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Archive for marzo 2022

Been there, read that (CCXLV)

Bautismo de fuego (Saga de Geralt de Rivia, Libro V)

Aut. Andrzej Sapkowski

No he podido parar de leer la saga del brujo, ahora que me he quitado la distracción de estar esperando nuevas temporadas de la serie de Netflix con sus inmensos horrores argumentales, he disfrutado cada página de la obra de Sapkowski y he entrado a esa etapa en la que ríes, lloras, te alegras o te entristeces junto con los personajes que comienzan a formar parte de tu día a día como lector.

El tiempo de odio se ha terminado, un brujo protagonista vapuleado se recupera en lo profundo del bosque con ayuda de las dríadas. Tras semanas de pasar en un estado de hibernación, Geralt recibe noticias del mundo exterior gracias a Milva, una cazadora que se encarga de apoyar elfos heridos por la guerra, que le comparte el rumor de que el emperador nilfgardiano, Emhyr, se casará con la princesa Cirilla de Cintra. Tras escuchar el rumor, nuestro parcialmente recuperado héroe decide partir en dirección del frente de guerra para dirigirse a la capital del enemigo y evitar a toda costa la boda.

Geralt no escuchará razones y arrastrará a Jaskier y a la misma Milva en una peligrosa expedición a la que pronto se unirán una par de nuevos e improbables aliados: un vampiro experto en medicina herbolaria y un soldado nilfgardiano arrepentido. Y es que esta entrega de la saga se centrará en las aventuras del grupo de amigos y de cómo un montón de personas tan diferentes entabla una bella relación de amistad y lealtad. Poco se hablará de Ciri y de Yennefer, sólo lo suficiente para no tener a los lectores en suspenso.

Precisamente, el quinto libro de la saga estará enfocado en la expiación de las culpas que cada miembro de la expedición busca purgar a través de un bautismo de fuego, ese fuego que uno debe atravesar para ser purificado. Cada uno de los héroes tendrá que enfrentar a sus demonios y sobrevivir a las dificultades mismas de la arrogancia y egoísmo del líder que dejará de razonar y tomará decisiones arriesgadas con tal de salvar a la niña a la que el destino le ató.

La obra se siente como una clásica historia de aventuras de un grupo de amigos que comparten un objetivo común en el medio de una cruenta guerra. Habrá momentos atemorizantes, pero también los habrá de risa y compasión. Sin duda, mi parte favorita es aquella en la que Geralt termina en el medio de una confrontación entre ejércitos y toma la parte del líder de los que van perdiendo y los inspira para ganar una batalla decisiva, tras lo cual será nombrado caballero. Mientras tanto, Ciri le ha agarrado el gusto a la vida de crimen que lleva junto a Los Ratas y Yennefer despertará de una prisión física en la que fue encerrada durante los acontecimientos de la guerra civil entre hechiceros, para ser invitada a formar parte de una nueva asociación mágica.

Sin duda, Bautismo de fuego se ha convertido en mi libro favorito de la saga hasta el momento. Ya sólo vamos por dos para terminar esta magnífica historia. La sigo recomendando para quienes nos decepcionamos de los finales de las series basadas en este tipo de libros.

De Rivia

[…]

—Nos damos cuenta. —Cahir afirmó con la cabeza—. En una palabra, en estos terrenos están actuando los partisanos norteños. Algún destacamento, seguro que formado de los restos de los ejércitos de Lyria y de Rivia, que fueron deshechos a mitad de julio en Aldersberg. Oí hablar de esa batalla cuando estaba con los Ardillas.

—Considero que la noticia es consoladora —afirmó Jaskier, orgulloso de haber sido capaz de descifrar el enigma de los maquis—. Incluso si los campesinos confundieron los escudos, no se trata de los ejércitos temerios. Y no pienso que hasta los maquis rivios haya llegado la noticia de dos espías que no hace mucho escaparon enigmáticamente de los cadalsos del mariscal Vissegerd. Si nos tropezáramos con esos partisanos, tenemos una posibilidad de escaquearnos.

—Podemos contar con ello —dijo Geralt, mientras intentaba tranquilizar a Sardinilla, que estaba retozando—. Pero, si he de ser sincero, preferiría no tropezarme con ellos.

—Al fin y al cabo, se trata de tus compatriotas, brujo —dijo Regis—. Pues a ti te llaman Geralt de Rivia.

—Un error —respondió con fría voz—. Yo mismo me llamo así para que sea más bonito. Un nombre con tal añadido produce confianza a mis clientes.

—Lo comprendo. —El vampiro sonrió—. Sin embargo, ¿por qué escogiste el nombre de Rivia?

—Lo jugué a unos palitos que tenían diversos nombres muy sonoros. Mi preceptor brujeril me sugirió este método. No de primeras. Sólo cuando me empeñé en tomar el nombre de Geralt Roger Eryk du Haute-Bellegarde. Vesemir lo consideró ridículo, pretencioso y cretino. Y resulta que tenía razón.

[…]

Y sucedió así que un brujo y un nilfgaardiano aliado suyo gritaron salvajemente, hicieron un molinete con la espada y saltaron sin pensárselo, dos camaradas, dos amigos y compañeros, a la lucha contra un enemigo común, a una lucha desigual. Y aquello fue su bautismo de fuego. Un bautismo de fuego en la lucha común, la rabia, la locura y la muerte. Iban a la muerte, ellos, los dos camaradas. Así lo pensaban. No podían sin embargo saber que no iban a morir aquel día, en aquel mismo puente que cruzaba el río Yaruga. No sabían que a ambos les estaba destinada otra muerte. En otro lugar y en otro tiempo.

[…]

—La reina Meve —aclaró con énfasis el de la capa morada— luchó en primera línea, como un valiente, como un caballero, enfrentándose a las muy superiores fuerzas de Nilfgaard. ¡Esa herida duele, pero no desfigura! Y vos nos habéis salvado a ella y a nuestro ejército. Cuando algunos traidores se hicieron con el transbordador y lo raptaron, este puente se convirtió en nuestra única salvación. Y vos lo defendisteis como un héroe.

—Zéjalo, Ozo. ¿Cómo ze llamaz, héroe?

—¿Yo?

—Pues claro que vos. —El caballero morado le miró con ojos amenazadores —. ¿Qué os pasa? ¿Estáis herido? ¿Contusionado? ¿Os hirieron en la cabeza?

—No. —¡Entonces contestad cuando os pregunta la reina! ¡Veis pues que está herida en la boca, que le es difícil hablar!

—Zéjalo, Ozo. El morado se inclinó y miró a Geralt. —¿Vuestro nombre?

Qué más da, pensó. Estoy harto de todo esto. No voy a mentir.

—Geralt.

—¿Geralt de dónde?

—De ningún lado.

—¿No eztáiz nombzado caballezo? —Meve adornó otra vez la arena junto a sus pies con un rojo escupitajo de saliva mezclada con sangre.

—¿Cómo? No, no soy caballero. Vuestra majestad real.

Meve sacó la espada. —Azzodíllate. Escuchaba, todavía sin poder creer en lo que estaba pasando. Seguía pensando en Milva, y en el camino que había elegido para ella, por miedo a atravesar el pantano de Ysgith. La reina se volvió al morado. —Tu dizaz la zórmula. Yo no tengo dienzez.

—Por valentía sin igual en la lucha por una causa justa —recitó con énfasis el morado—, por dar ejemplo de virtud, honor y lealtad a la corona, y o, Meve, por la gracia de los dioses reina de Lyria y Rivia, por mi poder, derecho y privilegio te nombro caballero. Sirve con lealtad. Acepta este espaldarazo, uno que no ha de doler.

Geralt sintió en el hombro el golpe de la hoja. Miró a los ojos verde claro de la reina. Meve escupió una rojez densa, se colocó el pañuelo en el rostro, le murmuró desde detrás de las puntillas. El morado se acercó a la monarca, susurró. El brujo escuchó las palabras «predicado» , «rombos rivios», «estandarte» y « homenaje» .

—Ziezto. —Meve asintió. Hablaba cada vez más claro, dominaba el dolor, empujaba la lengua por el hueco de los dientes rotos—. Mantuvizte el puente junto con loz zoldadoz de Rivia, valiente Geralt de ningún lado. Zalió azí, ja, ja. Pues a mí me zalió el concederte ezte predicado: Geralt de Rivia, ja, ja.

—Inclinaos, señor caballero —dijo el morado.

El caballero Geralt de Rivia hizo una profunda reverencia, para que la reina Meve, su soberana, no distinguiera la sonrisa, la amarga sonrisa que no era capaz de dominar.

– Andrzej Sapkowski en Bautismo de Fuego

Been there, read that (CCXLIV)

Tres novelas cortas: Noches blancas, Novela en nueve cartas, El sueño del príncipe

Aut. Fiódor Dostoievski

Después de leer Morfina, me quedé con ganas de más ambientes fríos e inhóspitos de esos que sólo la literatura rusa describe con tanta perfección. Lo cierto es que leer a Bulgakov o a Dostoievski me hace sentir frío, ahora agréguenle que la lectura la realizan en mi natal Orizaba con clima húmedo y neblina hasta el suelo… delicia. Ahora bien, después de Bulgákov y antes del actual, me aventé unas historias cortas de Vargas Llosa que resultaron ser de sus primeros textos. Coincidencia es que ahora escribo sobre tres novelas cortas que resultaron ser también de los primeros textos de Fiódor.

Primero, Noches blancas, escrita en 1847, en la época inmediata anterior a la condena a muerte del escritor (que después sería condonada), es una novela romanticona que narra una de esas situaciones en las que todos nos hemos encontrado alguna vez: el observar al ser amado ser destruido por aquella otra persona que pareciera no corresponder su amor, sentir que hay la esperanza de recoger los pedazos, para terminar ayudando a esa misma persona y ver cómo vuela de vuelta a los brazos del rival. Todo lo anterior, debajo de una tormenta de nieve y rodeados de una pobreza incipiente.

Segundo, Novela en nueve cartas, que describe a través de las cartas entre dos hombres la intención que tienen de estafar a un tercero. Lo que estos hombres no saben es que ese tercero resulta ser más listo y que los ha suplantado en los escritos que cada uno recibe del otro.

Finalmente, El sueño del príncipe, un verdadero sitcom de la época en que el texto fue escrito donde una mujer de sociedad intenta que su hija, la solterona del pueblo, se comprometa con «el príncipe», un viejito adinerado que gusta de sustituir múltiples partes de su cuerpo con prótesis y esconderlas dentro de capas y capas de maquillaje y cabello postizo. Sobra decir que el príncipe no está nada bien de su cabeza y pronto es objetivo de las calumnias de un pseudosobrino que, siendo pretendiente de la hija antes mencionada, trata de menguar los planes de la alta señora convenciendo a su pariente de que la pedida de mano (que realizó bajo los efectos del alcohol) no ha sido más que un sueño. Siendo honesto, se vuelve bastante divertida la situación a pesar de momentos sumamente tristes que dan forma a la personalidad y estado marital de la mujer a la que desean casar.

En efecto, al igual que en el libro de Vargas Llosa, se nota la experimentación y la búsqueda de un estilo por parte del escritor. El sueño del príncipe, por ejemplo, tiene etapas en las que se nota el deseo de construir la novela como una obra de teatro, lo cual se entiende por la necesidad económica de Dostoievski y su deseo de vender el texto de forma rápida. Confieso que no son textos tan fáciles de leer en términos de ligereza puesto que, aunque mis descripciones suenan sencillas, la pluma de Fiódor puede ser sumamente pesada.