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Posts Tagged ‘Drogas’

Been there, read that (CCCXVI)

Bajar es lo peor

Aut. Mariana Enríquez

Tengo un crush intelectual gigantesco con Mariana Enríquez. La conocí a través de Las cosas que perdimos en el fuego, uno de los libros electrónicos que Anagrama liberó de forma gratuita durante la pandemia. Poco antes, tuve la oportunidad de comenzar la lectura del libro que la colocó como uno de los grandes exponentes del terror latinoamericano, Nuestra parte de noche, pero en ese momento no me hallé. Sin embargo, no olvidé las sensaciones que me provocó con sus cuentos y me mantuve pendiente de sus publicaciones hasta que me topé con su primera novela, Bajar es lo peor.

Publicada en 1995 (yo sólo tenía 9 años de edad, caray) y escrita durante la adolescencia de la autora, Bajar es lo peor es una novela gótica ubicada en el Buenos Aires noventero. A pesar de ser una reedición, no hay diferencia entre el original y esta versión del 2022 pues, como lo advierte la escritora en el prólogo, decidió no releer su obra y por consiguiente no hacerle ninguna modificación. Decisión por demás acertada para mantener la esencia original y establecer el puente entre la autora novata en ciernes y la consolidada casi 30 años después.

La trama se centra en dos personajes: Facundo, un muchacho hermoso, de belleza luciferina, que se prostituye y que a más de uno vuelve loco de amor; Narval, otro muchacho, enamorado de Facundo, que vive en la miseria y entorpecido por el consumo de drogas que le permiten escapar del acecho constante de espíritus que buscan arrastrarlo con ellos. La verdad es que nunca entendemos si realmente son espíritus, o si son alucinaciones, demonios o cenobitas como los de Clive Barker.

Así, tenemos esta relación homoerótica en un paisaje de vacío emocional y consumo de drogas entre un joven que se mantiene aislado en un egoísmo y egocentrismo provocado por el deseo que provoca en otros, y otro que se mantiene en un estado de persecución por parte de «ella» y el-Hombre-con-huecos-en-vez-de-ojos. Existe un tercer personaje, Carolina, que en la síntesis se establece a la par de Narval y Facundo, pero lo cierto es que su participación se queda varada en la nada de la narración.

Bajar es lo peor, es una novela en la que se nota la letra adolescente de la autora y algunos temas un poco flojos pero, vaya, considero que eso hace atractiva a la novela, la incipiente presencia del estrés y el nervio que genera a través de las situaciones y el lento andar autodestructivo de cada personaje rumbo a una conclusión que desde muy temprano podemos intuir y que, aunque no es sorprendente, no deja de brindar una conclusión estruendosa.

Creo que esta novela, aún siendo la primera, debe leerse de manera posterior. Me es difícil explicarlo puesto que no es porque te puedas dar una idea errónea de la obra de Mariana, sino porque conviene llegar con la idea preestablecida de ella y entonces encontrar los guiños al trabajo futuro; de esta manera, la experiencia se vuelve mucho más enriquecedora con su lectura. Pero bueno, no importa, leerla antes o después es irrelevante mientras se haga.

Been there, read that (CCXLVIII)

Trejo: Mi vida de crimen, redención y Hollywood

Aut. Danny Trejo

Me atrevo a afirmar que todos tenemos un primer recuerdo de Danny Trejo, son tantas las películas en las que aparece, que básicamente debería ser posible identificar a una persona a través del análisis de este primer recuerdo. En mi caso, cómo olvidar al sujeto malencarado que con sus cuchillos para lanzar casi asesina al mariachi, encarnado por Antonio Banderas, en esa joya titulada ‘Desperado (‘Pistolero‘ en México) dirigida por Robert Rodríguez. O tal vez sea su aparición en ‘Del crepúsculo al amanecer‘, o un pequeño atisbo de ‘Sangre por sangre‘ en los domingos de Cine permanencia voluntaria de Canal 5 los domingos, qué sé yo.

Lo cierto, es que «el machete» es un ícono en la industria del cine y un estereotipo mexicano bastante, digamos, acertado. Era imposible no adquirir su autobiografía en el momento en que el algoritmo de cierta página de ventas me lo sugirió y vaya que la recomendación fue acertada.

Trejo, comienza la narración de su vida a través de los recuerdos de la infancia: vivir en una casa rodeado de mujeres ante la mirada de un padre que pareció nunca mostrar amor por él. Al principio, pareciera un recuerdo aislado pero más adelante, se rebelará el fuerte choque que hubo entre una masculinidad tóxica incipiente y la relación que habría con sus hijos así como con la figura paterna sustituta de su tío Gilbert, en torno al cuál, gran parte de los relatos giran como figura representativa de todo lo que Danny deseaba al mismo tiempo ser y no ser. Spoiler: al ser un niño que creció rodeado de primas, aprendió a orinar sentado, situación que le sería recriminada por la figura a la que él más respeto y admiración tenía; imaginen el impacto de un tema como ese en su desarrollo personal.

Condenado a prisión desde muy joven, el actor narra su paso por varios de los centros penitenciarios más duros de Estados Unidos, su relación con grandes jefes de la mafia mexicana, cómo casi es condenado a muerte y su fugaz pero exitoso camino en el boxeo. Si bien pareciera que Danny estuvo en el cine desde muy joven y que todo giró en torno de este medio, lo cierto es que su vida se construyó en torno de los círculos de ayuda para adictos y asociaciones que buscaban mantener limpios a usuarios de drogas y estupefacientes. El cine y la fama consecuente sólo fueron plataformas para llegar a más y más gente que necesitase ayuda.

Debo decir que hay tanto que uno no imagina de las figuras que vemos en las pantallas. Confieso que después de leer este libro, respeto en demasía a la figura del mexicano con la charra tatuada en el pecho. Su lucha para salvar a sus hijos del mundo de las drogas es desgarradora y el constante conflicto entre su labor altruista y el comportamiento de sus más allegados le da un contraste muy fuerte a la obra.

Por supuesto que está la parte divertida de sus apariciones clásicas en películas y series; las anécdotas con Antonio Banderas, Robert DeNiro y Ray Liotta son verdaderas joyas. A pesar de todo, lo más profundo y bueno de esta autobiografía es que te enseña mucho de la batalla que hay en cada uno de los seres humanos y que realmente pareciera que la vida siempre se acomoda para ponernos en el camino de quienes más nos necesitan (o de quienes más necesitamos).

Been there, read that (CLXXVI)

10 octubre 2019 2 comentarios

Temporada de huracanes

Aut. Fernanda Melchor

9786073152730_1Una de las primeras películas que recuerdo haber visto en mi temprana etapa de la infancia fue la de Stand by me, de esas joyas que llegabas a cachar los domingos de cine permanencia voluntaria en Canal 5 porque no existía la televisión por cable. Por otro lado, una de las primeras rentas en formato Betamax que también recuerdo, y que no se suponía que viera, fue la de It, la original, la que sí daba miedo. En ambas películas, se me quedó grabada la premisa del grupo de amigos que se interna en el bosque para encontrar algún horror: en el caso de Stand by me, era el cadáver de un adolescente; mientras que, en It, era la entrada al sistema de drenaje donde habrían de enfrentar al ente que se alimentaba de sus miedos.

Menciono lo anterior porque, de algún modo, Temporada de huracanes me transmitió el sentimiento de esas historias aunque realmente tengan poco o nada que ver. La novela comienza, precisamente, con un grupo de niños que se internan en las cañadas cercanas al ingenio que da vida al pueblo de La Matosa; tras internarse en la zona, pronto habrán de descubrir el cuerpo sin vida de un estrafalario y legendario personaje del pueblo, La Bruja.

A partir de ese momento, la obra nos inserta en la historia en torno al asesinato a través de los ojos de los partícipes (y a los allegados a estos) del hecho delictivo. Nuevamente, un grupo de adolescentes cuya diferenciación de los de clase media americana que se utilizan en las películas a las que me referí, es que ellos se encuentran rodeados de la característica miseria y del olvido que rodean las zonas más pobres de México. De nuevo, la violencia, el narco, el abandono de los padres, la falta de atención de las autoridades, entre otras situaciones comunes en nuestro país, permean la vida de un par de diecisieteañeros que no distinguen lo bueno de lo malo y que, en las drogas, encuentran un respiro de la miserable vida que llevan.

Los motivos de un crimen no tienen que ser complicados para que sean profundos, y en Temporada de huracanes, la sencillez del pueblo que rodea a la historia, nos permite adentrarnos y situarnos en circunstancias conocidas: la derrama económica que conlleva la apertura de una planta petrolera, la afluencia de cantinas y tugurios que provoca, el descuido e irresponsabilidad de los usuarios y prestadores de servicios al interior de estos, la fragmentación familiar y el abandono y, finalmente, la violencia y el crimen de aquellos que nunca tuvieron nada pero siempre lo perdieron todo.

La obra de Fernanda Melchor es cruda, realista y erótica hasta cierto punto. Nos presenta la realidad cotidiana de gran parte de la población: religiosidad, superstición, complejos de inferioridad, intolerancia, frustración, desesperanza, crímenes pasionales. Sencilla de leer pero difícil de digerir es esa temporada de huracanes que ya viene y que todos esperan después de sendos calorones.