberse conocido.

Black Widow, «ella lo sabe»

Natasha se sacrifica para que Clint pueda obtener la gema del alma y con ésta, la oportunidad de revivir a todos aquellos que perecieron debido a las acciones del titán. Durante el funeral de Tony, Bruce Banner se pregunta si de alguna manera Natasha sabría que su sacrificio no fue en vano y que al final triunfaron. Alguien le dice, «ella lo sabe», y entonces Bruce recibe la paz que tanto necesitaba.

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Un día antes del estreno, inSecta y yo nos dirigíamos al tercer piso del hospital para visitar a una de mis alumnas que luchaba por mantenerse con vida ante el enemigo silencioso del cáncer. Justo antes de subir a verla, ella falleció. Lloramos mucho ese día. Tiempo después, hace casi dos semanas, me tocó subir calificaciones finales y cuando el sistema de la universidad me solicitó la calificación de mi alumna, le puse un 10. Días después le comenté a inSecta sobre la calificación de Adriana, ese era su nombre, y le decía que me sentía triste porque Adri no pudo ver su calificación. InSecta me dijo, «ella lo sabe».

Iron Man, «siempre se trató de ti»

Tony piensa en Pepper, no deja de pensar en ella cada vez que se encuentra en una situación de la que podría no salir con vida: cuando carga el misil que impactaría en Nueva York, cuando aborda la nave de Ebony Maw, cuando se acerca el día en que su cuerpo no aguantará más andar vagando  por el espacio. Tony no desea arriesgarse a perder a la familia que ha formado al lado de Potts y aún así le debe a Peter Parker realizar un último intento de salvarlos a todos. Y lo logra, el único futuro de entre catorce millones en el que le ganaban a Thanos, era aquel en el que Tony sacrificaba su vida para salvar a la humanidad. Tony chasquea sus dedos y el ejército del Titán Loco se va. Tony está muriendo pero de alguna manera, es hasta que Pepper le dice «estaremos bien», que él por fin puede descansar.

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No hay un sólo momento en el que no piense en inSecta, cada decisión importante que tomo en mi vida desde hace dos años, conlleva una serie de suposiciones y probabilidades entre las que siempre se encuentra ella. Cada que pasa algo importante, busco alguna manera de que se entere ya sea de forma directa o indirecta. Hace unos días mi coche empezó a mostrar una falla con el sistema de la batería. Es algo sencillo pero que no puedo reparar por mí mismo. Por el momento, la solución consiste en simplemente mover el cable de uno de los polos. InSecta me regañó y me dijo que uno de estos días con lluvia voy a terminar electrocutándome, a lo que le he respondido que mientras tenga algo pendiente con ella, jamás moriré. Siempre se ha tratado sólo de ella.

Capitán América, el baile pendiente

Antes de quedar congelado durante 70 años, Steve Rogers le prometió a Peggy Carter que tendrían una cita en la que bailarían aunque él no supiera hacerlo. Cuando Rogers despierta, Peggy se ha ido para siempre, llegó demasiado tarde a la cita. Steve carga siempre el retrato de Peggy. Durante Endgame, el Capitán viaja al pasado sólo para mirarla a ella momentáneamente a través de un cristal. La mujer de su vida parece siempre tan distante. Una vez que triunfan sobre Thanos, el Capitán se hace cargo de devolver las gemas del infinito a los puntos del tiempo de donde las extrajeron, sólo que él jamás regresa al presente, decide llegar a tiempo a la cita que nunca sucedió. La escena final de la película nos muestra a Steve y Peggy teniendo por fin ese baile que el Cap durante tantos años esperó. Técnicamente, desde que fue descongelado, Steve tuvo que esperar 7 años para poder estar al lado de su chica, pero lo logró.

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No hay nada en este mundo que disfrute más que bailar con inSecta. Soy malísimo bailando, totalmente terrible, pero a ella no parece importarle cuando llegamos a coincidir en una «pista de baile». En nuestra primera «cita» bailamos un poco, después tuve que esperar más de un año para volver a bailar con ella en una fiesta de graduación; días antes a su cumpleaños, en una fiesta casera en el departamento de uno de sus amigos, mientras el resto de personas parecían ya estar muy borrachas, puse una canción y la invité a bailar en la pequeña sala del lugar; por último, en su fiesta de cumpleaños bailamos un par de piezas más. Son realmente contadas las ocasiones en que lo hemos hecho, pero han sido esos momentos en los que el mundo dejó de existir y sólo eramos ella y yo. Sigo soñando que bailo con ella como si fuera la primera vez. Solía cargar una de sus fotos en mi cartera y observarla antes de enfrentar cualquier tipo de reto, ahora prefiero traerla de fondo de pantalla en mi celular. Sueño que el final de Endgame será muy similar al de nuestra historia y que bailaremos lentamente una de nuestras canciones en nuestra propia casa y que tendremos la más bella de las vidas en pareja. Llevo esperándola dos años, ¿qué son cinco más?

Thanos, lo inevitable

Tal vez haga falta que, como el Cap, llegue al punto en el que sea tan digno que pueda cargar a Mjolnir, que sea capaz de levantarme cuando todo parezca perdido. Que aún con el cuerpo y el escudo rotos y con un ejército frente a mí, tenga la capacidad de encarar al peligro. Sin duda, Thanos y el Capitán luchando son como las dos partes de mí enfrentándose día a día. Aunque me identifique tanto con el personaje del titán, lo cierto es que el Cap, de entre todos los héroes, ocupa un lugar muy especial en mi corazón; aspiro a ser como el Capitán América, justo, noble, desinteresado, líder, inspirador, valiente, que sin ser el más poderoso no deje de ser el que todos voltean a ver cuando necesitan una figura que los guíe. Lo anterior, alguna vez se lo dije a inSecta y ella me respondió, «ya eres como él».

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Por otro lado, el titán. Inteligente, fuerte, despiadado, centrado, temible, incontenible; representa todo lo que soy cuando me olvido de lo que siente mi corazón. En el fondo, Thanos, el verdadero, no el de la película, resulta ser más complejo de lo que aparenta. Al final, es sólo un personaje que se motiva a sí mismo por amor, por el amor que pareciera que jamás encontrará y que cada que parece que lo alcanza, lo hace para perderlo una vez más. Thanos rebasa al poder de las gemas en realidad, no las necesita, sólo son un medio más veloz de cumplir lo que por su propia cuenta puede hacer.

Y aquí estoy preguntándome si en verdad puedo llegar a ser como el Capitán América, o si debo sucumbir ante aquello que siempre he sido, un titán loco solitario que sueña despierto en lograr lo que no le costaría hacer si tan sólo se prestara un poco de atención.

(inSecta, si estás leyendo esto, estoy seguro de que la veremos juntos algún día, compraré la versión extendida, estaremos en un sillón muy cómodo, descansarás tus piernas sobre las mías, tendremos un par de botellas de lambrusco barato y te reirás sintiendo profunda ternura cuando me veas llorar por admirar la escena en la que todos los Avengers se reúnen para combatir al ejército de Thanos. Y será perfecto porque todo lo ordinario se vuelve extraordinario cuando estamos juntos)

Thanos se aparece en el tiempo actual y sabe que los Vengadores lo habrán de confrontar, por lo que tras dar órdenes a sus subordinados, se sienta a esperar. Probablemente me encuentre en ese mismo momento de mi vida. Las cartas ya se han jugado y ahora sólo resta esperar.

¿Qué haría el Hombre Araña?

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