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Posts Tagged ‘Decepción’

Been there, read that (CXCVIII)

Sangre, sudor y lágrimas / Churchill y el discurso que ganó una guerra

Aut. John Lukacs

9788415427247La cuarentena me tiene en un estado de productividad total en cuanto a lectura de libros pues, con el presente, acumulo ya 15 obras leídas en lo que va del año, no me quejo, ahora sí estoy bajándole el nivel de saturación a mi librero. A pesar de que había tenido una gran racha de excelentísimas obras que llegué a disfrutar mucho, tarde o temprano se tuvo que echar a perder y no me sorprende que la mosca en la sopa fuese un libro que trata sobre un personaje que, en definitiva, es uno de los que menos tolero de la historia universal: Winston Churchill.

Ya lo sé, ¿por qué adquirir un libro que habla sobre alguien a quien desdeño? Más que nada, el motivo está en que soy amante de los grandes discursos bélicos sean históricos o fantásticos y esto provocó que el título de la obra llamara mi atención lo suficiente como para darle una oportunidad. Grave error.

Lo que tenemos aquí, es una obra terriblemente sesgada y con escaso rigor historiográfico. El autor se encarga de adular una y otra vez a un hombre que de sobra se conoce como el líder más débil de aquellos que tuvieron una participación importante en la Segunda Guerra Mundial. Juicios de valor y frases del estilo de «este discurso fue una de las más hermosas creaciones salidas de su prosa, pletórica de grandeza y gravedad, rebosante de magnanimidad», lejos de tener un efecto de apreciación en lector, provocan un rechazo inmediato, me atrevo a decir que dan asco.

Afirmaciones sin sustento como decir que Churchill era el único ser humano que realmente comprendía el pensamiento de Hitler y que, por tanto, era el único que se pudo anticipar a sus movimientos, resultan insulsas. Tal parece que el autor conoce una historia de la Segunda Gran Guerra que el resto de historiadores y estudiosos en general desconocen. Para Lukacs, Churchill y su palabrería son el único motivo por el que Hitler no logró destruir a Inglaterra y también el motivo de que los ejércitos británicos no hubiesen sido aniquilados en Dunkerke. De acuerdo a este «historiador», después de un par de discursos a mi parecer nada entrañables, hasta los más acérrimos opositores del estadista llegaron a admirarlo y seguirlo hasta el final. ¿Verdad que suena totalmente irreal? Pues bueno, la lectura es peor que como la describo.

En fin, si un día se siente alguien tentado a leer este intento de exacerbación de cualidades que Churchill por su puesto que no tenía, les recomendaría mejor abrir un libro de texto gratuito. Les aseguro que esa lectura será mucho más enriquecedora en torno al tema. Sólo como aporte a la cultura general, reproduzco el párrafo del discurso al cuál hace alusión el título del libro.

Manifiesto ante esta Cámara lo que ya he comunicado a los ministros del nuevo gabinete: no tengo nada que ofrecer, salvo sangre, sudor y lágrimas. Nos encontramos frente a la más penosa prueba imaginable. Tenemos por delante muchos y largos meses de lucha y sufrimiento. Si preguntan, ¿y cuál es nuestro programa político?, mi respuesta es: luchar, luchar por tierra, mar y aire, con toda la resolución y toda la fuerza que Dios sea capaz de darnos; proseguir la guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro y lamentable catálogo de la maldad humana. Esa es nuestra política. Si preguntan, ¿cuál es nuestro objetivo?. puedo responder con una palabra: la victoria, la victoria cueste lo que cueste, la victoria pese a todos los terrores, la victoria por largo y amargo que sea el camino hasta alcanzarla; porque sin la victoria no sobreviviremos.

– 13 de mayo de 1940

Perder esperanza en la humanidad…

…cuando ves publicaciones como éstas:

Fútbol Asco rott

Cuando vale más un ‘cel con androi’ que la vida de ese pobre canino.

 

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Love without sex isn’t love

No Game

Been there, read that (LXV)

17 septiembre 2012 Deja un comentario

Las Mujeres de los Dictadores

Aut. Diane Ducret

Como todo en los grandes temas literarios, de ensayo o de análisis de diversa índole, hay aspectos que si bien podrían no resultar comunes, sí suelen ser pasados por alto. Tal es el caso de la presencia femenina en torno a los grandes dictadores de la historia moderna (o la que yo considero moderna por lo menos). Y es que resulta extraño que después de tanta obra basada en nazismo, fascismo, franquismo, etc., no haber hallado algo dedicado a las esposas, amantes y amigas de esas grandes y temibles personalidades históricas; la escritora francesa, Diane Ducret llega con la presente obra para eliminar tal ausencia.

El libro picará nuestra curiosidad con un prólogo repleto de cartas que diversas admiradoras llegaron a escribirle al objeto de su admiración: nada más y nada menos al Duce y al Führer. Estos dos camaradas dictadores mostraban su aprecio de diversas maneras. Si en las cartas dirigidas al representante italiano, existían insinuaciones de índole sexual, Benito contestaba con una fecha, una hora y un lugar para recibir a la fanática que vería satisfechos sus deseos; por otro lado, Hitler se abstenía de recibir cualquier tipo de visita y las escritoras recibían más bien una reprimenda por parte de la oficina de la cancillería instándola a no continuar con tales sugestiones. Eso sí, cuando la carta era sincera y en ésta se pedía algún tipo de apoyo, dígase una máquina de coser o una estufa, la solicitante veía, por lo general, su súplica complacida.

A todo esto, hablamos sólo de las admiradoras. Los capítulos del libro no hablan de potenciales o de historias que pudieron ser, hablan precisamente de aquellas que estuvieron ahí, que influenciaron, que sacrificaron, que murieron por estos hombres que, en el mejor de los casos, las abandonaron (y muchas veces fue muy buena suerte haber sido abandonadas) e incluso murieron a su lado.

Hitler, Mussolini, Salazar, Ze Dong, Ceaucescu, Bokassa, Franco, Stalin y Lenin, son los nombres de los terribles personajes que hicieron de las suyas una y otra vez. Algunos más conocidos que otros, comparten un legado de poder y fines justificados a través de los medios; comparten también al sexo femenino y a la necesidad que tuvieron de ese apoyo que pocas veces se encuentra y que no puede ser hallado en el amigo o camarada del mismo género.

En Las Mujeres de los Dictadores, encontramos historias de infidelidad, de necesidad, de amor (¿por qué no?), de apoyo, de abandono, de asesinato y de muerte al lado de estas damas que hallaron cierto nivel de inmortalidad y de destino gracias a la parte histórica que jugaron. Un libro agradable, triste y adecuado para fanáticos de la historia, del poder y de aquellas damas lectoras que buscan la parte rosa de toda historia de terror.

Un intento de poema escrito hace algún tiempo

¿Será?

Por Ángel Tejeda Moreno

Vuelve a una realidad alterna

En la que un tal vez se vuelve un nunca

Y los dos jugamos amoratados

En el embate de la codicia:

Egoísmo emancipado.

Labios capturados

Y tiempo encendido

Por la llama de una pasión exclusiva

De una muerte anticipada,

De su guadaña almidonada

Que reluce como el tormento

De este corazón

¡Soberano portento!

Disfrazado de solares solaces

Que insolan mi mortal cuerpo

Cuando la desolación invade

Y la parca sonríe extasiada

De mis vanos intentos

De recuperar lo que ha sido

Y no será…

¿Será?

Been there, read that (LIV)

Otras voces, otro ámbitos

Aut. Truman Capote

Entre lo nuevo, lo viejo y lo clásico, trato de mantener un aspecto variado en mi vida «lectoril» (así es, si el término no existe, lo acabo de inventar). Son muchos los autores aclamados que no he tenido la oportunidad de consultar; sin embargo, trato de absorber la mayor cantidad de obras posibles y de nombres tan mencionados como el del Sr. Capote que, en esta ocasión, me ha brindado la oportunidad de conocerlo y comentar.

Lamentablemente, no he podido disfrutar de Otras voces, la ópera prima del norteamericano. Y no es que no haya podido, simplemente no lo disfruté tanto como lo esperaba o, en dado caso, me hice una esperanza basada simplemente en el nombre del autor que goza de una fama considerable. Incluso, llego a pensar que no es mi tipo de lectura y por tal causa no llegué a apreciar el escrito de Capote en su totalidad.

En Otras voces, otros ámbitos el autor nos narra la historia de un muchacho de 13 años que, a la muerte de su madre, recibe la invitación de vivir con su padre, al que nunca antes ha visto. Tras un viaje relativamente corto, Joel por fin llega a la casa de su progenitor, un lugar llamado El Desembarcadero rodeado de personajes que parecen salidos de un circo de fenómenos: el enigmático primo Randolph, la madrastra Miss Amy, el ama de llaves Zoo y su papabuelo Jesus Fever, el mulo John Brown y las gemelas Idabel y Florable. Todos ellos, personajes en los que el adjetivo menos utilizado sería el de bellos o cuerdos. Es conociendo a los personajes y recorriendo los alrededores del Desembarcadero, que Joel establece conexiones psicológicas entre su realidad y la del mundo que le rodea, o parece rodearle.

El nivel de escritura, como es de esperarse, es sumamente alto; aún así, encuentro la narración demasiado floja y las descripciones del espacio demasiado abundantes y prolongadas. Hay momentos donde los diálogos dejan de tener un sentido y se transforman en largos discursos que se apartan del tema al que se suponen pertenecen y nos llevan a análisis semánticos de significados abstractos.

No podría recomendarlo para personas que buscan acción o que se distraen fácilmente de la lectura puesto que la descripción a detalle provoca un cierto déficit de atención y muchas veces se pierde el hilo cuando se atraviesa en el pensamiento alguna memoria aleatoria. Por lo demás es un muy buen libro pero que no es monedita de oro en todo el sentido de la expresión.

Coraje es…

…observar el siguiente anuncio:

Y darte cuenta de que un pigmeo sin cerebro (como el que cargan los mameyes de la portada) ya lleva dos «libros» publicados; y tú, que llevas meses tratando de escribir algo que valga la pena leer, llevas la gloriosa cantidad de CERO.

¡Carajo! Los veo más tarde, me lanzo a escribir.

Nota: Por cierto, ya tiene cinco revisiones que lo promedian con 4.8 de 5 cuando, al momento de esta publicación, el libro todavía no sale a la venta (WTF?!)

PD: ¡¡¡¿¿¿ 20 dólares por esa madre???!!!

And I think to myself… What a wonderful life?

16 diciembre 2011 1 comentario

Nació como una actualización de estado en facebook, pero creo que vale la pena publicar aquí mi reflexión mañanera y agria de la vida. Recién cambié de trabajo, y el background actual es el siguiente:

– Originalmente, en entrevistas me dijeron que no trabajaría sábados y creí que era bueno, podría visitar a mis padres y amigos el fin de semana que yo desease, el sueldo era un poco más grande y, en general todo pintaba bien. Tomé el trabajo.

– La realidad fue diferente, tengo que trabajar los sábados y ese día no hay transporte laboral por lo que debo moverme con mis medios para llegar a un lugar que se encuentra en una zona donde no pasa un sólo autobus.

– El jefe me ha dado este discurso donde se debe trabajar mucho y desde muy chico, que el dinero lo es todo. Idea totalmente contrario a la visión que tengo de mi vida a mediano y largo plazo.

Las estadísticas de nuevo trabajo son:

– De lunes a viernes, trabajo de 8 am a 6 pm, son 1o horas que multiplicadas por 5 días, dan un total de 50 horas laborales;

– El transporte para trabajadores se hace 1 hora de ida y 1 hora de venida, 2 horas que multiplicadas por 5 días, dan un total de 10 horas igual dedicadas al trabajo, tiempo muerto;

– Los sábados, en que no hay transporte, hago 2 horas 15 minutos para llegar tras utilizar 3 transportes públicos diferentes y caminar muchos metros más, 4 horas y 30 minutos de tiempo muerto los sábados;

– El mismo sábado trabajo de 9 am a 2 pm, 5 horas más agregadas al horario laboral;

– Si sumamos todo, obtenemos un gran total de 70 horas dedicadas a un trabajo que me mintió sobre las condiciones en que laboraría.

Ahora bien, las conclusiones son las siguientes:

– Si una semana semana se compone de 168 horas y utilizo 8 diarias para dormir (que es lo que se recomienda para tener una vida sana) me quedan 112 horas en las que no estoy durmiendo, por ende, útiles;

– De 112 horas útiles, ocupo 70 para dedicarle a un trabajo que enriquece a su dueño, un vato de familia poderosa y yerno de uno de los hombres más ricos de México;

– El sujeto me paga una cantidad tal que una cuarta parte de ella se va en renta y lo demás sirve para comprar lo que necesite para sobrevivir y una que otra cosa que me llegue a gustar, como un libro de dibujos de Franz Kafka que cuesta 300 pesos, ustedes hagan las cuentas;

– Por supuesto, no he mencionado que, por ser empleado de confianza, se me puede solicitar quedarme dos o tres horas después de mi horario normal sin gozo de sueldo extra; por supuesto, lo último implica perder el transporte y moverme nuevamente con mis medios;

– No hay vales de despensa y entre Seguro Social e Impuestos, termino ganando lo mismo que en el trabajo anterior;

– Por tanto estoy dando aproximadamente un 80% del tiempo de mi vida a un trabajo que detesto por haberme engañado y al que no le interesa si tengo una maestría en proceso;

Finalmente me pregunto:

¿EN QUÉ MOMENTO… visito a mis padres, convivo con mis amigos, estoy con mi novia, leo, escribo, hago ejercicio, juego xbox, me baño, como, rindo culto religioso, estudio… VIVO?

Sí, éste es un mundo maravilloso!

Been there, read that (XLI)

Payaso de Agosto

Aut. Günter Grass

Hace algunos años, el autor, un premio Nobel alemán, publicó una novela autobiográfica titulada Pelando la Cebolla; en tal obra, Grass, confiesa (yo utilizaría el verbo «declara») haber formado parte de la Waffen SS al término de la Segunda Guerra Mundial. La reacción, que me parece obvia mas no justificada, consistió en la detracción por parte de muchos lectores y el abandono por parte de los amigos. Como era de esperarse, Grass se sumergió en una etapa de depresión que dio como resultado la colección de poemas Payaso de Agosto, Dummer August.

Precisamente como uno se imagina la obra al tener el antecedente anterior, es como resulta el libro: sombrío, decadente, arrepentido y, sobre todo, decepcionado. Hago alusión a este último sentimiento pues no resulta difícil encontrar las referencias y dedicatorias indirectas que abundan en las palabras de Günter. En lo personal, llego a comprender lo difícil de la situación que le aquejó en agosto del año 2006; la espalda de los amigos, el boicot de quienes se consideraban sus seguidores. Y debo aclarar también que considero injusto tal trato debido a que un soldado no escoge el ejército al que pertenece, por lo menos no en un conflicto como al Segunda Gran Guerra.

Como mencioné, las referencias y señalizaciones son comunes en esta compilación de poemas y no sólo incluyen letras, también dibujos, bocetos ligados directamente con los versos que Grass escribió en esta dificultosa etapa de su vida. Naturaleza muerta, alimentos, hayas y animales deformados son temas recurrentes en la prosa del premio Nobel alemán.

De alguna manera siento que la obra se presta para un gran análisis del contexto de su escritura, la forma en que están escritos los textos y los dibujos que incluyen las mismas palabras que se pueden leer e intentar comprender tanto en la lengua materna del escritor como en español.

Último Asalto, Mi Oprobio, Héroes de Hoy, Daños a la Larga, entre otros, son poemas crudos y duros que encierran un gran contenido referencial; cuando se leen, es casi imposible no tener en cuenta a todas aquellas personas que repudiaron a Grass al momento de leer esa confesión en forma de novela. Es tan bien triste de leer y, al mismo tiempo, memorable.

Ellos, sin embargo, no conocen la vergüenza,

sólo los mueve la ambición del verdugo

de poder herir.

(Fragmento de Héroes de Hoy)

Sin duda, Payaso de Agosto es un libro que deja mucho a su término y que se encuentra escrito con verdadero sentimiento y honestidad. Se disfruta, se siente y se absorbe; como buena colección de poemas, posee ese gancho que te hará volver a leerlo algún otro día y muchos más.

El día en que dejé de confiar

¿Qué puedo decir? No soy una mala persona (a pesar de lo que muchos piensan por mi sóla apariencia), trato de llevarme bien con la mayoría de personas; hasta donde tengo entendido, enemigos no los tengo, tal vez un par de personas con las que he tenido riñas o diferencias pero que nunca llegan a más.

Por otro lado, soy una de las personas que creen que lo más importante en esta vida son los amigos. Por aquellas personas que se ganan ese «título» de mi parte, soy capaz de dar la vida, de levantarme a las 4 de la mañana para recogerlos si están muy borrachos, de abrazarlos durante toda la noche si están llorando o algo les ha pasado.

Nunca tuve suerte para las relaciones sentimentales, mucho menos éxito; dicen que soy enamoradizo, la verdad no es esa. Crecí escuchando, leyendo, observando historias de caballeros, de héroes que hacían todo por una damisela en peligro y, al final, después de mucha batalla, de muchas heridas, de mucha intriga, se quedaban con la princesa. De una época donde no tenías que esconder los sentimientos, podías decirlo tan simple como «me gustas» e, independientemente de si el sentimiento era mútuo, nadie te etiquetaba, si eras adulto, lo aceptabas, la dama no tenía porqué evitarte o buscar la manera de dañarte para que no siguieras acercándote; sólo te decía sí, no, tal vez, demuéstramelo. En esas historias existía el honor, el valor, el respeto y la caballerosidad; hoy, no existen.

¿Y qué pasa cuando se mezcla lo peor de los dos factores? La traición de un amigo y la decepción de una mujer. Pasa que que las dos lanzas te atraviesan, una justo al lado de la otra. De esas heridas que, por estar tan juntas, no se pueden cerrar.

He reprobado materias, me han puesto una buena madriza,  he perdido dinero, me he dejado de hablar con personas, he asistido a muchos funerales, etc. Pero anoche, me ha dolido más que nunca en mi corta vida. Lo sé, me falta mucho camino por recorrer, tal vez, en unos años ni siquiera recuerde este día, espero que así sea, pero es el momento justo cuando despierto y me pregunto si realmente pasó y, entonces, veo la lista de llamadas perdidas, los mensajes, hago memoria de una noche que parecía memorable y, entonces, recuerdo.

Recuerdas hacer lo posible para bailar más cerca de ella, de separarla de aquel tipo de seres que la han lastimado al punto de no creer más en la existencia de él hombre, quieres sentir sus brazos rozar los tuyos, te derrites cuando está bailando con alguien más y, discretamente, te ve a los ojos y te sonríe, te preguntas cómo harás para hacerle saber que no eres sólo su amigo, que deseas ser más que eso, que añoras demostrar que tú sí eres un hombre.

Después, la pierdes de vista. Extrañamente, tu mejor amigo tampoco esta en la periferia de tu visión nublada por humo de tabaco y seres humanos que brindan contigo cada vez que los miras a los ojos. Caminas, recibes los empujones y llegas a esa zona, vacía y libre donde todo se ve más claro. Ves a tu «hermano» tomándola de la cintura, acercándose a ella, suejetando sus manos y entrelazando sus dedos con los de ella.

En la época de la antigua Roma, pude haber desenvainado, retarlo en un duelo a muerte, tal vez darle muerte a los dos por la pena que empieza a invadir tu corazón. No, no es así, algún motivo debe haber. Me acerco y golpeo su espalda levamente para que se dé cuenta que estoy ahí, observando la escena. Mi amigo voltea, me ve a los ojos y no expresa nada, se voltea mejor a continuar con lo que estaba haciendo. Soy demasiado noble para creer lo que acaba de pasar y demasiado temeroso de ver qué pasaría después, cuando sus rostros se acercaran demasiado, es hora de retirarme.

(De igual manera, no puedo culparla si nunca le dije cuanto la quiero. Tal vez lo hice, a lo mejor pensó que se lo decía como amigo, no lo sé. No quería que pensara que mis atenciones con ella sólo eran buscando algún beneficio. Precisamente, quería demostrarle que los hombres existimos pero nunca nos voltean a ver )

No me queda ya nada en ese lugar, adonde volteo no veo una cara consoladora, un hombro para apoyarme o una mano extendida. Decido hacer lo que el cobarde, tomo mi chamarra, salgo de ahí, me pierdo en el frío obscuro y solitario de la noche, mi verdadera amante, no recuerdo cómo es que he arribado a mi habitación, no por una ingesta de alcohol, sino por el dolor y las lágrimas que llenaron mis ojos hasta que, en algún momento ya en mi cama, concilié el sueño.

Despierto, llamadas perdidas de ella, mensajes de algunos amigos que se preocuparon de mi desaparición. ¿Amigos? ¿Cómo saber quiénes son esos?, si eran lo más importante que tenía y ahora ya no sabes si los quieres ver. Si quieres, debes, confiar en alguien de esa manera otra vez.