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Been there, read that (CCCXVII)

Todo es comparable

Aut. Oscar Tusquets Blanca

Mucha gente subestima el valor de los libros, recuerdo esa estrofa de una canción de Calle 13 que dice «No me regalen más libros porque no los leo, lo que he aprendido es por que lo veo». Están esos y los que utilizan el argumento de lo odioso que se ha vuelto el arte de leer cuando se utiliza como una marca de clase, «yo leo, yo soy culto, yo soy superior a ti». En fin, la verdad es que la lectura abre muchas puertas al ser una fuente gigantesca y constante de información que se traduce en temas de conversación para múltiples ocasiones y con distintos tipos de personas. Claro está que si sólo lees libros de autoayuda, esto último se invalida.

Todo es comparable lo encontré un día cualquiera en el mueble de novedades, leí la contraportada que hablaba de las comparaciones y metáforas escondidas en la vida cotidiana y de las cuáles no teníamos la más mínima idea; me convenció, lo compré y 4 días más tarde lo había terminado. Si bien, es un poco engañoso el modo en que te lo venden pues no existen tantas analogías o comparaciones como te hacen creer en la sinopsis, lo cierto es que este conjunto de ensayos sobre temas varios del otrora arquitecto y pintor, es muy enriquecedor y trae temas que generalmente pasan desapercibidos en nuestro quehacer diario.

El libro lo compré un domingo, el jueves lo terminé y el viernes por la noche tuve una cita a ciegas con una chica que conocí en un aplicación de esas. Pude hablar de cualquier cosa con ella pero me enteré de que era arquitecta y entonces me puse a platicar de dos mis textos favoritos del libro recién leído: el primero, sobre la hipótesis que el autor tenía sobre la arquitectura de los griegos y la ligera curvatura que los pisos tenían (spoiler: era para que el agua escurriera hacia afuera y no se encharcara) y que no se notaba por una ilusión óptica creada por el diseño de las columnas; el segundo, sobre el papel que tienen las escaleras primero como parte fundamental del diseño visual de un edificio, y luego como una obligación que se ha relegado a las esquinas posteriores de estos.

Para cuando terminé de hablar, mi cita estaba totalmente impresionada y me preguntó, con mucha coquetería, si siempre hablaba yo de ese modo. La cita fue un éxito y agradecí internamente el darme la oportunidad de leer sobre los temas más variados. El poder de un libro traducido, en esta ocasión, en los besos de una bella dama arquitecta y gótica.

Está de más reforzar en este punto el argumento que esgrimí en el primer párrafo de la presente. Todo es comparable es un gran libro de ensayos, pero ojo, no es exactamente lo que te venden en la contraportada. Al final es una lectura muy disfrutable, la imagino como obligatoria para quienes disfrutan o hacen de la arquitectura gran parte de su vida. El prestigio del apellido Tusquets ayuda, pero si el autor hubiese tenido cualquier otro apellido, igual sería un excelente escrito que abona a esos temas de conversación de los que hablé e incrementa el acervo cultural de cualquier lector.

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