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Posts Tagged ‘Historia’

Been there, read that (CCCXXIII)

Vienen de noche, Estudio sobre las brujas y la otredad

Aut. Julia Carreras

Uno de los motivos por los que mis lecturas previas comenzaron con El mito del hombre lobo para seguir con Macario, era que las fechas en que los leí coincidían con la temporada de octubre y noviembre. Así como las películas navideñas se disfrutan mucho en diciembre a pesar de que puedas verlas en cualquier momento, los libros de temas alusivos al miedo encuentran su mejor demanda en temporada de muertos.

Es así que pasé de hombres lobo (loup garou’s) a encuentros del ser humano con la muerte, para estacionarme en otro personaje enigmático que tiene su registro desde los primeros pasos del hombre por la tierra: la bruja. Concebida en mis tiempos de la infancia como una mujer aparentemente anciana con piel verdosa que montaba una escoba y producía brebajes que transformaban a los seres humanos en una variedad de animales, totalmente relacionada con el miedo y la superstición; para, actualmente, ser representadas por mujeres poderosas, independientes y sabias, con habilidades mágicas y conocimientos esotéricos, ahora asociadas con la fantasía, la magia y la espiritualidad.

De esta forma curiosa en la que, en un periodo de tiempo tan corto como lo es mi paso de la infancia a la adultez, el concepto y la concepción de un personaje de mitología como lo es la bruja puede tomar nuevos cauces, es que surge la necesidad de investigación del origen, evolución y asentamiento del concepto de la bruja. Ese es el objetivo de Julia Carreras en su ensayo, Vienen de noche.

Similar a lo planteado por Roger Bartra en torno al hombre lobo, la autora se enfoca en las brujas, dividiendo su obra en 4 partes: una primera que establece el panorama en el que la bruja encuentra su nicho, la superstición y las creencias asociadas a la realidad geográfica en las que se asienta el mito y en cómo, en un inicio, la existencia de las brujas no se cuestionaba de modo alguno; en la segunda, ahora sí, se desarrolla el origen y etimología de la bruja, su folclore, las tradiciones.

En la tercera parte, se habla de las bien conocidas cacerías de brujas, en lo particular mi parte favorita pues incluye casos registrados de personas juzgadas por un crimen que en un principio no era más que una concepción mágica y que pasó a convertirse en un servicio hacia el maligno y todo lo que representa. En esta etapa de la obra tendremos fechas, nombres, apellidos y resultados de indagaciones que en su momento fueron llevados a cabo.

Finalmente, se realiza un análisis sobre cómo la racionalidad poco a poco ha ganado terreno y el escepticismo ha permeado en una sociedad que se ha alejado de la bruja y su brujería. Así, la brujería no es más que un crimen imaginario o una creencia alternativa a la cuál acudir en momentos de amor desesperado, y las brujas no son más que parte de un culto que ha sido denostado y cuyas interpretaciones mal guiadas en términos religiosos.

Al final, los mitos se moldean y toman el cariz que la sociedad les otorga en los contexto de la época en que se les analice. Tanto brujas y hombres lobos como demás personajes que evolucionan en su narrativa, representan el cambio de paradigmas en el pensamiento colectivo. Obras de divulgación sumamente necesarias para comprender al ser humano y el desarrollo de su lógica y creencia.

Been there, read that (CCCVIII)

El libro de la risa y el olvido

Aut. Milan Kundera

Existen autores cuyas obras son difíciles, casi imposibles, de reseñar y luego está Milan Kundera. Para empezar, hablamos de uno de los mejores narradores del siglo XX; después, estamos ante una obra que se erige como su cuarta novela, escrita en 1979 y publicada en 1981. Es debido a su publicación que al autor le es retirada la ciudadanía checoslovaca, aunque un par de años más tarde obtenga la francesa. Y es que desde 1968 sus obras habían sido prohibidas en su país debido a la crítica constante del régimen comunista (con todo y que se afilió al partido en 1950, para después ser expulsado).

Así que, como es de esperarse, la obra tiene una fuerte carga anticomunista pues ya desde el inicio de la misma se habla de la forma en que los regímenes son capaces de eliminar partes de la historia que no les convienen o que les resultan incómodas. Tal es el caso con el que se abre el primer capítulo, la fotografía de Klement Gottwald, de febrero de 1948, de la que se borró a Vladimir Clementis luego de que éste fuese juzgado como traidor a la causa cuatro años después.

Es este el punto de partida de cómo nos enfrentamos al pasado, borrando la historia, forzándola, añorándola o desestimándola. El libro se conforma por siete capítulos en los que diversos personajes adquieren una actitud distinta con respecto a los recuerdos y, al mismo tiempo, se oponen al régimen comunista de distinto modo. Aunque inicialmente pareciera que no existe la relación entre los relatos, el lector avezado encontrará algo más que lugares comunes y nombres que se repiten como el de Tamina.

Mientras que Tamina (que resulta ser la voz del propio autor) busca de manera desesperada recuperar sus diarios que dejó en casa de su suegra antes de huir de Checoslovaquia como forma de recuperar a su fallecido esposo, Mirek desea destruir sus cartas privadas para borrar la historia que tuvo al lado de Zdena, la activista. Sexualidad, hostigamiento y exilio son los lugares comunes en cada una de las historias.

Leí el libro de la risa y el olvido en julio del año pasado porque precisamente el día 11 de ese mes, el autor falleció a los 94 años de edad. Era imposible no hacerlo. Hoy, mientras escribo estas líneas, estoy a punto de terminar La bailarina de Auschwitz, la historia de una sobreviviente que aún después de sobrevivir al campo de concentración nazi, tuvo que huir de su propio país acosada por el régimen comunista que llegó a detener arbitrariamente a su esposo. Estos paralelismos enriquecen la lectura y te hacen comprender las motivaciones de los autores al hacer sátira y crítica de los tiempos que les rodean.

No me queda más que decir que la obra de Kundera es de esas indispensables para cualquier lector que se precie de serlo y que, con todo, se puede incluso leer de manera relajada dejando que las letras te guíen a donde tengas que ser llevado.

Been there, read that (CCLXXVIII)

Eichmann y el Holocausto

Aut. Hannah Arendt

Con la fuerza de inercia generada por los testimonios de Svetlana, las memorias de Vasili y las curiosidades del conflicto en general, decidí meterme en un apartado más serio de la Segunda Guerra Mundial y retomé una lectura que había pellizcado desde hace tiempo pero que nunca me senté a dedicarle la atención que se merecía; su título original, Eichmann en Jerusalén.

Para entrar en contexto, Adolf Eichmann fue un funcionario nazi alemán, conocido por ser el organizador de la logística de deportación y exterminio de millones de judíos y personas consideradas indeseables para el régimen nacional socialista, convirtiéndose así en participante activo de la planificación y ejecución del Holocausto. Tras el derrumbe del Tercer Reich, se mantuvo en fuga hasta ser capturado en Argentina en 1960. Fue trasladado a Israel para ser juzgado por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en 1961. Posteriormente, declarado culpable y sentenciado a muerte, falleció ahorcado en 1962.

En el libro, Hannah Arendt, una judía alemana que huyó del régimen nazi, aborda el juicio de Eichmann desde una perspectiva única y polémica, e introduce el concepto de la «banalidad del mal», argumentando que Eichmann no era un monstruo malévolo, sino un burócrata obediente que ejecutaba órdenes sin cuestionarlas. La autora critica tanto la actitud burocrática y despersonalizada del sistema nazi como la participación activa de individuos en crímenes de gran envergadura. Y es que precisamente, el punto de partida de defensa del alemán era que él solo seguía órdenes y no tenía responsabilidad directa en las decisiones políticas.

La autora también analiza el juicio en sí mismo, cuestionando la capacidad del sistema legal para abordar la responsabilidad de individuos en crímenes de lesa humanidad. Arendt insta a la reflexión sobre la naturaleza de la obediencia, la responsabilidad personal y la moralidad en contextos extremos.

En su momento, el libro fue objeto de controversia y crítica debido a su enfoque y el rechazo que realiza de la narrativa simplificada de «mal absoluto», cuestiones con las que coincido. Por otro lado, la reproducción del discurso de cierre del acusado es soberbia y aporta mucho a los distintos matices que nos provee el libro. Lectura obligada en cuestiones relativas a ciencia política, leyes, historia y humanismo.

Been there, read that (CCLXXVII)

1 febrero 2024 1 comentario

Pequeñas grandes historias de la Segunda Guerra Mundial

Aut. Jesús Hernández

De acuerdo a uno que otro test o cuestionario sobre rasgos de personalidad y fortalezas personales, una cualidad que destaca en mi haber es la de ser inquisidor. Ser inquisidor se entiende como alguien que averigua a detalle e incluso que colecciona datos sobre temas de interés, lo cual no es sorpresa considerando que precisamente acostumbro a saber y contar pequeñas curiosidades de temas diversos; ya saben, para tener plática sobre cualquier tema con personas variadas. Es por las razones previamente enunciadas, que libros y publicaciones del tipo «101 datos que desconocías de…» son de mi más habitual consumo.

Es así como me hice de Pequeñas grandes historias, un compilatorio de 250 textos con información curiosa y datos poco tomados en cuenta del más grande conflicto de la humanidad (hasta hoy). En general, no hay mucho qué decir en términos de una reseña en forma, el libro viene en capítulos que agrupan a las micro narraciones de acuerdo a distintas temáticas como lo son aquellas historias provenientes del frente de batalla, aquellas en las que intervienen animales, aquellas con respecto a la guerra en el mar, entre otras.

Las historias van de lo trágico a lo chusco, pasando por lo académico y lo estadístico: ¿ya se saben la del capitán alemán que hundió un submarino por utilizar mal el retrete? ¿Y la del pueblo en Canadá cuyo nombre es Swastika y que ostenta un cartel a su entrada que dice «nosotros escogimos el nombre primero»? ¿Sabían que soldado ruso tenía treinta veces más posibilidades de morir en combate que uno norteamericano?

De entre muchas cosas interesantes, saqué una muy buena lista de referencias con respecto a un dato que me pareció sumamente interesante: resulta que para medir la capacidad combativa de cada ejército, existe una medida, un coeficiente que mide la eficiencia y mortalidad a partir de múltiples variables; al respecto, el ejército alemán resultó ser el más poderoso en términos netos con un coeficiente que indicaba que cada soldado alemán equivalía a 28 soldados aliados. Datos que no sorprenden, pero que su adaptación de las matemáticas me deja más que satisfecho.

Been there, read that (CCLXXVI)

Memorias de un francotirador en Stalingrado

Aut. Vasili Záitsev

Después del libro de Svetlana, me quedé picado con las historias de guerra, así que no tuve más remedio que elegir la narración del afamado francotirador ruso, Vasili, para satisfacer el antojo. Si el nombre Vasili se te llega a hacer mínimamente familiar, el motivo es Hollywood que, en 2001, lanzó una película protagonizada por Jude Law titulada Enemy at the Gates. En dicha película, se narra la historia del duelo entre un francotirador ruso, Vasili Záitsev interpretado por Law, y un francotirador alemán, Erwin Konig interpretado por Ed Harris, que ha sido enviado al frente en Stalingrado específicamente para eliminarlo.

Ahora bien, como todo en el mundo del cine de origen gringo, por supuesto que tenían que meterle un poco de «democracia» al asunto y en la película se esfuerzan en señalar al ruso como una persona nulamente instruida y perteneciente a un batallón penal (conformado por convictos) que por obra divina se convierte en un gran francotirador que llama la atención del alto mando alemán debido a las bajas que les inflige; no sólo eso, sino que lo pintan como un producto del condicionamiento soviético. Y no es que sea una mentira, pero ciertamente los gringos no van a ensalzar en demasía a un héroe de una nación «rival».

Por otro lado, hay algo que parecería inventado por los productores pero que realmente sí sucedió: Vasili estaba aterrado de enfrentarse al Mayor Konig. ¿Cómo lo sé? Precisamente porque es el mismo Vasili quien, en su testimonio, detalla el estrés y el temor que le provocaba saberse acosado por el jefe de la escuela de francotiradores del ejército alemán, toda vez que se cargó a un par de sus camaradas justo frente a sus ojos y sin dar un mínimo atisbo de su posición en el campo de batalla.

A pesar de que el duelo viene relatado en un número de páginas significativo con respecto al total del libro, la narración va más allá del duelo con el alemán y comienza desde la infancia del soldado ruso en los montes urales y cómo fue su abuelo quien le enseñó a disparar a los animales que cazaban juntos, hasta su paso por la marina rusa y la recepción de los más grandes méritos del ejército rojo una vez terminado el conflicto.

Temas que hay que destacar: el texto por supuesto que está inflado como parte de la propaganda soviética para engrandecer al héroe; Vasili no fue ni el más mortífero ni el que más hazañas tuvo entre los francotiradores del ejército, sin embargo, cumplía con requisitos que otros soldados no para ser erigido como héroe que inspirase a sus compañeros (Vasili era miembro del Komsomol y pertenecía a la clase campesina que se unió voluntariamente a la batalla); por último, muchos historiadores han concluido que no existe evidencia de que el mayor alemán, cuyo verdadero nombre fue Heinz Thorvald, en efecto haya sido abatido por Záitsev. Ni su presencia ni su muerte han sido constatados.

A pesar de todo, es una narración interesante e instructiva pues el autor no escatima en detalles descriptivos tanto del campo de batalla como de los movimientos de ambos bandos que él apreciaba, como de los detalles técnicos de cómo abatía a cada una de sus víctimas. Es el tipo de texto del que se puede aprender mucho y vaya que es una lectura obligada para amantes de la historia de los conflictos mundiales.

Been there, read that (CCXXIX)

La historia del mundo en 50 perros

Aut. Lee Mackenzi

Si hay algo que me ayuda a combatir la depresión (no diagnosticada, sólo figurada, creo) son los videos, memes y páginas de redes sociales de «perritos haciendo cosas», a eso hay que sumarle mi colección de stickers caninos que utilizo a diestra y siniestra en mis mensajes instantáneos del día a día. Desde que tengo uso de razón, he amado a los perros y no es sorpresa que después de 7 años de haberme despedido de mi compañera, la Buffy, aún me vea sin superar su fallecimiento, todavía tengo la costumbre de buscarla al llegar a casa de mis padres y a veces creo escuchar sus uñitas contra el azulejo del piso por las tardes.

Con tales antecedentes, fue imposible resistirse al libro de Lee Mackenzi, más aún si tomamos en cuenta que los libros en ediciones ilustradas bonitas también son mi debilidad. Por supuesto que puse en modo de espera lo que fuera que estuviese leyendo en ese momento, para adentrarme en el mundo de las historia del mundo contada a través de 50 perros.

En este punto debo advertir algo, no es un libro para quienes buscan la más extraordinaria precisión histórica ni para aquellos que son quisquillosos con los detalles de las hazañas aquí contadas. Es más, hay momentos en los que la participación del perro en el hecho histórico narrado no es más que circunstancial y, en ocasiones, no pasa de ser una simple especulación; por ejemplo, decir que, como Isaac Newton tuvo un perro que en sus ansias de pasear lo obligó a llevarlo al campo donde el físico se sentó junto a un árbol del cuál la legendaria manzana se desprendió, implica que ese perro es el verdadero autor de las ley de gravitación universal. Por supuesto que no se puede comprobar, pero por supuesto que nos gustaría imaginarlo de ese modo.

Perros en la gran Tenochtitlan, perros en la conquista española, perros en la primera y segunda guerra mundial, perros en revoluciones, perros en la redacción de tratados y leyes, perros testigos, perros en el espacio, perros exploradores, perros heroicos, perros villanos, perros en la cultura, perros en todas partes. De eso trata la obra junto con bellísimas ilustraciones de Petra Eriksson que le dan una muy amena lectura llena de curiosidades y detalles que hasta los más amantes de la historia universal podrían dar por desconocidos.

El lenguaje casual y relajado de la autora junto con una gran capacidad de síntesis para explicar sucesos complejos en pocas palabras, hacen que esta sea una obra que puede ser apreciada por personas de todas las edades. Disfrutable, entrañable y sumamente amigable es este tomo que no hace más que hablar de «lomos» (intento de rima a propósito).

Somos océano

Hermanito, sigue todas las pistas, llénate de notas y notas sin preocuparte cómo o cuándo las utilizarás. Recuerda lo que decía Flaubert: «Escribir historia es beber un océano para orinar una tacita.» Exacto, Juan, acato, pero a veces siento que desde los márgenes hay que beber y mear océano à la Joaquim Nabuco: «Somos una gota de agua, no un océano. Tengamos conciencia de que somos gota de agua, pero también tengámosla de que somos océano.»

– Jean Meyer

Been there, read that (CXCVIII)

Sangre, sudor y lágrimas / Churchill y el discurso que ganó una guerra

Aut. John Lukacs

9788415427247La cuarentena me tiene en un estado de productividad total en cuanto a lectura de libros pues, con el presente, acumulo ya 15 obras leídas en lo que va del año, no me quejo, ahora sí estoy bajándole el nivel de saturación a mi librero. A pesar de que había tenido una gran racha de excelentísimas obras que llegué a disfrutar mucho, tarde o temprano se tuvo que echar a perder y no me sorprende que la mosca en la sopa fuese un libro que trata sobre un personaje que, en definitiva, es uno de los que menos tolero de la historia universal: Winston Churchill.

Ya lo sé, ¿por qué adquirir un libro que habla sobre alguien a quien desdeño? Más que nada, el motivo está en que soy amante de los grandes discursos bélicos sean históricos o fantásticos y esto provocó que el título de la obra llamara mi atención lo suficiente como para darle una oportunidad. Grave error.

Lo que tenemos aquí, es una obra terriblemente sesgada y con escaso rigor historiográfico. El autor se encarga de adular una y otra vez a un hombre que de sobra se conoce como el líder más débil de aquellos que tuvieron una participación importante en la Segunda Guerra Mundial. Juicios de valor y frases del estilo de «este discurso fue una de las más hermosas creaciones salidas de su prosa, pletórica de grandeza y gravedad, rebosante de magnanimidad», lejos de tener un efecto de apreciación en lector, provocan un rechazo inmediato, me atrevo a decir que dan asco.

Afirmaciones sin sustento como decir que Churchill era el único ser humano que realmente comprendía el pensamiento de Hitler y que, por tanto, era el único que se pudo anticipar a sus movimientos, resultan insulsas. Tal parece que el autor conoce una historia de la Segunda Gran Guerra que el resto de historiadores y estudiosos en general desconocen. Para Lukacs, Churchill y su palabrería son el único motivo por el que Hitler no logró destruir a Inglaterra y también el motivo de que los ejércitos británicos no hubiesen sido aniquilados en Dunkerke. De acuerdo a este «historiador», después de un par de discursos a mi parecer nada entrañables, hasta los más acérrimos opositores del estadista llegaron a admirarlo y seguirlo hasta el final. ¿Verdad que suena totalmente irreal? Pues bueno, la lectura es peor que como la describo.

En fin, si un día se siente alguien tentado a leer este intento de exacerbación de cualidades que Churchill por su puesto que no tenía, les recomendaría mejor abrir un libro de texto gratuito. Les aseguro que esa lectura será mucho más enriquecedora en torno al tema. Sólo como aporte a la cultura general, reproduzco el párrafo del discurso al cuál hace alusión el título del libro.

Manifiesto ante esta Cámara lo que ya he comunicado a los ministros del nuevo gabinete: no tengo nada que ofrecer, salvo sangre, sudor y lágrimas. Nos encontramos frente a la más penosa prueba imaginable. Tenemos por delante muchos y largos meses de lucha y sufrimiento. Si preguntan, ¿y cuál es nuestro programa político?, mi respuesta es: luchar, luchar por tierra, mar y aire, con toda la resolución y toda la fuerza que Dios sea capaz de darnos; proseguir la guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro y lamentable catálogo de la maldad humana. Esa es nuestra política. Si preguntan, ¿cuál es nuestro objetivo?. puedo responder con una palabra: la victoria, la victoria cueste lo que cueste, la victoria pese a todos los terrores, la victoria por largo y amargo que sea el camino hasta alcanzarla; porque sin la victoria no sobreviviremos.

– 13 de mayo de 1940

Been there, read that (CLVI)

Su lucha (Diario de Landsberg)

Aut. Rudolf Hess

Ed. Patricio Lenard

Su luchaNunca antes me tardé tanto en terminar un libro; éste lo comencé en enero de 2017 y 18 meses después es que he dado vuelta a su última página. No sé qué me pasó, siempre sentí fascinación por libros que giran en torno al tema de la Segunda Guerra Mundial, el Régimen Nazi y sus principales personajes, etc. Y sin embargo, sentí mucha pesadez para concluir el diario, aún cuando los diarios y el género epistolar me provocan tanto placer en el ejercicio lector.

El caso de Hess, siempre me ha parecido de lo más triste. Siendo el más ferviente admirador de Hitler, lo que queda constatado en la inmensa pleitesía que le tiene a Adolf en sus interminables halagos y muestras de admiración, termina siendo considerado como un traidor a la causa nacionalsocialista y condenado a la fusilación directa por parte del futuro Führer.

En un par de cuadernos que su esposa contrabandeó fuera de la prisión de Landsberg, Hess narra el día a día de la escritura del libro definitivo de Hitler, Mein Kampf; siendo el encargado de tomar dictados y notas que a la postre se convertirían en el libro supremo del movimiento Nazi, Hess nos brinda una nueva visión del contexto en el que las ideas surgieron, se compartieron y, finalmente, fueron llevadas a la imprenta.

Mucho del diario se reduce a la repetición de las mismas ideas que se pueden encontrar en la lectura de Mi Lucha; sin embargo, es el sentido anecdótico del autor lo que provoca un nuevo interés. El mismo Rudolf lo aclara en una de sus entradas finales, «Después de todo, ¿qué porción de lo escrito me pertenece? Copié sus ideas, transcribí sus charlas, glosé párrafos enteros de su libro… Mi deuda es grande».

En efecto, queda sentado el antecedente bajo el cuál siempre se afirmó que Hess no era otra cosa más que un accesorio de Hitler, sin personalidad ni ideas propias. Una vez que Adolf es liberado de prisión, el autor del diario decide dar por terminada la escritura de los cuadernos pues ya no tiene nada qué contar por sí mismo. Expresa cuánto extraña las charlas con el líder y lo mucho que añora su presencia.

Y de nuevo, es triste darse cuenta del desenlace de la historia de Hess que un día tomó la decisión de negociar con Inglaterra por su cuenta y que terminó tachado de traidor. Porteriormente, se narran los últimos días del autor como un prisionero sumamente afectado a nivel psiquiátrico y el destino de sus restos que fueron prohibidos en el cementerio que se convirtió en un semillero de prácticas neonazis.

Me encantaron las líneas finales. Hess nos cuenta de uno de los momentos más cercanos que tuvo con Hitler, cuando ambos, después de una celebración en la que se entregaron los primero ejemplares de Mi Lucha, se quedan dormidos codo a codo en una estancia de la casa de Adolf. Y remata con la dedicatoria que el mismo Hitler escribió en el ejemplar que le obsequió: «Para Rudolf, por esta lucha compartida. Nuestra lucha. Adolf Hitler.«.

Historia de la Humanidad

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Milo Manara – Storia dell’Umanità