Antes de salir al ruedo
Como un toro de lidia me encuentro a obscuras, me han golpeado y estoy bastante asustado. Entonces me pregunto: «¿Seré lo suficientemente fregón como para ser indultado, seré tal vez lo suficientemente salvaje como para despedazar al idiota que me enfrenta con una capa y una espada o ciertamente seré lo suficientemente inocente como para que me masacren frente a cientos de ignorantes?»
Sonido de trompetas, la puerta se abre y la luz me ciega; la ovación de los que desean mi muerte invade mis oídos, yo solo salgo dispuesto a cumplir mi destino o por lo menos el que la humanidad me ha escogido.
¿Humanidad?
Been there, read that (XXXVIII)
El Caníbal de la Guerrero y Otros Demonios de la Ciudad
Aut. Marcos Hernández Valerio
Y sí, llegó el día en que compré un libro más por morbo que por interés real. Lo cierto es que extrañaba una lectura periodística aunque ésto implicase un acercamiento a lo único que me gustaba leer en los diarios cuando era pequeño: la nota roja.
La presente obra es, ¿cómo decirlo?, entretenida, bastante; no contienen la prosa literaria más elaborada ni posee profundidad mayor a la necesaria para cumplir, creo yo, su cometido. Más que nada, el autor toma notas que han llamado su atención a lo largo de su carrera periodística enfocada en la nota policiaca y las narra como si de breves relatos se tratara.
En efecto, a pesar de la necesidad en las notas periodísticas de evitar, por ejemplo, juicios de valor, en los relatos los habrá y muchos; encontrarán también suposiciones no corroboradas y demás errores que harán que el lector quisquilloso se de cuenta de que más que una recopilación de notas, se trata de un resumen novelesco.
Sin duda muchas de las historias dejarán helado al lector y, tristemente, es de admitirse que las situaciones actuales de nuestro país hacen que muchos casos mencionados en la presente obra parezcan cuentos de hadas y hasta normales o inocentes.
Es una lectura ociosa, sencilla y rápida. En un puñado de días será completamente leída y muy probablemente dejarán un mal sabor de boca los relatos finales que juegan más con temas de fantasmas y milagros que, a opinión mía, no tenían mucha cabida tras leer los primeros cuatro apartados del libro. Una recomendación a medias.
El apocalipsis zombie ya comenzó
Been there, read that (XXXVII)
Crimen y Castigo
Aut. Fiodr Dostoievski
Por fin pude terminar el clásico de clásicos de la literatura rusa. Entre tanto circo, maroma y teatro que es mi vida profesional, ni mis libros ni mis revistas reciben la atención debida. Ni modo.
Definitivamente, nací un siglo más tarde de las fechas en las que debí nacer, la presente obra de Fiodor me lo ha demostrado una vez más. Crimen y Castigo habla puntualmente de los motivos, el desarrollo, el arrepentimiento, el orgullo, las sensaciones, la abnegación, todo lo que pasa por la mente de un hombre que ha cometido un acto ilícito y de la batalla interna que se presenta entre el arrepentimiento, la expiación y la aceptación del mismo.
Dostoievski introduce una teoría que invita a la reflexión: el derecho a asesinar; sin duda, la teoría enunciada a través del personaje de Raskolnikof hoy en día sería rotundamente rechazada (por lo menos por parte de los millones de «moralistas» existentes en la actualidad) pero nadie puede juzgar a Fedor cuando éste no llegó a conocer a Hitler, Idi Amín o algún camarada por el estilo. Aún así, creo que la teoría hubiese seguido establecida pues justamente un hombre que sobresale por encima de los demás irremediablemente recurrirá a los medios necesarios para cumplir la misión de cambiar el curso de la historia de la humanidad, aún cuando esto implique eliminar a todos aquellos que se interpongan en su meta, bastante profético ¿no creen?
Raskolnikof es un estudiante universitario de apenas 23 años que por necesidad comete el asesinato de una vieja usurera. El problema viene cuando se ha dado cuenta de que más que necesidad económica, el asesinato proviene de los deseos internos de cometer el acto y demostrarse a sí mismo que tiene la capacidad de ser diferente y sobresalir; justificar los medios a través del fin.
Pronto terminará convenciéndose de haber hecho más un bien que un mal y comenzará un juego de inteligencia con el hombre que sospecha de él pero que no posee las pruebas necesarias para encarcelarlo. En medio de todo, existirá el drama provocado por la aparición de su familia, la intervención de su mejor amigo y un constante paso del delirio a la cordura, del abandono de todo contacto humano con la necesidad del amor de una mujer más desgraciada que él.
¿Qué más se podría decir? Hablamos de un clásico y, como tal, abre las puertas de un mundo clásico también y nos provee del pensamiento y costumbre de la época en que se escribió. Obra obligatoria para aquellos amantes de historias policiacas, del psicoanálisis y de la literatura en general.
¡Piu Avanti!
Aut. Almafuerte
(Pedro Bonifacio Palacios)
No te des por vencido, ni aún vencido,
no te sientas esclavo, ni aún esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y acomete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo,
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora…
¡Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!
—
No sé qué tienen los escritores argentinos que he leído últimamente, pero cada vez siento más respeto por ellos.
Mix de amistades
Soy una persona con muchísimos conocidos, que hace buenos compañeros de trabajo, poquísimas amigas (soy algo seco para las amistades con el sexo opuesto) y amigos, amigos, bien contaditos. No pierdo la oportunidad para convivir con los miembros de cualquiera de los grupos mencionados. Y como todo, existen círculos de los que provienen subgrupos de los mismos: que los que trabajaron contigo en el periódico, los que vivieron o compartieron habitación o suite en la universidad a tu lado, los de la carrera, los del curso de inducción, los compañeros de borrachera, los de ideologías o creencias compartidas, los de la infancia, etc.
En efecto, disfruto los momentos que llego a pasar con todos ellos; sin embargo, nada disfruto más que aquellas ocasiones donde se hace un mix y resulta saber muy bueno.
El fin pasado, por ejemplo, tuve la oportunidad de reunir al compañero de cuarto de la universidad, al que comparte mis ideologías políticas extremas y al que forma parte de los amigos de la infancia; el resultado, pláticas amenas con puntos de vista diferentes pero convergentes, una buena ronda de pasitas, relajo simple, sencillo en inteligente, ¿qué sé yo? de esos momentos donde te vale la tarea de la maestría, los problemas en el ambiente laboral o cualquier otra cosa.
Lo mejor acontece cuando te das cuenta de que, precisamente, por algo los amigos son tus amigos. Debe existir una cierta característica para que, precisamente, entre ellos exista química y se lleven tan bien como tú lo esperabas. Me imagino que esa característica la escoge uno inconscientemente pues uno es el que funciona como punto de unión.
En fin, una entrada aleatoria, algo que quería compartir. Deberían intentarlo: tome una cacerola (de acero inoxidable porque el teflón ya está comprobado que afecta a largo plazo), agregue amigos de diferentes etapas de la vida, distintos ambientes y círculos vitalicios, agregue unas chelas o bebidas de su preferencia (no necesariamente etílicas), sírvase con una conversación en la que todos puedan participar y disfrute.
PD Si no lo planea y la mezcla se hace de forma aleatoria, el resultado es todavía mejor.
Gracias por todo Capu
Ya han pasado un par de días; sin embargo, no quise dejar de brindar un homenaje propio al señor Gaspar Henaine «Capulina» que nos dejó la noche del pasado viernes, 30 de septiembre.
No les vine a contar de lo que ya se pueden enterar en cualquier medio noticioso. Simplemente honro con este pequeño post a un hombre que me brindó el placer de la risa los sábados a la hora de la comida en casa de mi abuelita, cuando mi estatura no llegaba a la altura de las puertas de la alacena.
Contra los monstruos, contra los vampiros, en películas de terror cómico, como mariachi o vaquero, en compañía del Santo o de Tinieblas, con su fiel compañero Dino y el también inmortal Viruta, me hiciste reír, me hiciste disfrutar del cine en blanco y negro (a color me tocó muy poco en aquellos entonces) y pude tomarme una foto contigo cuando el circo, que tomaba como nombre tu apodo, llegó a mi ciudad.
Se te extrañaba ya desde el momento en que dejaste de llevar una vida pública, hoy te extraño un poco más. Lo mejor de todo es que descansas y estás en un lugar mejor que en el que estamos los que seguimos vivos.
Muchas gracias por todo Capu, descansa en paz.