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Been there, read that (CCXXI)

Las cosas que perdimos en el fuego

Aut. Mariana Enríquez

Por fin llegó el día en que leí mi primer libro en formato electrónico, o al menos el primero que leo por placer y no por deber en dicho formato. Hace ya más de un año que comenzó el tema del distanciamiento social y la cuarentena debido al brote del COVID-19 y a los peligros que éste representa. De inmediato, se hizo sentir el apoyo por parte de múltiples empresas que ofrecieron servicios y productos a aquellos que se mostrarían más vulnerables ante las condiciones económicas cambiantes debido a la inusual situación. Precisamente, en aquellos tiempos, muchas editoriales decidieron liberar material bibliográfico para su consumo gratuito como una forma de apoyar al encierro de las personas; una de estas editoriales fue mi favorita, Anagrama, que liberó 5 títulos a través de distintas plataformas y fue así como obtuve en formato electrónico el primero de estos libros, Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enríquez.

Ahora bien, ¿por qué ha pasado tanto tiempo desde el momento en que tuve acceso a estas obras y el punto en el que redacto esta reseña? Simplemente, porque me negué lo más que pude durante todo el tiempo posible a recurrir a una pantalla para realizar mi actividad predilecta. No me lo tomen a mal, no deseo que el libro físico sea sustituido y es por ello que nunca he pagado por material electrónico. Sin embargo, un momento de aburrimiento durante mis entrenamientos y las tediosas sesiones de caminadora o bicicleta elíptica en el gimnasio, provocaron que, por curiosidad, decidiese abrir la aplicación de Kobo, en la que tenía descargados los libros que Anagrama regaló. La verdad, es que aún en esa situación tan curiosa, me costó mucho trabajo elegir con cuál de estos títulos gratuitos comenzaría mi ingreso al mundo del ePub.

Si tomamos en cuenta que entre los autores gratuitos se encontraban Juan Pablo Villalobos, Alejandro Zambra y Mariana Enríquez, entenderán la dificultad de elegir a alguno de ellos; sí, de cualquier manera terminaré leyendo todos, pero qué puedo decir, aún con esa premisa lo obsesivo compulsivo sigue reinando. Al final, me decidí por Mariana Enríquez de quien tanto se habló en 2020 gracias a su novela, Nuestra parte de noche. Debo decir que tomé la decisión correcta.

Ya había comenzado la lectura de Nuestra parte de noche, sin embargo, el nombre de Mariana me era familiar toda vez que hay un libro que llevo bastante tiempo tratando de conseguir. No recuerdo el título pero bien sé que trata de historias y leyendas de cementerios célebres en América latina. No debería ser sorpresa darnos cuenta de que lo suyo de esta autora es provocar escalofríos. Las cosas que perdimos en el fuego es una recopilación de 11 historias que si algo saben hacer, es ponernos la piel chinita: supersticiones, desapariciones, asesinos siniestros, casas de se tragan a los curiosos que jamás vuelven a ser vistos, pesadillas y rituales desconocidos, son los elementos que las historias nos brindan.

Desde la indigente que le ha entregado a su hijo pequeño a una entidad demoniaca, hasta el hombre que se ve influenciado por las historias que cuenta sobre un asesino serial en un tour de leyendas; desde el engendro encadenado que un hombre mantiene en el patio de su casa, hasta la niña que es forzada a hacerse daño a sí misma por una voz que pronto será escuchada por quien hace la narración; Mariana Enríquez te hace querer rescatar todas esas historias de fantasmas que se cuentan en el barrio y que acaparan gran parte del imaginario de una población.

Debo admitirlo, de no ser que la lectura la realicé a mediodía a la mitad de un gimnasio, probablemente en más de una ocasión habría decidido cerrar las páginas (electrónicas) y buscar alguna actividad que me despejara la mente o arriesgarme a no dormir. Me queda más que claro el motivo por el cuál Mariana se encuentra en boca de todos en la comunidad literaria y, vaya, a pesar del miedo que provoca, uno no puede detenerse a media historia. Como una buena película de terror, aunque de esas haya pocas.

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  1. 15 abril 2024 a las 14:26

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