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Archive for febrero 2023

Mientras exista la obscuridad…

—¡El brujo Geralt de Rivia no ha muerto! —soltó de improviso Nimue—. Sólo se ha marchado, sólo se ha marchado al País de los Manzanos. Pero regresará… Regresará, pues así reza la leyenda.

—Leyendas. Tradiciones. Cuentos. Fábulas e historias. Debería habérmelo imaginado, Nimue de la aldea deWyrwa, tú, que te diriges a la escuela de hechiceras en la isla de Thanedd. No te habrías lanzado a tan insensato viaje de no haber sido por las leyendas y cuentos con los que has crecido. Pero no son más que cuentos, Nimue. Sólo cuentos. Con todo lo que te has alejado ya de tu casa, tendrías que entenderlo.

—¡El brujo regresará del otro mundo! —No daba su brazo a torcer—. Regresará para proteger a la gente cuando de nuevo reine el mal. Mientras exista la oscuridad, serán necesarios los brujos. ¡Y la oscuridad sigue existiendo!

Él estuvo largo rato callado, mirando hacia un lado. Finalmente, volvió la cara hacia ella. Y se sonrió.

—La oscuridad sigue existiendo —aseguró—. A pesar de los logros del progreso, el cual, como se nos manda creer, tiene que iluminar las tinieblas, eliminar las amenazas y ahuyentar los temores. Aunque hasta ahora el progreso no ha cosechado demasiados éxitos en este terreno. Hasta ahora, el progreso no ha hecho más que inculcarnos la idea de que la oscuridad son sólo supersticiones que ocultan la luz, y no tenemos nada que temer. Pero eso no es verdad. Sí hay de qué temer. Porque siempre, siempre existirá la oscuridad. Y siempre estará presente el mal en la oscuridad, siempre habrá en la oscuridad colmillos y garras, crímenes y sangre. Y siempre serán necesarios los brujos. Y ojalá siempre aparezcan justo allí donde hacen falta. Allí donde se escucha un grito de socorro. Allí donde los llaman. Ojalá que cada vez que alguien los llama se presenten con una espada en la mano. Una espada cuyo brillo atraviese las tinieblas, cuya claridad deshaga las sombras. Bonito cuento, ¿verdad? Y termina bien, como tienen que terminar todos los cuentos.

—Pero… —farfulló Nimue—. Pero entonces, cien años… ¿Cómo es posible que…? ¿Cómo es posible?

—Esas preguntas —la interrumpió, sin dejar de sonreír— no puede hacerlas una futura adepta de Aretusa. De una escuela donde enseñan que no hay nada imposible. Porque todo lo que hoy es imposible mañana se volverá posible. Ese lema debería colgar a la entrada de ese centro de enseñanza, que pronto será el tuyo. Buen viaje, Nimue. Adiós. Aquí nos separamos.

—Pero… —Ella sintió un alivio repentino, y un torrente de palabras empezó a brotar de sus labios—. Pero yo querría saber… Saber más cosas. De Yennefer. De Ciri. De cómo acabó de verdad aquella historia. He leído…Conozco la leyenda. Lo sé todo. Sobre los brujos. Sobre Kaer Morhen. ¡Hasta me sé el nombre de todas las Señales de los brujos! Cuéntame, por favor…

—Aquí nos separamos —la interrumpió con suavidad—. Ante ti está el camino que lleva a tu destino. A mí me aguarda una ruta muy distinta. El cuento se alarga, la historia nunca termina. Y en cuanto a las Señales… Hay una que no conoces. Se llama Somne. Mira mi mano.

La miró.

—Ilusión —aún alcanzó a oír Nimue, desde muy lejos—. Todo es ilusión.

– Andrzej Sapkowski en Estación de Tormentas