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Posts Tagged ‘Periodismo’

Been there, read that (CCCX)

La estafa maestra / La historia del desfalco

Aut. Nayeli Roldán, Manuel Ureste

Recuerdo mis épocas universitarias, hace cada vez más años, y recuerdo una bella etapa como parte del semanario de la universidad en la que estudié. Si bien mi formación en ciernes como actuario no era la ideal para establecerme en el papel del periodismo, me ayudaron tanto el amor que le tenía a la publicación como mi pasión por la lectura y la escritura. Algunas de las máximas que aprendí en esos tiempos es que tenía que dejar que los hechos/datos hablaran, que todos tienen derecho de réplica y que los juicios de valor no tienen lugar en una investigación.

De este modo, me es imposible no disfrutar de un libro como el de La estafa maestra, que paso a paso desmenuza la historia de esta investigación que culminó con el encarcelamiento de una Secretaria de Estado, Rosario Robles, debido a las implicaciones que tuvo ante la opinión pública.

Primero, hay que aclarar que el presente libro, es una versión «mejorada» de la primera publicación que lleva el mismo título. Me explico, la investigación original vio la luz a través de formato electrónico en 2018 y se publicó en formato físico hasta 2020. La versión que yo he leído se publicó en 2022. Digamos que la primera versión fue una totalmente técnica o académica, mientras que la segunda, que lleva el subtítulo «la historia del desfalco», incluye no sólo la investigación sino una narración del proceso a través del cuál se fue realizando, incluyendo los momentos en que surgieron las ideas que evitaron que el trabajo se quedara atrapado en un callejón sin salida.

Como es sabido, La estafa maestra es el nombre con el que se identificó a una serie de «procesos» a través de los cuáles un sinnúmero de servidores públicos pudieron desviar miles de millones de pesos del erario. Básicamente, el gobierno solicitó ciertos servicios profesionales a determinadas universidades públicas, y éstas contrataron a terceros que se encargaron de realizar las tareas asignadas. En un mundo ideal así hubiese funcionado, el problema es que estos terceros fueron empresas fantasmas que no realizaron los servicios pero que sí cobraron por ellos.

Así, los autores narran el proceso a través del cuál se fue desmenuzando esta historia, desde sus primeros pasos al encontrar a un conserje en una comunidad rural aparentemente dueño de una empresa que ganó un contrato por 500 millones de pesos, hasta la elección del nombre que se le daría a la investigación; desde sus visitas a edificios vacíos y el descubrimiento de esquemas en los que personas de escasos recursos firmaban actas de constitución de empresas ficticias, hasta el momento en que Rosario Robles es recluida en la prisión de Santa Marta Acatitla.

Este libro se erige como un texto indispensable en lo que a métodos de corrupción corresponde, se detallan las mañas de las que se hacen uso como los carruseles de depósitos bancarios y la presentación de evidencias apócrifas de prestación de servicios, o los huecos legales que permiten a los perpetradores salir impunes.

Un año después de la publicación de esta segunda versión, en febrero de 2023, Rosario Robles fue puesta en libertad, vaya sorpresa. No se han señalado nuevos responsables y las carpetas de investigación permanecen abiertas. Esto no debe ser un desaliento; por el contrario, debe ser el motor para que nuevas investigaciones se lleven a cabo que permitan señalar a los rateros como lo que son.

Cuando tengo la oportunidad de leer algo como La estafa maestra, no me queda más que acomodarme y disfrutar de un buen periodismo de investigación aderezado con una narración que le da un toque novelezco. En definitiva, es un libro que todo mexicano preocupado por el destino que tienen sus impuestos debe leer. Qué estoy diciendo, todo mexicano que se precie de serlo tiene la obligación de saber lo que se narra aquí.

Been there, read that (CCCVI)

La casa gris

Aut. Raúl Olmos

Primer acto: El recién nombrado director general de cierto organismo autónomo estatal me contacta para invitarme a formar parte de su equipo como director de la oficina encargada de presupuesto y estadística; me la vende muy bonito, él es profesor universitario de formación (al igual que yo) y quiere demostrar que los académicos tenemos todo lo necesario para darle una buena dirección a la labor de las instituciones públicas. Acepto, pues me convence esta idea y el sujeto parece alguien de sobrado nivel de inteligencia y comulga con las ideas que tengo sobre la administración pública.

Segundo acto: Lo primero que tengo que hacer, es verificar las áreas de oportunidad en las que podemos ahorrar presupuesto porque, como pasa en todos lados, se acerca un buen recorte del mismo. Yendo celda por celda de las salidas de dinero del instituto, me doy cuenta de lo siguiente; primero, desde hace año y medio, el edificio se mantiene sin servicio de agua potable y paga pipas de agua cada mes, con un costo de alrededor de $2,500 por viaje; segundo, para el servicio de agua para beber para los trabajadores, se tiene contratado a un privado que nos vende garrafones de agua de relleno (nada de marcas fancy) ¡a $80 pesos cada uno!; tercero, también se paga una bodega, que no es más que un patio o cuarto techado, por la módica cantidad de $150,000 al mes.

Tercer acto: Al hacer las averiguaciones, se encuentra lo siguiente. No tenemos servicio de agua potable simplemente porque se dejó de pagar, la oficina encargada nos ofrece reactivar el servicio anual por tan solo un pago $6,000 que con descuentos queda en $4,500; es decir, que a cambio de esta última cantidad dejaremos de pedir 12 o más pipas mensuales de $2,500. Los garrafones no podemos dejar de pagarlos a 4 veces su precio porque el servicio se contrató a través de una licitación en la que sólo participó un proveedor. ¡Oh, sorpresa! El proveedor de dicha licitación es el mismo que nos vende las pipas y el mismo que nos renta la bodega y que resulta ser primo de un antiguo director.

¿Verdad que es muy fácil entender lo que sucedió aquí? Básicamente esto es lo que Raúl Olmos hace con su libro de la famosa casa gris. En resumen, el hijo de un presidente que proclama un gobierno de «austeridad republicana» renta un casa en el extranjero por algo así de $130,000 al mes; se menciona que esto se realiza a través de una inmobiliaria, pero de ser así, deberían existir registros oficiales de estos pagos en el Multiple Listings Service, un sistema utilizado por la Asociación de Agentes de Bienes Raíces de Houston. Como no hay registros significa que no hubo transacción oficial fue entre particulares, o sea entre el dueño de la propiedad y quien renta la casa, el hijo del presidente.

Por otro lado, el propietario de la mansión que cuenta con una alberca de 23 metros de longitud (y de la que se incluyen muchas fotografías en el libro) es un alto ejecutivo de una empresa gringa que se erige como uno de los mayores contratistas de PEMEX (contratos por alrededor de 151 millones de dólares). ¿Verdad que es muy fácil entender lo que sucedió aquí?

A través de los cinco capítulos de la obra, el autor relata el inicio del proceso de investigación, la obtención de pistas y la colaboración de otros profesionales en la pesquisa. También se detalla la contribución de otras figuras del periodismo en las labores de campo y en la divulgación de la información. Y es que aún con las pruebas en la cara, los registros oficiales gringos que se reproducen junto al texto, y un buen rigor periodístico, ciertas personas se atreven a defender lo indefendible: que el gobierno de cuarta es igual a todos los demás, si no es que peor.

En fin, independientemente del lado del espectro de opiniones en el que te encuentres, creo que vale la pena pensar que este tipo de publicaciones deberían de ser lecturas obligatorias previo a una temporada de elecciones en las que la manipulación del electorado a través del discurso demagógico estará «de a peso». Lectura más que recomendada el día de hoy y siempre.

Been there, read that (CCXXXIII)

9 octubre 2021 1 comentario

Hércules en el desierto

Aut. Carlos René Padilla

Del mundo de los negocios y el emprendimiento pasamos a la siempre amable y entretenida nota roja y el mundo del noir (simulado al menos). Hace unos meses, Carlos René me dejó con un buen sabor de boca a través de Yo soy el araña, así que por supuesto que adquiriría un segundo libro de él si me lo llegara a topar. Y así fue.

Rara vez el título de un libro tiene un sentido literal en el desarrollo de la historia, generalmente es una abstracción o un objeto específico dentro de la narración; sin embargo, no creo que haya un título más preciso para las aventuras del periodista protagonista.

En Hércules en el desierto, seguiremos los pasos de dicho periodista mientras persigue la información necesaria para cumplir con su cuota de notas y al mismo tiempo escribir ese gran reportaje que le brinde fama, fortuna y, tal vez, un aumento de sueldo porque el que tiene no le alcanza. Su primera misión consistirá en probar que la corrupción en temas de tránsito es provocada por los agentes que suelen solicitar mordidas a los buenos ciudadanos; su hipótesis se irá al traste toda vez que se haga pasar como agente y sean los mismos conductores quienes hagan hasta lo imposible porque acepte un billete y los deje continuar su camino.

Es tras la escritura de este primer reportaje, que el editor del periódico le pedirá al protagonista reportajes cada vez más atrevidos y que se compararán con los doce trabajos del Hércules de la mitología griega. De este modo, robar las manzánas del jardín de las Hespérides, implicará hacerse pasar por pordiosero y descubrir que es un trabajo muy bien remunerado; matar a la Hidra de Lerna, tendrá que ver con enfrentar a la interminable burocracia para sacar una licencia de conducir; matar a los pájaros de Estínfalo, implicará ahuyentar a una secta de estafadores que se hacen pasar como guías espirituales; y así sucesivamente. Como a final de cuentas estaremos ubicados en Sonora, todos estos trabajos serán realizados por Hércules en el desierto, ¿lo ven?

Definitivamente es una literatura divertida, amena y con un gran contexto político y social. Las diferentes tareas conllevan a la desmitificación de muchas problemáticas sociales y la conclusión de cada labor deja un rastro de satisfacción transformado en el esbozo de una sonrisa por parte del lector. Esperaré a encontrarme un nuevo libro del autor.

Been there, read that (CCXVII)

Teoría novelada de mí mismo

Aut. Sergio González Rodríguez

Sobre Sergio González Rodríguez leí por primera a finales del 2019, en uno de los artículos varios que vienen en la sección de Letras, letrillas y letrones del Letras Libres de cada mes, se rendía homenaje póstumo a un periodista célebre por ser de los primeros en hacer investigación sobre los miles de feminicidios en Ciudad Juárez (en su libro Huesos en el desierto) y por vivir bajo constantes amenazas de muerte por parte de los poderosos que eran señalados en sus investigaciones. A pesar de ese renombre bien ganado, lo que me terminó convenciendo de leerlo, fueron las anécdotas de David Lida sobre el conocimiento enciclopédico que el periodista tenía de los infinitos bares que se podían visitar en la Ciudad de México y que se podían leer reseñados en una columna titulada Los bajos fondos en el periódico Reforma. Carajo, ¿cómo no leer a semejante rockstar?

Como no pude hacerme con una copia de Huesos en el desierto, me conforme con la autobiografía cuya sinopsis la describía como «un ensayo, una novela, una memoria» y más allá de eso. Me imaginaba las narraciones de vida de un buen bebedor que disfruta del rock y del cine de David Lynch. Ahora bien, sí le atiné pero no del modo en que lo imaginé.

En Teoría novelada sí encuentras el factor de la anécdota y la memoria, pero éste se encuentra estrechamente ligado a la reflexión que el autor hace de dos grandes temas: los fantasmas y lo que los sueños significan (o lo que cuentan, o a donde nos llevan, o el plano en el que se desarrollan). Si bien, hay partes en las que puede ser sumamente entretenida la narración de vida, en otras, la excesiva reflexión y teorización rebasan al lector. Como lo dijo mi papá, que siempre lee lo que yo voy terminando y que decidió esperar al siguiente libro después de leer 5 páginas de éste, es demasiada palabrería.

A riesgo de sonar inculto, iletrado o incapaz de encontrar el significado o de leer entre líneas al autor, me costó mucho trabajo la lectura de esta obra. Si bien me podía picar durante 3 o 4 páginas en las narraciones de la infancia, de la casa paterna, de las referencias al cine, autores o música, tarde o temprano volvíamos al terreno de la «teoría del fantasma vivo» o de los «oneirogramas», que me parecieron tediosas y que siento que, al final, no quedaban en nada. Todos tenemos fantasmas, todos seremos fantasmas, el pasado se comunica con nosotros a través del fantasma de la juventud que se materializa en los recuerdos. Pues sí.

A pesar de todo, considero que es un libro grandioso pero que, definitivamente, no es para lectores ocasionales ni para curiosos. Requiere un buen nivel de concentración puesto que la hilación de las ideas por momentos es demasiado compleja. En fin, sí puedo decir que algo me ha dejado González Rodríguez, el deseo del registro y novelización todo cuanto sueño para un posterior creación onírica. Descanse en paz, Sergio.

Been there, read that (CLXXV)

7 octubre 2019 1 comentario

Las tierras arrasadas

Aut. Emiliano Monge

9786073181006.jpgPrimero, están Estela y Epitafio, son traficantes de personas, de inmigrantes que confían en las personas equivocadas. Hay un par de adolescentes que, para subsistir, guían a quienes ponen su esperanza en ellos a través de la selva, sólo que no los ayudan a cruzar la frontera, los llevan hasta un claro en el que serán despojados no sólo de sus pertenencias, sino de sus vidas, de sus nombres, de su futuro, de su alma. LaqueadoraaEpitafio y elqueamaaEstela, escogen a los desafortunados como quien escoge la fruta en el mercado: piensan en sus clientes, en las necesidades y gustos de estos, entonces dividen a los sinalma en camiones que los repartirán como la mercancía en la que se han convertido.

Ambos traficantes han permanecido juntos toda una vida, desde que fueron acogidos en un hospicio por un padre que ahora también se beneficia del negocio. Están coludidos con un capitán del ejército a quien le dicen ‘El Chorrito’ por aquello de que se hace grande y se hace chiquito al caminar pues tiene una pierna más larga que la otra. Epitafio es auxiliado por su segundo al mando, Sepelio, quien se encuentra harto de ser el subordinado y poco a poco ha planeado su gran venganza, esa en la que atacará a su patrón en el único punto débil que tiene: Estela.

Epitafio se enamora (en sentido figurado) de un inmigrante gigantesco a quien ha nombrado Mausoleo, el nombre del gimnasio en el que el grandote se forjó como boxeador para después, por necesidad, abandonarlo en busca del sueño americano. Mausoleo es justo lo que se necesita para descargar la mercancía en cada uno de los destinos comerciales acostumbrados.

Un pintoresco desfile de personajes que nada lejos se encuentran de una realidad que desde hace años asola a México: la corrupción, la violencia normalizada y el crimen organizado. Y de entre todo esto, destaca esta excéntrica historia de amor entre Estela y Epitafio, dos seres humanos egoístas que, sin embargo, no pueden vivir el uno sin el otro y que, por más extraño que parezca, están dispuestos a abandonar esta vida de crimen y egoísmo el uno por el otro.

El problema es que es demasiado tarde, pues aquellos considerados aliados ahora traman en su contra, ya es hora de que existan nuevos jefes dentro del negocio. No todos los personajes llegarán al final de esta historia que me recordó tanto a películas como El infierno o La vida precoz y breve de Sabina Rivas. En efecto, a pesar de las circunstancias y los modos de los personajes, no podemos evitar la sensación en empatía hacia su situación. Todos hemos sentido esa desesperación de querer comunicarnos con el ser amado y que la geografía, la falta de señal y la discrepancia de tiempos lo eviten, pareciera que así pasa cuando más nos urge esa comunicación.

La cereza del pastel se encuentra en los fragmentos que adornan la lectura y que pertenecen a La divina comedia o a citas de testimonios de migrantes que fueron abusados tanto por el crimen como por las autoridades.

Been there, read that (CXLVII)

Cinco esquinas

Aut. Mario Vargas Llosa

cincoesquinasDe los pocos placeres de los que me di gusto en período de clases doctorales, se encuentra esta belleza de novela. Recuerdo que era la presentación de un convenio sobre Voto Informado, de la que era parte mi instituto, y mientras la palabrería y los formalismos se daban, no podía dejar de leer este libro que había adquirido apenas media hora antes. Hay buenos libros que prefieres recetarte de casi una sola sentada, éste fue uno de esos que en menos de 36 horas ya había cometido el propósito que lo vio nacer en la imprenta.

Siempre lo he dicho, es muy difícil escribir una reseña crítica de un escritor con una carrera tan consumada como la de Vargas Llosa; sin embargo, a pesar de que lo amé, sí hubo un par de detallitos que no me gustaron, aunque son mínimos.

La historia se centra en el Perú de Fujimori, bastante cerca del final, aunque los personajes ni se lo imaginan. Nos concentramos alrededor de las vidas de tres personajes que considero principales: un empresario, su esposa y «la retaquita», una periodista que trabaja para una publicación patrocinada por el gobierno, encargada de destruir socialmente a quienes se oponen al régimen. Los tres se ven enlazados a través de un escándalo sexual por parte del ingeniero, que desemboca en el asesinato del mentor de la corresponsal y su posible reclutamiento por parte de un sombrío personaje del gobierno, el mitológico Doctor.

En general, la historia tiene mucho que decirnos sobre la doble moral de las personas: La esposa del ingeniero lo juzga cruelmente cuando su escándalo sale a la luz, a pesar de que ella tiene aventuras con la esposa del mejor amigo de su esposo; los periodistas utilizan la información que el gobierno les da, para poder independizarse del mismo; entre otras.

La historia es adictiva, no te permite cerrar el libro sin desear saber qué sigue después. Sin embargo, hacia el final del libro, se ahorra una gran parte de la narrativa al incluir diálogos simultáneos en intercalados entre la mayor parte de los personajes; cuesta trabajo distinguir quién le responde a quién y qué personaje es el que está hablando, supongo que esa era la intención del autor y, aún así, pareciera que es una forma de apresurar un final que se intuye desde la mitad de la obra.

Como ya lo mencioné, el detalle que menciono es mínimo. De hecho, el libro es una genialidad y lo recomiendo ampliamente. No he conocido persona allegada que no haya leído los primeros párrafos y que no me lo haya pedido prestado (cosa a la que me niego pues la ley del libro prestado es muy real), de modo que se disfruta y en serio.

Been there, read that (LVI)

De Puño y Letra, Historias de Boxeadores

Aut. Alejandro Toledo

Desde muy chico he sido fanático de los deportes violentos, de alguna manera, si no veo en un deporte la posibilidad real de lesiones, huesos rotos, contusiones o lo que sea, entonces no me mantiene tan enganchado como al resto de espectadores. Precisamente por eso es que mi afición deportiva se reduce al contacto como lo es el fútbol americano, la lucha libre, las MMA, el rugby o el box. Es de éste último que he hecho la adquisición literario que les vengo a platicar hoy.

De Puño y Letra es un experimento periodístico que nos narra breves historias de diversas y reconocidas figuras de la escena pugilística mexicana: Ricardo López, Óscar de la Hoya, Julio César Chávez, entre otros. Historias que acontecen en momentos clave de la vida de estos deportistas como el entrenamiento previo a su gran derrota o a sus momentos cumbres y que se basan en entrevistas y conversaciones personales entre el autor y los protagonistas.

No sólo se trata de motivaciones, conflictos internos o deseos de los atletas, también se hace crítica muy directa a las asociaciones nacionales, el motivo por el que el boxeo se ha convertido más en juego de apuestas que en un deporte, por qué los boxeadores buenos deben evitar las arenas del Distrito Federal, el pirateo de talento por parte de entrenadores «tiburones», los pleitos entre maestros y pupilos, etc.

Sin duda entretenido, ameno y sin paja que te haga perder el interés de una historia a otra. El libro incluye un ensayo fotográfico del deporte de los puñetazos a cargo de Víctor Mendiola Galván que refresca las pupilas y renueva el deseo de terminar de leer. Recomendado tanto para amantes como para recién iniciados; sin duda una obligatoriedad para el que desea revivir los momentos previos a grandes combates que hoy forman parte del recuerdo colectivo.

Been there, read that (XXXVIII)

El Caníbal de la Guerrero y Otros Demonios de la Ciudad

Aut. Marcos Hernández Valerio

Y sí, llegó el día en que compré un libro más por morbo que por interés real. Lo cierto es que extrañaba una lectura periodística aunque ésto implicase un acercamiento a lo único que me gustaba leer en los diarios cuando era pequeño: la nota roja.

La presente obra es, ¿cómo decirlo?, entretenida, bastante; no contienen la prosa literaria más elaborada ni posee profundidad mayor a la necesaria para cumplir, creo yo, su cometido. Más que nada, el autor toma notas que han llamado su atención a lo largo de su carrera periodística enfocada en la nota policiaca y las narra como si de breves relatos se tratara.

En efecto, a pesar de la necesidad en las notas periodísticas de evitar, por ejemplo, juicios de valor, en los relatos los habrá y muchos; encontrarán también suposiciones no corroboradas y demás errores que harán que el lector quisquilloso se de cuenta de que más que una recopilación de notas, se trata de un resumen novelesco.

Sin duda muchas de las historias dejarán helado al lector y, tristemente, es de admitirse que las situaciones actuales de nuestro país hacen que muchos casos mencionados en la presente obra parezcan cuentos de hadas y hasta normales o inocentes.

Es una lectura ociosa, sencilla y rápida. En un puñado de días será completamente leída y muy probablemente dejarán un mal sabor de boca los relatos finales que juegan más con temas de fantasmas y milagros que, a opinión mía, no tenían mucha cabida tras leer los primeros cuatro apartados del libro. Una recomendación a medias.