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Archive for the ‘Cómics’ Category

Amor que persevera

Vision: Wanda, no diré que entiendo cómo te sientes, pero me gustaría hacerlo. Si tan sólo quisieras contarme. Tal vez eso te confortaría.
Wanda: ¿Qué te hace pensar que hablar de ello me confortaría?
Vision: Oh, ya veo, puedo entender que…
Wanda: Lo único que me confortaría, sería verlo una vez más. Perdona, estoy muy cansada. Es… como una ola que me pasa por encima una y otra vez. Me derriba y… cuando intento levantarme, viene otra vez por mí… y no puedo… terminará por ahogarme.
Vision: No, no lo hará.
Wanda: ¿Cómo lo sabes?
Vision: Porque no puede ser todo tristeza, ¿o sí? Yo siempre he estado solo, así que nunca he sentido tristeza. Es cuanto conozco. Nunca he vivido una pérdida. Nunca he tenido un ser querido al cuál perder. Pero, ¿qué es la pena, sino amor perseverante?

– Wandavision (2021)

Ojo de halcón

No soy perfecto.

Soy sólo un hombre. No puedo salvarlos a todos, apenas y me puedo salvar a mí mismo.

Pero, ¿eso significa que debería rendirme? Por supuesto que no.

– Clint Barton (Hawkeye, 2015)

Un instante cuántico

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—Empezaste tu ciclo vital en desventaja. Eras una monstruosidad y un anormal en un mundo que se regía por la conformidad y el orden. Aprendiste una lección importante: los que son excelentes y destacan son abatidos por las excusas de los mediocres.

—Algunos no eran así —replicó Thanos y se acordó de Gwinth y lo que le había dicho: «No soy como mis padres. No tengo miedo ni siento odio sólo porque algo es diferente».

Y entonces, Thanos supo cuál sería su cuento. Sólo era suyo y no tenía que ver con guerra o muerte. Era, como bien sabía, el momento que lo definió; uno de luz y amor.

Besé a una mujer —comentó Thanos poco a poco—. Una muy especial.

El Lorespeaker alzó la mirada.

—El Señor de la Guerra tiene un corazón, después de todo. Continúa.

El beso había sucedido hacía mucho tiempo. Vidas completas. Al principio, no estaba seguro de acordarse del beso con precisión. Experimentó un momento de horror cuando se dio cuenta de que no se acordaba del rostro de Gwinth. La cara de la mujer de sus sueños había reemplazado a la del beso. Sólo recordaba a la mujer que atormentaba sus sueños desde que lo habían exiliado.

Pero el momento de horror pasó muy rápido. Luego, descubrió que cuando se forzó a recordar el beso, también brotaron otros recuerdos. Vio con claridad la caminata entre la multitud; las calles obstruidas de Ciudad Eterna rodeadas por los que ya estaban muertos; a Sintaa que lo empujaba para que dejara a un lado su obstinación y entrara al silencurium.

Y se acordó de la chica. La chica con el cabello al ras de color rojo brillante, la piel de un color amarillo claro con pecas verdes. Y la primera vez que le sonrió con timidez al moverse para que el entonces joven titán se pudiera sentar. Jamás volvería a olvidar su rostro. No lo permitiría.

También se acordó de la bebida verde, burbujeante y muy dulce que ingirió esa noche. Sabía a melón, bayas de sáuco y alcohol etílico. Pudo saborearla como si la estuviera bebiendo.

Y todas esas memorias por un único beso: su primero. El beso que detonó su necesidad por tener una conexión y por entenderse a sí mismo para poder crear vínculos con los demás. Ese beso fue la primera vez que sintió la ternura de dos seres que se acoplaban.

—Me sentía incompleto —confesó Thanos—. Pero con ese beso supe que si me esmeraba y si me convertía en la persona que necesitaba ser, entonces podría capturar el sentimiento que había necesitado todo este tiempo; que el beso tendría un significado. Lo supe en ese entonces y lo sigo buscando. Si puedo salvar al universo, entonces me convertiré en el Thanos que es merecedor de un beso.

Aunque llevaba su armadura, jamás se había sentido tan vulnerable en toda su vida. Ni siquiera cuando estuvo a punto de morir por el hacha de Yrsa.

Thanos podía contarle más, si era necesario. La manera en la que había encontrado el valor para ir con su madre y el desconsuelo de su encuentro. Todo estaba dentro de él y podía recordarlo sin importar cuán vulnerable se sentía. Si eso lo guiaba al poder capaz de salvar al universo, entonces valdría la pena.

El Lorespeaker sonrió con sinceridad, como si fuera un niño.

—Qué hermosa anécdota, Thanos. Gracias por compartirla.

—¿Es todo? —preguntó con voz ronca.

El titán sintió las extremidades dormidas y los músculos torcidos. No era un niño enamoradizo, herido de amor o con el corazón roto. Era un señor de la guerra. Un conquistador. Lo único que hizo fue desenterrar un recuerdo que entregó voluntariamente, pero no dejaría que el recuerdo se apoderara de él. Había cosas más importantes que le deparaba el futuro. El pasado se podía quedar atrás.

—Es todo. —Su interlocutor asintió lentamente.

—Entonces cuéntame sobre las gemas infinitas.

 

– Fragmento de Thanos, Un instante cuántico, de Barry Lyga.

Valor

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Si evitamos la batalla porque hay poca esperanza de victoria, ¿dónde estaría entonces el valor?

Que sea la meta lo que nos motive, no las probabilidades.

– Norrin Radd (Silver Surfer Black, 2019)